La forma que tenemos de leer está cambiando según avanzamos a la era digital. No está claro qué papel tendrá la portada del libro en esta nueva era, pero creemos que es más importante que nunca reflejar nuestras experiencias individuales con la gran literatura antes de que esto cambie para siempre. Así acaba la declaración de intenciones de Out Print, una empresa que se dedica al diseño de ropa, joyas, bolsos y otro tipo de accesorios inspirados en las portadas de algunos de los libros más relevantes de la literatura mundial; Moby Dick, 1984, El Gran Gatsby, Mujercitas y Cumbres Borrascosas, entre otros. Además de buenos lectores, estoy convencida de que sus creadores deben ser gente romántica y con cierto sentido del humor para atreverse a una aventura tan difícil en los tiempos que corren. Quizá la literatura ha llegado a la misma paradójica situación que la música, se venden menos discos, pero se compran más libros de música que nunca. Quién sabe si el futuro de la literatura no está en vender una camiseta y regalar un libro con ella. En el colmo de la devoción hacia las experiencias relacionadas con la lectura, Out of print tiene una colección maravillosa que se llama Bibliotecas. Camisetas, bolsos, monederos y carcasas para teléfonos que harán las delicias de cualquiera que haya disfrutado tomando libros prestados. La serie está inspirada en la ficha canguro, ese papel blanco o anaranjado, que dice “devuelva este libro antes de la fecha…” y que, desde la llegada del código de barras y el escáner está cayendo en desuso; a buen seguro que dentro de unos años los jóvenes ya no sepan qué fue ni para qué servía ese papelito en el que, con un sello del caucho, una bibliotecaria marcaba el día en qué teníamos que devolver el libro. Hace más de treinta años, saqué de la biblioteca de mi barrio el libro Las dos Carlotas, de Erick Kästner. No sé si fue el primer libro que me enamoró, pero sí recuerdo que fue el primero que me hizo tomar conciencia el tesoro que se escondía en las bibliotecas. El cuento de esas dos hermanas gemelas separadas cuando sus padres se divorcian (Hollywood hico una versión Tú a Londres y yo a California), me gustó mucho y fue el detonante que hizo darme cuenta de que seguramente la biblioteca debía esconder en sus estanterías muchos libros maravillosos. Durante días estuve deseando que llegase el martes para ir a la biblioteca, devolver el libro y buscar otro que me enganchase tanto como de las Carlotas. Esa experiencia ha quedado grabada en mi memoria y muy seguramente haya sido la causante de muchas de mis lecturas y muchas de mis visitas a las bibliotecas. Al ver esa tarjeta de préstamo impresa en camisetas y bolsas he tenido la sensación de que es una de las mejores formas de plasmar esa vivencia, lucir sobre la piel el recuerdo de tantas lecturas. Y puede que esta sea una buena forma de reivindicar de nuevo el papel de las bibliotecas en nuestras vidas, en plena época digital, cuando casi todo se puede encontrar en la red, es otra forma más de lucir orgullo de biblioteca, hacer marca y pedirle a la gente que busque en sus recuerdos lo que le trae a la memoria esta imagen. ¿Y por qué no? Hacer de la tarjeta canguro toda una declaración de principios; I love biblos. Si somos capaces de lucir camisetas con el nombre del bar donde nos hemos tomado una hamburguesa o del grupo al que fuimos a ver en concierto, por qué no de la biblioteca que tanto nos ha aportado en nuest ra vida? PS. Out of Print cuenta también con una colección de cerillas con portadas de libros que en su día fueron censurados, como Black Beauty (Belleza Negra) de Anna Sewell, prohibido por el gobierno de Sudáfrica por contener la palabra negra en el título. Suponemos que para los burócratas del apartheid se trataba sobre todo una cuestión de lógica aplastante, belleza y negro eran era un conceptos antagónicos, imposibles de convivir en la misma frase. ]]>
About Vicente Funes
Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com