Bibliotecarios fuera de la zona de confort

El inmovilismo es el mal hábito con el que siempre hay que romper[/caption] Ponerle un nombre a algo ya es limitarlo que decía el poeta; pero en cuestiones de Autoridades las bibliotecas debemos aparcar la poesía, y centrarnos en lo práctico. Desde hace unos meses desde la web de la IFLA, es posible acceder en línea a una nueva web de Nombres de Personas: un esfuerzo colaborativo entre muchos países para unificar y eliminar cualquier confusión a la hora de crear puntos de acceso en los registros bibliográficos. España está entre los países que en 2015 actualizaron sus encabezamientos para nombres de personas; y poco a poco van sumándose más países. Sin duda el trabajo desarrollado por alcanzar la univocidad, es uno de los esfuerzos a agradecer a la profesión bibliotecaria. Pero no deja de resultar paradójico, que por un lado nos esforcemos tanto por depurar cualquier confusión terminológica; mientras que las palabras que nos definen como institución y profesión, cada vez van difuminando más sus contornos. d0eb5d9dca51cbd2e633360baae72bd5De la palabra biblioteca, lo único que se puede defender con convicción es el sufijo -teca; que se ha ido sumando a cada nuevo formato o servicio que ha surgido en las últimas décadas; y a bibliotecario, se le han sumado tantas atribuciones (community manager, dinamizadores sociales, bibliotecarios integrados, ¿para cuándo los apocalípticos?; o el blended librarian); que lo de simplemente biblio resulta más escaso que un pantalón pitillo para el increíble Hulk. Puestos así, no es de extrañar que las apropiaciones indebidas no paren de darse. Bibliotecarios, se autodenominan los redactores de la Wikipedia (lo que no deja de ser un halago, al encerrar un reconocimiento al rigor de la profesión); o clubes de striptease de Las Vegas bajo nombres como The Gentlemen’s Library Club; o hasta armerías estadounidenses que practican el oxímoron bautizándose como Gun Library. Lo que queda claro es que pese a estereotipos rancios que persisten: biblioteca y bibliotecarios tienen un hueco bien ganado en la cultura popular. breaking-out-of-my-comfort-zone-2 En el mundo anglosajón ha prosperado una expresión que, una vez aireado ese cierto tufillo a manual de autoayuda que exhala, podemos adaptar sin problemas: romper con nuestra zona de confort (breaking the comfort zone, que no es lo mismo que breaking bad, volverse malo, pero que tampoco nos vendría mal ante determinadas circunstancias). Arriesgarse, abrirse a nuevos retos, hacer cosas que no están propiamente dentro de lo que se entiende como trabajo bibliotecario, y que, en definitiva, pueden ser las que hagan que la profesión siga siendo relevante en el siglo XXI. Pese a ello, no deja de resultar curioso como algunos bibliotecarios manifiestan, en ocasiones, su frustración por no poder dedicarse todo lo que quisieran a la catalogación, saturados como están por el resto de funciones a desarrollar en sus centros. Pervive en ellos la idea de que el perfil verdaderamente profesional de su trabajo, sigue centrándose en la catalogación; aún en tiempos en los que obsesionarse en exceso con el punto y coma que separa cada área de descripción bibliográfica: equivale a dibujar una diana para que impacte el meteorito que exterminó a los dinosaurios. Por contra, sólo hay que rastrear un poco por la Red para toparse con más de un ejemplo de bibliotecarios que han salido de su zona de confort, y están ampliando los campos de acción para la profesión: [caption id="attachment_1382" align="aligncenter" width="437"]0116-trends-podcasts-21 T is for training: bibliotecarios-locutores[/caption]

  • Maurice Coleman se podría decir que ejerce de locutor radiofónico. Técnico de la Biblioteca Pública del Condado de Harford (Estados Unidos), creó en 2008 T is for Training  (T de entrenamiento), un proyecto que a través de podcasts recoge debates entre sospechosos habituales (así denomina a los profesionales bibliotecarios que colaboran en el proyecto) en los que se abordan todas las temáticas más candentes del mundo bibliotecario.
  • Amanda Brennan, una bibliotecaria de Internet como ella misma se define (la memelibrarian).Amanda cursó estudios deBiblioteconomía, pero desde el principio tuvo claro que su campo de acción iba a ser virtual. Por eso, decidida, se ha especializado en el estudio de los famosos memes que atiborran las redes sociales; luchando por rescatarlos del maremágnum digital, y conservarlos como documentos que servirán para estudiar nuestro tiempo. [caption id="attachment_1381" align="alignright" width="293"]IMG_9823 Amanda Brennan, la bibliotecaria de los memes[/caption]
  • Katherine Donohue, una bibliotecaria de la Biblioteca The North Haven Memorial en Connecticut, apodada como Pan cake Lady, y que es la responsable de uno de esos programas de préstamo de materiales hasta ahora inéditos en una biblioteca, como son en este caso: moldes, sartenes y demás utensilios de cocina necesarios para hacer repostería.
  • La Reference Toronto Library, que ha acogido al movimiento de Repair Café. Un proyecto nacido en Ámsterdam que consiste en convocar reuniones para personas que quieren aprender a reparar objetos; con una filosofía que reivindica lo manual, y una manera de resistirse a la dictadura de la obsolescencia programada, que provoca que cada vez los objetos tengan una vida útil más reducida.
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  • La SM2 Serendipity Machine, una máquina para conectar personas a través de sus perfiles de intereses y conocimientos que tienen puesta en marcha en la muy moderna Nieuwe Bibliotheek, y que permite que gente con intereses en común entren en contacto gracias a la biblioteca, en la ciudad holandesa de Almere.
Tras estos ejemplos de centros y profesionales que rompen con las zonas de confort de la profesión: está más claro que lo de biblio- y -teca, son simples convenciones de las que nos servimos para entendernos. Ningún centro cultural como la biblioteca pública, ha alcanzado el siglo XXI abarcando más campos, ni atendiendo a un público más heterogéneo. Seguir horadando caminos trillados sólo puede llevar a la irrelevancia; pero no hay razón para preocuparse, los tiempos no permiten que nadie pueda apoltronarse, y las bibliotecas y los bibliotecarios (o como quiera que terminen por llamarse): están más que acostumbrados a adaptarse al medio. Y, ¿quién sabe?, puede que dentro de poco, como cantaban The Ting Tings, terminen diciendo que ese no es su nombre. ]]>

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Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com

Tres herramientas para medir el impacto de la biblioteca

cómo valoran los usuarios de la biblioteca los servicios que se prestan, cómo evolucionan sus necesidades y cómo podemos adaptarnos para satisfacerlas. Tampoco nos aportan gran munición a la hora de defender la financiación de la biblioteca, la necesidad de nuevo personal o la de abrir nuevos espacios. Ya os hablamos hace poco de la realización de encuestas a los usuarios para mejorar los servicios bibliotecarios. Hoy os hablaremos de tres herramientas para medir el impacto de la biblioteca, específicamente desarrolladas para ellas. EvaluarImpacto_cintaComo otras veces, empezamos por echar un vistazo a lo que se cuece por ahí fuera, y nos detenemos en dos herramientas que están funcionando bien en EE.UU. La Asociación de Bibliotecas Públicas (PLA) de ese país lanzó hace seis meses “Project Outcome”, una iniciativa con la que pretende estandarizar un poco más la evaluación del impacto de los programas bibliotecarios y aportar herramientas útiles y sencillas a las bibliotecas para llevarla a cabo. Para ello, han identificado siete áreas esenciales en las que trabajan las bibliotecas y han elaborado unas breves encuestas de tan solo seis preguntas dirigidas a los usuarios de las actividades asociadas a cada área, y que ayudarán a medir en qué medida ha conseguido la biblioteca sus objetivos. Las áreas son las siguientes:

  • Participación ciudadana.
  • Inclusión digital.
  • Alfabetización infantil temprana.
  • Desarrollo económico (emprendimiento).
  • Educación y aprendizaje permanente.
  • Búsqueda de empleo.
  • Promoción de la lectura.
En cuanto a las seis preguntas para cada una de estas áreas, siguen un esquema similar. Evalúan la adquisición de conocimientos por parte de los usuarios; si se ha conseguido aumentar su motivación/seguridad en sí mismos para actuar en esa área; si van a aplicar los conocimientos adquiridos; si conocen mejor los recursos de la biblioteca al respecto; lo que más les ha gustado y lo que se puede mejorar. Algunas de las preguntas son abiertas y en otras los usuarios pueden mostrar su posición en una escala de cinco niveles, desde el “muy en desacuerdo” hasta el muy de acuerdo”. Aquí os dejamos como ejemplo las relativas al área de «Alfabetización infantil temprana»:
  • Aprendiste cosas nuevas que puedes compartir con tus hijos/as
  • Te sientes más seguro/a a la hora de ayudar a tu hijo/a a aprender
  • Pasarás más tiempo con tus hijos/as leyendo, cantando, hablando, escribiendo, jugando.
  • Conoces mejor los recursos y servicios proporcionados por la biblioteca en esta área.
  • ¿Qué es lo que más te ha gustado del programa?
  • ¿Qué puede hacer la biblioteca para que tu hijo/a disfrute más de la lectura?
HerramientasEvaluacion_Projec tOutcomeEl proyecto de la PLA ya ha sido probado en fase beta en algunas bibliotecas con buenos resultados, sobre todo porque es muy sencillo de aplicar, y ahora están expandiendo el programa con financiación de la Bill & Melinda Gates Foundation. En los próximos tres años desarrollarán nuevas herramientas de formación y comunicación para los bibliotecarios, para que las bibliotecas puedan llevar a la práctica las conclusiones que resulten de las evaluaciones. Con este webinar podréis conocer más sobre esta herramienta.

Evaluar los servicios tecnológicos

Otra herramienta que nos ha parecido interesante, en este caso por su especialización, es la “Impact Survey”, una encuesta desarrollada por la Universidad de Washington que evalúa el uso de los servicios tecnológicos que ofrece la biblioteca (los ordenadores, las redes wifi, recursos online, la formación en uso de las TIC…) en relación con diferentes áreas como participación ciudadana, comercio electrónico, educación, empleo, trámites administrativos, salud y bienestar y servicios sociales. Se trata de encuestas que se realizan telemáticamente y que van acompañadas de una serie de utilidades para gestionar los datos obtenidos de ellas. Es necesario pagar una pequeña cuota de subscripción anual que varía de 50 a 500 dólares según los ingresos de la biblioteca, y en principio solo está disponible para las de EE.UU aunque dicen que estarán encantados de atenderos si sois una biblioteca o una red de otro país. Para haceros una idea de las preguntas que incluye el cuestionario aquí tenéis un resumen en español.

Calcular el valor económico

La última herramienta de la que os queremos hablar no está orientada a evaluar servicios para mejorarlos, sino más bien para visibilizarlos y sensibilizar a quien se ponga por delante (usuarios, responsables políticos, etc) del valor que tienen los servicios que ofrece la biblioteca. Es “el calculador”, una herramienta que ofrece la Red de Bibliotecas del CSIC en su web que permite contabilizar el retorno de la inversión (el famoso ROI) especialmente en las bibliotecas universitarias de forma más que sencilla. Simplemente tienes que rellenar en la herramienta las casillas sobre el número de libros o revistas consultados en sala, préstamos interbibliotecarios, salas de estudio utilizadas y usuarios de formación diversas, entre otros, y automáticamente tendrás la traducción en euros del coste de esos servicios.HerramientasEvaluacionImpacto_CSIC La verdad es que todo el sistema de calidad y evaluación de las bibliotecas del CSIC puede ser una buena referencia si queréis mejorar los vuestros. En la página web en la que cuentan cómo es, puedes encontrar, entre otras cosas, su catálogo de indicadores y encuestas de satisfacción para usuarios y personal. Esperamos, como siempre, que estas herramientas os puedan resultar útiles, y si conocéis otras que queráis compartir con nosotros, son más que bienvenidas. ¡Feliz semana!]]>

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Bibliotecas lentas: oasis en un mundo acelerado

este año hará justo una década desde que Mark Legott formulara el concepto de “Slow Library Movement”, las bibliotecas lentas inspiradas en el movimiento Slow que surgió en Roma en protesta por la apertura de un McDonalds en su Plaza de España. Pero, ¿de qué va exactamente esto del Movimiento Slow y cómo se aplica a las bibliotecas? Aquí lo recordamos. SlowFood_protestComo acabamos de mencionar, el movimiento slow (lento) surgió en oposición a la comida rápida como un revulsivo que reivindicaba el placer de sentarse a comer con calma y, sobre todo, deleitarse con los productos locales, frescos y sostenibles, la reconexión con la naturaleza, y la diversidad frente a la homogeneización que imponen las grandes cadenas comerciales. Slow food hablaba de una forma de comer pero también de una forma de vida (podéis echar un vistazo aquí a su manifiesto, y navegar por su web en España) y pronto su filosofía se extendería por todo el mundo y a muchos otros aspectos, desde el sexo hasta el modo de pensar y hacer funcionar las propias ciudades y la democracia. Y, por supuesto, llegó a la educación y  las bibliotecas. En la primera década de este siglo se empezó a etiquetar como “escuelas rápidas” a las que se centran solo en los “productos finales estandarizados” en lugar de en el proceso de aprendizaje, es decir, las escuelas y modelos educativos en los que lo que importa es el resultado en los tests estándar que diseñan en ministerios y consejerías. También empezó a hablarse de “McBibliotecas”, aquellas que se sumergen en el mundo de la superabundancia de la información facilitada por las nuevas tecnologías sin preocuparse de cómo se gestiona. SlowFood_InpraiseLo contaba Andrea Maria Norman en un artículo muy interesante del Dalhousie Journal of Interdisciplinary Management, que os recomendamos para profundizar en el concepto de bibliotecas lentas: “Muchos de los valores que se derivan de la ubiquidad de la industria de la comida rápida también están presentes en la industria de la información. La comida rápida da la impresión de que la comida es “barata” y abundante” (…) Del mismo modo, la explosión en la disponibilidad y abundancia de la información, y cómo la gestionan las bibliotecas, sugiere a los usuarios que la información es barata y abundante, que la investigación, la evaluación y el uso de la información es una carrera hacia la línea de meta, que el origen de la información es irrelevante, y que el contenido y la forma deben ser idénticos en cualquier lugar (…) Sin embargo, la información puede ser cara y escasa. En la búsqueda de información, en su recuperación y su uso no se debe correr, hay que prestar una atención cuidadosa a estas tareas”. Y en estas llegó Mark Leggott, en la actualidad bibliotecario de la Universidad de Prince Edward Islantd (Canadá), y publicó su visión de la “Slow Library”, basada en los conceptos clave derivados del Movimiento de la Comida Lenta, y que resumía en estas cinco ideas:

  • Educar sobre los riesgos del monocultivo y la monocultura (emparentados etimológicamente, como sabéis).
  • Presevar y promocionar lo local.
  • Artesanía y producción a pequeña escala.
  • Enseñar y aprender de todos.
  • Disfrutar de los amigos y de la comunidad.
SlowFood_Library_LeggotEstas ideas se han traducido en conceptos que orientan la forma de actuar y los servicios de las bibliotecas lentas:
  • El aprendizaje bidireccional, con participación de bibliotecarios, personas pertenecientes a otras disciplinas y usuarios: las comunidades de aprendizaje, el “open source”…
  • La participación de la comunidad y su preservación como el “ecosistema” de la biblioteca; bibliotecas que son “habitantes” de sus comunidades y no residentes temporales.
  • El uso de recursos locales para el desarrollo de los servicios de información: desde el talento presente en la comunidad, hasta el software de código abierto que puede desarrollar el propio personal de la biblioteca.
  • Servicios artesanos, construidos en conexión con los mejores ingredientes de las tradiciones culturales locales, con la participación de los usuarios, con esos resultados de calidad y perdurabiblidad que tiene lo artesanal.
  • Las personas como el aspecto más importante de los servicios bibliotecarios, un aviso especialmente dirigido a los que se ven tentados con poner la tecnología, por ejemplo, en primer lugar.
  • El disfrute como resultado de interacciones más placenteras en el espacio de la biblioteca, de la participación y el poder de cambiar los servicios que no funcionan.
slow-food-snailCon todos estos ingredientes las bibliotecas pueden resistir como espacios sociales cálidos, agradables, creativos y lentos, frente a la aceleración que impone, sobre todo en las grandes ciudades, la densidad de población, las distancias, la omnipresencia de las pantallas y la conectividad permanente. Bibliotecas como lugares en los que relajarse, lugares que invitan a pasar en ellos todo el tiempo que se quiera, leyendo placenteramente, reflexionando, disfrutando. Lugares en los que convivan los espacios dinámicos de creación e interacción social con los entornos confortables y tranquilos en los que investigar, estudiar, pensar, leer despacio o escuchar música. Lugares en los que se dedica a los usuarios todo el tiempo que necesiten con un trato personalizado y cálido. Lugares en los que el personal de la biblioteca no se ve superado por la multitarea. Bibliotecas que hacen menos cosas para hacerlas mejor. Construir “bibliotecas lentas” puede ser un buen propósito para el nuevo año. Pensar en ellas, al menos, nos dará un respiro tras el acelere navideño. ¡Feliz 2016!]]>

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Uso seguro de internet, también desde la biblioteca

aumento del ciberacoso sufrido por niños y niñas en las redes sociales, o la excesiva dependencia que muchos pequeños muestran por las pantallas. El uso seguro de internet se está convirtiendo en una cuestión importante porque para los nativos digitales la gran red es un espacio imprescindible para comunicarse con otras personas, informarse o expresarte. De hecho, según los datos del Estudio General de Medios correspondientes a 2012 (los que se encuentran disponibles en la red), algo más de un 30% de los niños de 4 años accede a internet, y ese porcentaje va subiendo progresivamente según van cumpliendo años hasta llegar al 94% de usuarios en el caso de los niños de y niñas de 13 años. InternetusoSeguro_ciberacosoPor eso, desde las bibliotecas no se puede perder de vista el asunto de la seguridad en el uso de internet y las redes sociales por parte de niños y jóvenes. La IFLA acaba de publicar unas directrices que pueden ayudar a los bibliotecarios a abordar estos asuntos, en las que incluyen mensajes dirigidos a los padres, a los profesionales y a los propios niños. Vamos a ver sus principales aportaciones.

El papel de las bibliotecas

Aunque la mayor parte de los menores acceden a internet desde sus hogares o desde sus dispositivos móviles, muchos utilizan los equipamientos gratuitos de la biblioteca -y su wifi- para acceder a contenidos y redes sociales. Además de facilitar esa conexión gratuita, la biblioteca es un buen espacio para:
  • Enseñar a los niños sobre seguridad, intimidad y comportamiento online.
  • Proporcionar información y materiales que guíen a los padres, asesorar sobre las últimas tendencias en las redes sociales, y orientarles sobre cómo hablar con los hijos sobre el uso seguro de ellas.
  • Ayudar a niños y padres a abordar situaciones problemáticas.
  • Proporcionar información clara sobre la legislación en la materia.
PremioCILIT_nenesEstas acciones pueden tener forma de talleres puntuales y servicios permanentes. Hace poco hablábamos en este blog de un ejemplo de programa de educación digital dirigido a preescolares que ha sido galardonado en el Reino Unido con el premio “Libraries change lives”, y en el que se ha trabajado con niños y padres y madres que confesaban desconocer qué hacer para que el uso de internet por parte de sus hijos fuera seguro. Ese es un buen ejemplo, pero también es importante que en la misma biblioteca esté disponible para los usuarios información fácil de entender y en diferentes formatos (texto, imágenes, información verbal) sobre el uso seguro de internet. En muchos casos será necesario reforzar primero el conocimiento y la formación de los propios profesionales de la biblioteca sobre las redes sociales, uso apropiado de las mismas, etiqueta, seguridad y privacidad. Teniendo en cuenta que es un entorno enormemente cambiante, esa formación debe estar siempre al día. Una herramienta muy interesante para manteneros informados sobre lo último en uso seguro de internet para niños y niñas es la web de Insafe, una plataforma europea de información y recursos sobre la materia. Ya sabemos que, a menudo, esto se olvida, pero los profesionales de las bibliotecas no pueden en estos tiempos ignorar que internet y las redes sociales ocupan un lugar cada vez más destacado en la forma en que las personas acceden a la información y se comunican. Y los bibliotecarios deben conocer bien esos instrumentos para poder orientar a los usuarios en el uso adecuado si quieren seguir conectando con ellos.

Mensajes para niños y padres

Internet_usoseguro_ciberacoso-noEs importante partir de la idea de que internet es un lugar estupendo para aprender, descubrir, participar y comunicarse, pero que, como en cualquier otra cosa, existen riesgos. La IFLA y otras entidades como las asociaciones de padres y madres de alumnos recomiendan algunos mensajes clave dirigidos especialmente a niños y jóvenes:
  • Todo lo que haces en internet deja huella, y esa información puede ser accesible por personas que tú no controlas incluso dentro de cinco o diez años. Piénsalo bien antes de hacer comentarios o colgar fotografías.
  • Etiqueta: hay que tratar a los demás como te gustaría que te trataran a tí. Si eres víctima de ciberacoso, cuéntaselo a un adulto en el que confíes, alguien que te pueda ayudar. No sufras en silencio y conserva las pruebas si has recibido textos o imágenes desagradables.
  • Los amigos que sólo conoces en internet siguen siendo extraños. Es importante hacer entender a los niños que no deben quedar con ellos sin hablar primero con sus padres o un adulto que conozcas. Para los padres, es importante saber quienes son los amigos que tienen sus hijos en la red, igual que hacen con los que tienen fuera de ella.
  • Si hay algo que te hace sentir incómodo o que te molesta, díselo a tus padres, profesores, bibliotecarios u otros adultos en los que confíes. Te ayudarán.
Hay muchos materiales en la web que te pueden ayudar a ampliar esta información. Muy recomendable es esta página de la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos de Aragón, que incluso establece normas de uso por edades http://bit.ly/1SPZ4rp Esperemos que esta información os ayude a mejorar el servicio a vuestros usuarios más jóvenes. ¡Feliz semana!]]>

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Encuestas en la biblioteca: claves y recursos

una herramienta muy útil para mejorar los servicios y la participación de los usuarios, e internet nos ofrece ahora muchos recursos gratuitos que facilitan la labor. Pero ¡cuidado!: la gente no se levanta de la cama por la mañana suspirando por hacer una encuesta. Encuesta Diseñar bien el cuestionario es una ciencia en sí misma, así que, si te convences de que hacer una encuesta puede ayudarte con eso que te traes entre manos, tienes dos opciones: o te levantas ahora mismo y gritas “¿Hay algún sociólogo en la sala?” o sigues leyendo esta entrada. Vamos a contaros nueve claves para diseñar un buen cuestionario y vamos a presentaros tres herramientas gratuitas en internet para hacerlo desde vuestra página web.

Estructura, claridad, respeto

Con la ayuda de Juan Pecourt, profesor de Sociología de la Universitat de València, y este estupendo artículo del blog de la Library and Information Technology Association (LITA) hemos elaborado esta lista de ideas básicas para crear un cuestionario que te ayude a cumplir tus objetivos:
  1. No hagas simplemente las preguntas que se te vayan ocurriendo: piensa bien qué es exactamente lo que quieres averiguar y a partir de eso genera un cuestionario estructurado, definiendo claramente los diferentes aspectos de los conceptos o hipótesis sobre las que trabajas, y asignando preguntas a cada uno de esos aspectos.
  2. Diferencia las áreas temáticas, para que las personas a las que encuestes vean que la consulta tiene sentido.
  3. Explícales a los participantes para qué servirá la encuesta, cuál es el beneficio común que se derivará de ella: que vean que no pierden el tiempo y que están participando en un proyecto que merece la pena.
  4. Haz preguntas muy claras y transparentes: las tiene que poder entender cualquier persona independientemente de su nivel educativo y cultural. Comprueba que las preguntas funcionan con dos o más personas antes de lanzar el cuestionario.Encuesta_DeNiro21
  5. Dale variedad y agilidad a las preguntas para que los consultados no se aburran: que no empiecen todas las preguntas por “te gusta…” porque probablemente lo que dejará de gustarles es tu encuesta.
  6. No hagas preguntas con respuestas abiertas (en las que el encuestado puede responder cualquier cosa que se le antoje) o, en todo caso redúcelas al mínimo imprescindible. Para poder tener respuestas de una muestra representativa que sean fiables necesitas utilizar respuestas cerradas. Hay diferentes modalidades, desde las respuestas predefinidas, hasta, por ejemplo, “puntúa del 1 al 5 siendo 1 ‘puajjj’ y 5 ‘hummmm’”.
  7. Procura que la encuesta no sea larga: no hagas preguntas que no te vayan a servir para nada, y no preguntes cosas que puedas saber por otros medios.
  8. Empieza el cuestionario con preguntas sencillas, haz las que sean importantes pronto y deja las más complicadas más bien para el final para que la gente no abandone la encuesta antes de tiempo. Las preguntas demográficas (sexo, edad…) déjalas para el final.
  9. Ten cuidado con cómo elaboras las preguntas para evitar herir la sensibilidad de las personas. Preguntar “en qué trabajas” cuando hay mucha gente que está en paro puede molestar. Cuidado con los típicos temas tabú (sexo, dinero, religión, política).
En todo caso, para aprender más sobre cómo elaborar una encuesta, en octubre en la plataforma de MOOCs Coursera tienes un estupendo curso gratuito online sobre “Diseño de Cuestionarios para Encuestas Sociales”. Más fácil no lo puedes tener.

Aplicaciones en la red

En internet tienes un buen número de herramientas -en versiones gratuitas y de pago- para hacer encuestas online. Éstas son algunas de las más utilizadas:
  • Encuestas_surveymonkeySurveyMonkey:  Es una estupenda herramienta para iniciarte con encuestas pequeñas. El plan gratuito te permite 10 preguntas y hasta 100 respuestas. Es fácil de usar y te permite recopilar los datos a través de Facebook, correo electrónico, mediante un enlace o por medio de incrustación en una web o blog.
  • Google: es una de las aplicaciones más básicas, muy útil para cuestionarios sencillos. Te permite crear formularios desde Google Drive, clicando en “Nuevo» → «Más» → «Formulario”. Te permite elaborar preguntas con diferentes tipos de respuesta (abierta, elección múltiple, tipo test, elección desde un desplegable…). También puedes insertar imágenes y vídeos de Youtube. Con los resultados genera una URL que puedes compartir con quien quieras, o puedes acceder a ellos desde tu cuenta en Google Drive en formato hoja de cálculo.
  • EncuestaFácil: es una de las webs más utilizadas en España y Latinoamérica. Con la cuenta gratis puedes hacer un número ilimitado de encuestas, pero el número de respuestas que podrás visualizar está limitado a 100. Puedes aumentar el número de respuestas visualizadas a partir de 30 euros. La web ofrece, además, ejemplos de plantillas que pueden ayudarte en la elaboración del cuestionario.
En este enlace tienes información sobre más herramientas gratuitas para realizar encuestas online. Y si quieres algún ejemplo de cómo han trabajado la cuestión en bibliotecas, muchas universitarias cuelgan los resultados de sus encuestas de satisfacción en internet. Aquí tenéis, por enlazar a alguna, las de la Biblioteca de la Universidad de La Rioja, y las de la Complutense de Madrid. Esperamos que esta entrada os haya generado algunas preguntas y, sobre todo, que os haya dado muchas respuestas 😉 ¡Feliz semana!]]>

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Más que libros: tendencias en servicios bibliotecarios para niños y jóvenes

tendencias actuales y de algunos recursos referentes a la literatura infantil y juvenil, para ayudaros en vuestra tarea con ese público. Como el trabajo con ellos no se limita a tener una colección cuidada y bien orientada, hemos seguido indagando en otros servicios bibliotecarios para niños y jóvenes, para acercaros algunas ideas innovadoras. ServiciosNiños-Impresora3DPartiendo de lo básico, el primer recurso del que queremos hablar es el informe del Consejo de Cooperación Bibliotecaria de 2012 sobre la materia. Es un documento de referencia completo y valioso para verificar si nos ajustamos a los estándares, en el que se hace un repaso de los objetivos de los servicios bibliotecarios para los más pequeños y los más jóvenes, la programación de actividades y servicios, las colecciones, los espacios y el personal. Este último punto es el que nos ha parecido más interesante resaltar: además de contar con suficientes bibliotecarios, es importante que estén bien formados, con cursos especializados en literatura infantil y juvenil y con “una formación multidisciplinar para atender mejor las demandas de los usuarios”. En concreto menciona la necesidad de que el personal tenga “conocimientos sociológicos y pedagógicos así como de psicología evolutiva sobre usuarios de estas edades”, y recuerda que las Pautas de Servicios bibliotecarios para jóvenes de la IFLA señalan como características deseables del personal entre otras:

  • Comprender y respetar a los jóvenes.
  • Tener deseos de aprender.
  • Flexibilidad para aceptar e introducir cambios.
  • Colaboración con los jóvenes para planificar servicios.
Para mirar hacia dónde apuntan las tendencias fuera de nuestro país, es interesante este artículo de la revista Publishers Weekly en la que expertos del sector hablan desde las experiencias que están viviendo en las bibliotecas de EE.UU. Aquí os resumimos las ideas clave en las que ellos trabajan para hacer que la biblioteca resulte más atractiva a los niños y los jóvenes:
  • Los niños y jóvenes, por lo general, ya no van a la biblioteca pública a buscar en libros información sobre la ciudad o sobre su comunidad. Para eso tienen internet.
  • Lo más demandado son los espacios para el uso de medios digitales y los laboratorios de creatividad (Maker spaces y Youmedia labs): lugares en los que los niños puedan explorar, expresarse y crear usando tecnologías digitales como impresoras 3-D y equipos audiovisuales, y manejando las redes sociales.
  • Aprendizaje conectado: se trata de un concepto muy ligado a los espacios mencionados en el punto anterior, y es la forma que está adaptando el aprendizaje no formal de calidad en estos lugares. Es un aprendizaje que se basa en tres pilares: (1) se construye a partir de las áreas de interés de los chavales; (2) tiene que ver con la cultura del P2P (es decir, implica aprendizaje entre iguales); (y 3) implica la participación de entidades de la sociedad civil, económicas, empresariales y académicas. Desde la biblioteca del condado de Multnomah, la directora de Servicios Juveniles, Katie O’Dell explica que resulta muy enriquecedor preguntar a los jóvenes qué quieren aprender y generar oportunidades para que lo hagan fuera de su entorno de aprendizaje formal, y lo es no solo para ellos y sus familias, sino también para toda la comunidad porque implicas a los jóvenes en la creación de contenidos y experiencias para otros usuarios. Los medios digitales son una herramienta esencial en este tipo de aprendizaje.DG_Macarthur_r03
  • Igualdad de acceso a la tecnología: actividades para garantizar que, independientemente de las posibilidades de cada familia, todos los niños y jóvenes tengan acceso a la tecnología, con servicios como el acceso a tabletas con apps educativas en las que las familias no invierten habitualmente, o la formación en el uso de las tecnologías.
  • Aprendizaje temprano: como no todo en esta vida es tecnología, también hay espacio para dar vida desde la biblioteca a otras tendencias como la apuesta por reforzar las actividades relacionadas con el desarrollo temprano de habilidades lectoras de bebés y niños y niñas que aún no están alfabetizados, en muchas ocasiones en colaboración con las escuelas infantiles del entorno.

Más información y recursos

Sobre espacios creativos y aprendizaje en red, una herramienta impagable es la web YouMedia Network, con recursos muy interesantes. Sobre aprendizaje y alfabetización tempranos: Como siempre, si conocéis más recursos que pueda ser interesante compartir, os esperamos en los comentarios a esta entrada… y en las redes. ¡Feliz semana!]]>

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Ayudas para defender el cambio en los servicios bibliotecarios

el uso de impresoras 3D en las bibliotecas, la contribución de éstas al impulso del bienestar económico, y de cómo pueden ayudar a la inclusión de personas sin techo y personas con dificultades lectoras. Hoy os traemos una iniciativa que tiene como objetivo contribuir a defender y difundir los servicios bibliotecarios centrados en la inclusión social, la inclusión digital y el aprendizaje permanente. Atentos porque implica ayudas económicas. Incidenciabibliotecas_logoSe trata del programa “Public Libraries 2020”, impulsado por la Reading & Writing Foundation de Holanda, una organización dedicada a luchar a nivel internacional contra el analfabetismo estructural. Con la iniciativa, esta fundación pretende visibilizar y apoyar la contribución que hacen las bibliotecas públicas europeas a los objetivos de desarrollo de la UE (el programa Europa 2020) en las áreas de inclusión y aprendizaje que mencionamos en el párrafo anterior. Opinan que a menudo se infravalora el papel de las bibliotecas como centros para la innovación y la creatividad, como espacios abiertos a todos en los que aprender, descubrir y compartir. Y aportan cifras que dejan claro por qué son esenciales:IncidenciaBibliotecas_Infografia

  • Alfabetización digital: alrededor del 50% de la población de la UE tiene escasos o nulos conocimientos de informática o del uso de internet, aunque el 90% de los empleos requieren, como mínimo, unas habilidades básicas. Frente a esta realidad, cerca de 14 millones de europeos utilizan cada año los servicios informáticos de acceso público que ofrecen las bibliotecas, 4,6 millones de ellos acceden por primera vez a internet desde una biblioteca pública, y para 1,9 millones las bibliotecas son el único lugar desde el que acceder a la red de forma gratuita.
 
  • Lucha contra el desempleo: se calcula que el acceso a internet desde las bibliotecas permite a 1,5 millones de europeos desempleados cada año aplicar a puestos de trabajo. De ellos, 250.000 acaban encontrando empleo.
 
  • Aprendizaje: el 20% de los adultos europeos son analfabetos funcionales y solo el 8,9% de los ciudadanos de la UE participan en actividades de aprendizaje permanente. Frente a estos datos, más de 24 millones de adultos participan cada año en actividades de aprendizaje no formal organizadas por las bibliotecas europeas.
En resumen, como explican en su vídeo de presentación, las bibliotecas cambian vidas:

Las subvenciones que ofrecen

El programa apoya iniciativas locales nacionales o internacionales llevadas a cabo en uno de más de los Estados miembros de la UE por bibliotecas públicas, asociaciones de bibliotecas u otras organizaciones que trabajen con ellas, en defensa de los servicios bibliotecarios relacionados con la inclusión social, la inclusión digital y/o el aprendizaje permanente. La subvención máxima es de 15.000 euros. Ofrecen algunos ejemplos de los proyectos que pueden apoyar:
  • Iniciativas y campañas nacionales que ayuden a que las bibliotecas públicas sean reconocidas como instituciones que prestan servicios a la comunidad en las áreas mencionadas, y a que se les asigne ese papel en las estrategias nacionales pertinentes.
  • Campañas para comunicar a las personas que participan en la toma de decisiones políticas a nivel local o nacional, los cambios en los servicios bibliotecarios que se ofrecen, con el objetivo de transformar su percepción de las bibliotecas públicas para que sean reconocidas como proveedoras de una amplia gama de servicios esenciales a la comunidad.
  • Proyectos destinados a la capacitación técnica y en materia de incidencia política para que las bibliotecas públicas o asociaciones bibliotecarias puedan acceder con éxito a la financiación europea en materia de inclusión social, inclusión digital y aprendizaje permanente.
  • Iniciativas a nivel estatal que produzcan recomendaciones de la Comisión Europea a un determinado Estado miembro en un área en la que la contribución de las bibliotecas no esté desarrollada. Esto implicaría trabajar en estrecho contacto con representantes de los ministerios implicados que participen en la preparación de materiales para informar las decisiones de los representantes políticos.
  • Participación de delegaciones nacionales o plurinacionales en conferencias relevantes con el objetivo de influir en la agenda y los resultados (resoluciones, hojas de ruto u otros), y el desarrollo de herramientas de incidencia política basada en su experiencia.
  • Proyectos de incidencia política plurinacionales como, por ejemplo, un concurso que se desarrolle en las bibliotecas centrales de varios países, que implique a celebridades locales y produzca resultados a nivel europeo (por ejemplo, estudios de caso que puedan presentarse a europarlamentarios y otros representantes políticos nacionales que participen en la adopción de políticas comunitarias).
Si estas ideas os sugieren algo, o tenéis algún otro proyecto en la cabeza en la línea de lo que subvenciona el programa tenéis dos fechas tope para presentar vuestras propuestas: una de ellas en apenas unos días, el 27 de marzo, y la otra, con más tiempo, el 16 de octubre. En este enlace podéis consultar las bases completas de la convocatoria. Las solicitudes deben hacerse en inglés. Esperemos que esta información os resulte útil. ¡Feliz semana!]]>

About Vicente Funes

Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com

Colaboración e innovación en el préstamo de libros electrónicos en bibliotecas

home_devicesEl préstamo de libros electrónicos en bibliotecas es un asunto que ha venido generando importantes diferencias entre las partes implicadas -editores, distribuidores y bibliotecas- dentro y fuera de España. Las suspicacias iniciales por parte de los editores, que veían en algunos modelos de préstamo en bibliotecas una amenaza para las ventas, chocaban con las reivindicaciones de las bibliotecas y la expectativa social de un acceso no limitado a los fondos editoriales. Era evidente la necesidad de establecer un diálogo y unos sistemas equilibrados que garantizaran tanto el mantenimiento de un modelo de negocio sostenible para los editores como el acceso de las bibliotecas y los lectores a los libros.

 

Consciente de las dificultades habidas hasta la fecha, la International Publishers Association (Asociación Internacional de Editores, IPA en sus siglas en inglés) acaba de publicar un informe muy interesante sobre las experiencias de préstamo de ebooks en bibliotecas. Se ha centrado en los modelos, algunos de ellos innovadores, puestos en marcha en EE.UU, Suecia, Brasil y Francia. Aquí vamos a resumir cómo funciona el asunto en los dos primeros países: en EE.UU, por ser el pionero en la materia, y en Suecia porque a medio camino -y como resultado de conversaciones entre libreros y bibliotecarios- tuvo que cambiar el modelo de préstamo en bibliotecas después de que las editoriales vieran en peligro sus ventas.

 

Los editores en EE.UU

En EE.UU, a pesar de las reticencias iniciales de la industria, toda las mayores casas editoriales comerciales tienen en estos momentos proyectos de préstamo de libros electrónicos a las bibliotecas. Y varían de unos a otros. Por ejemplo, HarperCollins utiliza un modelo denominado “de acceso con contador”, por el que se limita el número de préstamos por título a 26. Una vez sobrepasados, la biblioteca debe recomprar el ebook.

Por su parte, Hachette abrió en mayo de 2013 todo su catálogo poniéndolo a disposición de las bibliotecas de forma simultánea a las ediciones impresas. Los títulos pueden ser prestados solo a un usuario al mismo tiempo, y las bibliotecas pueden hacerse con un número de copias ilimitado. Lo llamativo es que el precio que pagan las bibliotecas por estas copias es tres veces el precio del libro impreso cuando es una novedad editorial. El precio baja en un 50% si el título lleva en circulación 12 meses.

NYC-Public-Library-Manhattan_780m1ggMás novedoso (aunque creemos que poco exportable a España) es el programa piloto adoptado en abril de 2013 por Simon & Schuster con las Bibliotecas Públicas de Nueva York, Queens y Brooklyn, por el que éstas tenían acceso completo a su catálogo de libros electrónicos durante un año, con una circulación ilimitada de sus ebooks, aunque respetando siempre solo un préstamo por título en un determinado momento, y sin límite en el número de préstamos por título. Además, a los usuarios de las bibliotecas se les ofrece la posibilidad de comprar los ebooks de Simon & Schuster, y si lo hacen la biblioteca se lleva una comisión sobre la venta.

 

Los distribuidores

No obstante, el modelo mayoritario en EE. UU sigue siendo el de “una licencia-un usuario”. Es el que opera en el 85% de los préstamos que se realizan desde la plataforma de Overdrive, el mayor distribuidor de libros electrónicos y audiolibros del mundo, que trabaja con el 90% de las bibliotecas estadounidenses. En 2013 se prestaron 79 millones de ebooks en EE.UU a través de Overdirve, un 46% más que el año anterior.

Frente a este modelo “una licencia-un usuario”, el informe cuenta que la plataforma digital Hoopla ha puesto en marcha un sistema -no con ebooks pero sí con audiolibros, vídeo y música-, que pretende “mejorar la experiencia del usuario” de la biblioteca facilitando “un servicio tan atractivo como el de las apps y las plataformas comerciales”. Hoopla no es un servicio por subscripción ni un modelo de licencias, y no cobra a las bibliotecas unas tarifas anuales. En Hoopla, los editores establecen y ajustan cuando lo consideran oportuno el precio de cada título, el portal muestra en tiempo real qué es lo que se está “leyendo” en cada momento, y los editores y autores cobran cada vez que se presta su audiolibro. Las bibliotecas solo pagan por lo que se presta realmente, y cuentan con herramientas para supervisar su gasto. El servicio se puso en marcha en febrero de 2013 con 10 bibliotecas, y hoy lo utilizan más de 300 redes, incluidas las de Toronto, Chicago, Boston, San Francisco y Los Ángeles.

 

La experiencia sueca

elibEn Suecia, los cuatro grandes editores crearon en el año 2000 su brazo digital, Elib, que puso en marcha después de dialogar con las bibliotecas un sistema de pago por préstamo. El número de copias de un título al que podía se acceder al mismo tiempo era ilimitado, y las bibliotecas pagaban dos euros por cada préstamo. Cuenta el informe que en 2013, alcanzado ya 1,4 millones de préstamos anuales, se vio que el sistema tenía grandes fallos: con esa política de precios fijos, los editores, preocupados por que los préstamos en bibliotecas canibalizaran las ventas, no ponían a disposición de las bibliotecas las novedades hasta que éstas empezaban a decaer comercialmente. Después de un periodo de consultas, se reconoció que era necesario un sistema viable que diera a las bibliotecas el control sobre su catálogo y sus costes, protegiendo al mismo tiempo las ventas de las editoriales.

Con el nuevo sistema, los editores pueden elegir entre poner sus títulos a disposición de las bibliotecas con un “modelo de acceso” (libre acceso, pago por préstamos y un número ilimitado de usuarios simultáneos) o un modelo de licencias (compra de “copias virtuales”, con diez préstamos por licencia, válida por cinco años, con un solo usuario cada vez). Los editores establecen y revisan los precios en cualquier momento, y las bibliotecas pueden elegir su catálogo de entre los títulos disponibles, gestionando catálogo y costes desde la interfaz de Elib.

El informe reconoce que en la era digital, las bibliotecas están “reinventándose a sí mismas, creando nuevas propuestas de valor, proporcionando nuevos recursos y encontrando nuevas formas de servir a su comunidad”. Y dice que “el préstamo en bibliotecas, hecho correctamente, puede contribuir a los ingresos de los editores”. Por eso, en este escenario, más que por políticas establecidas de arriba a abajo, apuesta por los modelos colaborativos que sirvan a los intereses de todos, algo en lo que ya trabaja, experimentando como muestra el informe, el ecosistema del libro.

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Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com