101 relatos bibliotecarios para el #Díadelabiblioteca 2021

 

Hay combinaciones de palabras o conceptos que, inevitablemente, se repelen. Por ejemplo, un carnicero vegano, un actor que huye de la fama o un cirujano al que le repugna la sangre. De forma similar, alguien que se ha formado para trabajar en bibliotecas y no gusta de libros ni de lectura: resulta extraño pero no imposible.

 

Trabajar en una biblioteca puede deberse a varias motivaciones o circunstancias. Si en el barómetro de hábitos de lectura que publica el Gremio de editores se incluyera una encuesta sobre cuánto y qué leen quienes ejercen como profesionales en bibliotecas: igual nos llevábamos una sorpresa. Después de todo, para vender ropa deportiva no es necesario hacer deporte. Pero qué duda cabe que si se trabaja con algo que nos gusta el resultado será infinitamente mejor. Es el caso de los autores y autoras detrás del libro 101 relatos bibliotecarios de la editorial Vinatea.

Vinatea es una editorial con finalidad solidaria originaria de Valencia. Los beneficios que se recaudan por la venta de sus libros se invierten en la O.N.G Valencianistes per la Solidaritat. Esta organización promueve proyectos para mejorar la vida de menores en riesgo de exclusión en barrios desfavorecidos de la capital del Turia.

Su idea para celebrar el #Díadelabiblioteca 2021 ha consistido en reunir a 101 (como los dálmatas pero sin Cruella) autores y autoras que tenga relación con bibliotecas, archivos y sociedades bibliófilas. Obviamente, en el cupo, entran muchos profesionales de bibliotecas y archivos. De hecho, son mayoría.

La proposición por parte de la editorial ha consistido en ofrecerles 101 temas relacionados con libros y bibliotecas; y a partir de ahí, que los relatos surgieran libres. Como dice en la web desde la que venden el libro: «historias relacionadas con libros como homenaje a esos lugares llamados bibliotecas«. Un homenaje doble a bibliotecas y a sus profesionales del que no nos constan antecedentes.

Karl Lagerfeld, bibliófilo impenitente.

 

El cuento sobre Dewey, el gato que vivió toda su vida en una biblioteca.

En el listado de temas propuestos encontramos inspiración para mucho más que relatos breves. La pasión bibliófila de Karl Lagerfeld, la biblioteca gnóstica de Nag Hammadi, el Códice del diablo, la defensa de las bibliotecas chilenas durante la dictadura, la editorial del actor Johnny Deep, el Index Librorum Prohibitorum, la biblioteca del empresario estadounidense Harlan Crow, el gato Dewey que vivió toda su vida en la biblioteca de Spencer (Iowa), la Villa de los Papiros de Pompeya, el ladrón de bibliotecas Anders Burius o la biblioteca de los libros congelados Beinecke, entre otros 90 relatos.

 

La biblioteca de los libros congelados Beinecke.

 

El roce hace el cariño, y pese a la posibilidad de profesionales de bibliotecas que no gusten de la lectura: lo más habitual es que la tentación literaria termine calando aunque solo sea por cercanía. El intrusismo en el mundo bibliotecario no es algo que nos resulte ajeno. Desde el voluntariado como excusa política para desmantelar servicios bibliotecarios profesionales; hasta los cuerpos generales de la Administración, o de especialidades ajenas al gremio: que configuran el 80% de las plantillas. Pero en el caso de esta antología para celebrar el Día de las bibliotecas quienes firman los relatos: ¿no estarán ejerciendo intrusismo en el mundo literario? 

 

La biblioteca del empresario estadounidense Harlan Crow.

 

Las conexiones entre escritores y bibliotecarios son un filón que aún está por explotar. Más allá de las loas que los creadores puedan tener hacia el papel de bibliotecas y bibliotecarios: lo cierto es que las relaciones que se establecen con los autores pueden ser radicalmente opuestas. Desde la admiración que roza la devoción del fan o groupie, que no necesita explicación alguna; hasta la aversión más absoluta que resulta mucho más rica en matices:

  • por considerarlo un auténtico bodrio, pero como el público es soberano, tener que seguir reponiendo las obras de ese autor o autora
  • porque las posturas que defiende el autor van en contra de las convicciones personales o ideología del profesional, y la tentación de extraviar la desiderata en la que se lo piden: pone en un brete su ética laboral
  • porque ha llegado a conocerle personalmente al traerle a la biblioteca y ha resultado ser insoportable con sus aires de estrella; o una decepción por lo aburrido de su discurso
  • porque teniendo aspiraciones literarias es muy duro ver desde la barrera tanto pelotazo comercial prefabricado o incluso, lo que es más humillante: por el salto a la fama libraria, que no literaria, de éxitos fraguados gracias a la falta de criterio que impera en las redes sociales
  • porque tuviste la revelación, leyendo el libro de un autor admirado, de que nunca podrías escribir nada tan bueno, y eso, frustó tus sueños literarios para siempre

Como las películas de episodios el resultado de este libro nunca podrá ser uniforme. Pero en su variedad y polifonía reside precisamente su interés. Una mirada caleidoscópica al mundo bibliotecario. Una obra en la que las fronteras se difuminan sin atender a profesiones en honor a libros y bibliotecas. Y eso, en estos tiempos atenazados de corrección política y provocaciones inanes, siempre es una buena noticia. ¡¡Feliz Día de la biblioteca!!

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About Vicente Funes

Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com

2 comentarios en “101 relatos bibliotecarios para el #Díadelabiblioteca 2021

  1. ¿Que si los bibliotecarios leemos mucho? ¡Ja!
    Tengo una anécdota (siempre la cuento, si ya la conoces puedes dejarlo aquí):
    En una fiesta, hace años, la anfitriona me presenta a una chica y, nada originales, nos presentamos por nuestros nombres y preguntamos a qué nos dedicamos cada uno.
    – ¿Bibliotecario? ¡Qué bueno, podrás leer muchos libros!, dijo ella.
    – Bueno. ¿Y tú?
    – Yo soy enfermera.
    – ¡Ah, qué bien, podrás ponerte muchas inyecciones!, contesté.
    No volvió a hablarme en toda la fiesta.

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