Crowdsourcing en bibliotecas: más allá de una moda pasajera

Lejos queda ya el reinado glorioso del benchmarking, o el de la generación de sinergias. Uno de esos términos que parece un poco olvidado después del boom vivido hace dos o tres años (algo más en el mundo anglosajón), es el del crowdsourcing. Si buscas en Google verás que no hay prácticamente nada nuevo sobre crowdsourcing en bibliotecas desde 2013. ¿Es que ya no nos sirve como herramienta? Nada de eso, sigue siendo tan válida como siempre y hoy vamos a intentar refrescar las ventajas que aporta al trabajo bibliotecario explicando algunos ejemplos de proyectos en marcha. Pero primero, definamos la cosa. CrowdsourcingSi buscas en la red encontrarás muchas definiciones de crowdsourcing, pero la idea clave es la realización de tareas de forma colaborativa por una comunidad de personas de forma abierta, es decir, sin predeterminar quién puede participar y quién no. Al hablar de tareas, nos referimos a aspectos como la prestación de servicios que antes hacía en exclusiva una organización, o la producción de ideas o de contenidos. ¿Empiezan a surgirte ideas? Por poner algún ejemplo, ¿qué te parecería que las consultas de referencias bibliográficas se prestaran mediante un sistema de crowdsourcing? ¿Y qué tal la aplicación de esta metodología al desarrollo de la colección o a la digitalización de los fondos? Ya hay bibliotecas que hacen estas cosas, y las ventajas son claras. Se nos ocurren tres, así de pronto:

  1. Puedes alcanzar objetivos que con los medios habituales a tu alcance nunca lograrías.
  2. Puedes generar servicios y contenidos con valor añadido porque te vales de conocimientos multiplicados por la inteligencia colectiva.
  3. Generas una mayor participación y un mayor compromiso de la comunidad con la biblioteca.

Algunas iniciativas

Nos ha puesto sobre la pista de algunos proyectos recientes de crowdfunging un artículo sobre el tema de Public Libraries Online, pero también en España hay ejemplos que pueden servirnos de inspiración.
  • CrowdAsk: se trata de una aplicación web de asesoramiento bibliotecario y ayuda a la investigación puesta en marcha por las bibliotecas de la Universidad de Purdue (EE.UU) en la primavera de 2014 que facilita que estudiantes, profesorado y bibliotecarios respondan las consultas de los estudiantes relacionadas con el funcionamiento de las clases, los servicios bibliotecarios y recursos para la investigación. Se puede consultar desde las referencias más adecuadas para un artículo, hasta cómo citar la bibliografía. De hecho, se pide a los alumnos que antes de preguntar a sus profesores o al personal de las bibliotecas, consulten en la plataforma web. Las respuestas son puntuadas por la comunidad de usuarios. Éstos pueden seguir editando las preguntas y respuestas como en la Wikipedia para que estén siempre actualizadas. Incluye elementos de gamificación para puntuar y premiar a los miembros más activos y mejor puntuados de la comunidad, y motivar así la participación. Para más información sobre CrowdAsk, aquí tenéis este artículo que explica la iniciativa, elaborado por dos profesores de Biblioteconomía de la Universidad de Purdue.
Crowdsourcing_crowdask  
  • Desarrollo participativo de la colección: después de 9 meses de planificación, en otoño de 2013 la Biblioteca Pública de Chicago puso en marcha un proyecto de dos años de duración para facilitar la participación de los 2,7 de ciudadanos a los que sirve y satisfacer así mejor sus necesidades en cuanto a la adquisición de títulos. La idea era muy simple: su proveedor habitual elaboró listas personalizadas de ficción para adultos, no ficción y literatura infantil y juvenil, y las fichas bibliográficas de esos títulos fueron incorporadas al catálogo online: cuando uno de los libros es solicitado por un usuario se desencadena el proceso de compra: la biblioteca recibe un informe y a continuación realiza el pedido a su proveedor. Creen que en estos tiempos de ajustes presupuestarios, ésta es una forma más sensata de adquirir títulos. El proyecto piloto finaliza este año, y está pendiente de ser evaluado.
 
  • Bibliotecas y la Wikipedia: al pensar en el crowdsourcing seguramente a la mayoría de vosotros os habrá venido a la cabeza el Viquiprojecte Bibliowikis, un proyecto del Servei de Biblioteques de la Generalitat de Cataluña y Amical Wikipedia -una asociación de voluntarios defensores de la lengua y la cultura catalanas-, que, junto con otras redes de bibliotecas, pretende impulsar la Viquipèdia, la colección de contenidos en catalán de esta enciclopedia colaborativa. Comenzó en 2012 y ya hay más de 145 bibliotecas activas en el programa. Cada una de ellas puede elegir la modalidad de participación en función de su disponibilidad, sus ganas y la realidad de su entorno, desde un pequeño taller de formación sobre edición wiki hasta fotografiar y catalogar los monumentos del municipio, pasando por la organización de Wikimaratones con sus usuarios. Es decir, es un proyecto que incorpora el conocimiento colectivo y toda la flexibilidad de estas herramientas colaborativas, dos de sus ingredientes esenciales. En estos momentos están promoviendo #decapçalera, iniciativa en la que los profesionales de las bibliotecas se encargan de ampliar el artículo enciclopédico de su escritor de referencia.
 
  • Crowdsourcing_BiblioCastelldefelsCrowdsourcing de actividades: en la Biblioteca Central de Castelldefels han organizado de tal forma su programa de actividades que podemos decir que funciona sobre la base del crowdsourcing. Está abierto a que empresas, colectivos y vecinos de la localidad a título personal propongan la realización de charlas o talleres que encajen con las actividades de la biblioteca. El resultado es que se aprovechan los conocimientos de la comunidad, y ésta a su vez se beneficia de una oferta cultural ampliada y servicios que antes no podían ni imaginar. Así han organizado, por ejemplo, “los jueves jurídicos”, en los que miembros de un gabinete de abogados dan charlas prácticas sobre temas legales de interés. En este mes de octubre celebrarán una serie de talleres para “saborear Japón”, en los que participan desde un asesora del Consulado de japón en Barcelona, hasta una bodega de la localidad. En total son varios centenares de actos los que organizan cada año con esta fórmula.
Seguramente conoceréis algunos ejemplos más de crowdsourcing en bibliotecas. Si es así, nos encantaría conocerlos para compartirlos. Al fin y al cabo, eso también es inteligencia colectiva. ¡Feliz semana!]]>

About Vicente Funes

Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com

Bibliotecas y MOOCs: ¿una colaboración posible?

courseraEmpezamos con una confesión: andamos fascinados con esto de los MOOCs (Massive Online Open Courses), esos cursos online gratuitos y abiertos a cualquier persona en cualquier lugar del mundo, que empezaron a organizar las mejores universidades de EE.UU, y que hoy se han extendido a universidades de los cinco continentes, con la participación de millones de personas. Puedes encontrar cursos del máximo nivel, con contenidos excelentes y con comunidades de debate y aprendizaje colaborativo extendidas por casi cualquier rincón del planeta. Ofrecen las temáticas más variadas, de la Neuroeconomía a la Gamificación, y de los logaritmos a la historia del rock, pasando por las representaciones culturales de las sexualidades, y la muerte celular programada. Todo ello desde tu casa, sin coste para los alumnos (excepto que quieras un título oficial). Acceso al conocimiento en estado puro.

 

Por supuesto, el surgimiento de este fenómeno ya está generando importantes debates sobre las vías de colaboración entre bibliotecas y MOOCs. Hace unas semanas, se celebraban las XII Jornadas CRAI con el título “MOOCs y CRAIs. El futuro ya es presente”, en las que se debatió sobre la puesta en marcha de estos cursos por las universidades españolas y el papel de los CRAIs ante esta nueva tendencia. Para situar el tema con datos, se presentó el Informe “MOOCs en España” de la Cátedra Telefonica – UPF, que cuenta que de las 80 universidades activas registradas en el espacio web del Ministerio de Educación, 28 (un 35% del total) tienen al menos un MOOC. En el siguiente gráfico, se detalla si se trata de cursos en su primera edición o si ha habido ya una cierta consolidación con dos o más ediciones.

 

UniversidadesyMOOC_grafico

 

La dispersión de estos cursos en las distintas universidades es alta, según el informe. Tres de ellas (UNED, Universidad Politécnica de Valencia y Universidad de Cantabria) acumulan aproximadamente la mitad de la oferta de MOOCs de nuestras universidades. En cuanto a las plataformas escogidas para ofrecer los cursos, Miríada X es la más utilizada, aunque algunas instituciones tienden a crear una plataforma propia para centralizar su oferta formativa en MOOCs (UNED, UGR, EHU, UCAM, etc.) a partir de un cierto volumen de cursos. La presencia en las grandes plataformas anglosajonas como Coursera es escasa.

 

Las conclusiones de las Jornadas plantean algunas ideas interesantes. La primera, que para que haya una incorporación normalizada y generalizada de los MOOCs a nuestras universidades es necesario que exista “inteligencia institucional”, con un funcionamiento estratégico asentado sobre estructuras colaborativas de creación, “donde los CRAIs tuviesen un papel preponderante de participación, facilitación e incluso génesis de los materiales de conocimiento”.

 

Perfiles profesionales

Se habló de que la participación de los CRAIs en el proceso de elaboración de los cursos supone, entre otras cosas, un enriquecimiento de los perfiles profesionales de quienes trabajan en ellos “que permita funciones como la obtención participativa de recursos didácticos y la contribución al diseño de los mismos, la capacidad analítica y de gestión de los big data generados por los cursos, y la interacción con nuevos agentes de educación como las plataformas. También la función relativa al almacenamiento del material generado y el repositorio de recursos”.

 

moocs_AmericanLibrariesPero no solo se debate en España sobre esta cuestión. En EE.UU es un asunto recurrente en foros y publicaciones especializadas. En un artículo reciente de la revista “American Libraries” enfrentaban dos visiones no del todo coincidentes sobre cómo los cursos masivos podían afectar a los bibliotecarios y las bibliotecas. Por un lado, Paul Signorelli, consultor en temas de educación, planteaba que bibliotecas y MOOCs comparten fines como los de facilitar el acceso a recursos para la formación y contribuir a crear comunidades de aprendizaje, por lo que cree que los MOOCs pueden reforzar los servicios de las bibliotecas. Y, en línea con lo que se habló en las Jornadas CRAI, opina que los profesionales de las bibliotecas tienen mucho que aportar a quienes crean e imparten los cursos online.

 

Por su parte, Amanda Hovious, bibliotecaria especializada en tecnologías para la educación, es partidaria de ser cautos a la hora de establecer vías de colaboración entre bibliotecas y organizadores de los cursos: “Los MOOCs están todavía en una fase de desarrollo experimental, por lo que yo me lo pensaría con detenimiento. Antes de participar en el desarrollo de un MOOC, los bibliotecarios deberían preguntarse: ¿Cuál es el propósito del curso? ¿A qué público va dirigido? ¿Cómo ayudará a la comunidad a la que sirve la biblioteca? ¿Cuáles serán los costes para la biblioteca (en tiempo, recursos humanos, presupuesto?”. Y añade: “En estos momentos muchas bibliotecas tienen unos recursos muy limitados. Una biblioteca no debería participar en el desarrollo de MOOCs si esto afecta negativamente a su capacidad para servir a sus usuarios principales”.

 

El debate está servido, y seguro que muchos de vosotros ya tenéis cierto camino andado por estos terrenos. Estaríamos encantados de leer vuestros comentarios al respecto. Gracias y ¡feliz semana!

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About Vicente Funes

Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com