PosBrexit, pospandemia, posbiblioteca

En todos los obituarios a raiz del fallecimiento de John Le Carre se ha resaltado su perfil de analista literario del panorama geopolítico resultante de la II Guerra Mundial. Le Carre creó escuela para bien: por sus mejores novelas; y para menos bien, por la cantidad de best sellers baratos que intentaban copiarlo en los quioscos de aeropuertos.

 

John Le Carre en su biblioteca en Cornwall. Fotografía de Emily Whitfield-Wicks.

 

Hemos quedado huérfanos de un cronista para un futuro tablero mundial posBrexit, pospandémico (ojalá); posTrump (¿o será solo un impasse?); y tal vez ¿posbiblioteca? Según el político conservador inglés Mike Bird la necesidad de las bibliotecas tras la pandemia es un asunto a abordar. Bird, concejal en la ciudad inglesa de Wallsall, plantea una pregunta de una lógica aplastante (según su lógica) como respuesta a la pregunta sobre la reapertura de las bibliotecas en su ciudad:

«Estamos revisando la situación en este momento […] estamos considerando un enfoque por fases. Creo firmemente que si no hemos usado algo durante los últimos cuatro o cinco meses, ¿realmente lo necesitamos?»

Si WordPress permitiera añadir efectos sonoros a las palabras, esta última pregunta al aire del concejal inglés: la habríamos recargado bien de ecos y reverberaciones. ¿De cuántos servicios, espacios y comercios hemos podido prescindir, forzosamente, durante los últimos cuatro o cinco meses? ¿Cuántos años ha existido la población de Wallsall ‘sin necesitar’ las gestiones de este concejal?

Pero más allá de la duda que Bird ha querido sugerir, como quien no quiere la cosa, a sus conciudadanos, lo cierto, es que tras esta crisis sanitaria mundial los hábitos de la población condicionarán la supervivencia o adaptación en los más diversos ámbitos. Puede que el Covid-19 juegue el papel que jugó el meteorito para los dinosaurios. Ahora falta saber si las bibliotecas serán como los pájaros, única especie superviviente que evolucionó desde los dinosaurios; o quedarán como el Tyrannosaurus Rex, muy impresionantes, pero fósiles.

 

La biblioteca central de Walsall en Reino Unido.

 

Como escribe la periodista Alison Flood en la crónica sobre Bird y las bibliotecas en ‘The Guardian‘:

«creo que quienes albergan sospechas de las bibliotecas generalmente buscan socavar la noción de un público bien educado y de pensamiento libre […] Aquellos que buscan socavar las bibliotecas buscan socavar nuestras libertades intelectuales»

Pero Bird (pájaro en inglés como los supervivientes de los dinosaurios) también fue noticia reciente por las quejas de la comunidad mulsulmana de la ciudad. El abusivo control que, según los líderes de dicha comunidad, ejerce el concejal sobre los funerales celebrados en la mezquita municipal. La sombra de la islamofobia del político proBrexit planea sobre la noticia.

El protagonismo indiscutible del virus ha opacado cualquier otra amenaza de las que alimentaban las crónicas de los medios occidentales. El terrorismo yihadista ha emergido exigiendo su cuota de atención a través de los atentados en los últimos meses en Francia o Austria; pero también lo hizo a principios del 2020 en Londres; o lo hace ahora en Nigeria. No olvidemos que el terrorismo yihadista golpea con más fuerza, pero menos eco mediático, más allá de Occidente.

 

En 2014 se sentenció a Mudhar Hussein Almalki, conocido como el Bibliotecario de Al Qaeda, que difundía a través de internet material de exaltación del terrorismo yihadista y manuales.

 

Y mientras en la cuna de las bibliotecas públicas se cuestiona su necesidad para el futuro: en el autodenominado Estado Islámico cuidan con mimo la suya. Gracias a un reportaje de la BBC sabemos de la existencia de la Caliphate Cache: la biblioteca del terrorismo yihadista. Expertos del londinense Instituto de Diálogo Estratégico, nombre que agrupa a investigadores especializados en estudiar la progresión de los extremismos: detectaron a raiz de la muerte del líder del Estado Islámico, El Abu Baku al-Baghdadi, la existencia de una gran biblioteca oculta entre los callejones más sombríos de la red.

 

Según las investigaciones del Instituto de Diálogo Estratégico la biblioteca Caliphato Caché habría recurrido al hackeo de cuentas de fans de estrellas como Justin Bieber para propagar sus mensajes terroristas.

 

Consistiría en una biblioteca digital con más de 90.000 documentos y con más de 10.000 visitantes mensuales que repone continuamente material extremista en la red. Su erradicación se hace tarea harto dificil puesto que no almacena sus datos en una única ubicación.

Se trata de la compilación más completa sobre los diferentes atentados terroristas que el yihadismo se ha adjudicado; con recomendaciones e indicaciones prácticas para planificar y ejecutar acciones criminales. Redes sociales y bots se convierten en aliados para la propagación del material de esta biblioteca Caliphate Cache.

En Creative Commons bibliotecarios repasábamos algunos de los «préstamos» que del concepto biblioteca se han hecho desde lo más diversos ámbitos. Un apropiacionismo , como gusta decir ahora, que han practicado desde grandes superficies comerciales a clubes de striptease pasando por armerías.

La idea de biblioteca no algo bueno per se. Si bien sus orígenes fueron de lo más nobles, al menos si seguimos el desarrollo de los acontecimientos que nos hace Irene Vallejo en su delicioso El infinito en un junco: como todo invento humano está sujeto al uso que se le da.

Las bibliotecas nacieron en Oriente para evolucionar como instituciones al servicio de toda la sociedad en Occidente. La tensión entre Oriente y Occidente vertebra la historia de nuestras civilizaciones. Por eso resultan tan peligrosas las voces que, desde los países que se dicen democráticos, azuzan la desaparición de las bibliotecas. Mientras que sus enemigos explotan la utilidad del concepto para organizarse y atacarles.

Cuando nuestros enemigos se valen de nuestros conceptos, de nuestras ideas para anularnos: es momento de recuperar su razón de ser originaria y adaptarlas. Que la idea de posbiblioteca sea el siguiente paso evolutivo y no el epitafio de estas instituciones seculares. Como el paso evolutivo de los pájaros lo fue respecto a los dinosaurios.

 

De los dinosaurios a los pájaros. Ilustración de Davide Bonadonna.

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About Vicente Funes

Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com

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