Biblioteca de México[/caption] El Consejo de Cooperación Bibliotecaria acaba de publicar el informe Prospectivas 2020, http://bit.ly/1d6D5HD en el que hace un resumen de las áreas que más transformaciones sufrirán en los próximos años. Partiendo de la idea de que no estamos en una época de cambios, sino en un cambio de época, y que la que viene no va a ser mejor en cuanto a disponibilidad económica, el informe habla de la necesidad de que los centros se adapten a los nuevos tiempos y tomen medidas para llegar “vivos” al 2020. Vivir en digital  Prácticamente todas las recomendaciones hablan de un mundo en el que lo digital avanza sin freno y las bibliotecas tendrán que adaptarse a esta nueva realidad. El manejo de esta información, el big data, es uno de los grandes retos de nuestro tiempo. El Open Access o Acceso Abierto al conocimiento será otro campo de batalla, especialmente para las bibliotecas universitarias. En este contexto de lo digital, las bibliotecas serán imprescindibles para la alfabetización informacional y la ruptura de la brecha digital. Las colecciones serán híbridas, en formatos y contenidos, lo que requiere una nueva forma de gestión. Nuevos retos para los bibliotecarios En cuanto al personal, es obvio que también tendrá que adaptarse a los nuevos tiempos. Las bibliotecas requieren más flexibilidad y movilidad de personal y también profesionales de nuevo cuño muy al día en las labores clásicas del bibliotecario, pero también en habilidades como gestor y organizador, de capacidades educativas en alfabetización informacional, y conocimientos de negociación y comunicación. Es necesario mostrar la biblioteca como un lugar moderno donde trabajar para atraer nuevos perfiles.  Espacios más acogedores y flexibles  La parte más interesante en cuanto al espacio físico, es la que potencia la imagen de la biblioteca como plaza pública. Las nuevas políticas aspiran a convertir la biblioteca en el tercer lugar, el sitio donde los ciudadanos pasen más tiempo después del trabajo y el hogar. En este contexto, la educación y el aprendizaje serán la clave para atraer a los ciudadanos en un entorno en el que cada vez habrá menos préstamo de libros, pero más actividades de formación.  La misma flexibilidad que se le pide al personal, será necesaria para los espacios físicos. Las bibliotecas tendrán que estar preparadas con espacios intermodulares y multidisciplinares que cada vez sean más cómodos y atractivos para el usuario. El informe  recomienda recuperar espacios públicos infrautilizados para incorporarlos como espacios bibliotecarios. Será necesario trabajar en red; la cooperación intercentros garantizará la supervivencia de muchas bibliotecas por el ahorro de costes y por facilitar la adaptación a las necesidades de una sociedad con nuevos retos en cuanto a la gestión de información. Será necesario también la búsqueda de nuevas vías de financiación como mecenazgo, patrocinio, crowdfunding… Con todo esto resulta claro que las bibliotecas tendrá un nuevo perfil dentro de seis años, más tecnológico por un lado, pero más humano por otro, una apuesta fuerte que puede acabar convirtiéndolas en los lugares favoritos por la ciudadanía para pasar el tiempo de ocio. ¿Y tú, cómo imaginas que será la biblioteca de tu barrio en el futuro?  ]]>

En una reciente conversación con Arantza Urkia, directora de la Red de Bibliotecas de Donostia Kultura, se quejaba de la falta de visibilidad de las bibliotecas como parte imprescindible del tejido cultural de las ciudades. “Está mucho mejor considerado un museo. Los medios de comunicación le dan mucho más  cancha a sus proyectos que a los nuestros. Y al final del mes, la biblioteca da mucho más servicios a los ciudadanos que un museo, que en muchos casos tiene muchas menos visitas”. Es cierto, los medios solo nos fijamos en las grandes cifras, en hitos del estilo, “es la primera vez que el artista expone en la ciudad”, “una exposición de más de 300 piezas…”,, “la muestra recoge las obras maestras imprescindibles del gran artista…”. Nunca enfocamos la mirada en esas micro cifras que ofrecen las bibliotecas, que suponen el préstamos de libros, películas y discos– una función que irá menos en importancia en el futuro– sino también en las múltiples actividades, cursos de alfabetización informacional, talleres de escritura, lectura de cuentos, ayuda en el acceso a la información, clubes de lectura, etc. Y eso, también es cultura. Cifras de goteo diario que al final de año hacen un mar. Un mar que los medios de comunicación no vemos. Porque no sabemos verlas o porque no se nos informa bien. Y porque, muy probablemente, las bibliotecas no saben “vender” (palabra tan denostada en el mundo de la cultura pero que se usa a diario a la hora de elegir los temas que se dan en los periódicos e informativos) lo importantes que son en nuestra sociedad. Cada vez que se habla de la cultura– últimamente siempre es en negativo, para hablar de los problemas que sufre; IVA, recortes en presupuestos, falta de proyección internacional, etc,- se habla fundamentalmente de cine, artes escénicas, industria editorial y musical y del arte en los museos. Curiosamente, de una forma u otra, todas estas disciplinas tienen cábida en las estanterías de las bibliotecas, donde podemos coger una película ganadora de los Oscar, leer un imprescindible de la literatura local, descubrir la vida y obra de grandes artistas mundiales y, cada vez más, disfrutar de alguna lectura de cuentos, obra de teatro e incluso conciertos y actuaciones de danza. Las bibliotecas son espacios multidisciplinares, en las que cabe todo tipo de conocimientos. Y eso es cultura. Por eso creemos que es importante una labor de divulgación con un discurso nuevo, las bibliotecas no son solo un centro de servicios diversos son mucho más. Es hora de que los bibliotecarios salgan a la calle– como hicieron el domingo en Madrid en la convocatoria de Todos Somos Cultura-– y reivindicar las bibliotecas como espacios fundamentales en el tejido cultural de un país, para que la ciudadanía tenga conciencia de que esas pequeñas acciones tan cotidianas como consultar un libro, llevarse una película, disco o videojuego, o asistir a un cuentacuentos en la biblioteca, todo eso también es Cultura.]]>

El valor económico y social de los servicios de información: bibliotecas, (www.fesabid.org) llega en el momento álgido de recortes que nos afectan a todos, y que se ceban sobre todo en educación, sanidad y cultura. Cuando se habla de inversión en este último campo, siempre salen las voces de los más liberales, partidarios de que la ley de mercado regule todos los aspectos de nuestra vida y que abogan porque todos los servicios que ofrece el estado sean rentables. Son los mismos que cuestionan las ayudas y subvenciones que se conceden a la gente del cine, del teatro y a la industria editorial, por poner algún ejemplo de la industria cultural. Pero jamás les oyes cuestionar las subvenciones a la banca, por poner un ejemplo de ayudas que en los últimos años estamos pagando todos con nuestro dinero, pero también con sangre, sudor y lágrimas. Nunca se habían mostrado las cifras tan claras. Dependiendo del sistema de estimación que se aplique, la red pública de bibliotecas aporta a la sociedad entre 3.000 y 4200 millones de euros, frente a una inversión y coste de 1.702 millones de euros por ejercicio. Es decir, que el Retorno de la Inversión, ROI, es de 2,80 y 3,83 por euro invertido, segúns se calcule con un baremo u otro. La cifra más baja, algo más de 3.000 millones, se obtiene del cálculo que resulta de la “asignación de precios de mercado” (APM) a los servicios que prestan las bibliotecas a los investigadores, profesores universitarios, profesionales, alumnos y usuarios de bibliotecas públicas. Por su parte, la cifra más alta es la que arroja el cálculo conocido como Valoración Contingente (VC), es decir, de la estimación de los usuarios de lo que hubieran pagado por un servicio si lo hubiera prestado una empresa privada– 3.561,9– a lo que se añade lo que los no usuarios están dispuestos a pagar mediante impuestos para el mantenimiento de las bibliotecas, 676,6 millones. Es decir, pura lógica de mercado, capitalismo en vena, donde no queda lugar a dudas de que la inversión en bibliotecas es siempre rentable. Lo avisan los autores del informe, un equipo coordinado por José Antonio Gómez Yáñez, “el estudio pretende evaluar la aportación de las bibliotecas al bienestar, la economía y la producción científica del país (…) Más allá de su interés científico o académico, la idea central de la investigación es instrumental: dotar a los responsables de las bibliotecas y, también, de otros centros de documentación, de un instrumento que permita argumentar y mostrar su aportación global para defender sus posiciones en los procesos de negociación de presupuestos y asignación de recursos dentro de sus organismos públicos y privados. Esto implica dar a conocer a los responsables políticos el valor de las bibliotecas como impulsoras del desarrollo económico, social y científico del país a partir de datos objetivos”. Las cifras eran esperadas y previsibles, pero además el informe arroja datos esperanzadores y hasta sorprendentes.  A pesar de la bajada de ingresos y subida de precios e impuestos generalizada que estamos viviendo los ciudadanos, el hecho de que los no usuarios de bibliotecas– aquellos que no van porque no tienen tiempo o no tienen un centro cerca, porque tienen medios económicos suficientes para adquirir todo lo que puedan necesitar de éstas o, simplemente, porque no les interesa en absoluto el hábitat bibliotecario– están dispuestos a aportar una media de 32,1 € de impuestos al año para el mantenimiento de éstas. Y eso nos devuelve la fe en el ser humano y nos hace ver que no todo está perdido. Ahora solo nos queda ser capaces de convencer a los políticos de que dotar de presupuestos dignos a las bibliotecas no es gastar. Es una inversión con retorno.]]>

Metallica se unió a la Orquesta Sinfónica de San Francisco, dirigida por Michael Kamen, http://bit.ly/1fg4Dtu para recrear sus temas en versión sinfónica en el disco S&M, pasaba a  engrosar una larga tradición de maridajes entre las guitarras eléctricas y los violines y chelos. No por casualidad  han sido los grupos cercanos a sonidos y sensibilidades heavies los que más han recurrido a las orquestas: en ambos mundos musicales se valora sobremanera la habilidad instrumental y ambos comparten una visión de la música como hecho artístico autónomo. Ya en 1969 Deep Purple grabó su disco Concerto for group and orchestra, marcando el punto inicial de toda una tendencia. Es cierto que los Beatles habían recurrido a la inspiración clásica para los cada vez más complejos arreglos de sus temas: el solo de trompeta de Penny Lane no desentonaría en una grabación de Haëndel. Sin embargo, los Beatles son solo la espoleta de un enorme cambio conceptual que se da en el rock hacia 1968: ya no estamos ante una música creada para entretener a adolescentes, sino ante una forma de arte con temas y convenciones propias que no renuncia a alimentarse de otras tradiciones. Desde ese año comienza a usarse la etiqueta de rock sinfónico, de ahí que sean los ingleses de Deep Purple los primeros en aliarse con una orquesta sinfónica, componiendo una obra en tres movimientos. En la dirección contraria, Emerson, Lake and Palmer lanzaban pocos años después su versión de Cuadros de una exposición de Mussorgsky: en este caso, se usaban los recién nacidos sintetizadores para emular a la orquesta. Desde entonces, son muchos los rockeros que ha recurrido a tocar con orquestas. Posiblemente uno de los momentos más curiosos sea la actuación de U2 con Pavarotti en 1995, interpretando Miss Sarajevo acompañados por Brian Eno y la orquesta sinfónica de Turín. Esta canción había sido parte del disco Passengers, proyecto paralelo de los irlandeses, y fue el punto álgido del concierto Pavarotti and Friends. El director de la orquesta era Michael Kamen, el mismo que dirigió  la orquesta de San Francisco acompañando a Metallica. Otro curioso proyecto fue el de Peter Gabriel, que grabó sus versiones de temas ajenos (de Radiohead y Arcade Fire a Bowie o Neil Young) solo con voz y orquesta en Scratch my back,  de 2010. Pero hay que reconocer que el recurso al disco con orquesta sinfónica ha sido usado muchas veces como una huida hacia adelante, buscando ofrecer un poco más de lo mismo con nuevos ropajes. Cuando en pleno 2006 grupos como Nacha Pop, Los Secretos o La Frontera se reunieron en el Teatro Monumental de Madrid para interpretar sus clásicos temas de la movida en compañía de la orquesta sinfónica de RTVE no parecía latir el mismo anhelo creativo de Jon Lord convenciendo en 1969 a sus Deep Purple para emular a Beethoven.]]>

En el nuevo número de nuestra revista, nos hemos puesto 2.0 y hemos querido analizar la relación que tienen las bibliotecas españolas con las redes sociales. Son muchas las que interactúan con sus usuarios a través de facebook, twitter, pinterest y blogs diversos. Pero aún estamos muy lejos de aprovechar todo el potencial que tienen las redes para comunicarnos con los usuarios. Expertos como Julián Marquina, de Biblogtecarios y autor del informe APEI Bibliotecas ante el siglo XXI, nuevos medios y caminos, e Ignacio Gallego, asesor externo para las redes sociales de la biblioteca de la Universidad Politécnica de Madrid nos dan algunas claves para entender mejor cómo movernos en este mundo virtual. Como algunos ya sabéis, en el número 7 nos abrimos a nuevas voces y desde ahora damos voz al fantástico equipo que hace Biblogtecarios, http://www.biblogtecarios.es/ un estupendo cuaderno de notas colectivo en el que se tratan de todos los aspectos que atañen al mundo de las bibliotecas y la documentación. Y para completar esta mirada plural, hemos invitado a participar a Daniel Gil, editor y autor del blog Bauen, www.bauenblog.info, que centra su interés en la compleja e intensa relación de bibliotecas y arquitectura. En este número, contamos también con la que podría calificarse como la “última entrevista de María Antonia Carrato en el ejercicio de su profesión”. La que ha fuera Subdirectora General de Coordinación Bibliotecaria del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte comienza a disfrutar de una jubilación anticipada–desde aquí le mandamos un fuerte abrazo y le deseamos mucha suerte en esta nueva etapa– a la vez que se publica la entrevista que le hizo Infobibliotecas, y en la que nos habla del nuevo gran reto de las bibliotecas españolas; la incorporación del préstamo digital, que se pondrá en marcha muy pronto. Un proceso que coloca a las bibliotecas en la senda de lo que serán los nuevos tiempos. Inevitablemente, lo digital va ganando fuerza al soporte físico. El 7 cuenta también con tres historias conmovedoras. Miguel López desgrana cómo Ellen Misakian, una bibliotecaria de Fresno, California, prendió la chispa para que Coppola se decidiera a rodar uno de sus grandes éxitos, Rebeldes, Elena Gallego Abad, la escritora gallega que triunfa con su trilogía Dragal, nos cuenta el trepidante encuentro con los jóvenes de un instituto de las zonas más desfavorecidas de Guadalajara, México, y Juan Cavestany, director de cine, relata cómo se hizo Gente en Sitios, una película rodada con lo mínimo– y cuando digo mínimo, es mínimo– y que ha cautivado a críticos y público y está recibiendo numerosos premios. Hay mucho más; hemos entrado en la nueva biblioteca de Barcelona, el Clot-Josep  Benet, que nos sirve de excusa para recorrer los sitios más “coolturales” de la ciudad condal. Y la Biblioteca Pública del Estado en Zamora nos hace una valiented selección de recomendaciones de todo tipo. También hablamos de las intervenciones artísticas que realiza la Biblioteca Regional de Murcia–muy buena iniciativa de colaboración entre bibliotecas y comunidad local para impulsar a los artistas de la zona, hablamos del Nueva York de Lou Reed en nuestros maridajes y contamos con las recomendaciones para ponerse al día sobre literatura y deportes, que escribe Pablo Cantó Martínez. Como veis, muchos contenidos que harán más llevaderos estos días de lluvia y frío. Una buena fórmula para pasar las ciclogénesis de marras; un buen café, una mantita y al sofá a leer Infobibliotecas. Que la disfrutéis.