Las universidades de élite se han apuntado a ofrecer cursos en línea, abiertos y masivos (MOOC) para poner su pica en Flandes. ¿Qué es un MOOC? Es un curso que no requiere de la intervención diaria del profesor y que pone la carga del trabajo en el estudiante. Instituciones como Harvard, Princeton o el MIT (Massachusetts Institute of Technology) ofertan estos cursos como forma de llegar a públicos que nunca van a pisar estos centros de élite, por razones de formación o de geografía. Es una forma de rentabilizar un trabajo ya hecho, ganando público y posiblemente algo de dinero. En 2011 el curso sobre inteligencia artificial de Sebastian Thrun y Peter Norvig, profesores en Standford, marcó el inicio de la era MOOC al reclutar más de 160.000 alumnos. Los profesores prepararon los materiales docentes, los ejercicios y la temporalización del trabajo, pero, evidentemente, no atendían las consultas de los estudiantes ni corrigieron exámenes finales. Aquí está la gran diferencia entre estos cursos y la formación universitaria tradicional: en la capacidad del profesor para atender las demandas personalizadas del alumno. Para un profesional que quiere ponerse al día, posiblemente un MOOC sea una excelente opción: sabe bien qué formación necesita, tiene a su disposición a los mejores profesores y adapta su ritmo de aprendizaje a sus necesidades laborales y personales. ¿Funcionaría igual de bien para un joven recién salido del instituto? Posiblemente no, posiblemente este joven necesite de una facultad que le marque los ritmos, organice el conocimiento, le dirija y le tutorice.
¿Cuál es el futuro? Si las universidades son capaces de ofrecer lo que no ofrecen los MOOC (cercanía, personalización, evaluación personal), tienen un hueco. Si no es así ¿por qué pagar por un sistema que te obliga a ir a aburridas clases, hacer exámenes y seguir un horario cuando en la red te esperan los mejores profesores ofreciendo cursos a la carta? De momento la obtención de un título homologado parece ser la mayor fortaleza del viejo modelo, pero la arquitectura institucional de las universidades cambia tan rápido que no es posible descartar que en breve sea posible obtener un título sumando MOOC de diverso plumaje.
¿Y qué pueden aportar las bibliotecas universitarias a la revolución MOOC? De momento no parece que el modelo tradicional se haya puesto al día en esta materia, pero la biblioteca 2.0 está a la vuelta de la esquina y es el lugar apropiado para el desarrollo de algunos MOOC. Las bibliotecas son una de las principales fuentes de recursos de información y documentos, cada vez más en formato digital, con lo que de entrada pueden ser los principales aliados de estas lecciones masivas. También son el lugar desde el que acceder a los recursos en línea, así como en la identificación de los documentos, digitales o físicos, que puedan ser útiles para los estudiantes. Siguiendo la línea del artículo publicado en Infobibliotecas 7, “De la sala de lectura a la biblioteca de Babel”, donde repasamos la evolución de los archivos universitarios en las últimas décadas, se nos ocurren unas cuantas propuestas sobre MOOCS que podrían impartir las bibliotecas universitarias, cursos específicos- mejor si formasen parte del recorrido curricular- sobre búsqueda de documentos en base de datos, correcto uso de las citas y las referencias bibliográficas, localización de documentos especiales, como manuscritos o material antiguo, por ejemplo. Sin duda mejoraría notablemente los resultados de las indagaciones de los estudiantes, la mayoría de los cuales llegan a la facultad sin saber siquiera por dónde empezar una investigación; cómo y dónde buscar la información, qué fuentes son las más apropiadas o cuál es la forma correcta de presentar los trabajos, por ejemplo. Por su parte, los investigadores más avanzados necesitan entender el complicado mundo de las revistas científicas, los intereses en juego y las consecuencias de publicar en ellas, equilibrando los asuntos que tienen que ver con el trabajo del investigador y sus consecuencias éticas y económicas. Los MOOCS pueden ser una gran ocasión para que las bibliotecas universitarias aireen todos esos servicios adicionales de los que los usuarios no suelen estar al tanto.
Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com