Biblioteca inmersiva


La maravillosa biblioteca pública Choa Chu Kang de Singapur. Abrimos el post con ella y lo cerraremos también. Foto. Lim Yaohui

 

En acertada reflexión, Juan Soto Ivars, en un reciente artículo a cuenta de la denuncia que la Asociación Abogados Cristianos ha presentado solicitando que se retiren determinados libros de las bibliotecas escolares de Castellón, apunta:

«se ha dicho que la retirada de estos libros es tanto más grave porque enseñan tolerancia y respeto a los derechos humanos. Me parece una defensa muy endeble, incluso estúpida: no se puede hablar de ellos en bloque [..]  ese argumento obliga a revisar el contenido, libro a libro. Cae en la trampa de la función moral de la lectura. Y es precisamente esa visión la que empobrece la cultura.»

El último ensayo de Juan Soto Ivars señalando los excesos de la corrección política.

La función moral de la lectura. Una visión que empobrece la lectura. En este blog hemos señalado más de una vez los peligros que se corren al abusar de ese discurso sonajero que repite, sin practicamente variaciones, los beneficios y virtudes de los libros y la lectura.

El simplismo buenista Mr. Wonderful se infiltra en muchos de los mantras que se repiten para loar los beneficios de leer. Y desactiva todo peligro, todo riesgo que se puede vivir con la lectura.

Pero en las bibliotecas británicas, el próximo verano de 2022, puede que todos esos eslóganes y exhortaciones virtuosas a la lectura se olviden como papel mojado ante la pura experiencia física y sensorial. La organización Reading Agency ha promovido en colaboración con empresas especializadas una experiencia de narración inmersiva en historias del pasado.

Las bibliotecas británicas, que tantos ataques y desprecios por parte de los responsables políticos llevan sufridos en los últimos años, adelantan por la derecha gracias a la tecnología de realidad virtual que se va a implantar en ellas. O al menos así lo venden los promotores del proyecto que se está desarrollando con la empresa StoryFutures, especializada en «narraciones inmersivas»; junto con el British Film Institute o el estudio de animación Nexus Studios.

 

La exposición inmersiva de Van Gogh: la experiencia inmersiva como tendencia (¿o supervivencia?) de las instituciones culturales.

 

Uno de las obras del historiador y presentador de la BBC David Olusoga. Promotor del proyecto StoryTrails.

En el proyecto, bautizado como StoryTrails, 15 bibliotecas británicas e irlandesas participarán en esta nueva experiencia que aspira a llevar un paso más allá las iniciativas que en torno a la memorial local se llevan desarrollando en el mundo bibliotecario durante los últimos tiempos.

Capitaneada por el historiador y presentador de la BBC, David Olusoga, esta iniciativa persigue rescatar historias olvidadas e inéditas para revivirlas a través de las últimas tecnologías virtuales. Lo digital ejerciendo de médium del pasado.

De ese modo, los ciudadanos, podrán convertirse en usuarios de equipos de última generación para estos viajes a los tiempos de sus padres, abuelos y demás ascendentes. El proyecto de las bibliotecas británicas con StoryTrails solo es una señal de algo que se están constatando, cada vez más, tras año y medio largo de pandemia: los desafíos (como reza el título del inminente X Congreso de bibliotecas públicas) ya han sido aceptados por varias bibliotecas desde un tiempo a esta parte.

Si Martita de Graná hubiera hecho uno de sus vídeos virales sobre frases del confinamiento, pero dedicado a bibliotecas, lo de la transformación habría sido protagonista de alguna. Reto, transformación, (afortunadamente ya cayó por amortizada: reinvención), evolución, mutación…

Y es que en esta ¿nueva? normalidad las ideas larvadas, postergadas, aplazadas sobre lo que hacer con las bibliotecas se están acelerando. Y no nos referimos al crecimiento del préstamo digital y el uso de las plataformas digitales (pese a los infortunios que eBiblio ha vivido en los últimos meses): nos referimos a los espacios físicos. Cuyos cambios apuntan y afectan al mismo concepto de biblioteca en algunos casos.

 

El blog de Ana Ordás nos pone sobre la pista de esta interesante publicación que recoge  la experiencia del Laboratori de Ficció Digital Infantil i Juvenil, impulsado por la Gerencia de Servicios de Bibliotecas de la Diputación de Barcelona. Como nos cuenta la propia Ana: «en este documento, a través de la reflexión y el aprendizaje colectivo, se ha concretado como construir desde las bibliotecas, un sistema de mediación literaria en torno a la ficción digital».

 

La biblioteca Koldo Mitxlena de Donostia, poco antes de la pandemia, ya se había embarcado en una transformación profunda. Y ahora, también desde la comunidad vasca, otro centro de referencia como la Mediateka de la Alhóndiga de Bilbao está inmersa en un profundo proceso de cambio. La Alhóndiga ahora se define como un centro de sociedad y cultura contemporánea que está poniendo en la Mediateka en práctica lo que es un grito estruendoso de la profesión: que las bibliotecas no son salas de estudio.

Centro cultural, social, plural y sostenible: sumandos de una ecuación cuyos resultados vamos a poder constatar en breve. Los experimentos con gaseosa van terminando y las soluciones arriesgadas, o simplemente evolutivas. van concretándose. Y si hablamos de bibliotecas sostenibles se acaba de reabrir la biblioteca pública Choa Chu Kang de Singapur. Y nos tiene, como decía la campaña de Twitter para el Día de las bibliotecas: #InLovewithlibrary.

 

Foto. Lim Yaohui

 

Bajo el lema ‘Reconectar con la Naturaleza’ la biblioteca de Singapur es el sueño de cualquier amante de lo vegetal y la cultura. Con esta biblioteca de Singapur, y tras ver la reciente remodelación de la Comicteca BRMU, una cosa queda clara, las plantas naturales son tendencia en bibliotecas. En la biblioteca asiática cuentan con un jardín interior, una sala de hidroponía (cultivo de plantas en soluciones acuosas), lámparas vegetales y herramientas de aprendizaje digital muy orientados a la concienciación sobre la sostenibilidad y los problemas ambientales.

 

 La sala de hidroponía de la renovada Biblioteca Pública Choa Chu Kang. Foto: Alphonsus Chern

 

La séptima «biblioteca de próxima generación» del Plan de Bibliotecas y Archivos 2025 de la Junta Nacional de Singapur también se define como una «biblioteca inmersiva». Cuenta con un sendero de aprendizaje AR de realidad aumentada basado en códigos QR para que el público pueda aprender sobre el patrimonio agrícola singapurense de manera inmersiva. En el acto de inauguración, la directora del centro, Jollene Shu dijo que esperaba que el espacio renovado sirviera para cambiar la mentalidad del público sobre una biblioteca.

¿Lo conseguirán? O pese a los maravillosos nuevos espacios, exhuberancia vegetal y propuestas diferentes: ¿el lobby estudiantil seguirá ignorando todas las señales?;  ¿aceptarán cambiar la inmersión en los apuntes por la inmersión en el nuevo concepto de biblioteca? Una pregunta para la que puede que, si la tendencia de cambios físicos en bibliotecas sigue prosperando: pronto tengamos respuesta.

 

Foto. Lim Yaohui

 

Foto. Lim Yaohui

Fuente: The Bookseller – The Staits Time 

Entrenamiento olímpico en bibliotecas

 

El entreno se asocia mayoritariamente a alguna práctica deportiva. Las bibliotecas, per se, no entran en la ecuación mental que establecemos al hablar de prácticas deportivas. Siempre que exceptuemos las prácticas que recogíamos en Del bodybook a la zumba poética: entrenamientos de biblioteca. Pero nunca hay que quedarse en lo obvio. Hay muchos micromundos en torno a la biblioteca que nada tienen que ver con la finalidad para la que se construyó su edificio.

 

El skateboarding: de deporte callejero a disciplina olímpica. Foto: James Gray/Rex Features

 

Como en todo ecosistema urbano que merezca la pena: las apropiaciones que de sus espacios hagan ciudadanos y colectivos: serán las que realmente arraiguen a la biblioteca como espacio ciudadano. En principio, una biblioteca, es para disfrutar de la cultura. Pero, ¿quienes somos nosotros para negarle otros usos? Por ejemplo, como refugio para tribus urbanas que practican sus rituales aprovechando la singularidad que suelen aportar las arquitecturas bibliotecarias.

En las inminentes olimpiadas de Tokio, el skateboarding se estrenará como disciplina olímpica. De repente, esa chiquillería que machaca bordillos y escalones con sus cabriolas sobre tablas rodantes puede soñar ya con medallas de oro. Y en más de un caso, la biblioteca, o mejor dicho: los aledaños del edificio de la biblioteca les han servido como zona amigable para su afición.

El skater Nyjah Huston, favorito para los juegos olímpicos. Foto: SkateNews

 

Es el caso de la superestrella del skate Nyjah Huston, considerado el mejor skater de competición de todos los tiempos a sus 26 años; y una de las estrellas que más expectación despierta de cara a Tokio 2021. Según nos cuenta un artículo de ‘Los Angeles Times’, Huston junto a sus colegas, practica alrededor de una biblioteca angelina. ¿Qué razones puede haber en esta cierta atracción por parte de los skaters por los aledaños de bibliotecas? Se conjugan varios elementos:

  • la biblioteca, bien porque haya conseguido convertirse en centro social atractivo para la juventud; o bien porque, tristemente, la vean solo como sala de estudio: congrega a mucho público joven diariamente y en horarios muy amplios.
  • los edificios de las bibliotecas suelen contar con escaleras, barandillas (sobre cuyos filos se puede practicar el espectacular estilo “grinding») o rampas para cumplir con las exigencias de accesibilidad propias de un edificio público. Y esas escaleras, barandillas o rampas son elementos que actúan como auténticos reclamos para la pulsion skate.
  • además son edificios, espacios urbanos, públicos. Es decir, nadie puede apropiarse de ellos por intereses puramente comerciales, especulativos o directamente clasistas. Y por eso, un multimillonario como Huston, se siente más cerca de sus raíces, se siente más «auténtico» si entrena en los espacios que le han sido propios cuando se inició con sus colegas. Da para una fábula: la estrella que no se olvida del barrio.
  • las bibliotecas suelen estar cerca de infraestructuras públicas más amplias que incluyen: jardines, parques, zonas de entrenamiento deportivo o incluso: pistas para hacer skate.
  • y para ¿qué negarlo?, la biblioteca es una institución, que por mucho que no la pises, tampoco te resulta antipática o excluyente. Acoge a todo el mundo y eso es algo que subliminalmente lanza un mensaje de bienvenida aún a los colectivos más alérgicos a lo, supuestamente, académico.

Pero más allá de esta relación puramente física o arquitectónica entre skaters y bibliotecas:  hay bibliotecas que llevan años reforzando estos vínculos de diversas formas en sus programaciones.

En la cuenta de Twitter de Pulp librarian siempre encuentras joyas vintage hables del tema que hables.

Es el caso de la biblioteca de Shawnee, en Okhaloma, que ofrecía una programación para el aprendizaje del skateboarding. Desde proyecciones de películas, a demostraciones en vivo. O más recientemente, la Biblioteca Pública de Fredericton, Nuevo Brunswick, en Canadá. Que siguiendo la práctica, actualmente en boga, de prestar más que libros: ha puesto en marcha un servicio de préstamo de tablas de skateboarding o monopatines; por apearnos un rato de tanto anglicismo.

La biblioteca ya tiene antecedentes prestando otro tipo de materiales como instrumentos musicales o raquetas de nieve. Y es que como declara Julia Stewart, directora de la biblioteca, a un medio local: «Nos gusta la idea de probar antes de comprar, para que puedas hacer una prueba, ver si es algo realmente te gusta; y luego, tal vez, compres el tuyo«. Algo que en los últimos años, en el caso de las tablets y lectores de libros electrónicos, se ha podido constatar en muchas bibliotecas españolas. Al hilo de este nuevo servicio, la biblioteca de Fredericton, también programó un taller para aprender a restaurar monopatines viejos y así poder repartirlos entre los niños de la zona.

 

El personal de la Fredericton Public Library posando con algunos de los monopatines disponibles para préstamo en la biblioteca. Foto: @FrederictonRecreation

 

El skateboarding parece una actividad a tener en cuenta en futuras actividades bibliotecarias. Y además refrendada por argumentos científicos que la vinculan aún más con las bibliotecas. En 2013, el psicólogo Michael McBeath, realizó un estudio en el que concluía que los patinadores mejoran significativamente su comprensión de la física gracias a la práctica del skateboarding. Parece que ayudaría a una compresión instintiva de conceptos físicos al experimentarlos en sus propios cuerpos. Es evidente que el idilio entre bibliotecas y artilugios con ruedas va mucho más allá de los carritos para transportar libros.

Y por soñar que no quede. El edificio de la biblioteca del siglo XXI bebe del concepto y la arquitectura de edificios como la Alhóndiga Bilbao, con esa piscina de fondo transparente, que se ve desde el patio central. Pero, seamos realistas, no siempre es posible tal maravilla ¿Qué tal una zona de parkoutskateboard, un rocódromo, gradas para peleas de gallos de hip hop, etc? Un edificio repleto de actividad intelectual y cultural en su interior; y repleto de vida y movimiento físico en su exterior. El ecosistema urbano perfecto.

 

 

About Vicente Funes

Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com

Inventos de TBO para bibliotecas modernas

 

En este blog extraemos frases susceptibles de convertirse en memes como quien extrae muelas sin anestesia. Pero es lo que tienen los memes no cabe mucho margen para el matiz. El caso es que al post de la semana pasada le extrajimos la frase (en plan eslogan publicitario para venderlo) de: «El silencio en las salas de una biblioteca es algo a preservar; pero el silencio en las redes sociales es un páramo por el que nadie quiere transitar«. Y oportuna (y amablemente: que viniendo de las redes es algo a destacar) un comentario en Facebook nos puntualizó que estábamos bordeando uno de los tópicos más inmovilistas en torno a la idea de lo que debe ser una biblioteca: el silencio. Pero es que pese a la apuesta que desde este blog hacemos de una idea de biblioteca en constante mutación creemos que el silencio, pese a lo antiguo que pueda sonar, es algo a preservar. Y como aquí no estamos en un meme ahora podemos puntualizar.

 

 

Cuadro de la serie ‘Library 3’ de la pintora Zsofia Schweger en el que recrea la quietud de las bibliotecas.

Vaya por delante que si hay una frase respecto al asunto del silencio y las bibliotecas que nos defina por completo, ésta no es nuestra, es de la Biblioteca de Muskiz (una de nuestras musas) y luce en su muro de Twitter: «El silencio es un servicio que esta biblioteca ofrece pero no garantiza«. Una manera perfecta de decir que el silencio es algo que se puede encontrar pero que no condiciona la agenda de actividades que pueda promover la biblioteca como centro cultural vivo y abierto a los cambios.

En el ranking de países más ruidosos, España, tiene el dudoso honor de ocupar el segundo puesto después de Japón (curioso dato con lo calmados que parecen los nipones). En El País Semanal se dedicó un extenso dosier al ruido como enemigo sigiloso y sus efectos en la salud pública. De los muchos datos que aparecían en dicho estudio uno llamaba poderosamente la atención: los pájaros de ciudad pían mucho más alto que los pájaros de campo. Y es que a eso nos vemos abocados todos (animalitos del Señor incluidos) a hablar más fuerte, más alto, más estruendosamente, no para comunicarnos, sino tan solo para hacernos oír por encima del resto.

 

Cada vez que Marías habla sube el pan de los discursos políticamente correctos que le han convertido en diana. Con motivo del lanzamiento de su última novela tampoco se libró de alguna refriega en las redes.

 

En el 2012 el escritor y académico de la RAE, Javier Marías, declaraba que abandonaba Soria, la ciudad en la que se refugiaba para disfrutar del sosiego de una ciudad pequeña, por la continua verbena en que parecía haberse convertido la ciudad. Marías ya tenía fama de gruñón en el 2012. Seis años de redes sociales después: es atacado por quienes quieren erradicar el machismo forzando el uso del lenguaje o fiscalizando cualquier opinión que disienta de lo políticamente correcto. Ruido en las redes, ruido en los medios, ruidos en las calles, ruido a todas horas para que no dé tiempo a pensar en nada, ni a salirse del discurso más estruendoso.

En muchos municipios los propios ayuntamientos, por un lado, multan infracciones por exceso de decibelios, mientras que por otro, autorizan/organizan/invierten cada vez más en eventos que den vida a las ciudades: maratones, días de la infancia, los perros, la bicicleta, la diversidad…siempre bien acompañados de megafonía amenizando con los éxitos de ayer, hoy y siempre las actividades para martirio de los vecinos.

Las bibliotecas en el siglo XXI: entre verbenas y claustros.

Ante un panorama así ¿deben renunciar las bibliotecas a algo que ya tienen de serie por miedo a perpetuar ese aire de claustro monacal que les exigen estudiantes, jubilados y otras tipologías de usuarios reacios a un concepto de biblioteca más plural y dinámico? Es un debate tan manido que poco se puede aportar sin caer en lugares comunes. Por eso, una vez expresada la salomónica (por no decir cobarde) decisión de optar por una convivencia entre el silencio y el ruido controlado: preferimos fijarnos en soluciones imaginativas que hemos visto aquí y allá.

 

La recién inaugurada Biblioteca de Montserrat Abelló en Les Corts (Barcelona) Fotoo de Ricard Cugat. 

 

La reciente edición integral de Los Grandes Inventos del TBO del profesor Franz de Copenhague.

En la recién inaugurada Biblioteca Montserrat Abelló en el distrito barcelonés de Les Corts: se ha recuperado el magnífico edificio de la fábrica de tejidos de seda y puntas de hilo Benet Campabadal para convertirla en una biblioteca que da prioridad a la inclusión social a través de espacios para makers, de coworking, para trabajos en grupo: con mobiliario y módulos adaptables a cada momento y circunstancia. El objetivo a la hora de estructurar arquitectónicamente los espacios ha sido equilibrar el concepto de biblioteca en el que se preserva el silencio: sin que ello impida potenciar al centro como algo dinámico, lleno de vida y abierto a las interacciones colectivas y el trabajo en equipo.

Pero la mayoría de bibliotecas no tienen la opción de partir de cero en esto de adaptarse a los retos que exige a las bibliotecas la sociedad del nuevo siglo. Por eso, en nuestro empeño por facilitarle la vida a los profesionales aquí van algunas soluciones propias del doctor Franz de Copenhaguen que, desde nuestro gusto #bibliobizarro, nos encantaría ver puestas en práctica en más de una biblioteca.

 

El cono del silencio del Superagente 86: un clásico a recuperar en las bibliotecas de hoy día.

Versión del cono del silencio que permitiría deambular por entre las estanterías hablando animadamente sin perturbar al resto de usuarios.

Cabinas fabricadas como material bélico para aviones en la II Guerra Mundial: ahora perfectamente reciclables para bibliotecas modernas.

Diseño de Skylar Tibbits para Google para improvisar reuniones en grupo en espacios abiertos.

Almohada para aislarse y dar una cabezada en la biblioteca sin importunar a nadie.

Hay que llevar cuidado a la hora de fabricar mobiliario para procurar intimidad. La falta de perspectiva puede provocar geometrías desafortunadas como en este caso.

 

Ya se lo preguntaba León Felipe allá por los años 40 del siglo XX: ¿Por qué habla tan alto el español?Este tono levantado del español es un defecto, viejo ya, de raza. Viejo e incurable. Es una enfermedad crónica”. Felipe, encontraba la explicación rastreando en nuestra historia. Y no le faltaba razón, pero bien estrenado el nuevo siglo, seguimos vociferando, ahora además, en digital.

Por eso el invento del diseñador Govert Flint (un Franz de Copenhague de aire hipster) resulta ideal para las salas de una biblioteca. Se podría llamar una silla-ratón, aunque el nombre que su creador le ha dado es algo más científico: la silla biónica. Consiste en una silla o exoesqueleto (según cómo se observe) repleto de sensores que detectan los movimientos de nuestro cuerpo, y los traducen en los movimientos que efectuamos mientras trabajamos en el ordenador. Adiós al sedentario cibernético, bienvenida la danza frente a la pantalla del ordenador. Cazando moscas en la biblioteca:

Pero poniéndonos algo más realistas, ¿y serios?, recurrimos de nuevo a algunos de los modelos de mobiliario de procedencia nórdica (¿por qué los habitualmente respetuosos noruegos son los que más se preocupan de idear soluciones a la quietud ajena?) que más nos gustan para resolver ese serio problema que tenemos en este país con el ruido.

 

Igloo de los arquitectos Aart Architects fabricado en materiales que amortiguan los sonidos.

Modelos de mobiliario de la marca noruega Buzzihub.


 

Soluciones para todos los gustos: solo hace falta que las partidas presupuestarias vayan a juego. En todo caso reclamemos inventos, pero no de TBO, para resolver el problema de este exceso de decibelios. Reivindicar el silencio, en general, como estado propiciatorio para la reflexión, que no como sinónimo de cementerio, claustro o falta de vida. Y es que determinadas cosas nunca deberían decirse gritando, en todo caso, en susurros para que la falta de eco no nos hunda en la miseria.

 

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Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com

Greta Garbo en los tiempos de Instagram

 

Greta Lovisa Gustafsson, la divina, la esfinge, la mujer que no reía, con sólo 36 años, en el culmen de su fama, dijo aquello de «quiero estar sola«. Se quitó su disfraz de Greta Garbo, e intentó llevar una vida anónima sólo profanada por los teleobjetivos de algún que otro paparazzi. En el siglo XXI, sería mediáticamente imposible que pudiera existir otra Garbo. Si nuestra Pepa Flores/Marisol también lo consiguió, es porque su retiro fue cuando internet estaba en pañales, y las redes sociales, ni se podían avistar.

David Bowie aprendiendo actitud de la diva Elizabeth Taylor.


Las estrellas en la era del Instagram (pese a los intentos de alguna como Lana del Rey, que tanto empeño pone, o la cantante que ha decidido escamotear su rostro a las cámaras: Sia), no pueden aspirar ni por asomo a ese misterio, a esa aura inalcanzable del que divas como la Garbo, la Dietrich o la Callas hicieron marca de fábrica. Hace años Bowie, visionario en todo, avanzaba una idea, mucho antes de las redes sociales, que hoy cobra toda su vigencia: 


«realmente creo en la idea de que hay un nuevo proceso de desmitificación entre el artista y la audiencia»


Ya apuntábamos en Bibliotecas en el candelabro que la fama se ha abaratado tanto, que en breve, la única distinción posible pasará por el anonimato. Donde antes había misterio, dosificación y distancia: ahora hay cotidianidad, cercanía y una apariencia imposible de normalidad. Gloria Swanson (última cita, prometido) se describió a sí misma y al resto de estrellas que reinaban en los años del Hollywood dorado con esta frase: «nos veían como dioses y nosotros nos comportábamos como tales«. Pero ¿quién necesita a unos dioses domésticos?  

 

Gloria Swanson consciente de su divinidad, y de la vulgaridad del mundo moderno, en El crepúsculo de los dioses (1950)

El rumor como sustento de la fama a través de la historia en este ensayo de Hans-Joachim Neubauer.


En una reciente editorial de la web de música y cultura pop Jenesaispop se extrañaban de que algunos medios, al hablar del atentado durante el concierto en Manchester de la pasada semana, tuvieran que explicar a sus lectores quién es Ariana Grande.

Para una web de música dirigida a un público potencialmente joven: el hecho de que los medios desconozcan a una cantante con millones y millones de seguidores en Instagram: es tan extraño que les lleva a preguntarse si acaso la cultura importa cada vez menos.  Desde esferas culturales alejadas del mundo pop (literatura, músicas alternativas, danza, artes plásticas, en definitiva, todo lo que no sale de Hollywood o de la industria pop) no deja de resultar divertido constatar que, los antaño fenómenos de masas, están viviendo la misma fragmentación de audiencias y público que el resto.

Y es que la sobreexposición de todo, y de todos, no lleva a mayor reconocimiento, simplemente aboca a la saturación. Las redes sociales han troceado la fama y los que son famosos para muchos son ignorados por el resto. Y de este modo nichos de popularidad impermeables entre ellos se suceden descuartizando las audiencias.

Según un reciente estudio, de esos que vienen tan bien para rellenar espacio en los medios (y en este blog): Instagram puede que sea la red social más adictiva. La Real Sociedad de Salud Pública en colaboración con la Universidad de Cambridge avalan esta investigación cuyos resultados alertan de la imagen distorsionada de la realidad que ofrece, y de fomentar el denominado síndrome FOMO: o lo que es lo mismo «el miedo a perderse algo».

 

Fray Guillermo de Baskerville en la lúgubre biblioteca de El nombre de la rosa (1986)

 

Bien, no vamos a contradecir a tan respetables instituciones, pero aquí tenemos otra teoría. En realidad lo que sucede con Instagram y demás redes sociales es que se pierde el misterio. Y al síndrome que produce la ausencia de un poco de misterio, de intriga, de secreto: aún no se le ha puesto nombre. Y ¿dónde se puede encontrar un poco de misterio, de secreto, de intriga en este mundo transparente y sobreexpuesto?

Ahora cabría esperar un texto con aires panegíricos ensalzando las virtudes de las bibliotecas en estos tiempos desmadrados, de su estatus como instituciones que aún guardan las esencias, la magia y los misterios insondables de la cultura y de mil lindezas más por el estilo: que provocaría escalofríos hasta en los que aún son capaces de soportar powerpoints con frases de autoayuda sin que les salga un sarpullido. Pero va a ser que no.

 

La Biblioteca de Stuttgart (Alemania) tratando de ganar algo de misterio con iluminación azulada.

 

Tras la expectación por Twin Peaks en 2017 no hay otra cosa que el deseo de que el misterio nunca se desvanezca.

Las bibliotecas, como las estrellas de cine o del pop, también perdieron el misterio hace mucho. Si se posee la suficiente capacidad para abstraerse de los tour operators: es posible que algún viajero consiga, con suerte, recrear algo del misterio que poseían esas bibliotecas antiguas, que siempre aparecen como las más bellas, en los listados que los medios publican cuando no saben con qué rellenar el hueco reservado a cultura. Pero en las diáfanas, brillantes, transparentes y futuristas bibliotecas de nueva planta de mediados del siglo pasado en adelante: buscar el misterio es como buscarle un sentido a Twin Peaks.

Tal vez por ello en muchos de estos espacios abiertos, límpidos y de salas con perspectiva: muchos lectores o estudiantes buscan los recovecos, los escondrijos, los espacios muertos entre estanterías, los rincones más alejados de esas panorámicas que tanto gustan a los arquitectos al proyectar los espacios de una biblioteca: y se refugian en ellos. ¿Será en busca de un poco de ese misterio, de ese recogimiento que se respiraba en las bibliotecas antiguas?

Repasando las tendencias en mobiliarios de bibliotecas de última generación, inauguradas recientemente, que recoge el Library Journal: se diría que esa idea se corrobora.

 

Sillones Ziva Lounge en las bibliotecas de Lone Tree de Douglas County

El Privée sofá de la Hewitt Public Library.

Sillas de bola estilo Eero de la Biblioteca Evans del Instituto de Tecnología de Florida. Los espacios de esta biblioteca son tan grandes que los estudiantes incluso preguntan si pueden reservarlas. 

El autobús de la zona infantil de la Biblioteca Metropolitana de Columbus no es que invoque ningún misterio, ni ansia de anonimato; pero da igual, es tan chulo que no íbamos a dejar de ponerlo. 

 

Paradojas de este tiempo: por un lado se busca la transparencia, la exhibición continua; y por otro, se despierta ese anhelo de aislamiento, de intimidad, en definitiva, de misterio. Y a este río revuelto es al que las bibliotecas tienen que acudir a pescar. Por un lado, preservando pequeñas islas de recogimiento en medio de, sus cada vez más, futuristas espacios; y por otro, estableciendo lazos entre esos nichos de popularidad que las redes multiplican, al tiempo que impermeabilizan, aislando a las audiencias. No van a recuperar el misterio, la liturgia, el aura de la que hablaba Walter Benjamin; pero al menos si que tendrán más piezas para moverse en el tablero en el que se está jugando todo hoy día.

 

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Verdes, flexibles y participativas: las mejores bibliotecas nuevas de EE.UU y Canadá

Library Journal acaba de hacer pública la lista de bibliotecas ganadoras del proyecto New Landmark Libraries, con el que han reconocido a las mejores bibliotecas construidas en EE.UU y Canadá en los últimos cinco años. La intención declarada es servir como hoja de ruta para quienes estén trabajando en proyectos de construcción o rehabilitación de bibliotecas. Son los que marcan tendencia, las que anticipan el futuro: verdes y flexibles, diseñadas con la participación de los usuarios, lugares que entienden perfectamente las necesidades y oportunidades que tiene la comunidad a la que sirven. Pasen y vean: aquí os presentamos una selección de las ganadoras.   Biblioteca Bayview Linda Brooks-Burton. Red de Bibliotecas Públicas de San Francisco (EE.UU). Inauguración: 2011. Diseño: THA Architecture (con Karin Payson architecture + design). PremioNLL2015_BruceDamonteSituada en el barrio en el que se encontraban los antiguos astilleros, una zona predominantemente afroamericana, respeta y revaloriza la herencia cultural de la comunidad -con la incorporación, por ejemplo, de símbolos africanos-, y ofrece espacios acogedores diferenciados por edades, sistemas de iluminación y ventilación naturales y mecánicos, tejado con jardín y placas solares para reducir el consumo energético. (Fotografía de Bruce Damonte).   Biblioteca Pública de Cedar Rapids, Iowa (EE.UU). Inauguración: 2013. Diseño: OPN Architects, Inc. PremioNLL_CedarRapidsHa sido construida después de que la anterior biblioteca fuera arrsada en 2008 por una de las peores inundaciones vividas en la ciudad, y destaca por su sostenibilidad: utiliza energía geotermal para regular la temperatura, espacios abiertos para aprovechar la luz natural, recogida de agua de lluvia y tejado ajardinado. Está situada en el centro de la ciudad junto al museo de arte y el principal parque público para crear un gran espacio de actividad cívica.   Biblioteca Pública de Edmonton (Sucursal de Jasper Place). Alberta (Canadá). Inauguración: 2013. Diseño: Hughes Condon Marler Architects Aquí han apostado por crear un espacio social de referencia en la comunidad porque esa era una gran carencia. Salas amplias, dinámicas y acogedoras, luz natural y una estética moderna y relajante.   Biblioteca Pública de Lawrence. Kansas (EE.UU). Inauguración: 2014. Diseño: Gould Evans. PremioNLL_Laurance_GouldEvansPremioNLL_Laurance_GouldEvans2Aquí, en lugar de tirar el antiguo y oscuro edificio de los años 70, decidieron encapsularlo en uno nuevo, más abierto, luminoso y atractivo, que mantuviera el foco central en la lectura y al mismo tiempo incorporara los nuevos servicios acordes con el nuevo concepto de biblioteca. Ahora cuenta con estudio de grabación, auditorio, equipamiento de juegos para adolescentes, y todo ello coexiste con amplios espacios para leer tranquilamente. Y no tiene los tradicionales mostradores de atención: los han sustituido por puntos móviles de información. (Fotografías: web de Gould Evans)   Biblioteca Central de Madison, Wisconsin (EE.UU). Inauguración: 2013. Diseño: MSR PremioNLL_MadisonLa remodelación de esta biblioteca fue un proceso participativo ejemplar. Sus rasgos básicos pasan por la idea de convertir la biblioteca en la sala de estar de los usuarios, con lugares cómodos para sentarse, estanterías compactas y espacios flexibles; acceso directo al personal (aquí también eliminaron los tradicionales mostradores); colaboración con organizaciones sociales del centro de la ciudad para crear un modelo de asistencia a las personas sin hogar; y sostenibilidad con la reutilización de materiales del antiguo edificio, placas solares y sistemas para adecuar la iluminación artificial a la cantidad de luz natural disponible.   Biblioteca de Goodwood, Baton Rouge, Luisiana (EE.UU). Inauguración: 2014. Diseño: The Library Design Collaborative: Cockfield Jackson | Tipton Associates | Dewberry. PremioNLL_BatonrougeSituada en pleno parque, el edificio se ha reconstruido con materiales que minimizan el impacto en el entorno verde y que, además, lo hacen más eficiente frente al calor y las fuertes lluvias que caracterizan el clima de Baton Rouge. En el interior, los usuarios querían variedad de espacios para diferentes usos, y lo tienen: cuentan con más de 70 posibilidades diferentes, grupos desde cuatro hasta 300 personas pueden reunirse con relativa intimidad, y una de las salas más grandes conecta con un escenario cubierto que da a la plaza exterior. El desplazamiento de población que causó el huracán Katrina hizo aumentar la demanda de servicios de alfabetización y orientación laboral para adultos. El nuevo edificio los incluye. (Fotografía: Tipton Associates).   Biblioteca Central de San Diego, California (EE.UU). Inauguración: 2013. Diseño: Rob Wellington Quigley, FAIA / Tucker Sadler Architects Simplemente icónica. Con su cúpula acristalada simbolizando que el aprendizaje nunca está completo, esta biblioteca se ha convertido para muchos en el espacio público de referencia en San Diego. Hay continuidad entre los espacios cerrados y al aire libre, salas de lectura rodeadas de jardines, espacios para arte, eventos, salas de estudio, arte… Y todo ello sin generar déficit público gracias a las generosas donaciones de la comunidad. Se ha convertido en punto de referencia tal en la ciudad que solo en el primer año se celebraron en ella …¡22 bodas!   Biblioteca Comunitaria de Vancouver (EE.UU). Inauguración: 2012. Diseño: The Miller Hull Partnership. PremioNLL_Vancouver,_WashingtonIdeada como un “cajón lleno de conocimiento”, esta biblioteca destaca por su transparencia para conectas con el entorno, un área infantil diseñada para el aprendizaje activo y su “muro del conocimiento”, con una altura equivalente a cuatro pisos, que invita a los usuarios a “echar un vistazo, explorar y conectar”. (Fotografía: Miller Hull Partnership) Encontraréis más información sobre los ganadores y los proyectos finalistas en la web el Library Journal. ¡Que lo disfrutéis!]]>

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Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com

Bibliotecas de verano, bibliotecas con vistas

recomendamos las bibliotecas de verano como EL LUGAR en el que pasar buenos ratos en estos próximos dos meses. Bibliotecas con vistas, a la montaña, a las arboledas, al mar. Vamos a pasear por ellas. VeranoBiblio_GeorgiaEmpezamos con la biblioteca que nos ha inspirado el título de esta entrada: la de Derecho Alexander Campbell King de la Universidad de Georgia. Su localización, sus espectaculares ventanales y su diseño interior hace de ella una de las más bellas de EE.UU. Como personalmente soy muy de bosques, esta biblioteca me vuelve loca. No puedo decir más que: “Georgia on my mind”. Volviendo al tema que nos ocupa, la Biblioteca de Derecho de la Universidad de Michigan no se queda atrás en el tema bosques, pero además, el edificio es maravilloso. ¿No os parece? VeranoBiblios_Michigan Si hace poco os hablábamos de la Hunt Library la North Carolina State University (EEUU) como ejemplo de biblioteca diseñada pensando (también) en los bibliotecarios,  hoy volvemos a traerla a colación, y o es que vayamos a comisión con los arquitectos que la diseñaron. Es por su impresionante localización junto al lago Raleig. Con esos ventanales no debe de ser fácil concentrarse en la lectura. [caption id="attachment_1116" align="aligncenter" width="605"]North Carolina State University, James B Hunt Jr Library, Location: Raleigh NC, Architect: Snohetta North Carolina State University, James B Hunt Jr Library, Location: Raleigh NC, Architect: Snohetta[/caption] Como todo un símbolo de los desequilibrios informativos de la era digital, no es fácil encontrar en la red ejemplos de bibliotecas fuera de EE.UU que nos inspiren para el verano, pero hemos encontrado algunos. En China, en una pequeña aldea a poco menos de dos horas de Pekín, Huairou, el arquitecto Li Xiaodong y su estudio han diseñado esta bellísima biblioteca que no quiere competir con el maravilloso paisaje que la rodea. (Fotografías cortesía de Li Xiaodong Atelier)VeranoBiblioteca-liyuan Veranjobiblios-liyuan En Polonia la biblioteca de la Universidad de Varsovia (BUW) cuenta con uno de los jardines sobre el tejado más bonitos y más grandes de Europa. Tiene dos zonas de jardines, una superior dee 2.000 m2 y otra inferior de 15.000 m2 enlazadas por medio de una fuente en cascada. Desde el jardin del tejado puden verse unas fantásticas vistas de Varsovia, el río Vístula y el puente Świętokrzyski. (Fotografías de la Warsaw Tourist Office).Veranobiblio_Varsovia En España también tenemos bibliotecas con maravillosas vistas. En verano pocas cosas habrá más refrescantes en el tórrido Madrid que sentarse a leer en la Biblioteca Eugenio Trías situada en pleno parque de El Retiro, en lo que antiguamente era la Casa de Fieras, el zoo de la capital. Hace un tiempo os contábamos en la revista Infobibliotecas todo sobre esta biblioteca con encanto. Casafieras

Bibliotecas en la arena

Ya dentro del clásico capítulo playa, toalla al hombro y depilados para la ocasión, nos gusta esta biblioteca que es móvil y que tiene espacio para tumbarte a la sombra. Creada por la diseñadora industrial Matali Crasset para la localidad de Istres, en la Costa Azul francesa, entró en funcionamiento en 2013 y tiene capacidad en sus estanterías para 300 títulos. Podéis ver todas las imágenes en este artículo de Designboom. (Fotografía de Ph. Piron) Veranobibliomatali_crasset_beach library(C)Philippe Piron En España hay muchas bibliotecas en primera línea de playa, y aunque no sean espectaculares desde aquí las homenajeamos por lo bien que nos lo hacen pasar a los que no nos aburre estar simplemente tostándonos al sol. Mencionaremos dos muy mediterráneas. La primera Bibliomar de Valencia se inauguró en 2006 con una pequeña cabaña en la playa del Cabañal de apenas 40 m2, pero con un estupendo porche de 30, mirando al mar, que más tarde ampliaron hasta 60 m2. La presentaron con un lema muy bien traído: ”Sumérgete en un mar de lectura”. En 2009 se instalaron otras dos cabañas en las playas de la Malvarrosa y Pinedo. Están abiertas en horario de mañana y, además de libros, cuentan con prensa diaria y wifi. En estos años han organizado también organizan talleres de promoción de la lectura, primeros auxilios, educación medioambiental, salud manualidades, etc. Un curiosidad: las gestiona la Concejalía de Playas.VeranoBibliotecabibliomar-cabañal Veranobibliotecas_CastelldefelsEn Castelldefels (Barcelona), la biblioteca de playa Carme Romaní es toda una veterana. Lleva en funcionamiento desde 1992, y este año dedica sus actividades a conmemorar el 150 aniversario de Alicia en el País de las Maravillas. Lo harán con cine, photocalls, lectura de cuentos en inglés, catalán y castellano, talleres de manualidades y medioamiente, y música. El pasado año más de 2.500 personas pasaron por esta biblioteca en los dos meses en los que permanece abierta, y más de 1.600 participaron en alguna de las 23 actividades que tuvieron lugar. Hasta aquí nuestro recorrido por bibliotecas de verano muy refrescantes. Si queréis proponer más, no dudéis en hacerlo en los comentarios. Esperamos que hayáis disfrutado. 11¡Feliz día!  ]]>

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Recordatorio: las bibliotecas como espacios de trabajo

cómo bibliotecarios y arquitectos están concibiendo las nuevas bibliotecas: espacios transparentes, sin barreras, flexibles y cómodos para inspirar a los usuarios, espacios que permiten a la biblioteca adaptarse a los nuevos usos y servicios que están revolucionándolas. En el centro del proceso de diseño de estos nuevos edificios – las “catedrales” de nuestro tiempo, según el arquitecto Luís Arranz (siempre con permiso de los estadios de fútbol)-, está el usuario, y así debe ser. Y si los usuarios son lo primero, ¿quién debe estar en el segundo lugar, muy cerca de ellos? Lo has acertado: los bibliotecarios. Porque, sí amigos: demasiado a menudo olvidamos pensar las bibliotecas como espacios de trabajo.BibliotecaJaumeFuster Leemos en el Library Journal un artículo muy interesante de Elliot Felix, fundador de la consultora Brightspot, sobre esta cuestión. Felix parte de una premisa sobre la que no hay duda: solo cuando el personal de una institución se siente satisfecho, sus “clientes” estarán satisfechos. Y, sin embargo, mientras se diseñan y crean todos esos nuevos espacios bibliotecarios maravillosos, amplios, innovadores, colaborativos y llenos de luz natural, a menudo se sigue confinando a los bibliotecarios en agobiantes oficinas minúsculas, sin ventanas y desconectadas del resto de sus compañeros de trabajo y del público. Desde luego, no son los mejores lugares para trabajar respondiendo a ese nuevo modelo de profesional de la biblioteca -tan exigente- del que todo el mundo habla.

Planificación participativa

La clave para poner fin a estas malas prácticas está en incluir las necesidades del personal bibliotecario en los procesos de diseño participativo que, como nos contaban en la revista, ya se aplican a la hora de pensar una nueva biblioteca, o de reformar una ya existente. Un ejemplo interesante del que hablan en el Library Journal es el de la renovación de la Tech’s Library de Georgia (EE.UU), para la que se crearon perfiles típicos de usuarios y trabajadores que reflejaban sus motivaciones, comportamientos y expectativas, y se elaboraron mapas de movimiento en los que se identificaban los diferentes puntos de encuentro en los que usuarios y personal interactuaban con la información, el espacio, la tecnología y, por supuesto, los unos con los otros. Por último, elaboraron un esbozo de servicios nuevos y mejorados en los que se coordinaban las acciones de los usuarios con las del personal que trabaja de cara al público, el que trabaja entre bambalinas y también con las necesidades de infraestructuras. Las claves en este ejemplo fueron el uso de las mismas herramientas de planificación para usuarios y personal, y el propio proceso participativo. Felix recuerda que los nuevos servicios pueden ponerse en marcha como prototipos o proyectos piloto para ver cómo funciona. Hace poco os hablábamos en este blog de un método de “design thinking” adaptado a bibliotecas que os puede resultar muy útil para esas tareas.

Trabajo nuevo, espacios nuevos

Son raros los ejemplos de innovación en el diseño de las bibliotecas como espacios de trabajo adaptados a los nuevos servicios que ofrecen, pero haberlos haylos. Por ejemplo en la Biblioteca Hunt de la North Carolina State University han procurado promover la colaboración mezclando al personal en lugar de agruparlo por departamentos, y creando espacios de trabajo compartidos e informales, inspirados en las oficinas de Google. Por esto y mucho más, la biblioteca ganaba el año pasado el Premio al Diseño Interior de Bibliotecas Académicas concedido por la American Library Association.Espacioparabibliotecarios_HuntLibrary Hemos querido destacar esta imagen de su mostrador de información, pero no podemos resistirnos a colgar también aquí el vídeo en el que muestran toda la biblioteca. ¡Para babear! Por su parte, en los Inquiry Labs de la biblioteca Powell de la UCLA se ha creado un único espacio muy amplio en el que se mezclan y se superponen los espacios de los usuarios y el personal. En él se incluyen una especie de sala de estar para las reuniones del personal y para las clases de formación, áreas de consulta abiertas con puestos de trabajo para los bibliotecarios y espacios de reuniones anexos. Una idea clave que conviene tener en cuenta, y que se ha manejado en todos estos modelos, es la necesidad de tener en cuenta toda la variedad de trabajos que el personal de la biblioteca desarrolla. Se necesitan espacios para la concentración pero también para la colaboración, por lo que, además, de tener unos puestos de trabajo asignados (cómodos, ergonómicos, bien iluminados, adaptados a las tareas que cada uno desarrolla), lo ideal sería contar con espacios para reuniones de diferentes tamaños y con diferentes atmósferas, lugares en los que se pueda hablar por teléfono, áreas de silencio, espacios de consulta y otros para el encuentro informal. Elliot Felix propone una proporción de, más o menos, el 65% de espacio individual y 35% de espacio colaborativo, con un diseño fluido para que la transición entre unas y otras tareas también lo sea. Si queremos bibliotecas innovadoras, inspiradoras, participativas e inclusivas, éstas tienen que contar con espacios en los que las y los bibliotecarios puedan trabajar de forma innovadora, inspiradora, participativa e inclusiva. Es imprescindible pensar también en eso a la hora de diseñarlas. Esa es nuestra conclusión. ¡Feliz semana!]]>

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