Viento en popa a toda biblioteca

 

Muchos de aquellos que se lo pueden permitir han tomado la decisión de trasladarse, o permanecer tras el verano, en sus segundas residencias en la costa. En nuevo año que arranca oscuro, la cercanía al mar, pareciera una promesa de normalidad y seguridad. Si en este blog tendiéramos al lirismo, que no es el caso, podríamos jugar literariamente con el ansia marina como una nostalgia del pasado. Pero si aplicásemos el oído a una caracola lo más seguro es que acabásemos con un cangrejo de pendiente, tal cual, como en un tebeo de Bruguera.

¿Trasantlántico o ballena?: la Bibliotheater de Shanghái. Fotografías de Jonathan Leijonhufvud

 

Esta evocación marina viene al hilo de que el post de la semana anterior lo dedicamos a las bibliotecas del Titanic; y en este, hablamos de bibliotecas y ballenas. Háblame del mar, bibliotecario. Que desde mi ventana no puedo yo verlo…

El campus de la Escuela Internacional Qingpu Pinghe en Shanghái ha estrenado recientemente la Pinghe Bibliotheater: una biblioteca, un teatro y un cine. Todo en uno. Por su forma exterior, algunos la llaman el transatlántico, mientras otros: la ballena azul. Puestos a elegir preferimos la segunda. Antes Moby Dick (aunque fuese blanca) que Titanic. Por el clásico de Melville; pero también porque fue una ballena la que dio cobijo a Jonás. Tal como hacen las bibliotecas: aunque no por precepto divino.

El estudio arquitéctonico OPEN, artífices del edificio, fundamentan conceptualmente esta biblioteca-teatro en la idea de que la lectura y el pensamiento, como componentes críticos de la educación: deben expresarse a través de representaciones. Algo de lo que suelen adolecer los sistemas educativos.

 

La Bibliotheater es un archipiélago bibliotecario, cultural y educativo conformado por varios edificios. En ellos se distribuyen: la biblioteca, un cine con 500 plazas, el teatro para 150 espectadores y un café. En el vientre de esa biblioteca, cualquier amante de la cultura, querría pasar mucho más días de los que el profeta pasó en el de la ballena.

Y desde China también nos llegó la red social que copa la actualidad en los últimos tiempos: TikTok. Su nombre originario es el de «Douyin» (sacudir la música en chino) pero ha dado su salto internacional con las dos sílabas que recuerdan: tanto al sonido de las manecillas de un reloj como al de un metrónomo marcando el ritmo.

Una de las últimas modas en la susodicha red son las canciones marineras. Bajo el hashtag #seashantytok los usuarios de la red comparten vídeos musicales cantando, en directo o playback, algunas de las tonadas clásicas que, con gusto, entonaría la tripulación del capitán Ahab.

Este auge repentino ha llevado a British Library Publishing a adelantar la publicación del libro ilustrado: Sailor Song: The Shanties and Ballads of The High Seas. Una recopilación de canciones y baladas marinas llevada a cabo por el cantante y profesor universitario Gerry Smith y que está profusamente ilustrado por dibujos de Jonny Hannahy e imágenes pertenecientes a los fondos de la British Library.

 

 

Algo se ha hablado de TikTok en bibliotecas. Pero su uso  aún no se ha extendido demasiado. Como recogía Fernando Gabriel Gutiérrez, en Infotecarios, hay varios pros y contras que sopesar. Pese a ello algunas bibliotecas ya se han decidido y empiezan timidamente a poblar una red colmada por coreografías y memes continuos. Una de las últimas, la Biblioteca Pública de Calgary, en Canadá. Y tras 8 meses de recorrido ya pueden hacer un pequeño balance que igual sirve de ayuda para aquellas que se lo estén planteando.

En tiempos de pandemia el equipo de Calgary ha conseguido conectar con el público potencial de la red: los adolescentes. Han tirado de lo cómico, como no podía ser de otro modo: para transmitir desde recomendaciones sobre el uso de las mascarillas, a comportamientos incorrectos en las instalaciones de la biblioteca; manualidades o, por supuesto, recomendaciones de libros. El resultado ha sido una gran difusión de sus vídeos entre el público objetivo al que iban destinados.

 

Dos técnicos de la plantilla de bibliotecarios se ocupan de alimentar la red en la que colaboran hasta 20 compañeros: dando sugerencias, haciendo guiones o filmando vídeos.

Entre las campañas que han puesto en marcha se encuentra la del canoodling (besuqueo en inglés): para advertir a los jóvenes que acuden a la biblioteca que besarse con mascarilla (como ha sucedido en sus instalaciones): no es una práctica que cumpla, precisamente, con los protocolos sanitarios de la Covid-19.

Igual los bibliotecarios confundieron la motivación de los jóvenes; y en realidad, lo que estaban haciendo era emular a Los amantes de Magritte.

Y para cerrar la travesía de este post que arrancó surcando los mares para terminar surcando las redes: nada mejor que rescatar la banda sonora de la película Vida acuática (2004). No es muy propia de TikTok. Seu Jorge versionando clásicos de Bowie en modo bossa nova. Y precisamente por eso la elegimos. Porque sosiega tanto el ánimo como perderse mirando el mar.

 


Crédit photo : Jonathan Leijonhufvud

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About Vicente Funes

Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com

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