Mujeres que nos gustarían como bibliotecarias [6]: Lidia García (the queer cañí bot)

 

La última entrega de nuestra serie Mujeres que nos gustaría como bibliotecarias se estrenó a pocos días de que se decretase el estado de alarma. No vamos a contar lo que vino después. El 8M se convirtió en nueva cachiporra política en medio de una pandemia.

Un año después, afortunadamente, aquí seguimos. Y para celebrar esta semana en torno al 8M 2021: necesitábamos montar un buen tablao. Palabras y palmas al compás que vienen de la mano de la bibliotecaria en potencia que hemos elegido para la ocasión.

Su melena rizada ensortija coplas como las varillas de un abanico cuajado de flores. Su sabiduría de reina mora le hace embrujarnos con los giros del más airoso de los faralaes… Ejem, mejor no seguimos. Ojalá tuviéramos el verbo florido y la entonación inflamada de un Lauren Postigo: para hacerle una presentación a la altura. Nos encantaría convertir este blog en un corral de la pacheca digital. Pero nos falta duende.

 

Todo lo contrario que a nuestra protagonista. Lidia García (más conocida como ‘the queer cañí bot’ en redes). Esta divulgadora cultural, activista LGTBQ+ e investigadora en el Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Murcia se define al compás en sus redes como: bollera, coplera y de clase obrera. Esa rima, por lo menos, da para una seguidilla.

Es una de esas afortunadas que han sabido sacarle un buen rendimiento al confinamiento. Sus podcast ¡Ay, campaneras! han creado más afición que el Resistiré en los balcones a las 8 h. Y su mirada, desde el feminismo y la teoría de géneros, a la copla y a las folclóricas ha hecho que, oyentes muy alejados de zarzamoras y Marías de la O: terminen canturreando la bien pagá en la ducha. 

Lidia es una espabilá, como cantaba Antoñita Peñuela, flamenca y chica yé-yé que no podemos contar si se toma combinaos sobre la barra de un bar: pero que se debe a su público, como reza el canon de toda folclórica de pro. Y hoy tenemos la suerte infinita de ser ese público.

 

LIDIA GARCÍA 

(the queer cañí bot)

 

Qué conexión personal tiene una nacida en los 80 con el género de la copla y las folclóricas. 

Toda. Es la música que siempre le he oído cantar a mi madre mientras hacía la casa. Además, cuando yo era cría, las folclóricas tenían bastante presencia en televisión, tanto en galas musicales y similares como en la prensa rosa. Era puritita fascinación lo que sentía al verlas. Vamos, como ahora. 

El auge de los cantautores en los 70 e incipiente democracia vino aparejado a un desprecio por la copla y las folclóricas por su asociación a la dictadura. La movida de los 80 despreció a los de la pana; y en los últimos años, numerosas voces cuestionan y critican la Movida. ¿Será que los hijos necesitan matar culturalmente a los padres y por eso terminan reivindicando a los abuelos? ¿será que para despolitizar un fenómeno cultural es necesario que se salte una generación?

En un sentido generacional puede ser que sí: pero, fíjate, que en mi caso la copla es la música que han escuchado y tarareado siempre mis padres. En mi casa, apenas ha entrao la pana: así que en mi reivindicación no he tenido que saltarme ninguna generación, al menos en lo cercano. 

Los denominados culture studies llevan muchos años desarrollándose en el ámbito anglosajón. Autores, como David Walton, llevan promoviendo este tipo de estudios en nuestro país. ¿Sabes de otros proyectos de investigación que estén abordando la cultura popular española desde el prisma en que lo hacen los culture studies?

Además de voces tan potentes como las de Jo Labanyi o Stephanie Sieburth, me parecen interesantísimas algunas aproximaciones que se han hecho, por ejemplo, a la copla desde lugares en los que, los estudios culturales y la musicología se compinchan, como sucede en el volumen Copla, ideología y poder editado por Enrique Encabo e Inmaculada Matía. 

 

En el mundo de las folclóricas (y estrellas femeninas en general) el salseo sobre sus rivalidades era todo un clásico. ¿Crees que la rivalidad entre folclóricas era un ardid publicitario fomentado por ellas mismas o que los medios trataban (y tratan) de manera diferente la competitividad entre figuras de éxito según sean hombres o mujeres? 

Creo que, como la copla en sí misma, las rivalidades en el género son un campo abonado para la ambigüedad. Por un lado, muchas rivalidades tenían un fundamento muy real: no hay más, por ejemplo, que leer las palabras que Concha Márquez Piquer le dedica a Rocío Jurado en el libro que escribe sobre su madre. Deja bastante claro que no había olvidado aquel : «Yo soy más larga que la Piquer«, que pronunció Rocío, que, por cierto, también tenía mucho de habilidad de Lauren Postigo para tirarle de la lengua…Pero, indudablemente, las tiranteces estaban ahí. 

En otros casos, como sucede con la supuesta rivalidad entre Rocío Jurado e Isabel Pantoja, sí había mucho más de artefacto propagandístico que de enemistad verdadera. Claro, que luego, algunas de estas estrellas llegaban hasta a fingir conflictos para ir a la televisión a sacarse unas perras, como hicieron Sara Montiel y Marujita Díaz en aquel teatrillo maravilloso que montaron en Antena 3… ¡Con ellas nunca se sabe! 

 

Maravillosa fotografía publicada recientemente en ‘Icon‘ de ‘El País’: Carmen Sevilla, Paquita Rico, Antonio el bailarín, Lola Flores y Estrellita Castro en 1963

 

En el post de este blog “Club de lectura de prensa rosa: bibliotecas en el candelabro” reivindicábamos el potencial como objeto de estudio sociológico que ofrecen las denominadas revistas del corazón. ¿Te sirves de este material en tus investigaciones? Si es así ¿qué tipo de datos te aportan?

Las consulto muchísimo y con un deleite que no veas. Las vidas privadas de las intérpretes de la copla, el cuplé y las variedades despertaron interés de manera muy temprana: cupletistas como Raquel Meller, Amalia Molina o La Fornarina fueron algunas de nuestras primeras celebrities, por ejemplo.  Ya que su labor artística se fusionó con su proyección como figuras públicas me parece que obviar este tipo de publicaciones sería perder información valiosísima.  

 

Lidia García documentándose con el ‘Diez minutos’, en cuya portada, mostraban la entrañable amistad entre Isabel Pantoja y María del Monte.

 

¿Alguna actuación, fragmento de película o entrevista de alguna estrella de la copla te obsesiona desde hace mucho?

Pues mira, me vuelve completamente loca el flashback de Filigrana (Luis Marquina, 1949) en el que el personaje de Concha Piquer recuerda cuando tuvo que cantar en una juerga de señoritos frente al que había sido su gran amor: un noble que la había dejado para estar con una mujer de su clase y que, ahora, fingía no conocerla. Ella aprovechaba para cantarle una canción con toda la intención, «Arrieros somos», cuajada de frases-puñal como «permita Dios que te vea ir de cancela en zaguán y que nadie te socorra con un cachito de pan». Ese primer plano del perfil de Doña Concha cantando «maldita sea la hora en que yo te conocí» mientras llora de la rabia vive gratis en mi mente. 

 

 

Concha Piquer, en los años 30, reivindicaba el amor entre mujeres veladamente en una canción.  Algo impensable pocos años después. La dictadura con su recorte de libertades ¿sirvió para imprimirle más intensidad a las letras? ¿acentuó el drama o las enriqueció con más dobles sentidos?

Sirvió desde luego para que se explotaran todas las posibilidades expresivas de ese mundo de sobreentendidos y dobles sentidos…porque no quedaba otra. En cualquier caso, las elipsis narrativas y el sugerir más que detallar, eran parte de la ideosincrasia de la copla desde sus orígenes, anteriores al franquismo, pero por supuesto la represión de la dictadura avivó la necesidad de decir entre líneas. El drama, la copla ya lo traía puesto también de antes: aunque hay también coplas cómicas, el desgarro es consustancial a esta música. 

La única figura que se puede asociar en la actualidad a un folclórica, por sus inicios, según el canon implantando en el tardofranquismo sería la omnipresente Isabel Pantoja. De la España castiza con la tonadillera y el torero; hasta llegar a la cultura del pelotazo urbanístico y la corrupción en los 2000. ¿Te despierta algún interés como objeto de estudio? 

Me despierta todo el interés que te puedas imaginar, es una figura absolutamente fascinante. De momento solo me he aproximado a los Estudios Pantojiles desde la expansión lúdica en varios hilos de twitter (https://twitter.com/thequeercanibot/status/1157231428448530432?s=20) pero también me interesa mucho como objeto de estudio, claro. Ojalá pronto. 

En 1971 se celebró el antológico partido de fútbol benéfico entre folclóricas y finolis. Su crónica en el NODO de la época no tiene desperdicio. ¿Lo ves como un filón para diseccionar los estereotipos y clichés clasistas de la cultura de la celebridad del momento o se queda en mera anécdota kitsch?

La anécdota kitsch, qué duda cabe, puede ser un objeto de estudio tan interesante como cualquier otra manifestación cultural. ¡Solo de la representación de los estereotipos de género y clase y de las articulaciones de la dicotomía de «modernidad»/tradición en ese partido te salen tres tesis! 

Recientemente se publicó la brillante biografía sobre Susan Sontag de Moser
Benjamin. Su ensayo ‘Notas sobre lo camp’ fue, y es, todo un referente a la hora de afrontar la estética de masas desde perspectiva académica. Términos que nos llegan por influencia anglosajona como campkitsch o bizarre ¿se ajustan bien a la hora de definir la idiosincrasia de nuestra cultura popular o se quedan cortos?

Figúrate si me inquieta esta cuestión que gran parte de mi tesis trata de desentrañar esto. ¿Hasta qué punto emplear estas nociones constituye una imposición de la historiografía anglosajona que nos hace correr el riesgo de reducirnos, a pie de página, de la narrativa hegemónica: como apuntaba Preciado hablando de esto a colación de la obra de Ocaña?

Es una pregunta con la que trabajo, de momento utilizo el término de «camp cañí» que creo que condensa esas tensiones, sin renunciar, a las contradicciones y problemáticas que concitan, pero estoy muy lejos de poder darte una respuesta. Cuando avance más en la tesis te cuento 😉 

¿Compartes con nosotros tu playlist coplera ideal?

Como me lo pedían bastante hice una playlist con todas las canciones que puse en el podcast ¡Ay, campaneras! Tiene copla, cuplé, zarzuela…para mí son ocho horas de felicidad pura. Mucho mejor que una jornada laboral, dónde va a parar: https://open.spotify.com/playlist/5Zg0bKxPLlgYjGmTZXLdVb 

¿Qué cuentas de IG u otras redes nos recomiendas para adentrarnos en el fascinante mundo de las famosas de los años 60-70 y 80?

No os podéis perder a Tonadillera moderna, Les Greques, Cover copla y Jose de Carrillo. Son maravilla pura. 

Las folclóricas tras la muerte de Franco se sometieron a un proceso de modernización. Lola Flores, primero, haciéndose yé-yé en Casa Flora; y más tarde, autoreivindicándose como la Tina Turner española a finales de los 80; Carmen Sevilla participando en el cine del destape; o Rocío Jurado o María Jiménez apostando dedidamente por el erotismo. Contra todo pronóstico ¿demostraron tener más capacidad de adaptación que muchos grupos indies?

No soy la más adecuada para entrar en comparaciones porque no tengo ni papa de indie pero, desde luego, muchas de ellas supieron adaptarse a los nuevos tiempos. Y, en ocasiones, reinventarse de arriba a abajo con una naturalidad que, viendo desde ahora el devenir de sus carreras, pasma. 

Un anuncio de cervezas ha resucitado gracias a la Inteligencia Artificial a Lola Flores relacionando su actitud y personalidad con los valores que defienden los jóvenes del momento. Vamos de teorías locas ¿en reivindicar a Lola Flores como icono para los jóvenes del XXI subyace un hartazgo de tantos años de espacios tipo OT que producen artistas con personalidades intercambiables?

No lo sé. Pero lo que está claro es que en el caso concreto de Lola Flores la fascinación intergeneracional que produce tiene mucho que ver con lo única que era, con la autenticidad de su carisma. Y también, claro está, con lo bien que supo explotar todas las vetas de esa autenticidad. Con su inteligencia, en definitiva.

 

 

El colectivo LGTBQ+ siempre ha tenido una especial vinculación con la copla y las folclóricas a través de transformismo y la idolatría hacia las divas de la copla. ¿Cómo interpretas esa conexión entre figuras del espectáculo que el régimen exhibía como escaparate de su cultura patriótica y los marginados por ese mismo régimen?

Me voy a poner muy coplera para contestarte porque no puedo evitar verlo como un idilio que nace en los orígenes mismos de la copla, como una pasión tan fuerte, que ni siquiera esa apropiación patriotera: pudo cercenarla. No es que las personas LGTBQ+ nos identificáramos con la copla, y la hiciéramos nuestra, como un fenómeno a posteriori, como una suerte de relectura: es que siempre estuvimos ahí, desde el nacimiento mismo del género. 

Y por último, vamos con un espacio de canciones dedicadas. En este blog siempre estamos dándole vueltas a lo que debe ser una biblioteca en el siglo XXI. Como bibliotecaria en potencia que eres y experta en el asunto: ¿qué copla le dedicarías a las bibliotecas?

Me gusta mucho una escena de La Dolores (Florián Rey, 1940) en la que Concha Piquer interrumpe a un estudiante que está con un tochaco de libro y se pone a cantarle Don Triquitraque. Una cancioncilla que, mezclada con las vocecicas de unos niños que juegan al corro en la calle, se burla cariñosamente de su aplicación. Ojalá todos los descansos del estudio -en biblioteca o en casa- fueran así de deliciosos. 

 

 

About Vicente Funes

Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com

Mujeres que nos gustarían como bibliotecarias [5]: Loola Pérez

 

Loola Pérez. Fotografías Miguel Sotomayor

Un año después, tras un nuevo 8-M, retomamos la serie que iniciamos el año pasado. Figuras femeninas ajenas al mundo bibliotecario, pero cuyos discursos creativos, científicos o de pensamiento: abren debates y perspectivas siempre interesantes.

Es algo incuestionable que el movimiento social que más profundamente ha modificado la sociedad occidental, desde finales del XIX, ha sido el feminismo. La lucha por la emancipación y la igualdad de derechos entre hombres y mujeres se ha erigido en un elemento de cambio y avance que trasciende fronteras.

Llegados a este punto son más necesarias que nunca voces que discrepen, cuestionen y desmonten los discursos únicos que puedan fosilizar al movimiento reduciéndolo a dogmas y eslóganes. Y en ese incómodo, pero honesto, punto se posiciona la quinta de nuestras bibliotecarias en potencia.

Loola Pérez, con esa doble O que actúa cual anteojos que amplían la realidad para no perder detalle, graduada en Filosofía, integradora social, sexóloga educativa y, actualmente, estudiante de Psicología: es una voz disonante con algunos de las posturas más asentadas del discurso feminista. Y esa discrepancia, ese cuestionamiento, esa llamada a la reflexión serena y al debate saludable: es algo que siempre debe encontrar refugio en las bibliotecas.

 

LOOLA PÉREZ

 

Arranquemos hablando de gustos culturales. ¿Qué te ha influido más: la lectura, la música, el cine o, dado que has crecido en plena eclosión de Internet: el mundo digital?

Sin duda, la lectura. Desde muy pequeña me ha gustado leer y es una afición que conservo a día de hoy. Tuve muy buenos profesores en Lengua y Literatura y eso fue un extra de motivación. Cuando era adolescente me decantaba más por la novela, ahora es difícil sacarme del ensayo. Lo último que he leído ha sido El liberalismo del miedo de Judith Shklar. También es cierto que lo que más leo ahora son artículos de investigación. Es una de las cosas positivas de seguir estudiando, que te obliga a estar actualizada.  

En tu reciente ensayo ‘Maldita feminista: hacia un nuevo paradigma sobre la igualdad de sexos’ (Seix Barral, 2020) dices una frase que resulta simpática y esperanzadora: «Pensar nunca será un titular en la portada de ‘Forbes’, pero soy lo suficientemente joven y repelente como para seguir reivindicándolo«. ¿Crees que la curiosidad intelectual, el aprendizaje continuo, son imprescindibles para que ese espíritu no se pierda con los años?

Por supuesto. El triunfo actual del sensacionalismo nos lleva a la especulación y alimenta las teorías de la conspiración… Esto fomenta la desconfianza entre la ciudadanía. Hay como una vuelta al relativismo, a la idea de que la verdad no existe… 

La figura del tertuliano, que no es más que el cantamañas de toda la vida, está siendo más rentable que nunca. Coincide, además, en una época donde se hace más difícil el periodismo de investigación: y se ha devaluado profundamente la Filosofía. En tiempos de impúdica irracionalidad hay que poner la Filosofía en el centro del saber, reestructurar su currículo en la etapa educativa. Y hacer de las facultades espacios de aprendizaje mucho más atractivos y prácticos.

Cuando la gente ignora lo que es un argumento, no sabe evaluar una prueba, no conoce cómo fundamentar un juicio crítico o en qué profesionales puede apoyarse: se vuelve mucho más permeable al dogmatismo ideológico, las pseudociencias o el populismo político. Vale que todas las personas pueden tener una opinión: pero los hechos son los hechos. 

 

Las bibliotecas públicas estadounidenses se han convertido, en muchas ocasiones, en objetos de deseo para movimientos de derechos sociales que ven en ellas escaparates idóneos. ¿Crees que pueden jugar un papel como instituciones que sirvan para acoger un debate abierto y sosegado?

Creo que las bibliotecas públicas pueden ser una alternativa a los espacios de debate universitario, especialmente ahora que muchas universidades se prestan al juego de la censura como pasó en la Universidad de La Coruña a propósito de unas Jornadas sobre trabajos sexuales y derechos o en la Universidad Pompeu Fabra con una intervención sobre transexualidad del profesor Pablo de Lora.

Además, las bibliotecas públicas son mucho más cercanas a la ciudadanía que las universidades, las cuales continúan arrastrando cierta fama de elitistas. No sería mala idea convertir las bibliotecas públicas en el estandarte del libre pensamiento. 

Hace muy poco se ha reeditado en nuestro país el ensayo de Camilla Paglia ‘Sexual personae’. En tu ensayo reconoces enfrentarte a los libros de Paglia desde el amor y el odio. Te remueven, te cuestionan, te hacen replantearte las cosas. ¿Figuras incómodas como Paglia son ahora más necesarias que nunca para no caer en dogmatismos?

Paglia es un huracán. Es una mujer inteligente, llena de fuerza, una especie de heroína moderna que huye del victimismo y la mojigatería. Pero también, como autora, llega a ser en ocasiones muy intensa y esencialista. Supongo que eso es lo que me gusta y admiro de ella: que no hace falta que piense como yo para reconocer que es una tía intelectualmente arrolladora.

Su disidencia es necesaria en el movimiento feminista. Argumenta contra los excesos del feminismo hegemónico, celebra la belleza, evade el constructivismo, reconoce la importancia de la biología en los sexos…. No se la puede comparar con un trol de internet ni con un extremista de ultraderecha. Tiene estilo propio y no se deja influir por la presión social que, a veces, el feminismo hegemónico ejerce en personas que trabajan en el ámbito académico. 

En un panorama tan polarizado ideológica y políticamente como el actual: ejercer la disidencia supone asumir riesgos. ¿Te preocupan más los ataques de aquellos sectores que defienden una visión única del feminismo; o el apropiacionismo distorsionado que de tu discurso puedan hacerse medios o grupos en las antípodas de tu pensamiento?

Bueno, el apropiacionismo distorsionado es previsible, pero no me quita el sueño. Yo soy muy clara y también expreso en Maldita Feminista cómo me preocupa la amenaza de la ultraderecha. La gente que me sigue sabe perfectamente cuáles son mis valores, ideas y compromisos. Que alguien pueda decir que yo le hago las palmas a la ultraderecha me parece de risa. Solo un buen idiota puede decir eso cuando mis referencias provienen de otras autoras feministas, y mi visión, es indisociable de los derechos humanos.  Así que…

Me preocupa más la visión única del feminismo porque, siendo un movimiento sumamente transformador y de importancia vital en las democracias, está perdiendo su esencia y convirtiéndose en una parodia. Por ejemplo, las mujeres son las principales perjudicadas en un sistema sexista, pero reducir la posición social de estas a un estado perpetuo y atemporal de victimización no contribuye a la emancipación sino que, por el contrario, despoja a las mujeres de su capacidad de agencia, de su derecho a equivocarse, de su resiliencia, de la posibilidad de ser malas… 

Como integrante de esa generación que se ha dado en bautizar como millennial las redes sociales son un ámbito en el que te desenvuelves con soltura. Tu cuenta de Twitter, en la que apareces como @DoctoraGlas, es muy activa en todos los sentidos. Lejos de rehuir la confrontación respondes siempre argumentando y razonando tus posturas.

¿Piensas que un intelectual en el siglo XXI puede inhibirse del estruendo mediático continuo de las redes sociales? ¿Estar en ellas, es condición imprescindible para analizar nuestra realidad más inmediata?

Bueno, cada persona tiene diferentes expectativas y motivaciones al respecto. Las redes sociales no son toda la realidad, pero sí una parte de nuestro mundo y estar ahí hace que tu mensaje puede llegar a mucha gente… Muchas personas, tanto de España como de fuera de nuestro país, me escriben a menudo para confesarme que gracias a mis puntos de vista y reflexiones se han reconciliado con el feminismo. Eso me da mucha energía.

A veces no es fácil estar en Twitter, pero discutir a través de ese medio hace que practique la agudeza, que fortalezca mi seguridad personal a la hora de exponer mis convicciones y conocimientos, ejercer mayor control de mi temperamento, aprender nuevas ideas o incluso, hace que me enfrente a lo que Ovejero llama ‘chatarra retórica’. También tengo mis límites, aunque a veces me los salto (risas). No me gusta discutir con quien me da órdenes, cuando el error se convierte en falta, cuando se distorsiona con mala fe aquello que expreso o si el insulto precede al argumento. 

Paglia, en Vamps & Tramps, decía que el inmenso underground del cómic ha escapado a la policía del pensamiento feminista. Figuras como Eric Stanton, con sus cómics sadomasoquistas; o el cineasta Russ Meyer, con sus heroínas supervixens, se dirigían a un público masculino. Y paradójicamente, para excitar a los hombres, creaban mujeres  independientes, poderosas y fuertes.

¿Se elude la complejidad de la sexualidad, tanto masculina como femenina, para ajustarnos a las exigencias de un discurso biempensante?

¡Me encantan las supervixens! No solo es que transmitan esos valores de independencia, poder o fuerza también representan la exuberancia, la libertad sexual, lo salvaje… En lo que no estoy de acuerdo es en la idea de que la representación de esas figuras femeninas explícitamente sensuales y sexuales tuviera el único objetivo de excitar a los hombres. Al contrario, creo que expresa el deseo femenino sin necesidad de pedir perdón o de justificarlo a partir de elementos románticos. Son personajes independientes de la mirada masculina y por ello escapan de la cosificación.

La verdad que ver hoy una película de Meyer en La 2 sería imposible: lo cual sirve para pensar sobre si estamos ante una vuelta al puritanismo. Es injusto que uno de los cineastas que más ha contribuido al erotismo en el cine fuera calificado por algunos sectores feministas como viejo verde, y hoy, condenado al olvido por el auge de la mojigatería. Posiblemente hay más estereotipos de género en series como Cómo conocí a vuestra madre que en las películas de Meyer.

 

 

Ahora, no me cabe la menor duda, de que tanto en el ámbito privado como social, pese a estos titubeos, hay una mayor libertad sexual. Eso es un triunfo del feminismo. Vivimos la sexualidad con menos tabú. Sin embargo, me preocupa que en nombre del feminismo se descalifique el hecho de que haya mujeres que puedan disfrutar del sexo de una sola noche con desconocidos; que puedan tener fantasías políticamente incorrectas o que les guste la pornografía. ¿Con qué derecho esas feministas de pacotilla le dicen a otras mujeres cómo deben gestionar su vida sexual para no ofender un supuesto ideal igualitario?

Decía la actual Directora del Instituto de la mujer que ‘hay que follar con empatía’ y a mí, personalmente, me daba la risa. Cuando muchas mujeres hemos tenido sexo de una sola noche no hemos pensado en la empatía sino en el consentimiento, en el respeto y en el placer. Es curioso porque la misma generación que años atrás reivindicó el ‘amor libre’ y el ‘sexo sin compromiso’ viene ahora a decirnos a muchas jóvenes que follamos mal. Porque lo hacemos con gente sin empatía y que eso es algo así como una traición al feminismo. ¡Es de locos!

Ese discurso biempensante sobre la sexualidad acabará empobreciendo nuestras experiencias eróticas. Sin ir más lejos, me provoca mucha tristeza que una ministra como Irene Montero, se atreva a decir que con su proyecto de ley de libertad sexual, “serán las mujeres las que decidan hasta dónde llegar”. Es estúpido. Las mujeres ya decidimos lo que queremos y lo que no en nuestras relaciones. Me cuesta mucho entender esta tendencia de la izquierda actual a hablar de España, que es un país sumamente seguro y avanzado en políticas de igualdad, como si fuera Irán. El peligro de la violación está ahí, pero eso, por insensible que pueda parecer, no va a solucionarlo una ley como la que propone desde el Gobierno. 

Y es que uno de los problemas que tenemos como sociedad a la hora de pensar sobre la violación es que creemos que se enmarca como una relación de poder. Yo no pienso eso, creo que se trata más bien de una compleja relación entre el poder y el sexo. Para las feministas hegemónicas, las cuales han hecho del texto Contra nuestra voluntad de Susan Brownmiller una bandera, la violación es un acto de poder. Yo rechazo que la cultura socialice a los hombres para la violación, lo cual no significa que no haya estereotipos o ideas preconcebidas sobre la violación.

Sí es cierto que muchos hombres utilizan la violencia para conseguir aquello que quieren: atención, sexo, objetos… Pero insisto en que en la mayoría de las violaciones prevalece una motivación sexual. Por ello, no son pocos los violadores que se ponen preservativo, fuerzan a las mujeres a prácticas que no tienen que ver con la penetración, eligen mujeres que les atraen sexualmente… Pensemos en un caso de violación. Chico y chica se conocen en una discoteca, tontean. El chico quiere tener sexo, pero ella dice no. Entonces el chico la fuerza y abusa de ella. ¿Cómo entendemos esto? ¿En un primer momento él actuaba porque quería sexo y luego cuando ella no quiere: su motivación cambia y se inscribe exclusivamente como un acto de poder?

Y ya que hemos hablado de cómics y de cine sigamos con música. ¿Qué te parecen las listas prohibiendo canciones de determinados cantantes o la demonización del reguetón por sus letras? ¿Qué lecturas haces de figuras como Bad Gyal, La Zowi, o Miss Nina que, desde el denostado reguetón, exhiben la misma desinhibición sexual que sus colegas masculinos? ¿Podría entroncar con ese feminismo putón que reivindican feministas como Itziar Ziga?

Aborrezco la censura y reivindico que las personas tienen derecho al mal gusto, ya sea porno malo, música hortera o literatura fast food. Me preocupa más este boom de influencers hablando de sexualidad y feminismo sin tener ni idea, es decir, pasando como saber un conjunto de rabietas infantiles o tratando de relanzar su carrera: que un espectáculo de La Zowi donde sus bailarinas bailan en tanga.

Me parece súper divertido ver a la gente que va de moderna y progre escandalizada por el sacrosanto sexo. ¡Al igual que los grupos ultra-religiosos!

Toda esa generación mimada que está creciendo en la burbuja de Operación Triunfo, donde de todo lo políticamente incorrecto se hace un dramita, autoconvenciéndose de que tienen derecho a no ser ofendidos… Un espectáculo para adultos no debería ser juzgado como si estuviéramos delante de un teatro infantil.

No sé si esto podría entroncar con el feminismo putón que encontramos en feministas como Ziga. Lo que sí sé es que me gusta la provocación y ella va sobrada de esto. Pero también hay algo más profundo en sus reflexiones, que es su reivindicación de las mujeres a usar la libertad, sin miedo al que dirán. 

Figuras como Patti Smith, Nina Hagen, Grace Jones, Peaches, Siouxsie Sioux, Chrissie Hynde o, desde lo más comercial, Madonna: no enarbolaban banderas, pero con su actitud, lanzaban mensajes muy poderosos. ¿Se podría señalar el rótulo feminista de Beyonce como el momento en el que el feminismo se hizo mainstream? ¿Le resta fuerza al convertirlo en complemento de moda, al reducirlo a eslóganes, o compensa por haber llegado a más público?

Ese neón de ‘Feminist’ que acompañaba a Beyoncé en el año 2014 durante los MTV VMAs refleja, en cierto sentido, un antes y un después en la percepción del feminismo en la cultura de masas. Expone un mensaje sumamente explícito, pero vapulea en cierto sentido la lucha social al presentar la reivindicación de una forma tan despolitizada. No tengo claro si compensa, pero sospecho que cuando lo estético cobra más importancia que lo ético: el mensaje en pro de la igualdad se desvirtúa.

Creo que conviene distinguir entre el hecho de que una artista se reconozca como ‘feminista’ y que se utilice el feminismo como un objeto mediático, como un objeto de consumo… Además de Beyoncé encontramos muchos más ejemplos sobre esta tendencia… Lo hemos visto con el anuncio de Campofrío o más recientemente con Gillete. 

 

 

Hemos hablado de libros, música y cine. Pero en estos tiempos el menú cultural parece incompleto si no se habla de series. ¿Alguna serie te ha resultado especialmente interesante desde las temáticas que abordas en tu trabajo? ¿Has visto Sex education?

Puede que a priori no esté muy relacionada con la temática feminista, pero Homeland ha sido una serie que me ha permitido pensar mucho a través de sus tramas en el debate sobre libertades y protección/seguridad, cómo es ser profesional (y madre) en un mundo de hombres o el resentimiento de los hombres blancos, el cual viene inspirado en el ascenso al poder de Donald Trump y sus adeptos. Sí, he visto Sex education. Es bastante fresca y divertida, pero resulta descorazonador que los guionistas llamen en multitud de veces a la vulva equivocadamente vagina… o que tengan que ser tan excéntricos para explicar situaciones o vivencias sobre sexualidad que se viven, generalmente, con naturalidad. 

Esta serie de Mujeres que nos gustarían como bibliotecarias la abríamos con Roberta Marrero. Roberta a través de su obra explora la diversidad afectiva y sexual. Es una mujer artivista como le gusta definirse. ¿La exclusión que se quiere hacer de las mujeres transexuales por sectores del feminismo reproduce los mecanismos de exclusión del patriarcado?

La exclusión hacia las personas transexuales responde a muchos intereses y, a priori, no lo compararía con los mecanismos de exclusión que tradicionalmente ha desarrollado el patriarcado. Desde los sectores del feminismo que excluyen a las personas trans, no se considera en ningún momento a las personas transexuales ‘inferiores’ ni se les impide votar o acceder a los ámbitos educativos. Cuestiones que, en cambio, sí se han enmarcado en los mecanismos de violencia y discriminación del patriarcado. Lo que observamos en los sectores del feminismo que excluyen a las personas transexuales es una revitalización del biologicismo y el uso de la mala fe para socavar su imagen pública.  La percepción que la sociedad pueda tener de este colectivo. 

Así, por un lado, el feminismo TERF, el que excluye a las personas trans, considera que ser mujer se basa en una genitalidad y pasa por alto las explicaciones biológicas de la transexualidad. No tienen en cuenta las complejidades del sexo genético, el sexo gonadal, el sexo genital y la identidad sexual. Por otro, muestra su odio y rechazo a las personas trans, comparándolas con proxenetas, alimentando la psicosis de que las mujeres trans son hombres disfrazados de mujeres para obtener beneficios en casos de violencia en la pareja o llegando incluso a afirmar de que son un lobby. Todo eso es cruel y guarda muchas similitudes con la xenofobia.

El hecho de que Izquierda Unida haya expulsado al Partido Feminista por su ideología transfóbica y rechazo a la ley trans me parece coherente, pero creo que llega tarde, dado que las proclamas contra las personas trans comenzaron a hacerse sin ningún tipo de pudor ya en 2017. Las mujeres trans son mujeres y, si hay un sector del feminismo que niega esto, merece que se ponga en duda su visión de los derechos humanos. 

En tu ensayo planteas que la igualdad solo puede llegar si además de los problemas de las mujeres, el feminismo tiene en cuenta los problemas de los hombres. Suena conciliador e integrador ¿Sería una manera de desactivar la confrontación a la que nos quieren abocar las posturas más extremas?

Deseo que lo sea. El capítulo titulado De los hombres no lloran a los chicos no importan es uno de mis favoritos de Maldita feminista. No entiendo la igualdad como un sentimiento de prepotencia hacia los hombres. El día a día está plagado de hombres que hacen un trabajo de fuerza brutal, en escenarios sumamente peligrosos… No entiendo como muchas feministas pueden despreciarles desde sus cómodos sillones institucionales o secundar bobadas como “es una guerra” o cosas así. Prescindir de ellos y no comprender sus demandas, necesidades y problemas solo genera un sentimiento de rechazo y hastío hacia los logros de las mujeres. 

Tu inconformismo intelectual, y el rigor y la pasión con el que lo ejercitas, son valores imprescindibles para la profesión bibliotecaria. «Bibliotecario sin curiosidad, biblioteca muerta» que reza un eslogan. ¿Se te ocurre alguna idea, por loca que te parezca, de cómo te gustaría que fuesen las bibliotecas públicas en el siglo XXI?

Me conformo con que no desaparezcan los libros en papel. En un mundo cada vez más digital, los libros evocan lo sagrado e incorruptible. 

 

About Vicente Funes

Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com

Mujeres que nos gustarían como bibliotecarias [4]: Constanza Mas

 

Hemos pillado a Constanza Mas en uno de los momentos más dulces en que se puede pillar a una creadora: cuando el esfuerzo y trabajo de muchos años dan sus frutos. Y a lo grande.

Desde que, en septiembre de 2017, presentara su colección ‘Purgatorio’: todo se ha ido acelerando. Inició 2018 desfilando en la Fashionology Summit de Bangladesh, después pasó por Berlín, para terminar desfilando en la Mercedes Benz Fashion Week de Madrid (donde fue premiada en el Samsug EGO Innovation Project: donde presentó un desfile que puede verse aquí). Y el 2019 ha continuado in crescendo siendo la única diseñadora española invitada a desfilar en la Fashioninnovation de la Semana de la moda de Nueva York.

Su marca constanza+Lab es pionera en nuestro país a la hora de conjugar tecnología con diseño de moda. Sus prendas inteligentes, o ropa con superpoderes como le gusta decir: combinan la sostenibilidad, el consumo responsable, y la artesanía tradicional con la tecnología: en una combinación que va más allá de la moda para plantear cuestiones apasionantes sobre el momento que estamos viviendo.

 

CONSTANZA MAS

 

Constanza Mas. Fotografía de Nacho García.

 

Tus creaciones provienen de reflexiones y de muchas lecturas que reflejan tus ideas sobre el mundo en el que vivimos y que expresas a través de tus diseños. ¿Qué autores, títulos o creadores han conformado el armazón conceptual de tu propuesta?

Mi propuesta tiene una estructura conceptual latente basada en el pensamiento crítico, la simplificación y la innovación. Como diseñadora me gusta explorar las posibilidades de la tecnología para hacer la vida más fácil y más divertida a las personas.

Autores como Gilles Lipovestsky, Zigmunt Bauman, Roland Barthes… me hacen profundizar en la sociedad de consumo y en los fenómenos que subyacen en la realidad social. El diagnóstico sociológico de nuestro tiempo, el paso de la posmodernidad a la hipermodernidad o a la sociedad líquida. La conmoción y la adaptación del individuo a la velocidad y a la urgencia del siglo XXI. La utilización de los objetos (la moda) como búsqueda de la propia identidad y de la identidad social.

La literatura es una fuente de inspiración para los infinitos escenarios posibles en los que desarrollar la creatividad y el pensamiento divergente. Por ejemplo, Purgatorio, nuestra primera colección fashiontech, está inspirada en La Divina Comedia del poeta italiano Dante Alighieri.

 

Desfile presentación de la colección Purgatorio.

 

En su obra, Dante profundiza en la naturaleza humana y en la búsqueda del sentido de la vida, centrándose en las claves que definen la identidad individual y en las decisiones que orientan nuestra vida.

Purgatorio es el lugar donde suceden los cambios, donde los individuos se enfrentan a las disyuntivas entre el bien y el mal, la evolución en si. La colección refleja la sombra y la luz en la utilización de dos colores puros: el negro y el blanco. La elección de cada material, tejido o textura nos remite a la encrucijada vital en la que Dante se encuentra, perdido en el bosque oscuro o bajo los rayos de luz de la bóveda celeste.

Cartel de la reciente adaptación a la televisión de la novela de Philip Dick: Electric dreams.

En esta colección (Purgatorio) todas las prendas o son programables o incorporan sensores: movimiento, sonido, proximidad… El purismo estructural, la desnudez ornamental, las líneas horizontales y verticales se funden con la luz como un nuevo material que añade códigos de comunicación inexplorados.

La literatura de ciencia ficción me gusta especialmente, y Philip K Dick es uno de mis autores de referencia. Los superhéroes de Marvel y DC también son un buen punto de partida para cuestionar el futuro del superindividuo y cómo la tecnología va a potenciar nuestros sentidos.

De Murcia a Nueva York, pasando antes, por Berlín, Madrid y Bangladesh. En los últimos dos años parece que todo se estuviera acelerando y el proyecto, al que te has entregado con pasión durante mucho tiempo, esté dando sus frutos. Hasta ahora has sabido administrar los tiempos y no someterte al ritmo frenético que exige la industria. ¿Crees que este éxito pueda cambiar esto?

La idea es seguir contracorriente, ir construyendo a mi medida, con independencia de criterio y de acción.

Detalle del desfile de la colección ‘Quantum’ de Constanza Mas en la Fashioninnovation de Nueva York.

Frente a los recelos que despiertan las nuevas tecnologías: tú disipas temores apostando por humanizar la tecnología. No puede sonar más interesante para las bibliotecas, inmersas como todos, en la revolución digital pero siempre al servicio del usuario. ¿Podrías explicar un poco la filosofía que hay detrás del mundo de la fashiontech?

La moda es un reflejo de nuestro tiempo y de todo lo que sucede en la sociedad en su conjunto. El diseño de moda es un motor de cambio y una excusa para generar ideas que cuestionen la manera de vivir hoy.

Nuestra propuesta es ROPA CON SUPERPODERES: el mundo virtual y el mundo real interseccionan en la fashiontech. Trabajamos con el convencimiento de que la fusión de moda y tecnología va a hacer posible que las prendas y complementos se conviertan en una nueva capa de piel, una envoltura orgánica e inteligente que nos permita expandir nuestros sentidos, nuestro cuerpo y nuestra mente: convirtiéndose en una interfaz flexible para navegar por el mundo, interaccionar, comunicarnos, experimentar, divertirnos, e incluso, entendernos a nosotros mismos a otro nivel.

Ropa sencilla para gente compleja‘ es el nombre de una de tus colecciones. Y como sostenías en el texto de presentación: «las soluciones simples son fruto de un elaborado proceso intelectual». Pero ese proceso, en ocasiones, se hace muy difícil con todo el ruido de fondo que nos rodea. ¿Tienes alguna fórmula para aislarte y poder reflexionar sin perder la conexión con lo que te rodea? Porque si tienes alguna nos la apuntamos de inmediato.

La fórmula es sencilla, son tres etapas que suelo recorrer de una forma orgánica y natural. Primero hay un proceso de investigación exhaustivo,para mi es muy estimulante tener una visión 360º.

Constanza Mas en la Mercedes Fashion Week de Madrid.

El siguiente paso es un proceso mental. Después de la avalancha informativa tengo que dejar que toda la información se pose en mi cabeza. Tener tiempo de reflexión es muy importante. Un papel para hacer croquis o una herramienta de mind-map es muy útil para ordenar todas las posibilidades que proliferan en mi cabeza.

El último paso es la focalización y es muy importante la introspección, la respuesta ya está en mi interior, solo tengo que concentrarme y encontrarla. Es una parte muy interesante porque es una especie de meditación: como una revelación. Es la parte emocional del proceso.

Ah! y la música… todos mis procesos creativos tienen una banda sonora.

 

Piezas de la colección ‘Ropa sencilla para gente compleja’ expuestas en la Biblioteca Regional de Murcia.

 

Y una pregunta que en tu caso es casi obligada: ¿eres de lectura en papel o en digital?

Jajajajaja yo soy una mezcla analógica y digital. Digamos que las lecturas por placer son siempre en papel y las de estudio e investigación en digital.

El papel es un lujo heredado del pasado y hay que valorarlo y disfrutarlo, tiene unas características sensoriales que complementan la experiencia de la lectura: la suavidad y la textura del papel, el aroma de la tinta, el tamaño o el peso, la encuadernación…

Y hablando de analógico y digital. En una de tus primeras colecciones recurriste al encaje de bolillos: y esto conecta con uno de los objetivos de las bibliotecas: actualizarse continuamente sin perder de vista la tradición. ¿Crees que parte de la buena acogida de tus propuestas tiene que ver con esa naturalidad con que entremezclas tecnología con artesanía sin renunciar a nada?

La artesanía es una parte muy importante de los seres humanos porque está relacionada con el trabajo manual, y nos conecta con la tradición, y con nuestra herencia cultural.

En la colección “Madera tejida” experimenté con la fusión de conceptos y materiales, la imbricación de lo artesanal y lo industrial, de la artesanía con la moda. Fue finalista en la Mostra do Encaixe de Camariñas en el año 2012. ¿Te imaginas una prenda musical?: quería reflejar la música de la madera cuando los bolillos chocan entre sí en la realización del encaje. La ropa no solo hay que verla en movimiento hay que escucharla: las prendas tienen una dimensión sonora.

El diseño está siempre en movimiento, nunca es estático: activa la curiosidad y el intercambio abierto de ideas y sentimientos.

constanza+LAB es un pequeño laboratotorio de moda del siglo XXI en el que desarrollamos tecnología «vestible», diseño interactivo y prendas inteligentes. Un centro de desarrollo en el que se combinan con total naturalidad los patrones, las mesas de corte, las máquinas de coser, la fabricación digital y la electrónica.

En las bibliotecas cada vez proliferan más los markerspaces y los lab. El propio nombre de tu marca ya incluye el Lab. ¿Cuál es tu implicación con la emergente cultura maker?

La Asociación Makers of Murcia organizó un Hackathon FashionTech y el equipo en el que yo participaba ganó el primer premio, fue muy emocionante, en seis horas desarrollamos el “vestido que detecta el estrés”. Así que mi primera prenda fashiontech la hicimos en la I Feria Maker de Murcia!

Lo que más me gusta del mundo maker es la pregunta “¿Qué quieres hacer?”: y compartir el conocimiento y la experiencia para hacerlo realidad.

 

Constanza cuando formaba parte de la banda de rock Eléctrica.

 

El rock ha sido otra de tus grandes pasiones. Tu marido, Pepe Jara, publicó en 2017 un disco estupendo basado en el clásico ‘En el camino’ de Kerouac, y tu hija también acaba de lanzarse como cantante. ¿Lo vuestro es un domicilio familiar o una residencia de artistas camuflada? Lo digo porque en las bibliotecas siempre estamos inventado formas para fomentar la cultura entre los jóvenes. ¿Cómo habéis estimulado el gusto por la cultura entre vuestros hijos?

Pues mira, ahora que lo dices me haces dudar… yo creía que era una casa familiar, jajajaja.Una cosa super importante es darse cuenta de que la vida no es lineal, que es corta pero puede ser muy ancha, y el día da para mucho XD.

Lo del ejemplo en estos casos funciona, tanto mi marido como yo somos polifacéticos y muy creativos. Llevamos vida de hiperactivos sin serlo, jajajaja… Debemos estar enganchados a la creación, pasar del mundo de las ideas a la acción es muy divertido y en casa se respira un ambiente muy productivo. Fomentamos el intercambio de ideas, la libertad de expresión, la sensibilidad artística y la autoconfianza. Tenemos muchos instrumentos musicales, muchos lápices y pinturas, muchos libros y espacios muy flexibles. Es una casa abierta para los de dentro y para los de fuera.

Las bibliotecas públicas están intentando promoverse como espacios seguros dentro de las redes. #BibliotecasvsHaters es un hashtag que hemos usado en este blog. En tu última colección, a través de una aplicación en el móvil, se pueden modificar los colores de tus prendas para expresar estados de ánimo. ¿Crees que la tecnología facilita o dificulta una mayor empatía a la hora de comunicarnos?

Tengo una visión de la tecnología muy positiva, la veo como facilitadora. Es cierto que las formas de comunicación han cambiado, los emoticonos son el traductor popular de las emocionesy se van a convertir en la base de la comunicación humana. Estamos en un momento de transición en el que vivimos muy pendientes de las pantallas del móvil y nos miramos poco a los ojos… Es un asunto que no me preocupa. Estoy convencida de que los dispositivos móviles, tal y como los conocemos hoy en día, van a desaparecer y estarán embebidos en nuestra ropa. La tecnología nos rodeará de una manera no invasiva: estará en nuestro entorno de forma totalmente natural.

 

Modelos en el backstage del desfile de la colección Purgatorio.

La ultrafuturista biblioteca china de Tianjin Binhai.

Y ahora vamos a por la pregunta en forma de dilema. Imagínate (ojalá) que te encargan diseñar los uniformes del personal de una de estas dos bibliotecas: la Pública de Nueva York (mítica biblioteca con modernos servicios, pero de aspecto clásico) o la recién inaugurada y futurista biblioteca china de Tianjin Binhai. ¿Cuál elegirías?

Vale, va a a ser un trabajo apasionante modernizar los uniformes de la Public Library de Nueva York!

Y por último, ¿alguna idea (por loca que sea) de cómo te gustaría que fueran las bibliotecas en este siglo?

Pues sí. Las bibliotecas públicas serán unos espacios en los que el mundo virtual y el real convivirán de una forma totalmente natural. Pasearemos por las estanterías y unos bonitos hologramas de los personajes nos invitarán a “degustar” los preciosos volúmenes de la literatura de siglos pasados. ¿Quién dijo que solo había cinco sentidos? Las nuevas bibliotecas expandirán nuestra mente.

 

Quinta entrega de Mujeres que nos gustaría como bibliotecarias con Loola Pérez.

 

About Vicente Funes

Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com

Mujeres que nos gustarían como bibliotecarias [3]: Raquel Sastre

 

Raquel Sastre. Fotografía de Miriam Alegría.

En el caso de Raquel Sastre estamos haciendo un poco de trampa al incluirla en esta serie de Mujeres que nos gustarían como bibliotecarias. En realidad, Raquel, tiene una plaza en propiedad en la plantilla de bibliotecas de la Universidad de Murcia. Pero su pasión por la escritura humorística y los monólogos: le llevó a pedir la excedencia y a volcarse en su carrera como humorista, monologuista, guionista y actricista: que así se define en su perfil de Instagram.

Una decisión acertada que la ha llevado a codearse con algunos de los grandes del humor en nuestro país: colaborando, o escribiendo guiones, para programas y medios que van desde Andreu Buenafuente a El Hormiguero, Paramount Comedy, La que se avecina, La hora de José Mota, Yu, no te pierdas nada, Hoy por hoy, Ilustres ignorantes o el último programa del gran Forges en TVE: Pecadores impequeibols, entre otros. Actualmente forma parte de la nueva temporada (recién estrenada esta misma semana en la 2) del espacio de divulgación científica: Órbita Laika.

La apuesta humorística de Raquel por el humor negro, o cabrón como le gusta definirlo, no es algo fácil en estos tiempos de exacerbada corrección política y censura ejercida desde el anonimato a través de las redes. Pero ella ha demostrado una asombrosa habilidad (¿tendrá algo que ver el entrenamiento que supone el día a día en una biblioteca?) para manejarse en el siempre incendiario Twitter y salir indemne. Franca y directa, Raquel, convierte al humor más sincero y directo en un aliado al servicio de la concienciación en torno a enfermedades como el TEA o el síndrome de Phelan-McDermid que padece su hija. Su propuesta rompe estereotipos en torno a la figura de mujer humorista habitual por estos lares: al incitar a la risa a través de un humor basado en la palabra y la provocación. Pero dejémonos de preámbulos. Señoras y señores con todos ustedes:

 

RAQUEL SASTRE

 

El colaborador de diversos programas de Telecinco, Rafa Mora, publicó un tuit ofreciéndose como entrenador particular de Rihanna. Raquel, siempre al quite, le respondió en un tuit que se hizo viral.

 

El que terminaras estudiando para trabajar en una biblioteca ¿fue una decisión que tenías clara desde el principio o fue tu afición por la escritura la que te hizo decantarte por este mundo?

Con 18 años vi que todos iban a la universidad y yo quería hacer algo de escritura, probablemente monólogos, y pensé: mejor me saco una oposición que aquí va a haber mucho licenciado e igual no hay trabajo para todos. Y de ahí mi deriva hacia la Biblioteconomía, aunque logré la plaza pero no llegue a terminar la carrera, ahora voy a terminar Criminología

Y al descubrir el mundo bibliotecario ¿te gustó, te dejó indiferente o te disgustó?

Pues descubrí un montón de cosas. Un mundo mucho más rico del que intuyes cuando las frecuentas como simple usuaria. Disfruté con los fondos antiguos, la digitalización, los archivos. Me resultó un mundo mucho más variado y rico.

Y el hecho de que eligieras por el humor negro, el humor cabrón, tuvo algo ver con alguna experiencia vivida en tu etapa como bibliotecaria? ¿Algún trauma entre tejuelos?

No, no tiene nada que ver. Ese tipo de humor lo he hecho siempre. Aunque sí recuerdo que algunas veces me ponían a hacer las visitas de los estudiantes a la biblioteca, y ahí, aprovechaba para meter chistes y comentarios en plan coña que terminaban enganchándoles. Me solían preguntar: «tú estás haciendo prácticas ¿no?» Eran jóvenes de unos 17 años y yo tenía 22: así que no había mucha diferencia.

 

Raquel de marciana en el primer programa de Órbita Laika 2019.

 

Andrés Barba en su ensayo de La risa canibal dice «Cada vez que un hombre abre la boca para reír está devorando a otro hombre». El humor que cultivas no es un humor de medias tintas. ¿Te gusta producir cierto grado de incomodidad en el público? ¿es una forma de provocar la reflexión más allá de la simple carcajada?

Con el humor pasa como con todas las ficciones. Puedes hacer una película que es un drama, o una película con mensaje social, y que la gente recapacite. El humor se puede usar para concienciar, o no, yo a veces lo hago, pero otras veces, solo aspiro a entretener.

Lo que sí me gusta dejar claro es que la función del humor es principalmente entretener. Porque hay una corriente ahora que dice que el humor está para señalar a los poderosos, a los privilegiados, y que no puedes hacer chistes con la gente oprimida. Algo que me revienta porque ahí estás incidiendo en que hay unos superiores a otros. Es algo que intento evitar.

Esa corriente del humor como arma contra el poderoso me parece algo insignificante.  ¡Anda!, que no se hacen chistes con políticos. Por ejemplo, ahora con Vox, con Ciudadanos o el PP: y ahí sigue la derecha con mucha fuerza en el voto. Entonces me parece un error, y sobre todo peligroso, porque cuando a una actuación la estás utilizando para que tenga una dirección, una finalidad, que no sea la de simplemente entretener: ya estás instrumentalizándola como un arma. Y por otro lado, señalas a las personas que no piensan como tú, como malas personas. Cuando eres tú quien está utilizando el humor para hacer daño.

Según el tipo de humorista que seas puedes hacer humor reivindicativo o ficción de entretenimiento. Pasa igual con todo. Hay directores que se dedican a hacer cine social. Pero no tiene nada de malo que se hagan películas tipo Batman; o no tiene porque ser malo una saga de terror como Saw. Y mira que en Saw muere gente inocente y nadie se lleva las manos a la cabeza con: «Oh!! Dios mío, están matando gente inocente en vez de matar a los malos». Pues con el humor lo mismo. Hace falta, como en todo, tener sensatez.

 

Raquel invitada en el último programa que Forges dirigió en TVE: ‘Pecadores impequeibols’. Junto a José Luis Cuerda, Forges, Juan Carlos Ortega y Soledad Mallol.

 

Actualmente hay toda una nueva generación de cómicos en nuestro país que cultivan un humor diferente, con un punto inquietante, me viene a la cabeza Miguel Noguera y sus Ultrashows, por ejemplo. ¿Crees que ha habido una ruptura con generaciones previas de humoristas: o que hay un hilo que une el humor de un Gila, unos Tip y Coll o unos Martes y Trece con lo que se está haciendo ahora? 

Ha habido una evolución en el humor como en tantas otras cosas. Algunos dicen que ahora no se haría un sketch como el de Martes y Trece sobre «mi marido me pega». Pero no es porque esté mal hacer chistes sobre el maltrato, porque insisto, cuando alguien hace humor es una ficción y puedes tratar cualquier asunto. No hay interés por reírse de la mujer maltratada, ni por ridiculizarla, simplemente estás cogiendo un tema para hacer una ficción humorística. ¿Por qué no se haría hoy un sketch así? Porque se ha quedado antiguo, como las películas de destape, porque ya nos aburren. Pero tú ahora te coges un buen sketch sobre el maltrato a la mujer, y puede ser que la gente se ría, igual que se coge un buen sketch sobre el racismo: y la gente se ríe.

Y algunos dicen y ¿cómo puedes reírte con un tema como el racismo? Pero luego ves series como Arrested development: en la que una mujer blanca, de clase alta de unos sesenta y tantos, ha ido a una entrega de premios a actores latinos, porque su nuera es una actriz latina, y claro, la ceremonia está llena de latinos. Ella no para de levantar la mano cada vez que ve pasar a un actor mexicano con esmoquin y contrariada le dice a su hijo: «es la primera vez que estoy en una fiesta y ningún camarero me hace caso». ¿Es racista? Sí, pero te ríes. El tema es ese, el humor ha evolucionado, y se puede crear ficción humorística con cualquier cosa. Tienes que crear ficción que sorprenda, si el humor no sorprende no te ríes.

 

 

Raquel Sastre entrevistada en ‘Jot Down’.

El feminismo está más de actualidad que nunca. ¿Crees que por el hecho de ser mujer se acepta mejor que hagas humor negro con él que si lo hace un hombre? ¿o todo depende de la intencionalidad del humor, de la ideología latente que pueda haber tras la broma?

Depende de la calidad y depende de los temas. Si por ejemplo yo hago un chiste sobre pederastia, me pongo como protagonista, y digo: «luego me pasas el teléfono de tu hijo de siete años»: la gente se lo toma mejor si lo hago yo que si lo hace un chico. Pero, en general, el humor negro tiene mala acogida para el público que no le gusta. Es como la ficción, vuelvo a la película de Saw, si coges al público convencional y le pones Saw la mitad de la sala sale despavorida porque no le gusta. Yo soy la primera a la que no le gustan ese tipo de películas. Pero en cambio a mi chico le gustan y por eso no pienso que sea un psicópata. Lo pienso por otras cosas, como porque escuche a Melendi, pero no en general.

El humor negro tiene su público y eso no quiere decir que al público que le gusta el humor negro sean malas personas. Y es más, hay estudios científicos que han demostrado que la gente que tiene preferencia por el humor negro son menos agresivas, tienen menos problemas de cambios de humor, y son más inteligentes que las personas que se enfadan con los chistes. Hay que tener inteligencia para diferenciar la ficción de la realidad, y para entender el chiste y pensar que no es más que un chiste. Y claro, siempre depende del momento que estés viviendo. Si acabas de sufrir un accidente de coche en el que han muerto tus seres queridos: no es el momento más oportuno para que alguien cuente un chiste al respecto. O a lo mejor sí, pero depende del estado de ánimo y la forma que tiene de encarar la vida esa persona.

Te invitan a congresos médicos, científicos y de todo tipo. ¿Cómo es posible que no te hayan llamado para el congreso de bibliotecas públicas? Desde aquí vamos a abrir una campaña. ¿Te gustaría? ¿le darías caña al gremio?

A lo mejor no me han llevado porque tengo un monólogo en Paramount Comedy en el que hablo de ser bibliotecaria, y claro, lo hago con humor negro. Puede que no me hayan llevado porque lo han visto.

 

 

¡Qué pena! Igual servía para combatir los estereotipos que siguen recayendo sobre la profesión.

Yo cojo la idea de que los bibliotecarios sólo prestan libros y lo llevo al extremo. Pero eso no tiene porque ver con la realidad del trabajo de los bibliotecarios: que es muchísimo más rica. Es que el humor tampoco sirve para acabar con estereotipos. El humor se basa en los tópicos que la gente tiene en su cabeza. Y no es que la gente crea esos tópicos a ciencia cierta. Tú vas, por ejemplo, a Cataluña, y no esperas que la gente vaya a ser roñosa contigo, o vas a Andalucía, y no vas a una tienda más tarde del horario de apertura porque crees que abrirán más tarde. Sabes que el humor y los chistes que tachan de roñosos a los catalanes, y de vagos a los andaluces: son tópicos basados en la exageración. Quien se crea un monólogo a pie juntillas debería hacérselo ver.

Dentro de tus referentes culturales pesan más los libros, el cine, los cómics, la música u otro tipo de disciplinas?

Hay varios libros de comedia que están muy bien. El Step by step to Stand-up Comedy de Greg Dean por ejemplo. Pero sobre todo lo que he hecho ha sido ver muchos monólogos. Y mis favoritos, a los que no les llego ni a la altura de los zapatos, son por ejemplo nombres como: Doug Stanhope, que me parece maravilloso, Bill Hicks, Jim Jefferies, Joan Rivers, George Carlin, Tina Fey, Sarah Silverman. Luego hay escritores satíricos como Jonathan Swift que tiene unos textos geniales. También hay un libro que recomiendo mucho: Antología del humor negro de André Bretón. Una antología en la que descubres a muchos autores que escribían un humor negro maravilloso.

Formas parte del equipo de la nueva temporada del programa de divulgación científica de la 2: Órbita Laika ¿Tu perfil bibliotecario crees que te hará más fácil desenvolverte en ese ámbito?

Sí, es posible. Lo cierto es que siempre me ha gustado mucho la ciencia, y además mi chico es médico y está muy implicado en combatir las seudoterapias. Además tengo la gran suerte de ser amiga de muchos de los grandes divulgadores científicos de este país. Siempre que puedo intento ayudar al máximo y divulgar. Afortunadamente cada vez hay más interés por la divulgación por parte del público, como yo, que no hemos estudiado carreras de ciencias pero que sentimos cada vez más interés por la ciencia. Llevo una temporada que cuando me piden dar alguna charla en congresos de ciencias sobre, por ejemplo, los límites del humor: acudo y los apoyo siempre. He hecho monólogos clausurando congresos, charlas divulgativas humorísticas, por ejemplo en Granada, hice mi primera charla científica como divulgadora sobre Criminología. Bueno, aunque sean Ciencias sociales, que parece que no sean tan ciencias, que son las «casi ciencias» de la universidad.

Suena muy Sheldon Cooper lo que estás diciendo.

Sí, me temo que sí. El caso es que la divulgación me parece muy necesaria sobre todo ante los casos que se dan de fraudes por el uso de seudoterapias. Precisamente hace poco un amigo mío, que es profesor en un instituto, me contaba el caso de una madre que acudió a él porque quería dar una charla en el centro sobre el peligro del wifi. Y la mujer fue a pedirle que le dejara dar la charla: ¡¡¡fumando!!! Pero «¡¡Si la que está poniendo en peligro a tus hijos fumando en tu casa eres tú!!!». Eso sí que está demostrado que daña a los niños y no el wifi. Por eso es tan importante la divulgación de la ciencia: que la gente aprenda a distinguir la fiabilidad de los estudios que aparecen en los medios.

 

De este modo abrió un hilo Raquel en Twitter para denunciar la falta de apoyos por parte de algunas administraciones para los niños afectados por Trastornos del Espectro Autista. El humor como terapia, el humor como denuncia y el humor como una puerta abierta al debate.

 

Y por último, por mucho que nos duela, y te quisiéramos de vuelta en la profesión: no queremos perderte como humorista y lo que venga. Pero por si acaso algún día vuelves al mundo bibliotecario de manera profesional: ¿en qué te gustaría que se hubieran convertido las bibliotecas? ¿qué sacudida les darías para que realmente sigan siendo relevantes en el siglo XXI?

No solo creo que las bibliotecas tienen futuro sino que creo que, si tienen la vista puesta en las nuevas tecnologías, van a tener más importancia que nunca. Antes las bibliotecas eran sitios donde sacabas libros y estudiabas, luego poco a poco, fueron añadiendo nuevos servicios. Hoy día encontrar información en Google es muy sencillo; lo difícil es saber diferenciar lo que es realidad de lo que es ficción. Creo que las bibliotecas deberían especializarse en esa dirección, que den un servicio para saber diferenciar cuál es la información buena de la mala, también sería necesario asesorar a los estudiantes en cuáles son las fuentes fiables y cuáles no. Especializarse en ayudar al usuario para encontrar información de calidad.

Y luego las bibliotecas deben organizar muchas actividades: ciclos de cine, clubes de lectura, videojuegos, juegos de rol, etc… Internet está aislando a la gente fisicamente, y por eso, se necesitan sitios públicos que les sirvan para reunirse e interactuar entre ellos. Se necesitan espacios para la reunión, para juntarse alrededor de la cultura. Por eso creo que las bibliotecas sí que tienen futuro, son incluso más necesarias que nunca. Y es muy probable que surjan nuevas utilidades para las bibliotecas que ahora mismo no somos ni capaces de imaginar. ¿Quién te iba a decir a ti que las bibliotecas iban a tener espacios para hacer experimentos?

Pues no podías termina mejor la entrevista. Veo que no hay manera de que hagas algo de sangre con las bibliotecas.

No, no, para nada. Las bibliotecas me han dado algunos de los mejores años de mi vida y no descarto volver algún día. Pero hay aspectos que lo ponen difícil. Volver a lo que ganaba en la biblioteca frente a lo que gano como humorista, por un lado; pero sobre todo el horario. Mi plaza es de tarde y como soy la que menos puntos tiene lo tendría muy difícil para cambiar al horario de mañana.

No, mejor sigue de cómica. Bibliotecarias hay muchas, pero humoristas con perfil bibliotecario, no tantas.

Hombre, yo lo espero. Espero seguir de cómica, pero eso sí, sin perder de vista nunca a las bibliotecas.

 

 

Raquel en el programa de divulgación científica de TVE Órbita Laika.

Cuarta entrega deMujeres que nos gustaría como bibliotecarias con Constanza Mas.

About Vicente Funes

Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com

Mujeres que nos gustarían como bibliotecarias [2]: María Martinón-Torres

 

La infancia de la actual directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), María Martinón-Torres, y sus seis hermanos: está esperando a que alguien la convierta en cuento infantil.

Su título: Los siete hermanos que se criaron con 20.000 libros actuaría de reclamo inmediato para bibliotecarios obsesionados con combatir el síndrome de nido vacío bibliotecario que se produce a partir de ciertas edades. Y es que así tituló, con muy buen tino, ‘El País’, un artículo que dedicó en 2016 a los hermanos Martinón-Torres. Una estupenda crónica de una familia que se desarrolló al calor de los libros, y que han destacado, en los diversos campos profesionales a los que se han terminado dedicando.

La tercera de esos niños es una de esas mujeres que nos gustarían como bibliotecarias. #BibliotecariasenPotencia. Pero el que se haya convertido en una de las principales expertas en evolución humana del mundo nos viene infinitamente mejor.

Tal vez al comprender un poco más de dónde venimos podremos aventurar un poco hacia donde nos dirigimos. Las posibilidades que tienen las bibliotecas de los sapiens en un mundo hipertecnologizado. Y es que cuando la curiosidad se confunde con la impaciencia por saber qué sucederá en el episodio siguiente: toparse con alguien como María Martinón-Torres calma la ansiedad. Nos recuerda que tenemos la capacidad de ser espectadores de nuestro propia evolución. Y ese, sin duda, es el mayor de nuestros privilegios como especie.

 

MARÍA MARTINÓN-TORRES

 

Fotografia de Juan Manuel Serrano Arce.

 

Habiendo crecido entre 20.000 libros, como rezaba el titular del artículo de ‘El País’, está claro que una de las posibilidades era que hubieses terminado como bibliotecaria. ¿Has continuado esa tradición familiar de crear una gran biblioteca propia o la lectura digital ha sido un alivio para solventar problemas de espacio?

Confieso que todavía no he sucumbido a la lectura digital y que me parece difícil que lo haga. Un libro digital es una solución práctica, pero jamás tendrá la personalidad de un libro impreso, con sus páginas, su lomo, su cubierta. Los libros, como la gente. ¿Quién sustituiría un encuentro en persona con alguien a quien quieres por una conversación por WhatsApp? Con un libro de papel se establece otra intimidad.

Según el último Baremo de Hábitos de lectura en nuestro país la ‘deserción’ de lectores a los 15 años es abrumadora. ¿Cómo fomentaban tus padres el amor por los libros entre sus siete hijos? ¿Había alguna estrategia o surgía por simple imitación del modelo paterno y materno? Queremos tomar nota a ver si es aplicable para ese síndrome de nido vacío bibliotecario que se da en nuestras secciones juveniles.

Yo creo que el ejemplo es fundamental. Las nuevas generaciones crecen viendo a adultos mirando pantallas de móviles y ordenadores. Otra razón más para defender el libro impreso. Además, hay gente que jamás ha ido a una biblioteca.  A las bibliotecas hay que ir como un naturalista va al campo, con los ojos abiertos para poder descubrir cosas. No hay mayor deleite que pasear por las estanterías de una biblioteca. 

 

María Martinón-Torres en el yacimiento de Gran Dolina: uno de los yacimientos de la sierra de Atapuerca. En 1998, María, se integró en el equipo de investigación de Atapuerca.

 

Crecer entre 20.000 libros tiene sus consecuencias. En 1990, el proyecto de científica que era María Martinón-Torres en su colegio de Orense, ganó el primer premio en castellano del 3º Concurso de Cuentos Repsol. De la literatura a la ciencia sin solución de continuidad.

En el ensayo de Yuval Noah Harari, Sapiens, se sostiene que una ventaja del Homo sapiens frente al Neandertal se cifra en su capacidad para construir historias que organizasen el mundo, inventar dioses y relatos. ¿Se podría decir que la invención de la imprenta y la creación de las bibliotecas ha jugado un papel importante en nuestra evolución; o en realidad, sería algo irrelevante en el conjunto de factores que hacen que una especie evolucione?

Los seres humanos somos contadores de historias, y es así como funciona nuestra capacidad de abstracción. Cuando tratamos de resolver un problema, por ejemplo, lo que hacemos es imaginariamente reconstruir la secuencia de lo que pasaría si optásemos por una opción o por otra, discurrimos caminos, inventamos destinos y después escogemos. La empatía es también otra forma de contar historias, nos ponemos en el lugar del otro, e imaginamos qué sucedería o cómo nos sentiríamos si viviésemos la situación desde otro lugar. La formulación de una hipótesis en ciencia, es otra historia, arrancas de una premisa e imaginas los posibles finales de una secuencia que luego habrás de comprobar. 

La aparición de la escritura fue una de las grandes revoluciones del hombre. Permitió el crecimiento exponencial, la recapitulación de la historia, la transmisión de información, los viajes en el tiempo. Nadie vuelve a inventar la rueda, nadie empieza de cero, todos construimos a partir del lugar donde lo dejaron otros. 

Uno de los últimos libros en los que ha participado María Martinón-Torres.

Últimamente se insiste en la necesidad de adquirir un conocimiento transversal, que se eliminen los compartimentos estancos del conocimiento que desdeñaban cualquier contacto entre las artes y o las letras y las ciencias. ¿Crees que el conocimiento más completo y rico sólo se puede alcanzar partiendo de los menores prejuicios posibles?

El conocimiento de verdad requiere ciencia y humanidades, la una sin la otra siempre estará coja. A mis alumnos les doy siempre el “mal consejo” de que “pierdan” el tiempo leyendo y haciendo cosas que no tengan que ver con lo suyo: es de la conexión de campos diferentes de donde surge la creatividad y la innovación. Hasta el propio Darwin lamentó no haber dedicado más tiempo a leer poesía y escuchar música, pues creía que la pérdida de esos hábitos, podían ser perjudiciales para el intelecto y la felicidad al debilitar el lado emotivo de nuestra naturaleza. 

 

 

En el relato de Jack London La ley de la vida se describe la dureza de la vida de una tribu cazadora y el abandono del anciano de la tribu en pos de la supervivencia del grupo. Los avances médicos están permitiendo alargar la vida humana hasta límites hasta ahora no conocidos ¿Esta mayor convivencia intergeneracional podría llegar a alterar lo que ha sido la evolución hasta ahora?

Más que alterar la evolución ha sido un factor fundamental para el éxito de nuestra especie. El hombre es “útil” para su grupo más allá de su capacidad reproductora, y precisamente la gente de edad: supone uno de los mayores reservorios de conocimiento y experiencia de los que disponemos hoy en día. Teorías como la de la abuela, destacan el papel fundamental que han jugado las abuelas en garantizar la supervivencia de los nietos, de manera que la menopausia en nuestra especie puede haber sido incluso una “estrategia” para reconducir el rol de las hembras del grupo que, primero aportan su propia descendencia, y después: garantizan la supervivencia de sus genes contribuyendo al cuidado activo de sus nietos. 

¿Se puede decir que en el mundo científico lo que prima es el talento y la meritocracia y que las diferencias entre hombres y mujeres, que se sienten en otros ámbitos, no se dan con tanta frecuencia? 

Ese es el ideal. Y quiero creer que avanzamos en esa línea. 

Y por último, según hemos leído sentías debilidad por las novelas de Sherlock Holmes y Julio Verne. Por eso, desde tu experiencia como lectora y científica, ¿tienes alguna idea de cómo podrían ser las bibliotecas en el siglo XXI?  ¿acaso un gabinete tipo Holmes o una biblioteca submarina como la del capitán Nemo? Cualquier idea por disparatada y fantástica que sea nos viene bien.

Yo querría la Biblioteca de Babel de Borges, donde la propia biblioteca, no solo su contenido, son parte del misterio y la aventura. Esa biblioteca en la que “basta con que un libro sea posible, para que exista” .

 

Tercera entrega de Mujeres que nos gustaría como bibliotecarias con Raquel Sastre.

About Vicente Funes

Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com

Mujeres que nos gustarían como bibliotecarias [1]: Roberta Marrero

 

Esta semana del 8-M iniciamos una serie que abarcará todo el mes de marzo. Cuatro entrevistas, una por semana, con cuatro mujeres que, de haberse decantado por la profesión bibliotecaria, estamos seguros que habrían sido referentes. La profesión bibliotecaria ha sido una profesión eminentemente femenina. Son, y han sido, muchas las profesionales que hacen que las bibliotecas sigan vigentes y renovándose continuamente. Por eso queremos entrecruzar el mundo bibliotecario con otros sectores en los que, las protagonistas de esta serie, destacan por sus logros.

#BibliotecariasenPotencia un hashtag idóneo para cuatro mujeres, que desde ámbitos muy distintos, combinan: curiosidad, innovación, inconformismo, imaginación y creatividad.

Desde las artes plásticas: Roberta Marrero; desde la investigación sobre la evolución humana: María Martinón-Torres; desde el humor y el espectáculo: Raquel Sastre; y desde el diseño de moda y la tecnología: Constanza Mas. Si tanto se habla de la necesaria transversalidad de los conocimientos, estos cruces con el mundo bibliotecario, prometen interesantes reflexiones e inspiraciones.

 

ROBERTA MARRERO

 

Con Roberta Marrero se constata lo importante que son los gustos culturales para conformar una identidad. Pistas sobre sus afinidades, ideas y luchas se podían intuir fácilmente siguiendo su obra como artista plástica. Una trayectoria que le ha llevado a exponer sus obras en la Biblioteca Nacional de Francia o en el Victoria and Albert Museum de Londres. Pero fue cuando se decidió a unir su talento para la ilustración y el collage con la escritura: cuando su perfil de ‘artivista’ se reveló con más fuerza que nunca apoyándose en lo biográfico.

En los Estados Unidos, una bibliotecaria como Debra Davis, lleva décadas luchando por los derechos de las personas transgénero y del colectivo LGTBIQ, en general. Y en el caso de Roberta sólo hay que leer con detalle los palimpsestos en que convierte sus ilustraciones, repletos de capas y capas de mensajes, para captar su posicionamiento vital.

En El bebé verde. Infancia, transexualidad y héroes del pop (Lunwerg), Roberta volvió a sus orígenes y su relato se convierte en, además de un libro precioso como objeto, en un espejo en el que mirarnos cada uno, independientemente de cual sea nuestro género, para reconocer esas diferencias que nos separan, y al mismo tiempo, nos unen por afinidades, gustos y experiencias. Si buscamos un ejemplo de los beneficios prácticos, vitales, que tiene la cultura para construirse como persona: ese es el caso de Roberta.

 

 

Si acaso alguien se preguntase por las razones por las que consideramos que serías una estupenda bibliotecaria: solo tendrían que leer un fragmento de tu novela gráfica autobiográfica El bebé verde para entenderlo. Es cuando hablas de los cinco pasos para vivir una vida rara con éxito, y los encabezas con este consejo: «lee, lee y lee». ¿Qué ha supuesto la lectura en la construcción de tu identidad?

Ha supuesto un escapismo de la realidad que no me gustaba por un lado, accediendo a otros lugares a través de los libros. Y por otra parte aprender mucho leyendo ensayos y biografías. Es increíble que puedas acceder al conocimiento que un escritor o escritora ha tardado años en acumular leyendo unas cuantas horas. Es casi mágico!

En este blog siempre defendemos que las bibliotecas no promocionan la lectura, promocionan la cultura, en general. Libros aparte ¿qué otras disciplinas artísticas son las que más te influyen?

Yo estoy muy influida por la cultura en general, por los artefactos culturales que me llegan y me tocan, me da igual que sea un libro, una película, una serie, un cuadro o una canción. Creo que lo importante son las ideas, cómo se expresen, el medio, es más bien secundario.

En un libro que sabemos que te gusta mucho, Monster show, una historia cultural del horror de David J. Skal, se glosa la figura del bibliotecario francés André de Lorde. A principios del siglo XX fue el creador de las piezas teatrales del teatro del Grand Guinol. En tu universo creativo, y en tu propia estética personal, hay una gran influencia de lo gótico. ¿Es simplemente un gusto estético por esa imaginería o también un modo de transmitir un mensaje sobre lo alternativo, lo diferente?

Es una filia que tengo desde que soy muy pequeña y que le debo a mi educación católica y la imaginería religiosa cristiana que es muy siniestra. No creo que lo estético y lo ético estén tan diferenciados, toda imagen despierta siempre emociones, la estética por la estética para mí no existe.

El tono entre naif y gótico al que recurres en El bebé verde para contar tu infancia lo hace un libro más que recomendable en bibliotecas juveniles y colegios para trabajar con los niños el respeto a la diferencia. ¿Ese tono pedagógico fue algo que tenías en mente cuando lo escribiste/dibujaste o simplemente surgió espontáneamente?

Como todo lo que hago surgió espontáneamente. Yo no pienso mucho cuando creo, me dejo llevar por el instinto y por mi inconsciente que es muy rico y muy complejo, por eso me salen esas mezclas que pueden resultar extrañas para el lector o quien observa una de mis obras, pero que luego funcionan porque vienen desde un punto de verdad.

 

 

En El bebé verde te escribió el prólogo la escritora y feminista francesa Virginie Despentes (autora del mítico ensayo Teoría King Kong); y en tu último libro We can be heroes lo hace el filósofo queer Paul B. Preciado. Ambos representan un feminismo nada ortodoxo ni dogmático. Como feminista y ‘artivista’ ¿hay aspectos de esta tercera ola feminista que no te terminan de gustar o con los que no coincides?

Yo coincido con la idea esencial del feminismo que es luchar contra todo tipo de opresión, las de género, clase, raza, etc. Para mí el feminismo es eso, todo lo otro: como las “feministas” que están en contra de las personas trans o que no quieren escuchar a las trabajadoras sexuales es otra cosa, pero no feminismo.

 

 

Precisamente en We can be heroes y, en tu obra plástica en general, recurres a grandes figuras del cine y la música. Actrices como Mae West, Marlene Dietrich, Bette Davis, Joan Crawford, etc…aún representando en ocasiones las fantasías eróticas masculinas ¿consideras que son feministas sin ni siquiera haberlo pretendido?

Todas eran mujeres fuertes que se hicieron sus propias carreras en un mundo tan machista como el de Hollywood. Mae West escribía sus propias obras de teatro y guiones, y la Dietrich, jugó como nadie con la noción de lo masculino y de lo femenino. Quizá llamarlas feministas es una licencia a tomarnos muy grande desde nuestro punto de vista actual: pero sin duda fueron modelos de conducta.

En tu obra plástica recurres en numerosas ocasiones al collage. ¿Qué piensas de todo el debate que se ha movido en torno al apropiacionismo cultural?

La verdad es que no he pensado mucho en el tema. Lo que yo hago a través del collage es crear algo nuevo con partes que ya existían a priori que no es lo mismo que una paya cante flamenco, que tampoco lo estoy condenando ni aprobando; simplemente no tengo una idea clara al respecto.

No sabemos si has sido o eres usuaria de bibliotecas. Actualmente las bibliotecas, como casi todo, están inmersas en un proceso de reinvención que las haga evolucionar e incluso convertirse en algo muy diferente a lo que hasta ahora se ha asociado con una biblioteca. ¿Tienes alguna idea, por disparatada que sea, de cómo te gustaría que fueran las bibliotecas en este siglo XXI?

Me parece que ese proceso de modernización de las bibliotecas incluyendo textos feministas y queer, por poner dos ejemplos, es ya una idea muy siglo XXI. También está bien incluir en las bibliotecas todo lo que se edite en papel, desde flyers de fiestas a fanzines, cómics o revistas.

Y por último, has sido DJ, actriz, cantante, y es en las artes plásticas y la escritura, donde tu discurso creativo se está desarrollando con más largo recorrido. Ya puesta ¿te verías de bibliotecaria? Porque es posible que tras esta entrevista alguna biblioteca quiera ficharte.

Yo si que me veo como bibliotecaria totalmente. Sería muy feliz.

 

 

Segunda entrega de Mujeres que nos gustaría como bibliotecarias con María Martinón-Torres.

 

About Vicente Funes

Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com