I Congreso de Periodismo Cultural . La mayoría de los medios escritos establecidos estuvieron allí, junto con algunas radios, pocas televisiones y casi ningún representante de los nuevos canales en los que la cultura se discute y se divulga. Las discusiones brillaron por su ausencia debido a un programa que privilegió las intervenciones cerradas en lugar de los debates; los pocos que hubo fueron cortos y protagonizados por los que antes o después gozarían del derecho a la palabra desde el púlpito. En todo caso, el concepto de cultura que planeó todo el tiempo, aunque no se definió estrictamente, se basaba bastante en los libros, sobre todo en la literatura. En el fondo, los periodistas culturales saben (y les preocupa) de su dependencia hacia las editoriales, que les proporcionan los libros al tiempo que marcan sus agendas. El periodista cultural tiene demasiadas veces la incómoda sensación de ser un “promocionero” de las grandes editoriales, que lo acosan exigiendo espacio y atención para sus autores mientras intentan marcar las líneas de opinión y crítica. Los libros son los objetos sobre los que gira el periodismo cultural y las editoriales quienes engrasan la maquinaria. Los lectores de prensa son lectores potenciales, futuribles compradores de libros al tiempo que receptores de la labor de divulgación, contextualización y crítica que mistifica al periodista cultural. La discusión giró, por tanto, en torno a cuál es la relación del periodista con la venta de libros. La librería es, en el fondo, el espacio de recepción de los resultados de la relación entre editorial, periodista y lector. Sólo la librería. En dos días de congreso no recuerdo una sola vez que alguien haya mencionado la palabra biblioteca. La idea de cultura que parece haberse impuesto se basa en cosas que se pueden comprar y vender, ignorando que hay un circuito cultural vital y enérgico por el que pasan miles de personas cada año, que capta el interés de muchas generaciones por la cultura y que se esfuerza en dinamizar la lectura para hacer que pierda su tradicional carácter reverencial y se convierta en algo cercano y dinámico. La cultura y los libros no solo circulan por las ferias editoriales, los premios y las novedades. Si el elemento central del sistema del libro es el lector, ignorar las bibliotecas y todo el caudal de ideas y prácticas que vehiculan es hacer un flaco favor a la cultura. Las bibliotecas también tienen que ser objeto de atención del periodismo cultural. ]]>
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Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com