Tras la cancelación del congreso internacional de la IFLA, en formato físico, está claro que los planes para viajar se posponen en todos los ámbitos. Nos guste, o no, la vida digital estamos irremediablemente abocados a ella. Pero eso no nos impide acomodarnos en el alféizar de esa ventana bibliotecaria a la cultura del siglo XXI, que luce como lema de este blog: para contemplar el panorama que se divisa en medio de esta pandemia.
Como un spin off de la serie Geopolítica bibliotecaria, cual Willies Fog digitales, nos hemos dado una vuelta por varios países para saber qué se cuece más allá de limitación de aforos, cuarentenas de material impreso y demás protocolos a los que nos ha abocado esta situación.
En las bibliotecas de las antípodas, concretando algo más las coordenadas, en las de Springvale (Victoria, Australia): las estadísticas de préstamo (que prometen gráficos a final de año que ni los de la caída de la bolsa en 1929): mantienen el tipo gracias a las llamadas personales a sus usuarios combinadas con el servicio postal.
En las bibliotecas de Casey Cardinia llevan empaquetados más de 150.000 libros desde que empezara todo esto. Unos 15.000 que han enviado a los domicilios de los usuarios a los que telefonearon previamente para saber qué documentos les interesaban. En cada caja se incluye una nota manuscrita del bibliotecario como una manera de humanizar el servicio y suplir la distancia que forzosamente mantiene alejados a las bibliotecas de gran parte de su público.
Tal ha sido el éxito de la iniciativa que muchas de las 280 bibliotecas públicas de Victoria se están encontrando con problemas para abastecer una demanda que ya ha dejado muchos huecos en sus estanterías de ficción para niños y adultos.
Dando otro giro al imaginario globo terráqueo con el que jugamos en este post: hacemos escala en la ciudad estadounidense de Charlottesville (Virginia). La Universidad de Virginia está trabajando mano a mano con la red de bibliotecas públicas para mantener los servicios de tele salud. Un asunto de vital importancia en mitad de una situación de emergencia sanitaria como la que estamos viviendo.
El colapso sanitario que está provocando el covid-19 ha hecho que, muchos de los casos de asistencia médica que pueden resolverse mediante la telemedicina a través del canal UVA Health: se hayan visto perjudicados por la falta de conexión a Internet. La Virginia rural encuentra problemas, en muchos casos, para acudir a los centros de salud, que además, se encuentran saturados por las incidencias motivadas por la pandemia.
Una vez más (ya recordamos cómo Obama recurrió a ellas en su momento): la red de bibliotecas, y sus redes wifi, acuden al auxilio. Y de ese modo, a través de la telemedicina y las bibliotecas: los problemas de salud que permiten la atención a distancia se ven atendidos. Como reza la crónica del medio digital ‘NBC29’: las bibliotecas podrían ser los próximos centros de la telemedicina.
Pero si hablamos del panorama geobibliotecario nada mejor que recurrir al completísimo reportaje que ‘National Geographic‘ dedica a las bibliotecas y su respuesta a la crisis del coronavirus. De entre las iniciativas más interesantes que ha recopilado destacamos las siguientes:
En vecindarios de los Estados Unidos, pero también, de otros países se ha puesto en marcha la iniciativa de StoryWalk: caminar y leer al mismo tiempo. Más de uno pensará que no es para tanto. Total, si es lo que hacen muchos de esos transeúntes-zombis que se desplazan por las aceras absortos en sus móviles mientras los que no estamos en Matrix tenemos que preocuparons por esquivarlos. Pero no, se trata de algo menos alienante.
En los troncos de los árboles, en los escaparates de las tiendas, en postes-vitrinas en los jardines: se han ubicado páginas secuenciadas de libros ilustrados a lo largo de tramos concretos de algunas calles. De ese modo se solventan dos de las cuestiones a tener en cuenta a la hora de promover la lectura en nuestros días: la distancia social y promover actividades al aire libre.
Una brillante manera de hacer que el mobiliario urbano te cuente historias. Pero al doblar la esquina, se escamotea el ansiado desenlace, y se sugiere que para conocer cómo termina la historia recurras a tu biblioteca.
Si Danny Zucco y sus colegas hubiesen visto programas como MTV Tunning la coreografía del clásico Grease Lightning hubiera sido totalmente distinta.
No sabemos si los bibliotecarios de la Biblioteca Pública de Scottsdale, Arizona, son muy fans del Travolta de esa película: pero viendo el tuneo al que han sometido a una bicicleta no suena descabellado. Aunque sus gustos se decantan más por el salvaje oeste que por la estética años 50.
Uno de los focos habituales de contagio del covid-19 entre los jóvenes se deriva de actividades relacionadas con el ocio nocturno. La empresa local Pedal Positive convierte en bicicleta lo que haga falta: bares incluidos. Si una de las medidas que se promueven para evitar la propagación del virus es el aire libre: ¿qué hay espacio más aireado que un bar-bicicleta ambulante? Tras el tuneo que han hecho de la bibliobici estilo vaquero: ¿qué será lo siguiente? ¿Convertir la barra del bar-bicicleta por una barra-biblioteca? Con sus libros, su wifi y sus asientos. Todo se andará, o mejor dicho, se pedaleará.
Lo de las cajas, en bibliotecas, es tendencia. Si en Australia estaban teniendo ya problemas para abastecer tanta demanda, y en la Biblioteca Pública Eisenhower de Harwood Heights (Illinois) lo del unboxing bibliotecario: va por el mismo camino.
‘Ya’ll Read’ se llama el servicio por el que la biblioteca selecciona libros y artículos relacionados con los mismos y se los envía por correo a los adolescentes de su vecindario. En Texas, la Biblioteca Pública de Nacogdoches, empaqueta libros con proyectos de bricolaje y sugerencias de futuras lecturas para enviárselos a sus usuarios. Las cajas en bibliotecas como algo más que receptáculos para acumular la colección devuelta en cuarentena.
Pero tras movernos por la zona del Pacífico terminamos a esta orilla del Atlántico. Concretamente en Francia, donde el Ministerio de Cultural galo, como parte del Plan de Recuperacion ha previsto una inversión excepcional para construcción y renovación de bibliotecas en el periodo 2021-2022. Transformar los hospitales de Clermont-Ferrand y Besançon en bibliotecas centrales de sus ciudades, la renovación energética de las bibliotecas francesas así como la ampliación de horarios: son algunas de las líneas previstas a desarrollar.
En el punto 9 del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, recién presentado por el presidente del gobierno español, se dedica al impulso que dicho plan prevé dar a la industria cultural y al deporte.
En el primer párrafo hace referencia a los ‘sectores más tradicionales en los que nuestro país tiene una posición importante – libros, museos, teatros, patrimonio histórico-artístico…etc». La palabra biblioteca ni aparece, ni se le espera.
Tal vez podamos pensar que nuestro capítulo sea más el 4: ‘Una administración para el siglo XXI’; o que dentro del término libro se incluye a las bibliotecas.
La duda entonces es si las bibliotecas se quedan: ¿dentro del 5,5 % de fondos asignados a administración del siglo XXI? , ¿o dentro del 1,1 % de los asignados a Cultura y Deporte? Una duda que los próximos tres años se tendrá que disipar. Mientras, nos queda un eslogan (‘España puede’) y una duda que no es nueva: ¿y las bibliotecas podrán?
About Vicente Funes
Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com