Lara Croft se hace feminista en la biblioteca

La industria del videojuego supera ya a la industria del cine como productora de contenidos para la evasión y el entretenimiento. Su desarrollo durante las últimas décadas está siendo vertiginoso; y como dejaba claro nuestra compañera Carmen Rodríguez García, hace ahora precisamente un año en este blog: las bibliotecas no pueden quedar atrás en incorporarlos como parte consustancial de su oferta.

rosielogoEs posible que para quienes aún estén anclados en la idea de que en una biblioteca debe primar el fomento de la lectura, y no de la cultura en general; aún les lleve un tiempo aceptarlos de manera decidida. Para esos profesionales (y usuarios de bibliotecas, que en ocasiones son mucho más conservadores que los bibliotecarios más jurásicos), tal vez declaraciones como las que hizo Hidetaka Miyazaki, uno de los más importantes diseñadores de videojuegos, en el semanario de El País hace unos meses, les sirvan para relajar un poco las suspicacias:

«No me intereso mucho por lo que hacen los demás diseñadores. No me gusta basarme ni en videojuegos ni en películas. La inspiración para crear mis mundos siempre viene de los libros. De un esfuerzo de imaginación».
«Me encantaba leer libros que aún no podía comprender del todo. Las partes que no entendía porque era demasiado joven me obligaban a usar mi imaginación para rellenar esos huecos y crear mi propia versión de lo que había leído. Es lo que sigo haciendo ahora»

 

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El videojuego L.A. Noire, inspirado en la literatura y cine negro. Su lanzamiento vino acompañado de la publicación de relatos, en formato ebook, inspirados en el juego; y escritos por grandes firmas como Joyce Carol Oates o Lawrence Block.

 

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Una buena obra de referencia para empezar a crear la sección de videojuegos en la biblioteca

Por otro lado, existen juegos como el Wizards101 que incitan a la lectura, pero sobre todo a la escritura. Proponen a los jugadores que vayan ampliando el universo del juego, escribiendo historias sobre los personajes, que luego se premian en concursos convocados a tal fin. También hay propuestas como las de la editora de textos digitales Readership, que ha recurrido al juego Minecraft, para promocionar sus obras.

Readership más que una editorial, es un portal al que los aspirantes a escritores publican extractos de sus obras, para que sea su público potencial el que vote, y así según la expectación, finalmente se publique la obra completa o no. Y Readership para hacer más atractiva la propuesta, recrea el universo que describen las obras presentadas a examen mediante el videojuego Minecraft.

Cuando hasta el Pac Man ya forma parte del catálogo del MoMa; en webs como 8-Bit Philosophy, Super Mario Bros puede ayudarte a comprender mejor las teorías de Nietzsche o Descartes; y hasta las autoridades educativas andaluzas, están detrás de desarrollar un videojuego sobre Blas Infante: está claro que ignorar el potencial de los videojuegos es casi suicida para una biblioteca del siglo XXI. En el post antes citado de Carmen Rodríguez, se recomendaban algunas direcciones interesantes para mantenerse al día, pero por añadir una más: la escritora chilena Paula Rivera Donoso, lleva un tiempo haciendo un seguimiento del mundo de los videojuegos, desde la perspectiva de la narrativa, y sus conexiones con la lectura, al que merece la pena echarle un vistazo.

 

 

El videojuego como instrumento educativo y pedagógico está conociendo cada vez un mayor desarrollo. Wonder Quest, es un desarrollo didáctico para niños de primaria que se basa en el juego Minecraft. En el siguiente vídeo de presentación, uno de los diseñadores advierte que lo que mola de Minecraft a los niños es su naturaleza destructiva. Antes de que padres y docentes puedan echarse las manos a la cabeza, rápidamente lo aclara al decir que es la capacidad de los niños para hacer y deshacer según su criterio. Pero lo cierto es que está bien dicho: la capacidad de destruir y construir es lo que más puede fascinar a los niños (y a los adultos, para qué nos vamos a engañar), y los videojuegos pueden ser una manera más para desarrollarla de manera creativa.

 

 

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El psiquiatra Fredric Wertham planteando sus teorías sobre la peligrosidad d los cómics en los años 50

En la década de los 50, el psiquiatra estadounidense Fredric Wertham lanzó su ensayo La seducción de los inocentes, en la que abominaba de los cómics por corromper las mentes juveniles, y llevarlos a la delincuencia.

El videojuego como nuevo medio de entretenimiento popular, no iba a escapar a ese debate. Como el cómic, el cine, la televisión, o el anime, es tan susceptible como cualquier otro medio para la exacerbación de la violencia y de discursos sensacionalistas, que calan con más facilidad en mentes aún por formar.

En este sentido, el impactante vídeo que el dúo de realizadores audiovisuales Metaforice, hicieron para este tema de Is Tropical, no podía resultar más ilustrativo. Un Señor de las moscas 3.0 que inquieta y nos interpela al mismo tiempo:

 

 

Y puestos a estereotipar, no sólo de sangre, disparos y desmembramientos varios, vive el aficionado al videojuego; también de machismo. Algo se debe haber hecho mal cuando comportamientos, ideas y actitudes trogloditas siguen dándose entre las nuevas generaciones. Pueden tener los mejores gráficos que un diseñador de videojuegos pueda desarrollar, una trama absorbente, efectos 3D y mil avances tecnológicos que hagan estremecer al gamer más experimentado;  pero cuando se habla de mujeres, lo más importante es que luzcan explosivas, y no tengan protagonismo fuera de la fantasía más pajillera.

Que discursos de este tipo se sigan dando a estas alturas, resulta más aburrido que tener una consola de última generación y sólo saber jugar al Pac Man. Pero lamentablemente para los gamers más tarugos, las cosas están cambiando. Aficiones que durante décadas parecían exclusivamente masculinas (el cómic, los juegos de rol, los videojuegos) están llamando a gran número de chicas que se acercan sin prejuicios, y ante actitudes tan retrógradas, en vez de callarse se deciden a actuar.

 

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No es sólo desde los videojuegos indies, que están abriendo otros frentes creativos, mucho más estimulantes para los gamers menos esclerotizados. Cada vez más voces están sonando en contra de esa cavernícola concepción del mundo del videojuego, que tan amuermante resulta.

Hace unas semanas, en la revista digital Yorokobu, dedicaban un artículo a la iniciativa de la periodista especializada en videojuegos, Marina Amores, para combatir las actitudes machistas en los videojuegos. A fregar, es el nombre que Marina ha puesto al espacio en Tumblr que ha abierto para recopilar actitudes sexistas entre los gamers. Marina también está detrás de dos de los documentales disponibles en Youtube, que clarifican mucho la cuestión: Mujeres+Videojuegos y Hombres+Videojuegos. Las iniciativas de Marina vienen a sumarse a experiencias similares, como la que se relataba en la web especializada Xataka, en la que Laura Gómez contaba sus experiencias en Una semana jugando online siendo mujer.

 

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Barbie, programadora de videojuegos. Si hasta Barbie combate el sexismo en los videojuegos, ya están tardando las bibliotecas en hacer otro tanto.

 

Y ¿cuál es el mejor lugar para que el videojuego siga creciendo como una alternativa de ocio y creación; y a la vez, combatiendo tanto anacronismo? No hay mucho suspense en la respuesta. Algunas bibliotecas en nuestro país ya apuestan decididamente por ellos. En este sentido, merece la pena destacar el Rincón del videojuego, que forma parte de la Biblioteca de creación, en el centro cultural Tabakalera de San Sebastián. En dicha unidad, se está realizando una labor de catalogación y tratamiento de los videojuegos, que ya es un referente al que imitar a la hora de plantearse algo parecido en otras bibliotecas.

 

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Mad Max. Furia en la carretera, o cómo actualizar/mejorar un clásico testosterónico a través del feminismo. El 2015  fue un buen año para el feminismo geek, según la revista Yume

 

Y es que no hay ninguna necesidad de que inventen un James Bond femenino; pero tristemente, sí que parece que sigue siendo necesario reivindicar a una Lara Croft sexy y feminista a la vez; sin que ello tenga que provocar ningún cortocircuito neuronal entre tanto machito que confunde el mando de su consola con otra cosa.

Para cerrar, qué mejor que unas chicas picantes. En una campaña que aspira a concienciar a los líderes mundiales que se reunirán en la Cumbre de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas en septiembre;  han tenido la genial idea de hacer un remake del famoso vídeo Wannabe de las Spice Girls, que rápidamente se ha hecho viral. Geri, Melani, Victoria o Emma son sustituidas por mujeres artistas de diversos países, que desde diversas localizaciones, lanzan poderosos mensajes dando vida realmente a aquella etiqueta del girl power, que la mercadotecnia de los 90 utilizó para lanzar a las originales.

 

About Vicente Funes

Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com

Egobiblio: narcisismo y bibliotecas en la era selfie

Dicen los analistas y los que hablan de oídas (como es el caso), que el triunfo electoral del Brexit ha tenido más que ver con el enaltecimiento del ego británico de las clases bajas, que con un repudio consciente a la Unión Europea. Los nacionalismos siempre apelan al ego de aquellos que lo tienen más frágil, y en estos tiempos en que gracias a la tecnología el culto del ego alcanza el paroxismo; el caldo de cultivo parece más fértil que nunca.

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El Narciso de Caravaggio absorto en su móvil en el siglo XXI

Si el Narciso de la mitología griega se ahogó embelesado con su propio reflejo; desde el 2014, sólo han hecho falta un palo de selfie y un precipicio, para que 49 incautos narcisistas hayan terminado consiguiendo el protagonismo que buscaban en las redes, a título póstumo. No sabemos aún si los que han votado por el Brexit coquetean con el precipicio, pero el selfie que se han hecho no les favorece. Pero en un país en el que la crisis se ha llevado por delante más de 350 bibliotecas públicas, la única manera de reforzarse la autoestima deben ser los discursos simplistas (tras la resaca electoral, más de uno dirá que también en nuestro país, pero como decían Tip y Coll, la próxima semana hablaremos del Gobierno, hoy no toca).

 

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Believe in your selfie: la verdad está en tu selfie.

 

En el último número de la revista Infobibliotecas, se incluye una crónica de la reunión OCLC EMEARC 2016, celebrada en Madrid a principios de marzo. En este encuentro entre profesionales de la información, bibliotecarios y emprendedores se abordó la denominada «generación selfie«: sus vidas digitales, sus espacios sociales y sus necesidades educativas. Captar la atención de los jóvenes entre 16 y 24 años es el gran reto tanto para bibliotecas, como para el resto de instituciones educativas y culturales; pero más allá de las interesantísimas reflexiones e intercambio de experiencias (para eso habrá que leer la revista), lo que destacamos aquí es una foto del reportaje; concretamente el mensaje que reza en la espalda de la camisa de uno de los participantes: Believe in your selfie (Cree en tus selfiEscanear 13es).

Es cierto que uno de los momentos más provocadores del encuentro, fue cuando el joven empresario Luis Iván Cuende, arremetió contra el sistema educativo, y hasta llegó a sostener que para él las universidades podrían desaparecer y ser sustituidas por bibliotecas, dado que todo está ya online, y lo único que necesita esta generación selfie, son espacios colectivos en los que reunirse.

Bien, suena iconoclasta y blasfemo, como debe sonar todo discurso de un joven airado; pero más allá de estas halagadoras palabras para las bibliotecas (que no para los bibliotecarios, ¿qué papel jugarían si su idea suena un poco a la de un autoservicio?), lo que verdaderamente da la pista es el eslogan en la camisa del anónimo asistente. Si algo deja claro es que si se quiere atraer el disperso interés de esta juventud, no hay otra que elevarles la autoestima, que satisfacerles el ego. Y ¿cómo se hace eso desde una biblioteca?

 

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El cómic No son como nosotros: rebeldes con causa o sin causa, perdidos en los agujeros negros de la juventud del siglo XXI

 

En las actas del III Congreso de Bibliotecas Públicas se incluía la comunicación de Antonio Díaz Grau: La biblioteca pública como lugar de reforzamiento de la autoestima de los miembros de su comunidad. Entre las propuestas que Díaz Grau enumeraba, para reforzar la autoestima de colectivos e individuos especialmente vulnerables, se recogían: desde grupos raciales, a ancianos, niños y adolescentes. E incluso abordaba una interesantísima actividad desarrollada para combatir el tan, lamentablemente de actualidad, asunto del bullying o acoso escolar.

Pero esta comunicación fue en 2006, no existía aún Instagram, ni los palos para selfies, ni siquiera al autorretrato de toda la vida se le había dado ese nombre. Ahora la autoestima de casi todos, se refuerza a base de seguidores en Instagram, Likes en Facebook, o retuit en Twitter. Y sin tan duchos son en estas herramientas: ¿por qué no dejar que sean los propios jóvenes los que alimenten las redes sociales de la biblioteca?

 

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Drew y Yaiza, la pareja de chicas booktubers que recomiendan lecturas en su canal Never be hopeless

 

Muchas secciones juveniles de bibliotecas podrían contar con la colaboración de algún/os booktubers. Jóvenes con ganas de compartir sus lecturas, a los que la biblioteca les proporciona las lecturas de su interés, y que a cambio, las comparten a través del canal de Youtube de la biblioteca. Habría que contar con la autorización de los padres, claro está, pero hasta el momento el gremio bibliotecario aún conserva cierta respetabilidad de cara a los progenitores.

Hace unos días, en el blog de Infotecarios, la documentalista peruana Silvana Aquino, hablaba de los Bookstragrammers (cada vez un nuevo anglicismo a cual más retorcido), los jóvenes que fomentan el amor por la lectura a través de fotografías de sus lecturas, o de ellos mismos con libros tapándoles la cara. Hay que correr para coger algunos de estos trenes, que pasan con la misma rapidez que los hits en las listas de reproducción del Spotify.

 

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En Latinoamérica nos llevan algo de ventaja en esto de masajearles el ego a los nativos digitales; o dicho más políticamente correcto: en aprovechar las destrezas digitales de los jóvenes para los fines de la biblioteca.

¿Para cuándo un concurso de booktubers en bibliotecas públicas como el que se celebró en Chile a finales del 2015? La Coordinación del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas ha establecido una fructífera colaboración entre las comunidades de booktubers y las más de 450 bibliotecas públicas del país. Para ello, han capacitado a 20 responsables de bibliotecas municipales en edición de vídeos; y en los cursos de formación, están presentes booktubers célebres en el país. Laura Mera junto con Pía Fuentes, dos de las booktubers con más tirón en las redes, han sido las encargadas de captar a más jóvenes que quieran colaborar con las bibliotecas públicas.

 

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Clipboard01En Uruguay, el pasado 7 de junio se entregaron los premios a los ganadores del Concurso Booktubers Uruguay en la Biblioteca Nacional. Repartidos en tres categorías por edades, de 9 a 12 años, de 13 a 18, y de 18 en adelante (porque el amor por la lectura, y el narcisismo no tiene edad). Los 64 vídeos de los participantes se colgaron todos en el canal de Youtube del Ministerio de Educación y Cultura uruguayo.

En la última Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, las colas en las casetas con youtubers célebres como Germán Garmendía, superaban en mucho las que se formaban ante figuras consagradas como Alberto Manguel, Mario Vargas Llosa o María Kodama. Y otro tanto pasó en la reciente Feria del Libro de Madrid. No vamos a decir que las bibliotecas deban colaborar con El Rubius o AuronPlay; aunque ¿por qué no? Si los videojuegos son otro campo que hay que sumar a la oferta bibliotecaria: ¿llegará el día en que El Rubius pueda convertirse en colaborador de las bibliotecas? Todo es cuestión de masajear el ego con algo de respetabilidad a la antigua, y hasta las generaciones más descreídas se crecen ante la perspectiva de dar lecciones a sus mayores.

 

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El youtuber AuronPlay sobre fondo bibliotecario

 

Como sostiene el neuropsicólogo Álvaro Bilbao en el artículo Por qué tus hijos no son nativos digitales, publicado en El Mundo:

 

«Tus hijos no son nativos digitales, porque son nativos de un mundo natural. Un mundo en el que manos, boca, ojos, olfato e inteligencia están estrechamente unidos. Millones de años de evolución ha dotado a tus hijos de un cerebro preparado para aprender tocando, escuchando, hablando y jugando. Aunque se empeñen en vendernos lo contrario, la tecnología no es una ventaja a edades tempranas.»

 

Pero como los bibliotecarios no son educadores, pueden aprovecharse de lo mucho que las nuevas generaciones gustan de distinguirse de sus mayores a cuenta de la brecha digital.

La falta de ofertas de empleo público de los últimos años y la falta de salidas profesionales en el campo de las bibliotecas ha hecho que, sin duda; las bibliotecas sean una de las unidades administrativas que suman no pocos números en ese 62,8% de mayores de 50, que hacen que la Administración haya envejecido en estos años de crisis.

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Madonna extrayendo la energía de la joven Britney Spears en los premios MTV 2003

Unos bibliotecarios seniors cuya formación fue analógica, pero que se subieron al carro de las nuevas tecnologías allá por los 90; y cuya profesión les ha obligado a actualizarse de manera continua. Unas generaciones que pese a los estragos que las nuevas tecnologías hayan podido hacer en su capacidad de concentración: siguen siendo capaces de elaborar discursos más ambiciosos que los que las generaciones hiperestimuladas digitalmente. ¿Es el momento de hacer una loa de la colaboración intergeneracional bibliotecarios senior-generación selfies para beneficio mutuo? No, nada de eso, es hora de invocar el mito de la condesa Erzsébet Báthory, ya saben, la difamada aristócrata húngara que según la leyenda; sacrificó cientos de jovencitas para bañarse en su sangre, y mantener su juventud. Y a la que ahora la ciencia le ha dado la razón.

Ok, suena fuerte ¿no? Pero si se quiere atraer a los jóvenes, mejor que pongamos un poco de gore al cuento de la biblioteca si no queremos que tuerzan el gesto. Por eso para terminar acordes con el asunto, nada mejor que un corto que triunfó en Youtube, y que combina emociones fuertes y selfies. Y es que los narcisos de la generación selfie ya no se ahogan en su reflejo, es su sobrealimentado ego en forma de zombi el que los acecha.

 

About Vicente Funes

Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com

Escapando de la biblioteca, escapando de los bibliotecarios

 

Si en el post anterior, repasábamos la deuda que las bibliotecas del siglo XXI tienen para con los supermercados y grandes superficies; en este post arrancamos con un ejemplo de que, una vez más, las bibliotecas asumen fenómenos cuyo hábitat natural no es en principio el bibliotecario, pero que sorprendentemente una vez trasplantados, se aclimatan con la mayor naturalidad.

En Cracovia, una de las sensaciones para celebrar la Noche de las bibliotecas, consistió en crear una escape room, que tan de moda están en la actualidad. Por si alguien no sabe de qué va el asunto, resumiremos que consiste en un juego psicológico, en el que voluntariamente los participantes son encerrados en una habitación, con un tiempo establecido, en el cual tendrán que resolver los enigmas que se esconden en la misma, y cuya resolución les permitirá liberarse del encierro.

 

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La huella (1972) el clásico de Mankiewicz al que siempre se vuelve

Con la de ficciones que han tomado a las bibliotecas como escenarios de crímenes, misterios, y secretos inconfesables: ¿cómo no se había planteado algo así dentro de las actividades bibliotecarias en plena era de la gamificación? La Noche de las bibliotecas polaca es la segunda vez que se celebra, e implica tanto a bibliotecas públicas como a bibliotecas escolares. Los participantes tenían que resolver el caso del escritor misteriosamente desaparecido; y las pistas estaban ocultas en el catálogo de la biblioteca, en las estanterías o en una máquina de escribir.

Como los juegos de guerra, las batallas de paint ball o las invasiones zombis, las escape room se han convertido en otro sector dentro de la oferta ocio que muchas empresas están ofreciendo. Plantear algo así en una biblioteca es otra opción para promocionar los fondos y servicios de la misma entre todo tipo de público; pero sin duda, con preferencia por ese sector que tanto cuesta atraer: los adolescentes.

 

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Cube (1997), un auténtico estudio de personajes en una película de intriga matemática de alto voltaje

 

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El cómic original en el que se han basado las posteriores versiones cinematográficas de la claustrofóbica historia de Old boy

Old boy, Calle Cloverfield, La huella, Coherence o clásicos tipo Agatha Christie: hay miles de referentes en cuestión de ficciones que hacen de la resolución de pistas, el centro de su trama; y hay mil escenas cinematográficas o literarias de historias de misterio ambientadas en bibliotecas.

El escapismo como una opción para dinamizar y gamificar la experiencia bibliotecaria; pero mucho más difícil que escapar de una biblioteca, es escapar de los lugares comunes y los estereotipos en torno a las bibliotecas, y los bibliotecarios; y la fotógrafa Mariela Niels lo está intentando a través de su proyecto: Retratos de bibliotecarios de la región francesa de Auvernia.

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Véronique Maurin de la Biblioteca de la Comunidad de Riom

 

Niels desmonta estereotipos en torno a las bibliotecarios, a través de la mirada irónica que arroja sobre el mundo bibliotecario y sus clichés. De momento, sólo han transcendido dos de los montajes fotográficos que ha llevado a cabo con bibliotecarios de la citada región francesa; pero el objetivo es fotografiar hasta a 10 bibliotecarios de diversos centros de la zona, en situaciones y escenarios que subviertan desde el humor, la imagen prototípica de lo que se suele asociar al gremio bibliotecario.

La idea nace de un encargo por parte de la Asociación de Bibliotecas de Francia, con motivo de la celebración del 62º Congreso de la Asociación que se ha celebrado del 9 al 11 de junio. Según declaraciones de la fotógrafa: «la idea original era tener imágenes que cambien los estereotipos, que muestren una visión muy dinámica de la bibliotecología. Como trabajo mucho los estereotipos, he propuesto una serie de retratos de profesionales en sus lugares de trabajo«. Para ello, se entrevistó con cada uno de los protagonistas de estos retratos, que estarán disponibles en breve en internet bajo licencia Creative Commons, para que todos podamos utilizarlos y difundirlos.

 

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Géraldine Deus de la Mediateca de la Comunidad de Municipios entre Dore y Allier

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La bibliotecaria que todavía ama a los libros: una de las portadas pulp de la cuenta de Twitter Pulp librarian

 

Una nueva vuelta de tuerca en torno a la figura del bibliotecario, esa imagen sobre la que ya hablábamos en Bibliotecas indies, bibliotecas mainstream; y que mucho nos tememos que por muchos retratos iconoclastas que Niels lleve a cabo, seguirá recargada de esos lugares comunes con que todo colectivo profesional carga. La ironía es sin duda la mejor manera de afrontar la pereza mental con la que todos, en mayor o menor medida, nos representamos lo que desconocemos. Por otro lado, tampoco sabemos si nos gustaría que estos tópicos desaparecieran del todo, con el juego que nos dan en blogs, artículos de revistas y demás foros bibliotecarios.

 

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Pantalla inicial del videojuego online El relámpago bibliotecario

 

¿Qué sería del encanto de las portadas de las noveluchas pulp que publica Pulp librarian slide_311654_2773059_freeen su imprescindible cuenta de Twitter, si no fuera gracias a que han existido, y persisten, muchos de esos sambenitos en torno a los bibliotecarios? Ni existirían juegos como El relámpago bibliotecario (Lightning librarian), ni la versión Barbie o Lego de la profesión, ni Miguel Salas Díaz autor de Las almas nómadas, (Premio Hiperión de Poesía 2011) habría tenido de dónde tirar para hacer del estereotipo poesía, en un texto que tan apropiado resulta para esta nueva temporada de salas de bibliotecas atestadas de estudiantes.

 

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(a una bibliotecaria)

No te ríes jamás. Eres sosísima.
Ir a la biblioteca es un dolor.
Pienso probarlo todo, todo por contemplar
tras tus labios sangrientos de arrecife,
el fulgor abisal, el ordenado
banco de pececitos de marfil
de tus dientes perfectos y monótonos.
Voy a hacerte reír, hija del mal,
y volveré después a mis temarios
sabiendo que he hecho algo por el mundo,
sabiendo que la vida estará en deuda
con un opositor de alma marchita.

Las almas nómadas, XXVI Premio de Poesía Hiperión 2011

About Vicente Funes

Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com

… (post en obras)

 

AVISO: este post es una zona en obras. No se requiere casco, porque todo lo que obstaculice la libre circulación de las ideas, está vetado. El post está sujeto a cambios continuos. Si ya lo leíste, puedes pasar directamente al final para ver las reformas que se han ido añadiendo en días posteriores a su publicación; y que quizás terminen afectando a su estructura.

 

Esto no es un post, tampoco es una pipa como dijo Magritte. Es algo parecido a un mueble de IKEA, pero sin instrucciones de montaje. Se podría decir que es un experimento, pero sería falso, porque cuando está todo inventado, hablar de experimentos suena demasiado pretencioso. Para empezar contraviene todos los protocolos SEO implementados en este blog para reforzar su localización por los motores de búsqueda. No, no se trata de que el blog de Infobibliotecas se pasa a la Deep web (ya saben, el lado oscuro de internet); pero como no sea mediante Compartir, Likes, retuits y demás vericuetos digitales, este post quedará como un mensaje en una botella que no arriba a ninguna orilla. Probablemente no sea más que un suicidio estadístico; pero como decía Eugeni D’Ors, los experimentos se hacen con gaseosa: y nada hay más gaseoso que el medio digital.

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La pregunta de partida es la única certeza: ¿tiene sentido escribir un blog en una biblioteca a estas alturas?

En una revista está claro que sí, pero aquí hablamos de bibliotecas. Si se buscan, en la Red hay profusión de artículos que nos glosan las virtudes y ventajas, de vender las ofertas bibliotecarias a través de los medios que pone a nuestra disposición internet. Que si Twitter, que si Facebook, que si Instagram, que si Periscope … pero antes de todo esto: estaban los blogs.

Repasando los blogs de bibliotecas que aparecen en la web Blogs de bibliotecas públicas, el uso que mayoritariamente dan las bibliotecas públicas a los blogs, es el de tablones de anuncios redactados y dirigidos de manera unidireccional desde los bibliotecarios al público. Actividades, novedades, concursos, fotografías de eventos suelen ser lo más habitual; informaciones que también pueden darse simplemente desde la web de la biblioteca.

 

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Ranking de los blogs más citados, según la encuesta realizada para el trabajo fin de grado de Miguel Ángel Vera Baceta en 2013: Aproximación a la Biblogsfera española

 

En el libro Creative Library Marketing and Publicity: Best Practices (Publicidad y marketing bibliotecario creativo: mejores prácticas) editado por Robert J. Lackie y Sandra Wood en 2015, recogen las exitosas iniciativas puestas en práctica por el Sistema de Bibliotecas Públicas de Plano, en Texas. Según se detalla en el tercer capítulo, en la gestión de los social media del sistema de bibliotecas, están implicados hasta 68 miembros de los 174 que conforman las plantillas. Pero los equipos no se componen sólo de personal bibliotecario; acertadamente, combinan mitad de personal bibliotecario, con la otra mitad compuesta por personas ajenas, no profesionales de la biblioteconomía.

Plantear algo así en la mayoría de bibliotecas de nuestro país suena a broma en estos tiempos de recortes presupuestarios y de personal. Pero siempre hay opciones, o al menos, experimentos con gaseosa.

En la plataforma especializada en tecnología CNET, en unas semanas se publicará la novela Control de masas. ¿Qué tiene de particular esta novela de ciencia ficción? Que ha sido escrita de forma colaborativa por 120 autores (conocidos y anónimos) a través del uso de la herramienta Google Doc, en un solo documento publicado con licencia Creative Commons. Este es el ejemplo más reciente que ha saltado a los medios sobre escritura colaborativa online, pero sólo hay que navegar un poco por la red para encontrar mil ejemplos más.

 

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La escritura colaborativa o la narrativa transmedia, son posibilidades que se pueden poner en práctica para dar un vuelco al blog de una biblioteca pública. En el entorno digital, la dudosa veracidad de los contenidos es una constante, y aprovechar el prestigio que, pese a todo, aún se les reconoce a las bibliotecas, es una oportunidad.

Pero seamos realistas, las propuestas e ideas que se dan en los blogs especializados en biblioteconomía (como en este mismo), en ocasiones, quedan muy lejos de la realidad cotidiana de la mayoría de bibliotecas. Quemamos etapas, y ya estamos inmersos en la Biblioteca 3.0, cuando la mayoría, ni siquiera ha tenido tiempo de poner en práctica lo que de bueno ofrecía la 2.0. Por lo que vamos a intentar probar qué se podría hacer al respecto, pero no contándolo, sino experimentándolo.

 

 

La cultura es nuestro Dios,

y Frankenstein (o Robocop) su profeta 

 

El cineasta chino Jia Zhang-ke, en su última película Más allá de las montañas, utiliza un recurso que copiamos con descaro aquí. El título no aparece al principio de la película, sino a la mitad del metraje, como una manera de fraccionar la narración, de narrar los hechos desde otro enfoque. Aquí no aspiramos a grandes discursos creativos, tan sólo a convertir al post en una probeta, en una criatura hecha de trozos de otros cuerpos, en la que todo el que quiera, está invitado a participar. Y a partir de aquí, el post está más en obras que nunca.

Arrancamos emulando al doctor Frankenstein, con una blasfemia: defendiendo la aplicación de la estrategia Belén Esteban a los blogs de bibliotecas. ¿Qué es lo que más se valora en las redes sociales, en los medios, y hasta en la literatura? La impudicia, dirán algunos y no les falta razón; pero por ser amables digamos que es la sinceridad, el exhibicionismo, las confesiones, el mostrarse tal y como se ve uno a sí mismo: con sus defectos y sus virtudes. Como rezaba el titular de un reciente artículo de El cultural sobre el auge de la autoficción: Si la ficción ha muerto…¿todo está permitido?

Contando historias en una cinta de supermercado, la estupenda campaña de los supermercados Aldi. ¿Cuántas historias así se podrían contar con los préstamos que se hacen en una biblioteca? 

 

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Egosurfing, o danos hoy nuestra ración de narcisismo digital de cada día y perdona nuestras ofensas

Vamos a contar mentiras que cantábamos de pequeños; o verdades: juzgarlas sólo corresponde a quien las lea. Utilizar el blog de tu biblioteca para contar un relato, una historia.

Cada vez que cuelgas una foto en las redes, que te haces un selfie y lo publicas en Instagram, que compartes tu firma en alguna solicitud de Change.org: estás contando tu historia, la parte de tu vida que quieres que conozcan los demás, construyendo el relato de una identidad pública en la que muchos simulan vivir todo el tiempo.

Es humano, todos queremos salir favorecidos en la foto. Por eso, si todo el mundo cuenta su vida en las redes, cuenta la de tu biblioteca e invita a los demás a que participen. En algunos hoteles noruegos es habitual encontrar en el vestíbulo; un panel con favorecedores retratos fotográficos de su personal, en elegante blanco y negro, con sus nombres de pila y cargo debajo. Es una forma de hacer más confortable la estancia, de dar la bienvenida al huésped.

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Los seis volúmenes de Mi lucha del noruego Karl Ove Knausgárd, se han erigido en una de las más aclamados ejemplos de autoficción. Su sinceridad al narrar su vida ha conectado con muchos lectores, reafirmando el boom de la literatura del yo.

Así pues se trata de pensar en cómo te gustaría que vieran a tu biblioteca, y empezar a contarla según esa imagen mental:

  • narrar anécdotas cotidianas, en las que no comprometamos a nadie por ello. No se trata de hacer grandes alardes literarios. Se trata de usar el blog como si de un diario personal se tratara, sólo que de forma colectiva. Como en el resto de escaparates digitales, cada uno decidirá hasta dónde está dispuesto a enseñar. Lo cómico y lo sentimental, cotizarán al alza como bien se sabe,
  • conectar el relato que hagamos del día a día de la biblioteca con la actualidad social más inmediata. Narrar cómo afecta a la biblioteca las circunstancias de nuestro entorno, confesar los problemas y lo que no nos gusta (y aquí cada uno sabrá hasta qué punto contar para no meterse en líos)
  • si la privacidad cotiza a la baja en general, no digamos en una institución pública (que se suponen transparentes), así que no tengamos miedo a mostrar las debilidades, los puntos flacos que estamos trabajando para mejorar,
  • y por encima de todo, abrirlo al público. No podemos saber de todo, pero en nuestra comunidad seguro que hay gente con ganas se expresarse, de comunicar, y compartir aficiones. Adoptar la forma de hacer de los fanzines, e ir sumando firmas de aficionados al cine, la música, el cómic, que seguro hay en nuestro entorno, y querrán hacer proselitismo de sus aficiones,
  • y en medio de todo, el bibliotecario, como auténtico community manager, es decir como el que maneja (en el buen sentido) a la comunidad, y le da un orden, una lógica, una estructura a través del blog.

 

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Kit para que hagan scrapbook los amantes de la lectura y los libros

 

Por eso este post está en construcción, desde el mismo título (que no tiene). Quien quiera participar tanto bautizándolo, o con reflexiones, imágenes, vídeos, enmendándole la plana, u otra cosa que se pueda publicar y editar en el formato de blog en WordPress: está invitado a hacerlo. Como si se tratara de un scrapbook en digital, todo lo que se reciba (y tenga que ver con el asunto, que tampoco se trata de jugar al cadáver exquisito) en la dirección: vfunes@infobibliotecas.com, o se comparta en el Twitter de Infobibliotecas con el hashtag #postenobraso se añada a los comentarios de este post: se irá añadiendo al texto, para ir enriqueciéndolo; o llegado el caso, generando otro nuevo.

Es de esperar ante esta propuesta de tormenta de ideas, que el resultado sea un silencio atronador. Pero por si acaso, a alguien hemos conseguido seducir (aunque sea para criticarnos, siempre que sea constructivo, que no se trata de practicar el masoquismo digital) para fabricar a este monstruo; lo que se añada aparecerá bajo la autoría colectiva de Alan Smithee, y aquí es necesario hacer una pequeña aclaración.

El nombre de Alan Smithee (y algunas variantes de este nombre) aparece como responsable en muchas películas totalmente dispares en cuanto a género, época y estilo; la explicación de tan nutrida y dispar filmografía se debe simplemente a que el tal Smithee, no existe. Desde los años 60, éste ha sido el nombre con que se han firmado aquellas películas hollywoodenses, cuyos artífices, ante el resultado final; han preferido negarles su paternidad.

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Por eso, independientemente de que aparezca el nombre de quien colabore junto a su aportación, la autoría global de esta tormenta de ideas en forma de post, irá bajo la firma de Alan Smithee; porque de lo que se trata es de montarnos una película de la que es posible que nadie quiera responsabilizarse. Una forma de renunciar al ego (pero ¡qué falso suena!) en esta creación bastarda que estamos proponiendo concebir entre todos.

Y mejor que lo dejemos aquí, antes de que esto termine como uno de esos anuncios de contactos que muchos leen para reírse un rato, y que a nadie se le ocurre responder.

 

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La cultura es nuestro Dios, y Frankenstein (o Robocop) su profeta

 

Reformas posteriores a la fecha de publicación

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About Vicente Funes

Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com

Esto no es Hollywood: palmarés de biblioteca

Globos, Palmas, Osos, Espigas, Leones, Oscars, Conchas, todos ellos de oro; pero también hay de plata y por supuesto de bronce, como nuestros Goyas. El cine hollywoodense, probablemente sea la industria que mejor ha sabido convertir el autobombo en una fantástica lanzadera para sus productos. Y detrás vinieron las demás industrias.

 

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Rossy de Palma soñando con los Oscars allá por finales de los 80. Rossy hizo precisamente de una bibliotecaria estupenda en el episodio Amor, de El porqué de las cosas de Ventura Pons

 

En la cultura norteamericana la competitividad se premia en casi todas las profesiones: desde el empleado del mes en las cadenas de comida rápida, hasta las cenas de empresa en las que se entregan premios del sector correspondiente (escenas favoritas para provocar alguna catarsis en tantas de sus ficciones cinematográficas). Y como no podía ser menos, en las bibliotecas también.

Hace unos días se publicaba la lista de ganadores de la Medalla Nacional para Museos y Servicios bibliotecarios 2016. Estos premios otorgados por The Institute of Museum and Library Services, es lo máximo a lo que puede aspirar una biblioteca o museo estadounidense.

 

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No es que en nuestro país no se hayan constituido algún que otro premio para bibliotecas (Premios Bibliotecas Públicas Castilla-La Mancha, la Campaña de animación a la lectura María Moliner, el Premio Biblioteca Pública y compromiso social) pero la lista es demasiado breve, y digamos que como nos pasa con la ceremonia de los Goya, podíamos seguir tomando nota de lo buenos que son los americanos, para esto de revalorizar sus industrias e instituciones mediante la liturgia de los premios. La Medallas Nacionales del 2015 las entregó la mismísima Michelle Obama, así que no estaría mal algo más de pompa bien entendida (es decir entendida como marketing) a la hora de promover al sector bibliotecario.

 

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Los norteamericanos maestros del marketing

 

Ya que estamos tan americanizados culturalmente, también nos podríamos dejar colonizar en estos asuntos. Por el momento, vamos a husmear un poco por las ofertas de algunas de las bibliotecas ganadoras de las Medallas de 2016, para ver qué podemos copiarles.

La Biblioteca Pública de Brooklyn encabeza la lista de premiadas. Precisamente en el último Congreso de Bibliotecas Públicas se pudo disfrutar de la intervención del director de la sección de adultos de dicha biblioteca, Kerwin Pilgrim. Durante el 2013 hizo toda una gira por nuestro país, con conferencias y encuentros con bibliotecarios (quienes tuvimos la suerte de charlar con él, percibimos esa capacidad inequívocamente yanqui para entusiasmarse con lo que se hace y venderlo, y que quedaba en evidencia en la entrevista que le hicieron en El País), pregonando las iniciativas que lleva desarrollando para convertir a su biblioteca en un laboratorio de nuevas empresas y apoyo a emprendedores.

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Pero cotilleando su web nos encontramos además entre otras cosas:

  • Book a Librarian, o lo que es lo mismo: Reserva un bibliotecario. Al igual que se pide cita para el médico o el psicólogo, es posible pedir cita para una consulta de media hora con un bibliotecario referencista. Desde búsquedas bibliográficas, a localizar empresas, información médica, localizar antepasados o una simple formación de usuarios personalizada. A más de uno le recorrerá un frío escalofrío por la espalda, sólo de pensar en que algunos de esos usuarios algo pelmas que no faltan en toda biblioteca reservase esa media hora. Pero no cabe duda, de que ese trato personalizado es la mejor forma de fidelizar y crear comunidad bibliotecaria.
  • BookMatch: rellenando un formulario online en el que entre otras cosas preguntan por las filias y fobias de lectura, para en el plazo de dos semanas; enviar un listado de 5 títulos seleccionados por el bibliotecario, que pueden ajustarse a los gustos del usuario. El papel del bibliotecario como prescritor cultural como línea de futuro de la profesión.
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Uno de los equipos de bolos de la Biblioteca Pública de Brooklyn

  • Liga de Bolos Virtual: dentro del apartado de servicios orientados a mayores de 50, se incluye una Liga para jugar a los bolos de forma virtual, con torneos mensuales.
  • Bike the branches: rutas en bicicleta para toda la familia con paradas en cada una de las bibliotecas que conforman la red de Brooklyn. Los itinerarios incluyen paradas para disfrutar de bandas de música, sitios de comida, exposiciones, etc…

MPL-Logo-Main-VDe la Madison Public Library en Wisconsin, nos apuntamos su apuesta por la creatividad en todas sus expresiones plásticas:

  • The Bubbler: un programa interdisciplinar en el que artistas y creadores de los más diversos ámbitos utilizan los espacios de la biblioteca para impartir talleres, exponer y desarrollar sus proyectos artísticos implicando a los usuarios de la biblioteca. En uno de los últimos talleres, los usuarios llevaban sus libros viejos para convertir sus hojas en flores de papel.
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Las burbujas creativas de la Biblioteca de Madison

En la última de las bibliotecas galardonadas cuya web visitamos, la de la ciudad de Santa Ana en Orange (California), con un gran número de población inmigrante, lo que más llama la atención es el espacio de recursos para Veteranos:

  • El Centro de Recursos para Veteranos no es un espacio para la tercera edad, se
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    Adictos a la guerra de Joel Andreas, un repaso a la expansión militarista de los E.E.U.U. en formato viñeta

    trata de un espacio acotado en mitad de la sala principal de la biblioteca; decorado con profusión de las estrellas y barras de la bandera norteamericana. En dicho espacio se asesora a los veteranos de guerra y a sus familias, sobre programas de ayudas, ofertas educativas, búsqueda de empleo, gestión de préstamos hipotecarios, terapias deportivas e incluso medicina alternativa. En un país como Estados Unidos, implicado siempre en algún tipo de acción militar allende sus fronteras; dar servicio específico a los veteranos desde una biblioteca no resulta extraño.

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El espacio acotado para el Centro para Veteranos de guerra de la Biblioteca de Santa Ana

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Un extraño en mi cama. Un manual de autoayuda para veteranos traumatizados y sus familias

Lo que es ir a la guerra; Reparación del alma: recuperarse del daño moral tras una guerra; El trauma del combate: una mirada personal a las consecuencias a largo plazo; Un extraño en mi cama: son algunos de las recomendaciones del abultado apartado dedicado a salud mental que proporciona la biblioteca a través de este Centro de Recursos para Veteranos. Títulos que nos recuerdan, si acaso se nos había olvidado, el carácter profundamente belicista del imperio norteamericano.

Al menos desde este punto de vista, nos podemos alegrar de que esto no sea Hollywood. Respecto a los premios, aunque siempre son de agradecer, la mejor forma de celebrar a las bibliotecas sería dotándolas del presupuesto y los recursos necesarios, para que la competencia por unos premios fuera realmente emocionante. Así las dudas sobre si no actúan como cínicos escaparates para lucimiento de políticos; que con una mano premian, y con la otra recortan, se disiparían.

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Libraries Change Lives Award, los premios bibliotecarios del Reino Unido

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El glamuroso Hollywood clásico hecho ilustraciones, en una preciosa edición de Taschen

Y mientras, esos presupuestos, y esos premios llegan algún día, volvamos al Hollywood originario. La fábrica de sueños de hoy día, poco tiene que ver con la que a principios del XX hizo soñar al mundo entero, e inició la más poderosa campaña de colonización cultural a gran escala, que la historia de la humanidad recuerda.

En estos días en que el vídeo de la fiesta sorpresa a Amancio Ortega se ha vuelto viral provocando todo tipo de reacciones en las redes: nada mejor que recrearnos en una cena de empresa en la Metro Goldwyn Mayer. La productora que en sus días de gloria se enorgullecía de tener más estrellas que el firmamento; hacía una exhibición casi militar de su poderío para celebrar su 25º aniversario en 1949.

Como la joven Rossy de Palma que soñaba allá por los 80 en la fotografía que abre el post con los Oscars: podemos soñar con unos Tejuelos de oro que algún día premien lo mejor de nuestras bibliotecas, pero mientras tanto, mejor centrarse en defender lo que tenemos; y soñar, sí, pero con los ojos bien abiertos.

https://www.youtube.com/watch?v=L92-6mEwlzE

 

Adenda del 4 de mayo:

A veces los astros confluyen, y esta semana que precisamente se publica este post sobre premios y bibliotecas; salta la noticia de que la editorial Penguin Random House lanza el Library Awards for Innovation. Un premio para reconocer los programas de bibliotecas públicas y servicios innovadores que involucran a los ciudadanos en la lectura, mientras fortalecen el tejido social y cultural de sus comunidades.

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¡Bien por el pingüino! En 2011 fue precisamente Penguin Books la que retiró su catálogo de ebooks a las bibliotecas, ante las incertidumbres que le producía el incierto panorama de la edición digital. Afortunadamente en 2012 recapacitaron, es posible que algún ejecutivo sin anteojeras, tras aplicar algún análisis DAFO, vio que las bibliotecas seguían siendo aliadas, en vez de amenazas para el negocio de los libros electrónicos. Y su catálogo de publicaciones digitales volvió a estar accesible para las bibliotecas.

Ha sido una relación tormentosa, pero finalmente parece que el pingüino y las bibliotecas van a vivir nuevos episodios de armoniosa sintonía. Bienvenido sea este reconocimiento desde un gigante del mundo editorial hacia el mundo bibliotecario.

About Vicente Funes

Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com

Bibliotecas glaseadas, bibliotecas desenchufadas

Que si Marshall McLuhan, que si Walter Benjamin, que si Andy Warhol, y así un corto etcétera, han sido investidos en algún momento con el aura de profetas de nuestro presente. Y resulta que la más visionaria de todas no fue otra que Mary Poppins.

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Mary Poppins contestataria al estilo Banksy

«Con un poco de azúcar esa píldora que os dan» cantaba allá por los 60 una meliflua Julie Andrews (la misma que enseñaría los pechos por obra y gracia de su marido Blake Edwards en los 80 en S.O.B. Sois honrados bandidos, pacata traducción para Sons of bitch: demostrando que detrás de tanto empalago se escondía una guasona de mucho cuidado): y dicha frase que cantaba la niñera mágica, debería ocupar el primer puesto junto a la warholiana de los 15 minutos de fama, como frases definitorias de nuestro tiempo.

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Scarlett Johansson ya tiene experiencia en esto de «usurpar» pinturas antiguas (véase La joven de la perla); y ahora vuelve a ello gracias al nuevo programa de la Tate Gallery

En un mundo digital en el que las tonterías, los chascarrillos, las ocurrencias de barra de bar, las gracietas, ….., ……, ……, (y que cada uno rellene los puntos suspensivos con lo que prefiera): absorben cual agujeros negros el mayor número de tráfico en la Red: cualquier propuesta que aspire a ampliar audiencias se ve obligada a glasearse.

En la Tate Gallery el último «glaseado» ha sido para atraer a jóvenes de entre 15 y 25 años, cuyo interés por las pinacotecas es muy escaso. Por ello, han creado el programa Tate Collectives a través del cual los jóvenes pueden jugar con las pinturas convirtiéndolas en GIFs animados, memes y montajes audiovisuales. Abundando en la idea, organizaron la 1840s GIF Party, a través de la cual artistas digitales y programadores de videojuegos, transformaron las pinturas para convertirlas en divertidos memes que se difundan por las redes.

El artículo de Mar Abad en el magazine Yorokobu da cuenta de las muchas iniciativas que la Tate está desarrollando en pos de seducir a este público joven: y como no podía ser menos, también se hace eco de los recelos que despierta entre muchos amantes del arte. ¿Realmente convertir en juguetitos digitales las pinturas del museo va a hacer que los jóvenes amen la pintura?

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Pero este glaseado hace mucho que llegó a las bibliotecas (lo tenían más fácil, mal que bien, todas cuentan con secciones infantiles y juveniles). En la biblioteca de la escuela de secundaria de O’Neill en Downers Grove, Illinois, se han sumado al Desafío Follet: un programa para premiar programas innovadores en la educación. No, que nadie se alarme, no se trata de fomentar la lectura entre los jóvenes a través de las obras de Ken Follet; pero algo del mundo creado por George R.R. Martin, sí que tiene.

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Consiste en fomentar la lectura voluntaria a través de la creación de un juego por equipos. Sobre el hilo argumental de la creación de un reino, los estudiantes van ganando puntos según obtienen victorias resolviendo puzzles o realizando piezas de escritura creativa: a través de las cuales van dando forma a ese mundo imaginario. Cada alumno pertenece a una casa (o equipo) y la casa que más puntos acumule, gana el juego. Bien interactuando a través de las redes, el correo electrónico, o en la propia biblioteca del centro; los estudiantes vivieron apasionadamente el juego, e incluso según relata la docente responsable del programa, Tasha Squires, semanas después de concluido el juego, los estudiantes seguían comentando lecturas y escribiendo comentarios.

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Fernando Trueba dejando claro cuáles son sus filias y sus fobias cinematográficas

¿Será que las instituciones culturales deben disneyzarse para sobrevivir? Hacer divertido lo serio, y serio lo divertido. Si incluso nuestros políticos se hacen los juguetones a través de los medios para caernos simpáticos (aunque la sobredosis de azúcar que necesitarían para hacernos tragar esa píldora, corre el riesgo de diabetes): ¿no deberíamos ponernos alerta ante este infantilismo desbocado?

En este sentido, recuperar un extracto de la entrada que Fernando Trueba dedicaba a Walt Disney, en su Diccionario de cine, resulta de lo más oportuno para incentivar el debate:

Disney (Walt): «No me extraña que su autor (refiriéndose a Disney) fuera un simpatizante de Hitler y Mussolini, además del responsable de lesiones cerebrales en varias generaciones. Su posterior saqueo y manipulación de algunos de los grandes clásicos de la literatura lejos de divulgar y dar a conocer los originales (Lewis Carroll, Collodi, Barrie, Kipling, Victor Hugo…) los ha sepultado para siempre bajo una losa de sentimentalismo pringoso, crueldad ilimitada y pobreza visual. El sádico que siempre fue Disney puede verse hasta en la insufrible Fantasía, un proyecto «cultural» que da más miedo que La noche de los muertos vivientes…».

El Diccionario de Trueba se publicó allá por los noventa, mucho antes de que bebés monísimos, gatitos y demás fenómenos virales le comieran los minutos en los telediarios al espacio dedicado a noticias culturales. Habría que preguntarle ahora a Trueba, pero mucho nos tememos que su opinión lejos de suavizarse, se habrá tornado más acérrima. En cambio, es un suponer, que culturalmente francófilo como más de una vez se ha declarado el director de Belle Époque: la noticia que nos llega desde París le agradaría.

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Al encuentro de Mr. Banks, la película que narra la relación entre Walt Disney y P.L. Travers, autora de Mary Poppins. El magnate intentando persuadirla de que cediera los derechos de adaptación, Travers resistiéndose a que «glasearan» a su institutriz. No hace falta decir quién ganó, ¿no?

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¿Haría Tim Burton justicia póstuma a la autora de Mary Poppins? Pese a este cartel que circuló por la red, todo resultó ser una gran mentira digital. Una de tantas.

No parece que se trate de un acto de resistencia, pero algunos bibliotecarios parisinos lo tienen claro, y a imitación de los grandes gurús de Silicon Valley que educan a sus hijos de forma «desenchufada»: están promoviendo espacios para niños en las bibliotecas sin tecnología de por medio.

Poner a dieta digital a los niños, igual que se les controlan las chuches. Se trata del método educativo Steiner-Waldorf, en el cual los niños acceden al mundo digital en el aula (en el hogar dependerá de los padres) a partir de cuarto curso, los años previos la educación es como la de toda la vida: libros de papel, pizarra y tizas.

Inmersos en este debate, entre los bibliotecarios parisinos se está desarrollando una corriente de opinión que aboga por espacios bibliotecarios para niños sin tecnología de por medio. La biblioteca se convertiría así en el lugar idóneo para desconectar al niño (y al adulto que así lo quiera): ¿postura retrógrada o línea de futuro bibliotecaria que las transforme en alternativas al empacho tecnológico?

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Cómo desenchufar a tus hijos: 101 maneras para ayudar a que tus niños apaguen sus gadgets y disfruten de la vida real

Antes de reflexionar a fondo sobre el asunto, lo mejor será tomarnos un respiro procrastinador. Se trata del último vídeo de will.i.am que rodó en el Louvre, y viene muy a cuento con lo del proyecto de la Tate Gallery que abría el post. La canción no es especialmente brillante, aunque resulta pegadiza, y no es la primera vez, ni la mejor en que se ha recurrido a esta idea en un vídeo musical.

Pero resulta tan mono eso de ver a la Mona Lisa animada, con cosas así uno nunca se aburre, es casi tan divertido como algunos vídeos de gatitos en Youtube; pero en cambio en este caso con coartada cultural. ¿Quién puede resistirse?

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Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com

La biblioteca como barricada

Utilizar la palabra barricada, hace unos años, salvo que fuera en referencia al grupo de rock vasco, evocaba revoluciones decimonónicas, guerras antiguas que poco tenían que ver con el debate público que copaba los medios. En cambio en esta segunda transición que dicen estamos viviendo, los discursos se han llenado de figuras de estilo, que independientemente del contenido, remiten a esos tiempos.

Será que la moda vintage también alcanza a la política, y no todos saben customizarlo en un estilo propio y renovado. El caso es que unir biblioteca a barricada, se podría considerar una adhesión a alguno de los estilos en que nos quieren polarizar: y no, nuestro discurso va por libre, la única servidumbre que conoce es la de la defensa de la cultura.

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Ilustración del articulo Librarians for privacy de Zöe Carpenter, publicado en The Nation

La barricada es excluyente, y unirla al concepto de biblioteca abierta y sin muros que se preconiza para el siglo XXI suena contradictorio; pero también es protectora de lo que queda tras ella: y es desde ese sentido desde el que se utiliza en este post.

Barricada como autodefensa, como acogida, como protección de, y contra, muchos de los asuntos que nos afectan más directamente estos días.

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La Biblioteca de Kansas, con dicha fachada no hacen falta barricadas

PRIMERA BARRICADA

La más reciente y fulgurante barricada levantada por bibliotecarios acaba de suceder en el estado norteamericano de Kansas. El proyecto de ley HB 2719 ha sido desarrollado por los legisladores de Kansas, para dar más poder a los votantes a la hora de controlar los impuestos. Las decisiones serán establecidas por un órgano electo que decidiría sobre los recursos destinados a un gran número de instituciones públicas. La subsistencia de las bibliotecas pasaría a depender de este órgano electo en lugar de tener una asignación presupuestaria establecida por el Estado; lo cual pondría en peligro la supervivencia de muchas de las bibliotecas de la red.

La crónica que el Library journal hace de la noticia, te transmite la emoción como sólo los norteamericanos saben hacerlo. Una lucha contrarreloj para presentar las alegaciones pertinentes que consiguieran excluir a las bibliotecas del texto legal, que contó con la oposición frontal de los muy conservadores miembros de la asociación Americanos por la prosperidad. Dos de sus miembros, los hermanos Koch (Charles D. y David H.) ya habían conseguido tumbar un referéndum a favor de una biblioteca en Plainfield, financiando una campaña de llamadas telefónicas automáticas.

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Los ultraconservadores y billonarios hermanos Koch han financiado al Tea Party, acciones en contra del sistema sanitario de Obama o boicots contra la Ley del clima. La financiación pública de las bibliotecas ha sido otro de sus objetivos a abatir.

KSLibsFoamFingersEl momento más emocionante fue la audiencia pública: unas 175 personas atestando la sala y con dedos de espuma diseñados para la ocasión en defensa de las bibliotecas. Los legisladores mostrándose sorprendidos al descubrir la cantidad de trabajos que los bibliotecarios desarrollan en sus centros; y el encendido alegato por parte los portavoces directores de bibliotecas, Matt Nojonen y Roger Carswell. Pocos días después el demócrata Tom Sawyer (con ese nombre el destino tenía que jugar a su favor por fuerza) presentó la enmienda para eliminar toda mención a las bibliotecas en la ley.

Sólo haría falta una banda sonora emotiva, poner a Tom Hanks y Julia Roberts de pareja de bibliotecarios que se enamoran mientras luchan juntos: para que la historia de unos bibliotecarios acaparase premios de la Academia, el próximo año.

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Cartel de la campaña defendiendo la titularidad pública de la Biblioteca de Birmingham

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Cartel diseñado por Jamie Reid (diseñador de muchas de las portadas míticas de discos punk) para salvar a la Kensal Rise Library

Quienes no tienen tanta épica a su favor son los bibliotecarios británicos. Según difundía la BBC, ya son más de 350 bibliotecas locales las que han echado el cierre desde que empezó la crisis.

Una situación límite la que se está viviendo en el Reino Unido, y que se agudiza con la progresiva privatización que de los servicios bibliotecarios, se lleva desarrollando en el mundo anglosajón desde la década de los 90.

El blog Stop the privatisation of Public Libraries es una buena fuente de información para estar al día de las movilizaciones y acciones que se desarrollan en defensa del acosado sistema público de bibliotecas.

 

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Alison Macrina, bibliotecaria activista por la privacidad del internauta en las bibliotecas. Fundadora de Library Freedom Project

SEGUNDA BARRICADA

Pero como se dijo al principio la barricada también sirve para protegerse de todo tipo de abusos, por ejemplo los que pueden infligir sobre nuestra privacidad las autoridades a través de las nuevas tecnologías. Hace dos meses, la Biblioteca Pública de Las Naves en Valencia se convirtió en la segunda biblioteca del mundo en unirse al proyecto Tor. Este proyecto que permite navegar por Internet de forma anónima, es utilizado por miles de periodistas, activistas y personas amenazadas o perseguidas por regímenes totalitarios. Y todo empezó por la barricada levantada por Alison Macrina en una pequeña biblioteca de Watertown (Massachussets).

Tras las filtraciones de Edward Snowen, Macrina empezó por instalar herramientas que protegieran la privacidad de sus usuarios en los equipos de la biblioteca. De ahí al activismo a favor del software libre que permite mantenerse a salvo de intromisiones ajenas en nuestros periplos digitales: sólo hubo un paso. Casi sin pretenderlo se ha convertido en la instigadora de todo un movimiento al que se van sumando bibliotecas (la última en Canadá), y que la ha llevado a convertirse en enemiga de la poderosa NSA (The Super Secret National Security Agency), que nos espía a todos a través de la red.

Fundadora del Library Freedom Project, Macrina no lo está teniendo fácil, pero ha convertido su apostolado en pos de la libertad en el uso de la red desde las bibliotecas, en la razón de su vida.

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Requisitos para ser una persona normal, la primera película de Leticia Dolera como directora

TERCERA BARRICADA

Según el último informe del Observatorio de la piratería y los hábitos de consumo (con todas las prevenciones que se quieran tomar por ser un informe elaborado por los principales damnificados): el 87% de los contenidos digitales consumidos en 2015 fueron ilegales, lo que ha causado al sector pérdidas de casi 1.700 euros. Es curioso que cada vez que se habla de formas para erradicar la piratería, y concienciar en el respeto a los derechos de los creadores: nunca se incluya a las bibliotecas en el debate.

En nuestro país el debate sobre la piratería está viciado desde el principio. Abordar el tema fuera de los latiguillos habituales se hace incómodo y difícil: los excesos de la SGAE, la codicia de las multinacionales, el derecho al libre acceso a la cultura. Todos estos argumentos se utilizan muchas veces como simples excusas para que recaiga en las autoridades toda la responsabilidad en la protección de los derechos de los creadores. Una hipócrita permisividad enquistada en la mentalidad de gran parte de la población; a la que no es difícil encontrarle paralelismos en otro orden de asuntos, que llevan años reflejándose en una situación política de la que todos somos responsables.

Sin título

La actriz, y recién debutante como directora de cine, Leticia Dolera, ha sido una de las pocas voces que se ha atrevido a dar un paso al frente y a denunciar la situación. Bajo el título Por una cultura sostenible, Dolera publicó un post en el blog que tiene en la revista Harper’s Bazaar en el que narra sus dificultades para eliminar su primera película como directora (Requisitos para ser una persona normal), de diferentes direcciones web que la ofrecen ilegalmente. Las declaraciones de la actriz resultan de lo más elocuentes:

«Cuando hablo de este tema con gente se ponen a la defensiva y tú te conviertes en el enemigo, en el que quiere vetar los derechos del internauta. No es así. Lo único que reclamo es un sistema regulado.

Casi siempre sale a colación la expresión «cultura libre». Y a mí me preocupa seriamente la banalidad con la que se usa a veces.

Voy por partes, por un lado, la cultura sí está al alcance de todos ¿dónde?, en las bibliotecas públicas, lugares que merece la pena fomentar y cuidar, casi como si de templos se tratara. Ahí no sólo hay libros […] también hay música y películas y no, no sólo hay películas antiguas en blanco y negro o cine de autor […] sino también cine mainstream y de todos los géneros»

Gracias Leticia por decirlo alto y claro. ¿Por qué a nadie se le ha ocurrido utilizar las redes de bibliotecas públicas que tenemos en nuestro país para hacer campaña de sensibilización y de lucha contra la piratería? ¿por qué las industrias culturales y las autoridades competentes no han sabido aliarse con las bibliotecas y utilizarlas como barricadas contra esa mentalidad del todo gratis? Si se potenciase a las bibliotecas como sitios web desde los que poder descargarse libros, películas, música y videojuegos de forma legal: ¿no sería una manera inteligente de combatir el problema?

 

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Ingeniosa campaña para concienciar contra la piratería en la industria music de TBWA/Italia, creada por los artistas Mirco Pagano y Moreno De Turco: cadáveres de mitos de la música hechos con discos.

 

James Costos, el actual embajador de los Estados Unidos, declaraba que uno de sus objetivos de su representación diplomática en nuestro país pasaba por combatir la piratería de contenidos culturales (habiendo sido ejecutivo de HBO, con más razón). Los intereses comerciales de los Estados Unidos no son ninguna broma, y el propio Obama recurrió a la red de bibliotecas públicas de su país a la hora de difundir su proyecto de sistema sanitario público. ¿Sería muy ingenuo una acción conjunta entre el Ministerio de Cultura y la Embajada estadounidense para combatir la piratería de contenidos culturales de ambos países? Los beneficios serían mutuos.

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El potencial de las bibliotecas como instrumentos para el cambio social, puede ir más allá de las funciones que hasta ahora le han sido asignadas: y su infrautilización tan sólo demuestra una escasa altura de miras a la hora de concebirlas. Privatizaciones, privacidad y piratería: son sólo tres de los muchos ámbitos en los que las bibliotecas pueden actuar de barricadas para la defensa de derechos elementales.

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About Vicente Funes

Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com

Matrix bibliotecario: entre el espacio físico y el virtual

A partir del próximo 16 de noviembre se celebrará el VIII Congreso Nacional de Bibliotecas Públicas en Toledo, y el tema central que se propone abordar no puede resultar más prometedor: espacios físicos, espacios virtuales.

Si hay algo que debatir y reflexionar en la biblioteca del siglo XXI: es sobre la creación de comunidades virtuales y el replanteamiento que ello supone para sus espacios físicos. Por mucho que los apocalípticos de cada momento anunciaran la muerte del papel ante la pujanza de lo digital: las noticias no hacen más que contradecirles (o al menos puntualizarles).

 

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Pero por otro lado, sólo hay que repasar las estadísticas de préstamo de bibliotecas para constatar que el préstamo de audiovisuales y grabaciones sonoras decayó desde el 2010 hasta 2014 en casi un millón y medio; y el de libros en cerca de medio millón. Sacar conclusiones apresuradas sobre el impacto de lo digital en esta merma puede ser precipitado sin tener en cuenta los graves recortes presupuestarios de estos años; pero qué duda cabe que las descargas de contenidos culturales, legales o ilegales, afectan a lo que ha sido uno de los servicios estrella en las bibliotecas.

 

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Para ir calentando motores, de cara a las futuras conclusiones de congreso: es interesante atender cómo este debate está calando en medios ajenos a la profesión. Recientemente en la veterana revista estadounidense The Atlantic, se publicó un artículo
bajo el título How Libraries Are Becoming Modern Makerspaces (Cómo las bibliotecas están llegando a ser makerspaces), que da una panorámica a tener en cuenta sobre la situación en las bibliotecas norteamericanas.

La autora del artículo, Debora Fallows, destaca las palabras que el director del Centro para el futuro de las bibliotecas de la ALA pronunció sobre los makerspaces:

“expanden la misión de las bibliotecas como lugares donde la gente no solo consume conocimiento, sino que crea nuevo conocimiento”

 

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Futuros americanos: reinvención y resiliencia a través de la nación. Pilotado por James Fallows con Deborah Fallows

 

Debora está casada con el escritor James Fallows, y ambos están inmersos en el proyecto American Futures. Con este proyecto que arranca en 2013, la pareja está viajando a bordo de una avioneta por todo el país para visitar numerosas ciudades. Su objetivo es comprobar cómo los estadounidenses están afrontando las oportunidades económicas, ambientales y tecnológicas que plantea el nuevo siglo. Debora concretamente en este artículo constata hasta qué punto la creación de makerspaces o Fab Lab ha ido extendiéndose desde el 2011.

La biblioteca pionera en crear un makerspace fue la Fayetteville Free Library en Nueva York. Todo arrancó a raíz de la sugerencia de una estudiante de Biblioteconomía de la Universidad de Siracusa, que le propuso a Sue Considine, directora de la biblioteca: la instalación de una impresora 3D. A partir de ahí el equipo del centro se implicó en la creación del primer makerspace, que cinco años después incluye: un Creation Lab para adolescentes y preadolescentes, y un Little Makers para niños.

 

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El maravilloso cartel diseñado por Saul Bass para Anatomía de un asesinato de Otto Preminger; pero también serviría para Asesinato de la Biblioteconomía

 

Laura se había inspirado en artículos como Killing Librarianship (literalmente: Asesinando la Biblioteconomía) un artículo de su profesor David Lankes de la Universidad de Siracusa. El killing (asesinando) que el profesor adopta, es la acepción propia del argot callejero, con el sentido de “pensar a lo grande” asesinando lo que nos estorba. Y en la biblioteca pública del siglo XXI lo único que estorba es el inmovilismo mental.

Aunque el proyecto American Futures para el que viaja Debora Fallows, abarca todos los estados: las experiencias que nos relata en el artículo fueron de lo más cercanas. Los Fallows viven en Washington, y fue en dos bibliotecas del sistema público de la capital estadounidense; donde Fallows comprobó en primera persona las posibilidades de la creación de makerspaces.

a7cd6b85dEn la biblioteca insignia de la red de la ciudad, la Memorial Library Martin Luther King disponen de hasta ocho impresoras 3D (bautizadas con nombres de actores como Kevin Spacey, o simplemente María, por la robot protagonista del clásico Metropolis de Fritz Lang); una máquina de fresado para hacer prototipos en madera, plástico o aluminio; un cortador láser capaz de grabar metales, y cortar cartón, madera e incluso calabazas (nos podemos imaginar lo solicitada que estará en Halloween); y un amplio conjunto de herramientas de todo tipo que transforman a la biblioteca en una auténtico taller para la comunidad.

Aunque la experiencia más interesante, por distinta, es la residencia para artistas, fabricantes o diseñadores que ofrece la biblioteca. Dotado con 25.000 dólares, este programa de residencia para creadores de la Library Foundation incluye los gastos para material, difusión y viajes. Los residentes tienen que desarrollar talleres para los usuarios de las bibliotecas de la red.

Los primeros beneficiarios de esta residencia han sido los artistas locales Billy Friebele y Mike Iacovone. El discurso creativo de este dúo de artistas se centra mucho en la reflexión desde la imagen sobre el espacio urbano. En 2010, su obra Free Space consistía en un mapa enorme de la ciudad que había sido «vaciado» dejándolo en blanco: para luego ir cubriéndolo con las fotos de zonas de la ciudad que les enviaban vecinos y residentes. Las fotografías se fueron superponiendo hasta conformar el mapa en relieve de la geografía social de Washington.

 

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Una de las obras de Mike Iacovone con Washington como protagonista

 

En la residencia que ahora desarrollan en la Memorial Library Martin Luther King (en cuyo vestíbulo se expuso su mapa en relieve), retoman en cierto modo su obra Free Space pero ahora añadiendo la impresión 3-D, y a los usuarios de la biblioteca. Los artistas quieren involucrar a las personas en sus espacios públicos a través del arte. Para ello organizan talleres en la biblioteca con nombres como Walking as drawing (Camina como dibujas, que recuerda al post sobre los walking readers de hace unas semanas), en el que los usuarios de la biblioteca participan en la creación de una obra de arte colectiva.

El proyecto consistía en que los participantes caminaran durante 45 minutos por espacios públicos, empezando y terminando su paseo en la biblioteca. Cada uno trazaría su recorrido, bien con una aplicación en el móvil, o directamente en un mapa impreso: para que posteriormente Friebele y Iacovone los trazasen sobre un plano de la ciudad, y los recreasen en 3D.

 

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Los itinerarios del taller Walking as Drawing superpuestos en 3D

 

El resultado del taller se concreta en esas recreaciones en 3D. Pero más allá de esa representación visible de la experiencia: lo que consiguen con esa propuesta es hacer que los participantes perciban los espacios urbanos de una forma diferente. Se trata de mirar tu entorno con una nueva mirada, abrir bien los ojos y oídos, reconsiderar el espacio que ocupas (tal como deben hacer los bibliotecarios), y ser más consciente de cuanto nos rodea.

 

Las experiencias que Debora Fallows relata en su artículo, sitúan perfectamente las coordenadas en las que están abocadas a moverse las bibliotecas a partir de ahora: entre lo real y lo virtual. Remodelando sus espacios y servicios presenciales, al tiempo que incrementan su oferta de contenidos digitales. En el siglo XX, si no tenías dinero para comprar todos los libros que querías leer, no por ello tenías que robarlos, bastaba con tener el carné de biblioteca. ¿Por qué ha de ser diferente ahora si la biblioteca te ofreciera lecturas, cine y música en el propio domicilio sin necesidad de descargas ilegales?

Como contrapartida, la biblioteca como continente deberá abrirse a usos insospechados hasta ahora; convertirse en la alternativa a lo virtual. En ese contexto, los bibliotecarios serán como los rebeldes que se infiltraban en el sistema Matrix, en la trilogía de los hermanos Wachowski: capitanes de naves al rescate de los que corren el riesgo de perderse en un mundo ilusorio que confunden con la realidad.

 

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About Vicente Funes

Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com

Feminismo de gran almacén: bibliotecas y amas de casa

En estos días, el gran almacén más célebre de nuestro país está de aniversario. No, esto no es un publirreportaje, este blog no está monetizado, pero hablando de cultura y bibliotecas todo cuenta. En la emotiva campaña publicitaria que han llevado a cabo para celebrar el aniversario, han dado protagonismo a los testimonios de los clientes. Pero para completar esta recreación comercial con ecos de la serie Cuéntame, les ha faltado algo quizás menos emotivo, pero paradójicamente más trascendente: la liberación femenina gracias a la tarjeta de compra que popularizó este gran almacén en la década de los 70.

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«Eres de pueblo si naciste en un lugar donde no hay El Corte Inglés» Viñeta del cómic Soy de pueblo

Muchas de las amas de casa de clase media (de esa clase media hostigada en nuestros días, pero que en los 70 del desarrollismo, eran la imagen del progreso de nuestro país) experimentaron, por primera vez, un simulacro de independencia económica gracias al invento de la tarjeta de compra.

A finales de mes, puede que tuvieran que justificar los gastos ante el que llevaba el dinero a casa; pero para algunas, el mero hecho de firmar tras cada compra, les sirvió para no olvidarse de cómo se escribía. Paradojas del mundo moderno: a la emancipación femenina a través del consumismo, gracias a empresas en cuyas plantillas las mujeres ocupaban los escalafones inferiores.

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Carol, la adaptación cinematográfica de Patricia Highsmith, sobre la historia de amor entre dos mujeres en los años 50, que surge en un gran almacén

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Juan Antonio Bardem celebró en su día la conciencia crítica de un Almodóvar en estado de gracia. El manchego, en cambio, estaba más interesado por el lado pop en torno a la figura del ama de casa.

En la reciente Carol de Todd Haynes, la historia de amor entre una acomodada ama de casa de los 50 norteamericanos y una dependienta de grandes almacenes: nos dejaba un estilizado y sutil retrato de los estrechos márgenes en que se podía mover una mujer. La glamurosa Cate Blanchett encarna el ideal estético de cómo debía lucir un ama de casa (de ahí que sus tendencias lésbicas resulten tan perturbadoras en el primoroso cuadro de Norman Rockwell que el director pone en escena): pero en nuestro país, la figura del ama de casa siempre ha sido patrimonio del pop más ostentoso y del estereotipo más marujil.

Los numerosos grupos de Facebook Señoras que…, o retrospectivamente, el scketch Mi marido me pega de unos Martes y Trece incapaces de intuir el drama que los avances sociales de las mujeres multiplicarían exponencialmente años después: dan buena fe de su tipificación como personaje. Un estereotipo al que ha venido a sumarse sin tanto poder de asimilación popular: el de la maleni y su fascinación por los cupcakes.

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Cupcakes en formato libro.

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La versión psicópata del ama de casa dulcemente servida por John Waters

Las estadísticas de población activa nunca han contemplado a las amas de casa, pese a que sin ellas, el sector económico de servicios no existiría. Por eso, cuando los grandes almacenes inventaron la tarjeta de compra sabían que ese simple rectángulo de plástico en manos de las mujeres les llevaría al cielo del Ibex. Que por el camino jugara algún papel en espolear su ansía de independencia económica, no era una variable a contemplar.

Pero en este nuevo siglo, en el que incluso alguna gran superficie en quiebra se reconvierte en biblioteca, cabe preguntarse: ¿y la tarjeta de biblioteca?, ¿ha jugado algún papel como símbolo en la emancipación de las mujeres? No hablamos de bibliotecas feministas (cuya historia ha recorrido de manera muy completa hace unos días Antonio Casado en su blog), ni de luchas organizadas: nos situamos a pie de fregadero, hablando de aquellas mujeres que incluso han perpetuado los roles sexistas en su papel de educadoras: pero que finalmente se han beneficiado de los avances obtenidos por la lucha feminista.

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Elaborada tarta en forma de biblioteca obra de la norteamericana ama de casa Kathy Knaus

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Parte trasera de la tarta, o fachada principal de la biblioteca.

Más allá de proveer de literatura de género romántico a las pocas que acudían agobiadas por las obligaciones del hogar: durante muchos años, las amas de casa no han sido un colectivo para el que se hayan diseñado actividades de manera específica. Por eso, precisamente es más emocionante constatar que actualmente son muchas de ellas las que sustentan un clásico de las programaciones bibliotecarias como son los clubes de lectura.

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Ensayo analizando el éxito del «porno para amas de casa»

Hace dos años Elvira Lindo en su artículo: Ellas nos mantienen vivos, reconocía la deuda que los literatos tienen hacia las mujeres en general como ávidas lectoras; y en particular hacia las amas de casa que se subieron al tren de la cultura cuando pudieron y cómo pudieron.

Entre las pocas actividades que se pueden encontrar diseñadas para este colectivo en bibliotecas durante los últimos años, destacaba Coser y leer en la biblioteca municipal de Fraga (Huesca): lectura colectiva de clásicos literarios a grupos de amas de casa mientras cosían. Aunque sin duda la que da una idea de cómo han cambiado las cosas, es la sesión de pole dance para amas de casa (y mujeres en general) que una madre impartió en 2013 en una biblioteca escocesa para celebrar el día de la biblioteca.

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Clases de pole dance para mujeres en biblioteca escocesa

En el lado menos lúdico, es oportuno señalar la implicación cada vez mayor de las bibliotecas en la erradicación de la violencia de género; algo que en muchas ocasiones afecta a mujeres sin independencia económica que forman parte del colectivo de amas de casa. Programación de cuentacuentos que buscan erradicarla desde la infancia; o concursos de microrrelatos contra esta lacra, como el programado, entre otras, por la biblioteca municipal de San Javier (Murcia): son una muestra de la creciente sensibilización de las bibliotecas hacia esta lucha social.

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Concurso de microrrelatos convocado por la biblioteca de Galapagar (Madrid)

Pero si hablamos de la tarjeta de biblioteca como una palanca para desplazar, aunque sea un poco, el peso muerto del patriarcado: tenemos que viajar a latitudes muy lejanas a la nuestra.

En la comunidad de Sarlahi, en Nepal, fue desde la biblioteca comunitaria a la que acudían las amas de casa: desde la que surgió la idea de crear una escuela para mujeres que habían tenido que abandonar la escolarización muy jóvenes al casarse. De este modo, la Grihini School ha alfabetizado a más de 490 mujeres desde que iniciase su andadura en 2009.

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En Costa de Marfil el gobierno provee de libros a los salones de belleza para alfabetizar a las mujeres. La Biblioteca Regional de Murcia adaptó la idea creando un Salón de belleza africano, que incluía servicios de peluquería gratis por usar la biblioteca, y lotes de libros distribuidos entre peluquerías de la capital.

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«La biblioteca cuida de tu cabeza por dentro, y por fuera»

En la India, Muskaan tan sólo tiene nueve años, pero a esa edad algunas familias ya están buscándole marido a sus hijas. El pasado diciembre, un equipo de la Junta de Educación del Estado visitó el barrio en el que vive, y entregó lotes de libros para los niños. Los funcionarios responsables de los lotes, quedaron muy impresionados por las aptitudes que demostró la pequeña; tanto es así, que decidieron nombrarla responsable de la biblioteca en la que se custodian los libros.

Desde entonces, a ella acuden el resto de niños de la comunidad, y Muskaan es la encargada de resolverles dudas, y enseñarles a leer. Los padres de la niña, un carpintero y una ama de casa no ocultan el orgullo que sienten por la valía de su pequeña; que ya se ha convertido en toda una celebridad local.

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La pequeña Muskaan ordenando los libros de la biblioteca de la que es responsable.

Pero regresando a nuestro entorno más cercano: el hecho de que cada vez sea menos necesario distinguir en las programaciones de las bibliotecas, actividades para mujeres por el hecho de que trabajen o no fuera del hogar: no deja de ser una buena señal.

Pese a anacronismos como la violencia de género (que no deja de ser el monstruo del machismo que agoniza, y quiere morir matando): el mensaje feminista de emancipación ha calado en todo tipo de sociedades.

Y hasta a las divas mediáticas del pop que tanto colaboran en perpetuar estereotipos, ya no les Las-CulpaSS-SUJETADOR-LOGOasusta declararse feministas (otra cosa es que asuman el significado pleno del término). Por eso, si el post arrancaba allá por los 50 y 70 del pasado siglo, bien está cerrarlo con un vídeo-collage de las diseñadoras punk-feministas Las culpaSS, que resume de la manera más pop la evolución de la mujer desde ama de casa a… lo que le dé la gana ser.

About Vicente Funes

Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com

De los walking dead a los walking readers: se hace camino al leer

El éxito, primero, del cómic Los muertos vivientes, y después de su adaptación en formato televisivo en The walking dead; ha terminado por convertir a la figura del zombi en el monstruo perfecto para retratar el siglo XXI.

¿Quién mejor que los zarrapastrosos, erráticos y descerebrados zombis para encarnar (o mejor dicho, desencarnar) la alineación que pueden provocar las nuevas tecnologías y la manipulación mediática? Pero como la mejor vacuna contra cualquier contagio que nos zombifique siempre serán los buenos libros, ahora surgen los walking readers.

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Abandonar la vida contemplativa de sofá gracias a tanto anglicismo de revista de tendencias, que hace que hacer senderismo, correr, o simplemente caminar parezcan más al llamarse trekking, running o cualquier otra actividad física que acabe en -ing: no tiene porque estar reñido con leer o escribir. The walking library es un proyecto que une el placer de caminar con la lectura y la escritura.

La Biblioteca andante ( en el aniversario de Cervantes y tras tanto anglicismo, es lo que pega para traducir walking) desde que surgiera en Flandes como parte del Festival de arte itinerante Sideways de 2012, ya acumula unos cuantos kilómetros. En abril de 2013, Dee Heddon (profesora de la Universidad de Glasgow, y autora de textos con títulos como Caminando y amistad o Mujeres caminando: entrevistas con artistas en movimiento) trasladó la idea de la Biblioteca andante a Athens, en Ohio, creando un trayecto bajo el nombre «Desde Ohio a Escocia, y vuelta«.

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El caminar como un acto revolucionario, como liberación, como aprendizaje en el apasionante ensayo Wanderlust de Rebecca Solnit

Básicamente la Walking library consiste en grupos de senderismo que transportan libros en sus mochilas que recitan en los descansos del camino, pausas en las que también escriben relatos o poemas. El proyecto se fue ampliando, y así dos meses después, se organizó otra ruta desde Glasgow hasta la isla escocesa de Eigg. Mientras se desplazaban por los idílicos paisajes escoceses, los caminantes-lectores-escritores invitaban a la gente que iban encontrando a sumarse a su marcha; y a donar libros a la Walking library, que posteriormente formarían la colección del refugio en la isla de Eigg.

La Biblioteca andante nocturna de Palo Alto (California), que efectuó un recorrido por las bibliotecas de la ciudad durante toda una noche; o regresando a tierras escocesas, el grupo de la Biblioteca andante Bedrock Walk que recorrieron el trayecto que los ladrones de ganado realizaban durante siglos: han sido algunas de las Walking libraries con las que se ha ido expandiendo el proyecto.

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Señal en el célebre Paseo de los filósofos de la ciudad alemana de Heidelberg

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El delicioso y contemplativo manga de Jiro Taniguchi

Repasar las figuras célebres de la literatura o la filosofía que le dieron al hecho de pasear una significación vigorizante para el intelecto, mucho más allá del simple ejercicio físico: daría para varios post. Sobre lo que no había tantos antecedentes, es sobre bibliotecas implicadas en fomentar tan saludable hábito.

En la red de bibliotecas públicas de Hellín (Albacete) llevan varios años desarrollando el proyecto Hazlo Turismo, que combina libros y dinamización turística de las zonas rurales de la localidad, y que fue una de las buenas prácticas destacadas en el VII Congreso de bibliotecas públicas. Con este proyecto se descubren rutas locales en charlas celebradas en las bibliotecas de la red, en las que se aprovecha para promocionar sus colecciones; y posteriormente se organizan los grupos para realizar las excursiones.

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Tres de las rutas propuestas en Hazlo Turismo de la Red de Bibliotecas de Hellín (Albacete)

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«Andar nos enseña a desobedecer» según el filósofo Fréderic Gros autor de Andar, una filosofía

Aunque en este sentido de fomentar el ejercicio desde una biblioteca, la que debe figurar en lo más alto del podium es la biblioteca de Castilla La-Mancha situada en el Alcázar de Toledo, que en este 2016 celebrará la tercera edición de la Carrera de subida y bajada de los Torreones del Alcázar: una carrera en la que parte del recorrido discurre por las propias salas de la biblioteca.

Para los propensos a alergias primaverales y urbanitas irredentos también existen posibilidades. Por ejemplo, la Biblioteca Municipal de Burgos lanzó en 2012 sus Paseos literarios con los que propone rutas por los rincones más literarios de la ciudad; que más allá que unos simples itinerarios suponen una experiencia de lo más completa gracias al uso de las nuevas tecnologías. En la web del servicio se ofrecen guías sonoras; y a través de aplicaciones para smartphones como Layar, es posible disfrutar de elementos de realidad aumentada in situ.

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El artista ucraniano Alexey Kondakov incorpora pinturas clásicas en fotografías de espacios urbanos: sería una maravillosa idea para adaptar en las rutas literarias por ciudades jugando con la realidad aumentada

índice“Es muchísimo mejor vivir diez años de vida con intensidad y perseverando en un firme objetivo, que vivir esos diez años de un modo vacuo y disperso. Y yo pienso que correr me ayuda a conseguirlo. Ir consumiéndose a uno mismo […], es la esencia del correr y, al mismo tiempo, una metáfora del vivir (y, para mí, también del escribir). Probablemente muchos corredores compartan esta opinión.” Haruki Murakami

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Alexey Kondakov descontextualizando el arte para poetizar espacios urbanos

¿Habrá tenido algo que ver en la determinación con que tantos compatriotas se calzan las deportivas, el hecho de que Murakami reflexionara sobre su pasión deportiva en su libro? Que un escritor fuera la inspiración para hacer deporte, en lugar de un futbolista o un tenista, sí que sería una auténtica evolución de los walking dead a los walking readers. Pero dejemos de soñar y busquemos más conexiones bibliotecario-deportivas, en esta ocasión vía móvil.

En aplicaciones como Spotify y webs es habitual ofrecer playlist para descargarse y amenizar la carrera, gracias a los dispositivos móviles. Pero, ¿no estaría bien incluir en la oferta a los audiobooks? No es algo que estemos inventando aquí, pero podría ser una 51HjuXIOx7L._AC_UL320_SR208,320_buena idea que fuera tu biblioteca la que te confeccionara una playlist de audiobooks para running (si lo llamáramos una lista de audiolibros para correr, ningún medio medianamente cool se dignaría a publicitarlo). Una voz bien templada declamando algunas de las reflexiones de Murakami en nuestro oído: y romperíamos nuestras propias marcas con más energía de la que cualquier temazo hiphop, trance o EDM podría insuflarnos.

Es algo que ahora está un poco más fácil: la tarjeta para descarga de libros digitales Seebook (los ebooks que se pueden tocar, es su eslogan) acaba de anunciar que incorporará audiobooks a sus tarjetas, que simplemente escaneándole el código con un smartphone permitirán descargarse los audiobooks o escucharlos en streaming. Y precisamente la empresa lo anuncia entre otras cosas, como una forma de no restarle horas a la lectura por el hecho de hacer deporte.

Pero como según decía la revista Buena vida de El País: andar a paso rápido, perdón, queríamos decir el power walking, es igual de saludable y menos lesivo que el running, tanto para ejercitarse como para quemar calorías, vamos a terminar con un paseo.

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Daniel Rotsztai es un joven torontoniano que a raíz de la recomendación de unos amigos9788420648958 se dedicó a visitar la fabulosa red de bibliotecas de la ciudad canadiense. El resultado de sus paseos, a pie o en bici, le llevó a descubrir los maravillosos edificios que albergan las bibliotecas; y su afición al dibujo hizo el resto. En su web All the libraries Toronto, va publicando los dibujos resultado de sus paseos por la ruta bibliotecaria; y que como no podía ser menos en pleno boom de los libros para colorear, ya ha tenido su edición como tal.

Coloreando bibliotecas, suena a campaña bibliotecaria de las de toda la vida. Pero aparte de sus deliciosos dibujos, lo que resulta más emocionante de sus paseos son las reflexiones a las que le han llevado:

«las bibliotecas son uno de los últimos espacios interiores de acceso público no comercializados […] necesitamos más espacios como estos»

Sentados, andando, corriendo o pedaleando no podemos estar más de acuerdo con Daniel.

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