Recordatorio: las bibliotecas como espacios de trabajo

cómo bibliotecarios y arquitectos están concibiendo las nuevas bibliotecas: espacios transparentes, sin barreras, flexibles y cómodos para inspirar a los usuarios, espacios que permiten a la biblioteca adaptarse a los nuevos usos y servicios que están revolucionándolas. En el centro del proceso de diseño de estos nuevos edificios – las “catedrales” de nuestro tiempo, según el arquitecto Luís Arranz (siempre con permiso de los estadios de fútbol)-, está el usuario, y así debe ser. Y si los usuarios son lo primero, ¿quién debe estar en el segundo lugar, muy cerca de ellos? Lo has acertado: los bibliotecarios. Porque, sí amigos: demasiado a menudo olvidamos pensar las bibliotecas como espacios de trabajo.BibliotecaJaumeFuster Leemos en el Library Journal un artículo muy interesante de Elliot Felix, fundador de la consultora Brightspot, sobre esta cuestión. Felix parte de una premisa sobre la que no hay duda: solo cuando el personal de una institución se siente satisfecho, sus “clientes” estarán satisfechos. Y, sin embargo, mientras se diseñan y crean todos esos nuevos espacios bibliotecarios maravillosos, amplios, innovadores, colaborativos y llenos de luz natural, a menudo se sigue confinando a los bibliotecarios en agobiantes oficinas minúsculas, sin ventanas y desconectadas del resto de sus compañeros de trabajo y del público. Desde luego, no son los mejores lugares para trabajar respondiendo a ese nuevo modelo de profesional de la biblioteca -tan exigente- del que todo el mundo habla.

Planificación participativa

La clave para poner fin a estas malas prácticas está en incluir las necesidades del personal bibliotecario en los procesos de diseño participativo que, como nos contaban en la revista, ya se aplican a la hora de pensar una nueva biblioteca, o de reformar una ya existente. Un ejemplo interesante del que hablan en el Library Journal es el de la renovación de la Tech’s Library de Georgia (EE.UU), para la que se crearon perfiles típicos de usuarios y trabajadores que reflejaban sus motivaciones, comportamientos y expectativas, y se elaboraron mapas de movimiento en los que se identificaban los diferentes puntos de encuentro en los que usuarios y personal interactuaban con la información, el espacio, la tecnología y, por supuesto, los unos con los otros. Por último, elaboraron un esbozo de servicios nuevos y mejorados en los que se coordinaban las acciones de los usuarios con las del personal que trabaja de cara al público, el que trabaja entre bambalinas y también con las necesidades de infraestructuras. Las claves en este ejemplo fueron el uso de las mismas herramientas de planificación para usuarios y personal, y el propio proceso participativo. Felix recuerda que los nuevos servicios pueden ponerse en marcha como prototipos o proyectos piloto para ver cómo funciona. Hace poco os hablábamos en este blog de un método de “design thinking” adaptado a bibliotecas que os puede resultar muy útil para esas tareas.

Trabajo nuevo, espacios nuevos

Son raros los ejemplos de innovación en el diseño de las bibliotecas como espacios de trabajo adaptados a los nuevos servicios que ofrecen, pero haberlos haylos. Por ejemplo en la Biblioteca Hunt de la North Carolina State University han procurado promover la colaboración mezclando al personal en lugar de agruparlo por departamentos, y creando espacios de trabajo compartidos e informales, inspirados en las oficinas de Google. Por esto y mucho más, la biblioteca ganaba el año pasado el Premio al Diseño Interior de Bibliotecas Académicas concedido por la American Library Association.Espacioparabibliotecarios_HuntLibrary Hemos querido destacar esta imagen de su mostrador de información, pero no podemos resistirnos a colgar también aquí el vídeo en el que muestran toda la biblioteca. ¡Para babear! Por su parte, en los Inquiry Labs de la biblioteca Powell de la UCLA se ha creado un único espacio muy amplio en el que se mezclan y se superponen los espacios de los usuarios y el personal. En él se incluyen una especie de sala de estar para las reuniones del personal y para las clases de formación, áreas de consulta abiertas con puestos de trabajo para los bibliotecarios y espacios de reuniones anexos. Una idea clave que conviene tener en cuenta, y que se ha manejado en todos estos modelos, es la necesidad de tener en cuenta toda la variedad de trabajos que el personal de la biblioteca desarrolla. Se necesitan espacios para la concentración pero también para la colaboración, por lo que, además, de tener unos puestos de trabajo asignados (cómodos, ergonómicos, bien iluminados, adaptados a las tareas que cada uno desarrolla), lo ideal sería contar con espacios para reuniones de diferentes tamaños y con diferentes atmósferas, lugares en los que se pueda hablar por teléfono, áreas de silencio, espacios de consulta y otros para el encuentro informal. Elliot Felix propone una proporción de, más o menos, el 65% de espacio individual y 35% de espacio colaborativo, con un diseño fluido para que la transición entre unas y otras tareas también lo sea. Si queremos bibliotecas innovadoras, inspiradoras, participativas e inclusivas, éstas tienen que contar con espacios en los que las y los bibliotecarios puedan trabajar de forma innovadora, inspiradora, participativa e inclusiva. Es imprescindible pensar también en eso a la hora de diseñarlas. Esa es nuestra conclusión. ¡Feliz semana!]]>

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About Vicente Funes

Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com

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