La biblioteca como experimento

 

Puede que la mayoría aborreciéramos los exámenes sorpresa en el colegio o el instituto: pero ahora, cada día, no sometemos a exámenes diarios cada vez que compartimos una opinión, un post, una foto o una noticia en las redes. Evaluación continua. Todo hijo de vecino, por poco activo que sea digitalmente, se está ofreciendo al examen de miles de ojos anónimos. No es de extrañar por eso que algunos decidan sacarle rédito.

 

Escena del escaneo gestual de la protagonista del apasionante experimento, en forma de película: El congreso (2013). 

 

Mucho se habla de que gigantes como Google, Facebook, Twitter o Instagram paguen por alimentarse de las informaciones sobre nuestros intereses, hábitos, gustos y opiniones que compartimos alegremente: pero mientras que esto llega algunos ninis o millennials, según el caso, han encontrado salidas laborales como conejillos de indias.

Condiciones de trabajo de un beta tester de videojuegos: la profesión soñada de todo nini.

Si desde los 60 en adelante se ha demonizado el exceso de consumo televisivo en los menores: ¿qué no se podrá decir de los videojuegos? En estos tiempos políticamente correctos no quedaría bien que padres y educadores organizaran quemas públicas de videojuegos como se hacía en los 50 estadounidenses con los cómics. Pero no por falta de ganas sino por la difícil combustión que tienen.

Pero para algunos sus horas muertas frente a la pantalla matando zombis les ha salido rentables. Es el caso de los beta tester de videojuegos: los jóvenes contratados por empresas de videojuegos  para que actúen como  jueces (o ¿habría que decir cobayas?) de sus productos. Alojamiento, sueldo y manutención para dedicarse a lo que más le gusta aunque bien es sabido que cuando un placer se convierte en obligación deja de ser placer. La empresa VR Oculus tal vez por eso ha preferido ser más sutil e inteligente.

 

Quema pública de cómics en 1954 a raíz de las tesis del psiquiatra Fredric Wertham: que sostenía que los cómics promovían la delincuencia entre los jóvenes.

 

Tras un acuerdo con la Biblioteca Estatal de California, hasta un total de 90 bibliotecas: disponen de equipos VR-ready, equipados con auriculares Oculus Rift y gafas para que los usuarios puedan experimentar con la realidad virtual. Para ello se eligieron bibliotecas con espacios abiertos (no era cuestión de aislar con auriculares y gafas a los usuarios para que luego se dieran de bruces con la realidad tropezándose unos con otros). Sumergirse en las profundidades del océano, visita la Estación Espacial Internacional o hasta la fusión del núcleo de Chernóbil: todo ello sin perder la perspectiva bibliotecaria implementando software que provea de contenidos educativos a la maravilla tecnológica.

De este modo los usuarios de las bibliotecas se convierten en cobayas voluntarias para los productos Oculus; las bibliotecas atraen más público y amplían su oferta; y la tecnología amplia su campo de experimentación.

 

 

Nada nuevo si nos atenemos a los habituales test de pantalla a las que someten sus películas muchos estudios de Hollywood. Gracias (o por culpa) de estos tests: Pretty Woman (1990) pasó de ser una cruda historia sobre las trabajadores del sexo en Los Ángeles a la historia de puticienta y el príncipe que arrasó; o Martin Scorsese tuvo que recortar los ríos de sangre que fluían (aún más) en su clásico Uno de los nuestros (1990). El sacramento comercial de que el público siempre lleva la razón convertido en una humillación para el artista.

Pero, ¿sigue siendo así? En estos tiempos confusos es difícil decir cuando somos soberanos o cobayas de nuestros consumos. Esto es la jungla y pese a la pátina tecnológica todo sigue reducido al ancestral dilema de comer o ser comido. Tal y como están las cosas hay que elegir: o que experimenten contigo o que ser tú el que experimenta. Y para esto último no hay mejor lugar que la biblioteca.

 

Escena de la serie Mad Men en la que, para probar un lápiz de labios, los publicistas recurren a las secretarias de la agencia cuyos comportamientos observan tras un espejo de visión unilateral.

 

La biblioteca como experimento narrativo y ecológico: 

Margaret Atwood junto a la creadora de Future Library Project en mitad del bosque del que saldrá su libro.

 

Hace pocos meses saltaba a los medios la denominada Biblioteca del Futuro (Future Library Project). Este proyecto ideado por la artista escocesa Katie Paterson se sitúa a las afueras de Oslo y se materializa en un bosque cuyos árboles tienen sus troncos adornados con cintas rojas. Es una forma de señalizar que será esa madera la que servirá para fabricar el papel en el que se imprimirá el libro con el que concluirá este experimento en 2114.

Dicho libro será una obra colectiva conformada por cada uno de los textos que, desde 2014, están entregando a la Biblioteca Pública de Oslo autores tales como: Margaret Atwood, David Mitchell o el poeta islandés Sjón. Sus textos, que se custodiaran en la futura Biblioteca Deichman (con fecha de inauguración para 2018), y serán seleccionados para conformar un libro que no leeremos ninguno de los que hoy pisamos el planeta (salvo que terminemos convertidos en cyborgs, que puede ser).

 

La biblioteca como experimento social:

En Sexo, drogas y tejuelos. Cara B ya hablamos de la asistencia a drogodependientes en la que bibliotecarios estadounidenses se estaban formando a causa de la epidemia de consumo de opiáceos que se están dando en el país. Es uno de los ejemplos más recientes de las múltiples funciones que cada vez se van añadiendo a las bibliotecas.

La Biblioteca Pública de San Francisco, fue la primera en incluir asistentes sociales en su plantilla: y tras ella otras bibliotecas han seguido su ejemplo. Las bibliotecas de Filadelfia se han asociado a la Universidad para abordar cuestiones de salud pública. Un reciente estudio de la Universidad de Pensilvania explica como gracias a esta colaboración numerosos bibliotecarios han sido formados como especialistas en salud comunitaria: lo que les ha permitido ofrecer programas y asistencia para personas de todas las edades y contextos socioeconómicos. Accesibilidad y confiabilidad han sido las dos cualidades que los autores de este estudio han resaltado en bibliotecas y bibliotecarios.

 

Desde 2014 la Fundación sin ánimo de lucro Biblioteca Social está promoviendo e incentivando activamente la labor social de las bibliotecas en nuestro país.

 

En la Biblioteca Pública de Dallas, desde 2013, se desarrolla un programa para personas sin hogar; en la de Hartford, en Connecticut, el programa The American Place ayuda a los inmigrantes recién llegados a integrarse en la ciudad; mientras que en la de Queens, en Nueva York, se diseñan programas de salud dirigidos a la población inmigrante. Las políticas de inmigración deberían contemplar a las bibliotecas como aliadas en las políticas de inmigración: no iban a resolver las complejas problemáticas que plantea, pero como ha dicho recientemente Fernando Aramburu en ABC: «Creo que los libros nos hacen más inmunes al fanatismo.»

 

La biblioteca como experimento artístico:

Otra de las acciones de Yolanda Domínguez: pedir limosna para comprarse un Chanel en el barrio de Salamanca madrileño.

Entre las funciones expositivas de las bibliotecas no solo tienen que centrarse en mostrar obras de artistas: también pueden convertirse en objeto de experimentos artísticos aún sin proponérselo. La biblioteca como musa. Y entre los muchos creadores, que han recurrido a las bibliotecas y a los libros, para plantear sus acciones artísticas aquí rescatamos la performance que la artista Yolanda Domínguez llevó a cabo en una biblioteca de Milán.

En ella, una lectora arranca hojas de La metamorfosis de Kafka ante el estupor del resto de usuarios, y va introduciéndoselos en el escote para aumentar el perímetro pectoral, y de esta manera: denunciar el canon estético que se les exige a las mujeres en nuestra sociedad.

 

 

Pero la biblioteca, como experimento artístico, no es solo cosa de artistas que las utilizan para sus propios discursos: también hay bibliotecarios que experimentan artísticamente con ellas. Es el caso del noruego Kenneth Korstad, director de la biblioteca pública Deichmanske en Oslo, que se ha embarcado en un proyecto para fusionar el concepto tradicional de biblioteca con el arte experimental.

Para ello no ha dudado en abrir la biblioteca a creadores que quieren explorar la música, el cine, el teatro o las bellas artes desde enfoques de lo más experimental. Tanto es así que en el festival Sorforkomfort, que organiza en colaboración con otra biblioteca, se ha presentado desde: música creada a partir del virus del Ébola, danza experimental, música del ruido o teatro. Como sostiene Korstad: «la biblioteca es el último espacio democrático de la sociedad» y él se ha empeñado en explorarlo y abrirlo a todo tipo de audiencias de un modo radical.

 

Reproducción en tamaño normal del que va a ser el mayor libro pop-up del mundo. Es un proyecto que la artista Colette Fu está desarrollando en el Philadelphia Photo Arts Centre en Olde Kensington. Cuando esté concluido, en octubre,  los visitantes podrán pasear dentro de él.  

 

 La biblioteca como experimento cívico:

 

Es probable que para otros países europeos contar con una biblioteca auto-servicio no sea un experimento cívico: sino una simple mejora en la oferta de los servicios bibliotecarios. Pero en un país como el nuestro en el que el concepto de lo cívico, y el respeto al bien común siguen siendo asignaturas pendientes para muchos: un proyecto como la Open Air Library de Alemania resulta un experimento de alto riesgo.
Esta biblioteca alemana inaugurada en 2009 fue diseñada en colaboración con los vecinos. La idea era crear una biblioteca abierta en todos los sentidos: por su distribución de espacios, por estar abierta las 24 horas, porque su equipamiento es autogestionado por los vecinos que gestionan por sí mismos sus préstamos. No ha estado exenta de algún acto vandálico pero en nuestro país dudamos que hubiera sobrevivido más allá del primer año.
Gracias al sistema Open+, una innovación basada en RFID presentada en Francia en 2015, es posible permitir que determinados usuarios accedan a la biblioteca a cualquier hora. Open+, un buen nombre para este sistema al que en nuestro país, para que fuera viable, habría que añadir: Open your mind…al bien común.

 

La biblioteca como experimento político:

 

Hilando con el concepto de Open+, pero sin RFID, tan solo con cajas de madera: no sabemos que habrá sido de la #Bibliotecaurbana que unos voluntarios montaron en ciudad de México tras los recientes terremotos. Afortunadamente es fácil de reconstruir, no hay más que contar con unas cuantas cajas de madera para, poco a poco, ir llenándolas de libros. Tanto en movimientos como el 15M, el Occuppy Wall Street o en la plaza Taksin de Estambul: el nacimiento de bibliotecas espontáneas fue una constante. Lo que nos llamó la atención de esta modesta Open Library Mexicana es el propósito de: «ser un mejor país».

 

Puede que suene naíf, ingenuo o pueril: pero se basa en una certeza. Cualquier acto es político, y ahora mismo: llevarse un libro prestado a casa, usar las bibliotecas (callejeras o convencionales), participar en sus actividades, interactuar con sus redes o compartiendo opiniones: es un acto político porque con ello se está diciendo que siguen siendo necesarias. Cuando se defiende un servicio público por el mero hecho de usarlo estamos haciendo política; cuando usamos una biblioteca estamos haciendo política.

 

 

 Podríamos seguir dando vueltas alrededor de la biblioteca como experimento. Bien aludiendo al mundo editorial que no aprovecha lo suficiente los fantásticos estudios de mercado que les podían proporcionar las bibliotecas; o pasando por las empresas que no valoran el impacto social tan positivo que ganaría su imagen si actuasen como mecenas (si acaso existiera una ley de mecenazgo en condiciones): pero no queremos eternizarnos. Ha quedado más que claro que los experimentos no se hacen con gaseosa: se hacen con arrojo y ganas de evolucionar.

 

Por eso cerramos con el ejemplo de Yoko Ono. Para muchos una chiflada, una mala pécora que acabó con The Beatles (inocentes que eran los muchachos): pero lo cierto es que bien les resulte ridícula a unos con sus obras conceptuales, u otros la aprecien como referente vanguardista: la japonesa de 84 años hizo de su capa un sayo desde el principio. Independientemente de lo que se piense de ella y su obra: toda una lección para perder el miedo a experimentar. ¿Qué baila mal? Pues ella misma lo proclama a los cuatro vientos. No se trata de no reconocer nuestras limitaciones sino de reconvertirlas en un estilo propio.

 

 

About Vicente Funes

Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com

Lee o revienta

 

 

Eleuterio Sánchez, el mítico Lute del tardofranquismo, relataba sus famosas fugas en sus memorias (El Lute. Camina o revienta, que luego Vicente Aranda llevaría al cine), pero más allá de lo arriesgado de las mismas no daba instrucciones para quien quisiera emularle. Todo lo contrario que el preso brasileño Brayan Bremer, que escapó hace unas semanas de la cárcel brasileña de Manaos, y se dedicó a retransmitirlo prácticamente en directo a través de selfies. ¿De qué sirve hoy día alcanzar la libertad y jugarse la vida si no se publica en las redes?

Por eso el vídeo con el que abrimos este post resulta una metáfora perfecta de lo que trata. Más que excavar túneles durante años con cucharas, más que pergeñar planes de fuga imposibles: el mejor salvoconducto a la libertad, en una sociedad perfecta debería pasar por la cultura. Pero mucho nos tememos que este simpático invento (cuyas instrucciones para fabricarlo vienen detalladas en esta web) que tanto nos remite a películas de misterio o terror, nunca formará parte de las tramas del género carcelario.

Aún existiendo webs donde se detallan las lecturas que las protagonistas de Orange is the new black (la serie carcelaria con más tirón de los últimos tiempos) toman prestadas de la biblioteca de la prisión: no parece que la cultura sea prioridad cuando se habla de reinserción social.

En Vis a vis, la que podría ser su equivalente española, aunque hay escenas en la biblioteca no hay webs que contabilicen sus lecturas. Tal vez por eso tuvo tan buenas críticas, por ajustarse a la realidad.

Orange is the new black

 

Y es que basándonos en los datos del informe que el Observatorio de la Lectura y el Libro llevó a cabo en 2011 bajo el título: «Las bibliotecas de instituciones penitenciarias en España», el panorama no pintaba nada favorecedor. Así que no es de extrañar que pese a que aquel informe señalaba que solo tres cárceles españolas tenía conexión a internet hace 5 años; en la actualidad solo un 3% de los presos muestran interés por la lectura. Un dato que recogía un artículo muy completo sobre bibliotecas y penitenciarías en nuestro país publicado hace unos meses en El Español.

«Primero fue el rock de la cárcel… ahora con el cambio de los tiempos y nuestra era tecnológica aparece el Blog de la cárcel […] un lugar de encuentro para sentimientos, ideas, pensamientos y todo aquello que, con la palabra, más nos aproxime a la libertad»

 

Este es el texto que figura en la cabecera de El Blog de la Cárcel, una bitácora digital (actualmente inactiva) que elaboraban de forma colectiva los internos del Centro Penitenciario de A Lama (Pontevedra). Un ejemplo de proyectos volcados en fomentar la formación y la lectura entre los presos aprovechando las herramientas digitales. En otros países, en cambio, la apuesta por las bibliotecas como auténticos instrumentos para la reinserción social a través de la cultura es tan decidida que no vendría mal copiarlos un poco.

 

Prison Book Program, programa que se desarrolla en las cárceles estadounidenses para promover el envío de libros a reclusos.

 

En 2010, la biblioteca de la prisión de Edimburgo se llevó uno de los Library Changes Lives Award (Premios a bibliotecas que cambian vidas). Lo consiguió transformando un depósito de libros en un espacio luminoso, confortable y con fondos variados que provocó que la población reclusa que retiraba libros pasase del 5% al 50%.

En Corrupteca: bibliotecas y corrupción, ya hablábamos del ejemplo brasileño que contempló en 2012 la reducción de penas a cambio de que los presos leyeran. 48 días menos por cada año de condena si leen al menos 12 libros al año. Pero hay un ejemplo más próximo en el tiempo del que nos apetecía mucho hablar.

 

 

El Programa BiblioRedes forma parte del Plan de Intervención en Recintos Penitenciarios puesto en marcha por la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos en colaboración con la Gendarmería de Chile. El pasado mes de diciembre se inauguró en el Penal de Puente Alto (con una población de 1200 internos) uno de los espacios bibliotecarios que este plan contempla ir inaugurando en toda penitenciaría en la que hayan más de 50 reclusos.

Desde el año 2012 lleva en marcha este Plan que, por un lado fomenta el uso de las herramientas digitales como una forma de inclusión social con los denominados Laboratorios BiblioRedes; y por otro, adecua espacios y dota de colecciones a las bibliotecas de las penitenciarías. Un total de 33 bibliotecas se han inaugurado desde el 2016 y aspiran a hacerlo en las 75 prisiones con mayor población reclusa. ¿La meta?: llegar a las cerca de 48.000 personas internadas en las cárceles chilenas.

Macanudo de Liniers, uno de los títulos recomendados para estar presentes en los talleres de fomento lector dentro del plan chileno.

Novelas gráficas, revistas, libros de historia, de filosofía, etc… La selección de obras se ha hecho por parte de grupos formados por psicólogos, asistentes sociales e incluso ex reclusos. El Plan incluye entre una de sus mejores bazas la implicación de los propios internos en el desarrollo del mismo.

Según reza las directrices del Taller de mediación lectora y gestión cultura a desarrollar en los centros:

«el presente taller busca formar a los internos más asiduos a la biblioteca con respecto a nociones básicas de fomento lector, extensión cultural y difusión de las actividades generadas«.

Si en las bibliotecas sin rejas del siglo XXI es fundamental la implicación en la toma de decisiones de los usuarios, en las bibliotecas de las cárceles chilenas lo están poniendo en práctica. No hay mejor publicista de nuestros servicios que un usuario satisfecho.

El Lute junto a una de las componentes del grupo musical Boney M.

Y los datos hablan por sí solos, en el pasado año se realizaron un total de 11.500 préstamos en los centros dotados con estas remozadas bibliotecas, y las expectativas para el presente año esperan superar con creces dicha cifra. El ejemplo chileno hace que todas las buenas palabras sobre reinserción, alfabetización de población reclusa, reeducación o integración dejen de ser meras palabras para convertirse en una realidad cuantificable en datos estadísticos.

Ya tenemos a quien imitar, ahora solo hace falta un poco de voluntad política para desarrollar algo parecido en nuestro país. Un país que convirtió a un pobre delincuente en un diablo mediático en época franquista, y que luego asistió a la reinserción del mismo gracias a la lectura y la educación.

 

Uno de los espacios acondicionados en una de las prisiones chilenas integradas en este ambicioso Plan de fomento de la lectura.

 

En el título del post nos apropiamos del título de la biografía de El Lute porque nos daba juego, pero está visto que con buenas políticas culturales que incluyan a las bibliotecas, no hay que reventar nada, sino todo lo contrario. Como declaraba el propio Eleuterio desde su experiencia como persona que superó sus limitaciones gracias a la cultura:

«soy todo lo libre que nos permiten los mercados. La libertad es una entelequia, un sentimiento. La libertad no se da, la libertad se conquista, y yo he conquistado la libertad posible, la que hay.»

 

Y si empezamos el post con una biblioteca que escondía una salida, cerremos con una de las mejores escapatorias que tenemos a mano para escapar de las cárceles mentales que nos montamos cada uno: el humor.

Fue en 1993 que el entonces cineasta en ciernes Miguel Albaladejo, aprovechando que ejercía como ayudante de dirección del maestro Berlanga en su película Todos a la cárcel: rodó su cortometraje La vida siempre es corta. Una jocosa nota final que deja claro que por mucho que físicamente no se pueda, nuestra mente siempre sirve para evadirnos allá donde seamos más felices.

 

About Vicente Funes

Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com

Siente un bibliotecario a su mesa

 

Si Hollywood decidiera un improbable remake del Plácido (1961) de Berlanga es más que posible que el resultado terminase inscrito bien en el género de zombis, superhéroes o vampiros.

Difícilmente lo adaptaría para que el eslogan («siente un pobre a su mesa») de la campaña navideña sobre la que gira la genial sátira berlanguiana sobre la España de los 50 (es del 61 pero las décadas no cambiaban tan rápido como ahora) incluyese a un bibliotecario salvo que fuera un bibliotecario zombi o vampiro, claro está. En cambio en estas fechas muchas familias comprueban lo bien que viene tener uno sentado a la mesa, sobre todo, a la hora de elegir los regalos.

¿Qué libro le compro a tu tía?, ¿qué cómic hará que se enganche a la lectura tu sobrino?,¿qué película clásica le gustará recordar a la abuela?, ¿le compro un ereader o una tablet a tu hermano?, ¿qué cuentos son más educativos para la pequeñaja los de Peppa Pig o los de Las tres mellizas? Como asesores en aquellas familias que aún consideran a la cultura como algo digno de regalar, siguen siendo valiosos.

 

De los Estados Unidos de Norman Rockwell a las mesas de muchos hogares occidentales de hoy día.

 

Familia (1996) el interesante estudio familiar de Fernando León de Aranoa en su debut cinematográfico

Lo que ningún bibliotecario va a solucionar será las impertinencias si la familia incluye algún representante del cuñadismo, los conflictos soterrados que cual tragedia de Tennessee Williams afloran a la tercera copa de cava o los disgustos de la matriarca por algún comentario inoportuno del abuelo. Entre otras cosas, porque probablemente los bibliotecarios estén directamente implicados en algunas de estas escenas navideñas tan entrañables.

Si hay un ritual en Occidente en el que la institución familiar despliega todo su arsenal de virtudes y defectos ese es sin duda la Navidad. No nos consta ningún estudio sobre la evolución de los hábitos de las familias a la hora de celebrar estas fechas señaladas en rojo en el calendario.  Pero qué duda cabe que algo debe haber cambiado, la familia por mucho que le pese a algunos: ha evolucionado, ha mutado y no se sabe hasta dónde llegará su transformación.

En unas Navidades, como estas de 2016, en las que ha vuelto a la mesa de novedades, con categoría de clásico, el cuento Con Tango son tres: es buen momento para fijarse en el papel que las bibliotecas pueden jugar en esta normalización de esos nuevos tipos de familia que inevitablemente van a hacer que al menos, aparentemente, la imagen de estas fiestas sea menos uniforme.

 

La historia real de los dos pingüinos emperadores del zoo de Nueva York que recogieron un huevo abandonado, lo empollaron y se convirtieron en padres del pequeño pingüino: se convirtió en un canto a la tolerancia y el respeto a otros modos de familia que Justin Richardson y Peter Parnell transformaron en cuento ilustrado. Pero su fama proviene más bien del hecho de llevar años en el top del ranking de cuentos censurados en diferentes países. Pocas veces habían puesto tan fácil convertir la inclusión de una obra en los fondos de una biblioteca en un acto político y de defensa de los derechos sociales.

La fascinante novela autobiográfica de Angelika Shrobsdorff

En 2015 el trabajo final de grado de la titulada en Educación Primaria por la Universidad de Sevilla, Nieves Gallego Acosta: Familia y literatura infantil. Nuevos modelos para una nueva literatura, se incluye una selección de títulos que toda biblioteca, que quiera promover la aceptación social de esos nuevos modelos de familia, ha de tener en cuenta en su sección Infantil y Juvenil.

Hace poco más de un mes en la localidad valenciana de Quart de Poblet se estrenaba una «biblioteca de colores» dentro de la Biblioteca Pública Municipal Enric Valor. Promovida por la asociación Lambda, que lucha por los derechos del colectivo LGTBI, se materializó con una donación de fondos para la zona infantil y juvenil que sirvieran también para cuentacuentos en los que se trabajase la aceptación desde la diferencia entre los más pequeños.

Desde la proliferación de las Bibliotecas familiares públicas, de las que nos hablaba Elisa Yuste en su blog; pasando por la normalización de los nuevos modelos de familia: las posibilidades que se abren a las bibliotecas para revalidar y ampliar su labor de apoyo a esas extrañas estructuras sociales que son las familias: es prometedor.

 

Viggo Mortensen padre de una familia que no sigue las normas

 

El clan (2015) la aclamada cinta argentina sobre una familia de secuestradores

Si algún día, como algunos reclaman, llegase a España la posibilidad de educar en el hogar como de manera legal, se hace en otros países: las bibliotecas serían una institución imprescindible para proveer de materiales, y para ofrecer espacios de socialización para esos niños. Como no podía ser de otro modo en el mundo anglosajón llevan años fomentando el papel de las bibliotecas (y de los bibliotecarios) en las familias que optan por este tipo de educación fuera de los sistemas convencionales.

Y precisamente en la mayoría de los casos son padres con alto nivel educativo los que optan por este tipo de educación. La perfecta asociación: bibliotecas públicas y homeschoolers (que es como se denominan a estos estudiantes en el hogar) se titulaba un artículo de hace dos años en el blog de la Asociación de Bibliotecas Públicas norteamericanas.

Las biografías de hijos de famosos: un clásico del rencor filial.

 

¿Serán diferentes las Navidades para estas familias que optan por formas alternativas, bien de constituirse, como de educar a su prole? Es más que probable, pero considerando que están formadas igualmente por seres humanos: no cabe duda alguna de que los reproches, los afectos, los conflictos y las alegrías seguirán siendo protagonistas en sus reuniones.

Y confiemos en que las bibliotecas jueguen un papel principal como aliados en sus proyectos de vida: sienten o no a un bibliotecario en su mesa.

 

Pero volviendo al eslogan que Berlanga parodiaba en su película. No fue un invento del genio valenciano, en realidad provenía de una campaña real de la España franquista que quería promover la caridad cristiana. Un eslogan perfectamente adaptable a las bibliotecas desde siempre, pero aún más tras estos años de crisis: pero ya sin necesidad de caridad cristiana sino de justicia social. En las bibliotecas los pobres, como los ricos (aunque nos tememos que estos últimos mucho menos) se sientan en las sillas y en las mesas sin necesidad de que nadie les invite.

En breve se publicará el estudio íntegro que el profesor de la Universidad de Murcia, José Antonio Gómez Hernández, ha dirigido en colaboración con otros profesores de la misma Universidad sobre personas en riesgo de exclusión social y bibliotecas.

Los testimonios recogidos en el estudio, tanto provenientes del personal, como de los usuarios con riesgo de exclusión social, así como las conclusiones finales: reafirman el valor social de las bibliotecas públicas para aquellas personas que viven en situaciones de precariedad.

 

Vagabundos leyendo en bibliotecas californianas fotografiados por Fritz Hoffman para National Geographic

 

Fun home: una familia tragicómica. La novela gráfica autobiográfica de Alison Bechdel

Después de todo esto, queda claro que las ventajas de sentar a un bibliotecario a la mesa son variadas: son útiles a la hora de asesorar en cuestión de regalos, están abiertos a nuevos modelos de familia, y por lo tanto (aunque esto sea mucho suponer) deben ser buenos anfitriones; y por último, te excluyen de tener que acordarte a última hora de ser solidarios y comprometidos con los desfavorecidos por ser Navidad. No porque ya se tenga a un pobre sentado a la mesa teniendo a un bibliotecario (que hay que puntualizarlo todo); sino porque apoyando a los bibliotecarios (y se supone que por extensión a las bibliotecas aunque sea de boquilla) están demostrando sensibilidad hacia una de las instituciones que más ayudan a combatir las desigualdades sociales.

En definitiva: siente un bibliotecario a su mesa. Todo lo que puede pasar es que se exceda bebiendo, sea malo contando chistes o le dé por sacar a relucir trapos sucios familiares. Algo en lo que, sea cual sea nuestra ocupación laboral, ninguno estamos libres de caer.

 

 

About Vicente Funes

Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com

Feminismo de gran almacén: bibliotecas y amas de casa

En estos días, el gran almacén más célebre de nuestro país está de aniversario. No, esto no es un publirreportaje, este blog no está monetizado, pero hablando de cultura y bibliotecas todo cuenta. En la emotiva campaña publicitaria que han llevado a cabo para celebrar el aniversario, han dado protagonismo a los testimonios de los clientes. Pero para completar esta recreación comercial con ecos de la serie Cuéntame, les ha faltado algo quizás menos emotivo, pero paradójicamente más trascendente: la liberación femenina gracias a la tarjeta de compra que popularizó este gran almacén en la década de los 70.

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«Eres de pueblo si naciste en un lugar donde no hay El Corte Inglés» Viñeta del cómic Soy de pueblo

Muchas de las amas de casa de clase media (de esa clase media hostigada en nuestros días, pero que en los 70 del desarrollismo, eran la imagen del progreso de nuestro país) experimentaron, por primera vez, un simulacro de independencia económica gracias al invento de la tarjeta de compra.

A finales de mes, puede que tuvieran que justificar los gastos ante el que llevaba el dinero a casa; pero para algunas, el mero hecho de firmar tras cada compra, les sirvió para no olvidarse de cómo se escribía. Paradojas del mundo moderno: a la emancipación femenina a través del consumismo, gracias a empresas en cuyas plantillas las mujeres ocupaban los escalafones inferiores.

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Carol, la adaptación cinematográfica de Patricia Highsmith, sobre la historia de amor entre dos mujeres en los años 50, que surge en un gran almacén

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Juan Antonio Bardem celebró en su día la conciencia crítica de un Almodóvar en estado de gracia. El manchego, en cambio, estaba más interesado por el lado pop en torno a la figura del ama de casa.

En la reciente Carol de Todd Haynes, la historia de amor entre una acomodada ama de casa de los 50 norteamericanos y una dependienta de grandes almacenes: nos dejaba un estilizado y sutil retrato de los estrechos márgenes en que se podía mover una mujer. La glamurosa Cate Blanchett encarna el ideal estético de cómo debía lucir un ama de casa (de ahí que sus tendencias lésbicas resulten tan perturbadoras en el primoroso cuadro de Norman Rockwell que el director pone en escena): pero en nuestro país, la figura del ama de casa siempre ha sido patrimonio del pop más ostentoso y del estereotipo más marujil.

Los numerosos grupos de Facebook Señoras que…, o retrospectivamente, el scketch Mi marido me pega de unos Martes y Trece incapaces de intuir el drama que los avances sociales de las mujeres multiplicarían exponencialmente años después: dan buena fe de su tipificación como personaje. Un estereotipo al que ha venido a sumarse sin tanto poder de asimilación popular: el de la maleni y su fascinación por los cupcakes.

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Cupcakes en formato libro.

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La versión psicópata del ama de casa dulcemente servida por John Waters

Las estadísticas de población activa nunca han contemplado a las amas de casa, pese a que sin ellas, el sector económico de servicios no existiría. Por eso, cuando los grandes almacenes inventaron la tarjeta de compra sabían que ese simple rectángulo de plástico en manos de las mujeres les llevaría al cielo del Ibex. Que por el camino jugara algún papel en espolear su ansía de independencia económica, no era una variable a contemplar.

Pero en este nuevo siglo, en el que incluso alguna gran superficie en quiebra se reconvierte en biblioteca, cabe preguntarse: ¿y la tarjeta de biblioteca?, ¿ha jugado algún papel como símbolo en la emancipación de las mujeres? No hablamos de bibliotecas feministas (cuya historia ha recorrido de manera muy completa hace unos días Antonio Casado en su blog), ni de luchas organizadas: nos situamos a pie de fregadero, hablando de aquellas mujeres que incluso han perpetuado los roles sexistas en su papel de educadoras: pero que finalmente se han beneficiado de los avances obtenidos por la lucha feminista.

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Elaborada tarta en forma de biblioteca obra de la norteamericana ama de casa Kathy Knaus

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Parte trasera de la tarta, o fachada principal de la biblioteca.

Más allá de proveer de literatura de género romántico a las pocas que acudían agobiadas por las obligaciones del hogar: durante muchos años, las amas de casa no han sido un colectivo para el que se hayan diseñado actividades de manera específica. Por eso, precisamente es más emocionante constatar que actualmente son muchas de ellas las que sustentan un clásico de las programaciones bibliotecarias como son los clubes de lectura.

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Ensayo analizando el éxito del «porno para amas de casa»

Hace dos años Elvira Lindo en su artículo: Ellas nos mantienen vivos, reconocía la deuda que los literatos tienen hacia las mujeres en general como ávidas lectoras; y en particular hacia las amas de casa que se subieron al tren de la cultura cuando pudieron y cómo pudieron.

Entre las pocas actividades que se pueden encontrar diseñadas para este colectivo en bibliotecas durante los últimos años, destacaba Coser y leer en la biblioteca municipal de Fraga (Huesca): lectura colectiva de clásicos literarios a grupos de amas de casa mientras cosían. Aunque sin duda la que da una idea de cómo han cambiado las cosas, es la sesión de pole dance para amas de casa (y mujeres en general) que una madre impartió en 2013 en una biblioteca escocesa para celebrar el día de la biblioteca.

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Clases de pole dance para mujeres en biblioteca escocesa

En el lado menos lúdico, es oportuno señalar la implicación cada vez mayor de las bibliotecas en la erradicación de la violencia de género; algo que en muchas ocasiones afecta a mujeres sin independencia económica que forman parte del colectivo de amas de casa. Programación de cuentacuentos que buscan erradicarla desde la infancia; o concursos de microrrelatos contra esta lacra, como el programado, entre otras, por la biblioteca municipal de San Javier (Murcia): son una muestra de la creciente sensibilización de las bibliotecas hacia esta lucha social.

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Concurso de microrrelatos convocado por la biblioteca de Galapagar (Madrid)

Pero si hablamos de la tarjeta de biblioteca como una palanca para desplazar, aunque sea un poco, el peso muerto del patriarcado: tenemos que viajar a latitudes muy lejanas a la nuestra.

En la comunidad de Sarlahi, en Nepal, fue desde la biblioteca comunitaria a la que acudían las amas de casa: desde la que surgió la idea de crear una escuela para mujeres que habían tenido que abandonar la escolarización muy jóvenes al casarse. De este modo, la Grihini School ha alfabetizado a más de 490 mujeres desde que iniciase su andadura en 2009.

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En Costa de Marfil el gobierno provee de libros a los salones de belleza para alfabetizar a las mujeres. La Biblioteca Regional de Murcia adaptó la idea creando un Salón de belleza africano, que incluía servicios de peluquería gratis por usar la biblioteca, y lotes de libros distribuidos entre peluquerías de la capital.

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«La biblioteca cuida de tu cabeza por dentro, y por fuera»

En la India, Muskaan tan sólo tiene nueve años, pero a esa edad algunas familias ya están buscándole marido a sus hijas. El pasado diciembre, un equipo de la Junta de Educación del Estado visitó el barrio en el que vive, y entregó lotes de libros para los niños. Los funcionarios responsables de los lotes, quedaron muy impresionados por las aptitudes que demostró la pequeña; tanto es así, que decidieron nombrarla responsable de la biblioteca en la que se custodian los libros.

Desde entonces, a ella acuden el resto de niños de la comunidad, y Muskaan es la encargada de resolverles dudas, y enseñarles a leer. Los padres de la niña, un carpintero y una ama de casa no ocultan el orgullo que sienten por la valía de su pequeña; que ya se ha convertido en toda una celebridad local.

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La pequeña Muskaan ordenando los libros de la biblioteca de la que es responsable.

Pero regresando a nuestro entorno más cercano: el hecho de que cada vez sea menos necesario distinguir en las programaciones de las bibliotecas, actividades para mujeres por el hecho de que trabajen o no fuera del hogar: no deja de ser una buena señal.

Pese a anacronismos como la violencia de género (que no deja de ser el monstruo del machismo que agoniza, y quiere morir matando): el mensaje feminista de emancipación ha calado en todo tipo de sociedades.

Y hasta a las divas mediáticas del pop que tanto colaboran en perpetuar estereotipos, ya no les Las-CulpaSS-SUJETADOR-LOGOasusta declararse feministas (otra cosa es que asuman el significado pleno del término). Por eso, si el post arrancaba allá por los 50 y 70 del pasado siglo, bien está cerrarlo con un vídeo-collage de las diseñadoras punk-feministas Las culpaSS, que resume de la manera más pop la evolución de la mujer desde ama de casa a… lo que le dé la gana ser.

About Vicente Funes

Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com

Dejando atrás el lado salvaje: bibliotecas por la inclusión social

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Joe Dallesandro, Jane Forth y Holly Woodlawn en la warholiana película Trash

holly_1El pasado 6 de diciembre moría Holly Woodlawn, actriz y cantante transgénero; pero sobre todo, superestrella inmortal gracias a ser una de las protagonistas del clásico Take a walk on the wild side de Lou Reed: cuya época de máximo esplendor fue la época dorada (aunque sería más apropiado decir plateada) de la célebre Factoría de Warhol.

No nos consta que Warhol dispusiera de una biblioteca para minorías en dicha Factoría; salvando a SCUM, el indigesto manifiesto feminazi de Valerie Solanas (la frustrada asesina de Warhol): lo visual ganaba a lo impreso entre sus paredes forradas con papel de aluminio.

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Stuck rubber baby, una novela gráfica sobre la lucha por los derechos civiles

Holly Woodlawn, Candy Darling, Joe Dallesandro, Edie Sedgwick o Ultra Violet vivían intensamente sus días ante la hierática mirada del profeta Andy; y lo confiaban todo al instante, sin implicarse en movimientos sociales, ni reivindicativos. Su mera existencia y su deambular por ese lado salvaje, ya ejercían como un auténtico manifiesto.

Si hay dos movimientos por los derechos civiles que transformaron el siglo XX, esos han sido: el feminismo y la lucha por los derechos del colectivo que ahora se conoce con las siglas LGTBIQ (Lesbianas, gays, transexuales, bisexuales, intersexuales y queer). Queda mucho por hacer, sin duda, pero la irrupción de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad, así como el reconocimiento del matrimonio homosexual en cada vez más países: marcan un punto de inflexión con difícil marcha atrás. Y en ese progreso, ahora se está afrontando la última revolución pendiente para este colectivo: la normalización y respeto de los derechos del colectivo transexual.

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El sensacionalismo de Interviú llevando a portada a Bibí Andersen, en un montaje del blog Kurioso sobre portadas escandalosas

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Degenerado, una excelente novela gráfica basada en un caso real, imprescindible en cualquier comicteca.

Hace unos años, la ahora Bibiana Fernández, declaraba ante la emisión de un reportaje sobre su pasado, no estar interesada en revisar nada. Según decía había pagado ya su peaje, y no quería tener que estar pagándolo una y otra vez. Correspondiéndole el papel de transexual más célebre de la historia de nuestro país, la otrora Bibí Andersen: optó desde hace muchos años por vivir su condición de mujer sin convertirse en estandarte de nada. Su simple presencia en los medios hablaba por sí sola.

El movimiento gay se ha ido desprendiendo de su capacidad revolucionaria y subversiva. Salvo las teorías queer abordadas por figuras como Judith Butler, Beatriz Preciado, Camille Paglia o Virginie Despentes: poco o nada queda del cuestionamiento del sistema que pudo tener en los 70 y 80 del siglo pasado.

Es comprensible, transitar por el lado salvaje queda muy romántico en una canción o película; pero el querer vivir el día a día con total normalidad, aún a riesgo de aburguesamiento es un deseo al que nadie escapa, sea cual sea su condición sexual. Y el mundo del espectáculo o la prostitución como únicas salidas para personas transgénero, es algo que, poco a poco, va cambiando. Y no nos referimos sólo al mundo de la moda, en el que están de rabiosa actualidad; sino en mundos aparentemente menos rutilantes. Sin ir más lejos, en el bibliotecario.

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Itziar Ziga, guerrillera del feminismo más transgresor

John Lawrence Cummings fue bibliotecario de la Universidad de Queensland en Australia hasta cumplir 52 años; fue al llegar a esa edad, cuando este padre de tres hijas, se decidió a cumplir el deseo que más le obsesionaba, y pasó a convertirse en Katherine Cummings.

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La estupenda novela de Eugenides, cuyo protagonista es una persona transgénero

En su libro La vida y amores de una bibliotecaria transgénero lesbiana, Katherine reunía poemas, historias cortas y ensayos en los que abordaba los problemas que se plantean a las personas que no se ubican dentro de los géneros, tal y como se entendían mayoritariamente. John, como tantos en sus circunstancias, pensó en el suicidio, pero el pensar en sus hijas le hizo desistir.

Una vez tomada su decisión, mirando atrás, Katherine no lamenta no haber sido una mujer antes; si hubiera tomado esa decisión a los 20, nunca habría tenido a sus tres hijas, sin las que ya no concibe su vida. Actualmente, la señora Cummings ayuda a todas aquellas personas con problemas de género: su faceta como bibliotecaria le ha llevado a trabajar en el Centro de Género en Sydney, y a elaborar informes sobre la violencia contra las personas transgénero.

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Katherine Cummings mostrando su retrato como John Cummings en la biblioteca

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Debra Davis, persona del año 1999 en la revista Lavender del colectivo LGTB de Minnesota

Debra Davis acumula numerosos premios por su lucha por el reconocimiento de los derechos de las personas transgénero y del colectivo LGTBIQ en general. Esta bibliotecaria, activista transgénero, y directora ejecutiva del Centro para la Educación de Género que lleva su nombre: vivió en los 90 una batalla legal que saltó a los medios, y todo fue motivado por el uso del baño de mujeres de la Southwest High School de Minneapolis, en el que ejercía como educadora y bibliotecaria.

David Nielsen, que así fue bautizada Debra al nacer, vivió una doble vida durante muchos años. Casado y padre de dos hijas, se separó tras 28 años de matrimonio; y mientras en la intimidad se maquillaba y vestía con ropa de mujer, en su día a día ejercía como educador y bibliotecario. Fue en 1997 cuando decidió afrontar su naturaleza abiertamente, y una vez convertido en mujer: solicitó seguir ejerciendo su trabajo con los estudiantes, como lo había hecho hasta entonces. Tuvo suerte, Minnesota fue el primer estado de los Estados Unidos en proteger por ley de la discriminación a gays, lesbianas, bisexuales y transexuales.

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La serie Transparent sobre un padre transexual y su familia, lleva acumulando premios durante todo el 2015

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La chica danesa, la película sobre la primera transexual en someterse a un cambio de sexo, nominada a los Oscars 2016

 

Los estudiantes y la mayoría de compañeros se despidieron de David, y acogieron a Debra sin mayores problemas; incluso un joven estudiante de fútbol se ofreció a acompañarla hasta el coche, para protegerla, algo que no fue necesario.

El único problema lo tuvo cuando su compañera Carla Cruzan, inició una batalla legal para conseguir que le prohibieran a Debra utilizar el baño de mujeres del centro docente. Hasta a tres estamentos judiciales elevó su petición la ofendida compañera, pero sin ningún éxito. Debra siguió usando el baño de mujeres, y el resto de la comunidad educativa la siguió respetando y aceptando como docente y bibliotecaria.

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Debra Davis en una reciente charla promovida desde su asociación

Si algo tienen claro, en los Estados Unidos, los colectivos que luchan por el reconocimiento de sus derechos, es el papel fundamental que pueden jugar las bibliotecas. El empoderamiento (palabra fea donde las haya, pero muy en boga) que pueden proporcionar las bibliotecas para ayudar a la normalización y respeto del colectivo LGTBIQ (y de cualquier minoría en general), es algo que viene prácticamente desde las revueltas de Stonewall.

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Un delicioso cómic sobre Tiresias, el mito del hemafrodita en la mitología griega

Pero no sólo en los Estados Unidos, en el 2012, el colectivo LGTBIQ de Canadá realizó una importante donación de fondos a la red de bibliotecas, como una manera de sensibilizar a la población en general, en combatir la homofobia. Y hace dos semanas, la comunidad educativa del condado de San Diego se reunió para tomar medidas con las que evitar el suicidio adolescente. Durante 2015, al menos cuatro suicidios de adolescentes de dicho condado estuvieron relacionados con estudiantes transgénero.

En dicha reunión, Leslie Masland bibliotecario de la Biblioteca del Condado de San Diego, propuso convertir a las 34 sucursales que componen la red de bibliotecas del condado en zonas seguras. Para lograrlo, se dispondrá de asesores en las bibliotecas para atender a los jóvenes que vivan con angustia su identidad sexual, orientándolos hacia recursos de la biblioteca que pueden ayudarles en su proceso de aceptación.

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Transamerica, una premiada historia sobre la relación entre un padre en proceso de reasignación de sexo y su hijo

La pregunta a formular seria: ¿es tu biblioteca gay friendly? Para aquellas minorías y colectivos que aspiran a la normalización y el respeto a sus derechos: las bibliotecas resultan aliados muy valiosos. La biblioteca pública será social o no será, y un indicador de la utilidad de las mismas será su capacidad de respuesta ante realidades sociales que precisan de instituciones que las acojan y apoyen. En estos tiempos, si queremos ser mayoritarios, debemos empezar por atender a las minorías.

Después de todo, qué mejor definición de lo que debe ser una biblioteca del siglo XXI, que la biblioteca transformista (o directamente travesti) que es capaz de travestirse con ropajes lúdicos, divertidos, seductores y renovados.

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La revista Candy dedicada al colectivo transgénero

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La adaptación cinematográfica de Hedwig and the angry inch

Y aunque hayamos dejado atrás ese lado salvaje, vamos a cerrar con rabia y furia. Hedwig and the angry inch (Hedwig y la pulgada rabiosa) es un musical punk rock nacido en la escena neoyorquina más underground de los 90. Su protagonista Hedwig, tras una desastrosa operación de reasignación de género, que le deja con una pulgada de pene: da salida a su frustración convirtiéndose en cantante de un grupo punk,

Hedwig no busca la complacencia, no busca aburguesarse y aparentar ser una adorable dama para que la sociedad la tolere. Hedwig convierte su trauma en un desafío, y con descaro punki provoca a quienes no son capaces de aceptarla.

Tal vez si Hedwig hubiera contado con una biblioteca cercana que le hiciera sentirse menos sola: su pulgada rabiosa no le habría empujado a tener que abrirse en canal con cada canción. Sin duda, habría sido un consuelo para Hedwig, y una gran pérdida para nosotros:

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Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com

Visibilizar la experiencia de las bibliotecas en la educación de adultos

bibliotecas públicas europeas reciben 100 millones de visitantes cada año, y de ellos una cuarta parte, 24 millones, participa en actividades de aprendizaje no formal. Son cifras contundentes que nos hablan del cambio del rol de las bibliotecas en los barrios y pueblos, del paso de ser ese lugar donde se estudia y se prestan libros a jugar un papel esencial en el bienestar socioeconómico de la ciudadanía. La experiencia que empiezan a acumular las bibliotecas en la educación de adultos es un elemento sustancial de este nuevo papel, y desde el programa Public Libraries 2020 (PL2020), impulsado por la Reading & Writing Foundation, están visibilizándolo a nivel europeo. Ahora piden la colaboración de todas las bibliotecas para que sea más valorado. pl2020_LibraryChangeLivesPL2020 participa activamente en la Plataforma Electrónica de Educación de Adultos en Europa (EPALE), una herramienta muy valiosa para compartir lo que las bibliotecas están haciendo en la materia, y sensibilizar sobre la importancia de las acciones que llevan a cabo. Desde el programa invitan a todas las bibliotecas a contar su experiencia, bien publicando directamente en el blog de EPALE o enviando a PL2020 la información al correo electrónnico publiclibraries@readingandwriting.eu para que ellos la publiquen. Por cierto, os recomendamos que aprovechéis para daros un paseo por EPALE porque desde esa plataforma podréis acceder a recursos sobre aprendizaje, conocer y contactar con otras instituciones que estén trabajando en la educación de adultos y estar al día de noticias, convocatorias y actividades.PL202_EPALE

Un espacio único

Desde PL2020 defienden que visibilizar el papel que las bibliotecas juegan o pueden jugar en el aprendizaje a lo largo de toda la vida es especialmente importante en un momento en el que las sociedades europeas buscan fórmulas para integrar a grupos de población que están quedándose excluidos, sobre todo en lo que se refiere al mercado laboral. Europa lleva mucho tiempo debatiendo qué hacer, por ejemplo, con los trabajadores especializados que quedan en la calle cuando se cierran fábricas por la deslocalización de la producción a Asia. O qué hacer con todos esos sectores de la población excluidos porque no tienen los recursos necesarios para salvar la brecha digital. Seguro que a todos os suenan “palabros” como “flexiseguridad” con los que llevan tiempo justificando reformas laborales sin conseguir resultado positivo alguno. Se impone un cambio de enfoque, porque esto no es ni China ni EE.UU: esto es Europa. Las bibliotecas, dicen en PL2020, “son un espacio único para las personas en situación de desventaja socieconómica, (porque) les ofrecen actividades como programas de aprendizaje a lo largo de toda la vida y formación en el desarrollo de aptitudes digitales para jóvenes que abandonan la escuela antes de tiempo, personas adultas y desempleadas”. Y lo que quieren es demostrar a los responsables de la toma de decisiones políticas el excelente trabajo que hacen las bibliotecas en estas materias para fortalecer las políticas europeas de forma que las bibliotecas puedan alcanzar todo el potencial que tienen para contribuir a la inclusión social y digital, y al aprendizaje permanente.0909 También trabajan desde PL2020 con el sector bibliotecario para reforzar su capacidad de defender y visibilizar por sí mismo esas contribuciones, y para que pueda participar en iniciativas de este tipo a nivel europeo. Por eso nuestra segunda recomendación de hoy es que no perdáis de vista su web, para estar pendiente de sus iniciativas y convocatorias. Por ahora, si queréis, podéis participar contando lo que hacéis desde la biblioteca en materia de educación de adultos. ¡Seguro que es muy bueno!]]>

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Premios CILIT: Bibliotecas que contribuyen a la justicia social

premios New Landmark Libraries otorgados por el Library Journal a las mejores bibliotecas de EE.UU y Canadá de reciente construcción -que reconocían a bibliotecas abiertas, participativas y sostenibles desde el punto de vista del diseño arquitectónico- hoy nos detenemos en otro premio concedidos recientemente, éste en el Reino Unido, y que reconoce a las bibliotecas que contribuyen a la justicia social, el empoderamiento de las personas y la mejora de su calidad de vida. Nada más y nada menos. PremiosCILITSe trata -algunos de vosotros lo habréis adivinado ya- del premio “Libraries change lives” que otorga CILIP, la principal asociación profesional británica de bibliotecarios y documentalistas. Este año el reconocimiento ha ido a parar a un proyecto de las Bibliotecas Públicas de North Ayshire, un condado escocés situado al suroeste de Glasgow, que registra los mayores índices de desempleo juvenil de Escocia. El proyecto, denominado Appiness (juego de palabras que mezcla “app” y “happiness”) aborda este problema de forma temprana mediante un programa de educación digital dirigido a preescolares que facilita se aprendizaje en varias áreas: alfabetización lingüística y matemática, arte, música, ciencia y tecnología. Se trata de enseñar a hacer un uso informado y seguro de tecnologías digitales -incluidos ordenadores personales y tabletas- para acceder a una colección especial de materiales educativos y app. Ya han participado casi 200 niños y 250 adultos, padres y madres que en su inmensa mayoría (uno de cada 8 en el Reino Unido) desconocen cómo hacer que los niños hagan un uso seguro de internet por medio de los controles parentales. En este vídeo podéis ver más de lo que han hecho, incluido el spot realizado con los niños para promocionar la propia biblioteca y todos sus servicios, más allá de la consulta y el préstamo de libros, En la comunidad todos están la mar de contentos con este proyecto. El director de la escuela primaria dice que los niños que han participado en estos talleres forman ahora “un equipo de líderes digitales que pueden transferir al resto del alumnado (y al profesorado) esos conocimientos”. Por su parte, el presidente del Consejo del North Ayrshire ha reconocido directamente el papel de las dos “apasionadas y dedicadas” bibliotecarias que han impulsado el proyecto. Gracias a ellas, dice, “la biblioteca del condado ha creado una plataforma pública desde la que han desafiado las percepciones tradicionales sobre el tipo de servicios que las bibliotecas pueden ofrecer. Su papel en la comunidad ha cambiado de forma significativa, aportando beneficios considerables a los usuarios”. Nos gusta mucho esa apreciación de que iniciativas de este tipo ayudan a romper esquemas y a empezar a mirar a todo ese amplio mundo de posibilidades en las que ya trabajan muchas bibliotecas (y otras quieren hacerlo). Ese cambio de percepción puede abrir muchas puertas a nuevos proyectos innovadores.

Empoderar a las personas

Y hablando de otros proyectos, vamos a resumir también los que impulsan los dos finalistas del premio CILIT. Cruzamos el país y nos vamos a las Bibliotecas Municipales de Portsmouth, en el sudeste de Inglaterra, que fueron seleccionadas por su programa de recursos para personas con discapacidad visual, que tiene como objetivos mejorar su bienestar y sus niveles de independencia, y con el que han generado vínculos con otras instituciones de la región (escuelas, Administraciones y asociaciones comunitarias) para garantizar que se tienen en cuenta a estas personas a la hora de planificar e implementar los servicios locales. Entre otras cosas, han creado desde la biblioteca una línea telefónica de ayuda, servicios de Braille y de traducción de información a formatos alternativos, han puesto a disposición de los usuarios tecnologías de accesiblidad y organizan actividades en grupo como clubes de lectura, entre otras. Lindy Elliot, directora de Servicios Bibliotecarios de los Archivos y Bibliotecas de Portsmouth, resume muy bien el espíritu del proyecto: “Esto va de empoderar a las personas, de que la gente pueda seguir con su vida de una forma positiva”. En este vídeo podréis ver más. El otro proyecto finalista ha sido el “Cultural Hubs” (centros o nodos culturales) de los Servicios Bibliotecarios de St. Helens, una de esas ciudades ex mineras del norte de Inglaterra de las que ha desaparecido prácticamente la industria, lo que la ha convertido en una de las zonas más desfavorecidas del país. Desde las 13 bibliotecas de la localidad intentan contribuir al aprendizaje de jóvenes y adultos, a su salud física y mental y a la cohesión de la comunidad mediante un uso innovador y creativo de las artes. Para ello, igual que en Portsmouth, han generado alianzas con otros servicios municipales para desarrollar sus actividades. La mayoría de los usuarios de estos “cultural hubs” son personas que ya son habituales de los servicios sociales o están en riesgo de serlo. Con las actividades culturales creativas intentan hacer aflorar talentos, mejorar su salud mental y atraer a un público que probablemente de otra forma no acudiría a la biblioteca. Y estas personas acaban en gran número participando en otras actividades relacionadas con el aprendizaje. Lo que intentan ahora desde el Departamento de Arte y Bibliotecas del Ayuntamiento de St. Helens es que estos servicios no se perciban, ni por el personal de la biblioteca ni por usuarios, como un añadido, sino que pasen a formar parte estructural de su oferta. En este vídeo podréis ver más. Un equivalente en España de estos premios podría ser los que concede la Fundación Biblioteca Social que este año celebran su segunda edición. La convocatoria está abierta hasta el 10 de diciembre y podéis consultarla aquí. Desde este blog os animamos a presentar vuestros proyectos. ¡Feliz semana!]]>

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Ayudas para defender el cambio en los servicios bibliotecarios

el uso de impresoras 3D en las bibliotecas, la contribución de éstas al impulso del bienestar económico, y de cómo pueden ayudar a la inclusión de personas sin techo y personas con dificultades lectoras. Hoy os traemos una iniciativa que tiene como objetivo contribuir a defender y difundir los servicios bibliotecarios centrados en la inclusión social, la inclusión digital y el aprendizaje permanente. Atentos porque implica ayudas económicas. Incidenciabibliotecas_logoSe trata del programa “Public Libraries 2020”, impulsado por la Reading & Writing Foundation de Holanda, una organización dedicada a luchar a nivel internacional contra el analfabetismo estructural. Con la iniciativa, esta fundación pretende visibilizar y apoyar la contribución que hacen las bibliotecas públicas europeas a los objetivos de desarrollo de la UE (el programa Europa 2020) en las áreas de inclusión y aprendizaje que mencionamos en el párrafo anterior. Opinan que a menudo se infravalora el papel de las bibliotecas como centros para la innovación y la creatividad, como espacios abiertos a todos en los que aprender, descubrir y compartir. Y aportan cifras que dejan claro por qué son esenciales:IncidenciaBibliotecas_Infografia

  • Alfabetización digital: alrededor del 50% de la población de la UE tiene escasos o nulos conocimientos de informática o del uso de internet, aunque el 90% de los empleos requieren, como mínimo, unas habilidades básicas. Frente a esta realidad, cerca de 14 millones de europeos utilizan cada año los servicios informáticos de acceso público que ofrecen las bibliotecas, 4,6 millones de ellos acceden por primera vez a internet desde una biblioteca pública, y para 1,9 millones las bibliotecas son el único lugar desde el que acceder a la red de forma gratuita.
 
  • Lucha contra el desempleo: se calcula que el acceso a internet desde las bibliotecas permite a 1,5 millones de europeos desempleados cada año aplicar a puestos de trabajo. De ellos, 250.000 acaban encontrando empleo.
 
  • Aprendizaje: el 20% de los adultos europeos son analfabetos funcionales y solo el 8,9% de los ciudadanos de la UE participan en actividades de aprendizaje permanente. Frente a estos datos, más de 24 millones de adultos participan cada año en actividades de aprendizaje no formal organizadas por las bibliotecas europeas.
En resumen, como explican en su vídeo de presentación, las bibliotecas cambian vidas:

Las subvenciones que ofrecen

El programa apoya iniciativas locales nacionales o internacionales llevadas a cabo en uno de más de los Estados miembros de la UE por bibliotecas públicas, asociaciones de bibliotecas u otras organizaciones que trabajen con ellas, en defensa de los servicios bibliotecarios relacionados con la inclusión social, la inclusión digital y/o el aprendizaje permanente. La subvención máxima es de 15.000 euros. Ofrecen algunos ejemplos de los proyectos que pueden apoyar:
  • Iniciativas y campañas nacionales que ayuden a que las bibliotecas públicas sean reconocidas como instituciones que prestan servicios a la comunidad en las áreas mencionadas, y a que se les asigne ese papel en las estrategias nacionales pertinentes.
  • Campañas para comunicar a las personas que participan en la toma de decisiones políticas a nivel local o nacional, los cambios en los servicios bibliotecarios que se ofrecen, con el objetivo de transformar su percepción de las bibliotecas públicas para que sean reconocidas como proveedoras de una amplia gama de servicios esenciales a la comunidad.
  • Proyectos destinados a la capacitación técnica y en materia de incidencia política para que las bibliotecas públicas o asociaciones bibliotecarias puedan acceder con éxito a la financiación europea en materia de inclusión social, inclusión digital y aprendizaje permanente.
  • Iniciativas a nivel estatal que produzcan recomendaciones de la Comisión Europea a un determinado Estado miembro en un área en la que la contribución de las bibliotecas no esté desarrollada. Esto implicaría trabajar en estrecho contacto con representantes de los ministerios implicados que participen en la preparación de materiales para informar las decisiones de los representantes políticos.
  • Participación de delegaciones nacionales o plurinacionales en conferencias relevantes con el objetivo de influir en la agenda y los resultados (resoluciones, hojas de ruto u otros), y el desarrollo de herramientas de incidencia política basada en su experiencia.
  • Proyectos de incidencia política plurinacionales como, por ejemplo, un concurso que se desarrolle en las bibliotecas centrales de varios países, que implique a celebridades locales y produzca resultados a nivel europeo (por ejemplo, estudios de caso que puedan presentarse a europarlamentarios y otros representantes políticos nacionales que participen en la adopción de políticas comunitarias).
Si estas ideas os sugieren algo, o tenéis algún otro proyecto en la cabeza en la línea de lo que subvenciona el programa tenéis dos fechas tope para presentar vuestras propuestas: una de ellas en apenas unos días, el 27 de marzo, y la otra, con más tiempo, el 16 de octubre. En este enlace podéis consultar las bases completas de la convocatoria. Las solicitudes deben hacerse en inglés. Esperemos que esta información os resulte útil. ¡Feliz semana!]]>

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