En 1933 el escritor británico James Hilton publicaba Lost horizon (Horizontes perdidos). La historia de un grupo de extranjeros que arriban al remoto y paradisíaco monasterio tibetano de Shangri-La. Un mundo ideal basado en la moderación y el respeto, en el cual, la conjunción de varios elementos: asegura una longevidad fuera de los estándares del resto del planeta.
Desde entonces, y sobre todo tras su adaptación cinematográfica de 1937: Shangri-La se convirtió en sinónimo de paraíso en la Tierra. Una sociedad en armonía en la que gobiernan «los mejores, no los más fuertes». Hecha la introducción, a ser posible con la banda sonora que Dimitri Tiomkin compuso para la película de Capra: quedaría de postal empezar a comparar a las bibliotecas con unas Shangri-La de la cultura. Pero es que no tenemos ni el presupuesto, ni el tiempo que tenían en Hollywood para hacer creíble una cursilada de tal calibre.
Para muchos, las bibliotecas, aún en pleno centro de sus ciudades y barrios: quedan tan lejanas como el santuario utópico imaginado por Hilton. En cambio, la biblioteca de Shangri-La (o de al menos una biblioteca relacionada con el mundo imaginado por Hilton): está más cerca que nunca.
Se han digitalizados más de 20.000 documentos de libros antiguos de la cultura tibetana ahora accesibles desde la web de la Biblioteca del Tibet. El esfuerzo ha corrido a cargo del Centro Regional de Protección de Libros Antiguos cuyo trabajo ha logrado que biografías de eruditos tibetanos y obras sobre la historia del Tibet y del budismo, desde el siglo XII al XX: estén a alcance de cualquier con una conexión a Internet.
Lo que en otra latitud, país o circunstancia no pasaría de ser una noticia cultural a celebrar sin mayor trascendencia; en el caso que nos ocupa se reviste de connotaciones que van más allá. La represión por parte del régimen chino sobre el Tíbet es algo que han señalado libros, documentales y hasta estrellas de Hollywood convertidas al budismo. Pero nada de eso parece haber servido para relajar la presión. Tras más de 70 años de ocupación china el Tíbet está sufriendo uno de los períodos más opresivos de las últimas décadas.
No hace ni dos meses que el escritor tibetano Gang Metal fue detenido por las autoridades chinas sin que, por el momento, nadie sepa cuál es su paradero. Sus obras giran argumentalmente sobre las protestas y manifestaciones tibetanas contra el gobierno chino en 2008.
Detenido por primera vez en 2016, Gangkye Drukpa Kyab (su verdadero nombre): ha tenido graves secuelas como consecuencia de las torturas a las que fue sometido mientras estaba en prisión.
Desde que China invadiera el Tíbet en 1949 más del 99 por ciento de los templos, bibliotecas y santuarios tibetanos han sido saqueados o destruidos. Durante la última década, los topógrafos han viajado por toda la región rescatando miles de libros antiguos. Joyas olvidadas que ahora, gracias a la digitalización, ayudarán a preservar la cultura tibetana clásica. Las nuevas tecnologías, en su versión más positiva, dando una oportunidad única para la preservación de culturas amenazadas o perseguidas. Y esta supervivencia cultural, pese a todo, gracias a la tecnología: también se encuentra en los lugares más insospechados.
Tenzin Kalsang es bibliotecaria en Brooklyn, y redes sociales mediante: ha ganado una repentina celebridad a raiz de los cuentacuentos bilingües inglés/tibetano que narraba desde las redes de su biblioteca durante el confinamiento.
Kalsang, desde un rincón de su apartamento, logró llegar a miles de seguidores mucho más allá de Brooklyn. Tras la invasión china del Tíbet miles de tibetanos se dispersaron por todo el mundo. Los cuentacuentos bilingües de la bibliotecaria, de orígenes tibetanos, se convirtieron en una reinvidicación involuntaria de la cultura y la lengua tibetana. Desde que estalló la pandemia, la Biblioteca Pública de Brooklyn, ofreció varios horarios de cuentos bilingües en línea, incluidos en ruso, español y chino. Una iniciativa, en palabras de la bibliotecaria, que indica que las bibliotecas celebran la diversidad.
Y es después de todo no hace falta perderse por los Himalayas. Shangri-La, a veces y gracias a la tecnología: puede encontrarse en un pequeño apartamento de Brooklyn.
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Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com