artículo en el blog Biblioteques Digitals i Cooperació, Lluís Anglada, director del Consorci de Biblioteques Universitàries de Catalunya, identificaba tres retos de futuro para las bibliotecas. Uno de ellos tiene que ver con la necesidad de defender la profesión bibliotecaria, un asunto presente en muchos foros de debate. A su juicio es imprescindible “establecer una conciencia profesional representativa y amplia”, una conciencia que se ha ido perdiendo en los últimos 20 años, que ha ido acompañada -¿causa o efecto?- de un retroceso en el asociacionismo. Esto se ha traducido en una realidad profesional “débil” en términos de condiciones de trabajo, sueldos e influencia. No se ha sabido, además, establecer alianzas con el sector de la cultura, concluye su análisis.
En un reciente número de nuestra revista, el de este verano, hablábamos precisamente de este tema con Alicia Sellés, presidenta del Col·legi Oficial de Bibliotecaris i Documentalistes de la Comunitat Valenciana, tesorera de FESABID y vocal del comité ejecutivo de EBLIDA, una auténtica activista de la defensa de la profesión. Acababa de “facilitar” en las Jornadas FESABID 2015 el taller “F3 (FESABID, Formación, Fortalecimiento), una primera acción destinada a trabajar en el desarrollo de capacidades y la sostenibilidad de las asociaciones bibliotecarias.
Liderazgo profesional
Para Sellés, es clave trabajar en diferentes niveles para desarrollar lo que denomina “liderazgo profesional”. Por un lado, cree que los colegios profesionales “deben tener un papel claro como defensores de nuestra titulación, para que siga siendo atractiva y no desaparezca”. Falta una voz a nivel estatal en este sentido, y es que, por ley, debería haber un Consejo de Colegios que no existe.
“Esta figura de Derecho Público que vela por la profesión está vacía. O la asume alguien o la creamos”, dice con contundencia. Los colegios catalán y valenciano ya están trabajando en esa línea, para generar una voz única a nivel estatal que pueda ejercer de interlocutora con la Administración del Estado, conviviendo con FESABID. “No queremos perder la riqueza de FESABID como asociación abierta a diferentes perfiles profesionales que trabajan en nuestro ámbito y no están titulados, pero queremos trabajar por un colegio oficial. Todo suma”, nos contaba.
Por otro lado, a juicio de Sellés, hay que empoderar a las asociaciones para que trabajen a nivel autonómico en ámbitos como educación, sanidad o transparencia, en los que no están presentes y en los que los que bibliotecarios y documentalistas tienen mucho que decir. Cuestiones tan importantes como la necesidad de fortalecer las bibliotecas escolares están en juego.
De todo esto, y mucho más, se debatió en el Taller F3 celebrado en las últimas Jornadas FESABID, del que ya hemos hablado. En la web de FESABID podéis leer un buen resumen de lo que dio de si. Es interesante ver, por ejemplo, cuáles son las fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas que percibían las y los participantes respecto a las asociaciones, y qué propuestas salían del cruce de unas y otras. A continuación, las que más se repetían:
Fortalezas
La independencia económica de las instituciones.
La comunicación cercana con/entre los socios.
Favorecen la participación.
Debilidades
El número de socios.
La falta de recursos humanos y económicos.
Falta de visibilidad y reconocimiento social.
Falta de motivación/implicación de los socios.
Oportunidades
El posible cambio político.
La pertenencia e implicación de FESABID.
La posibilidad de convertirse en referencias para servicios como formación o peritajes.
Amenazas
La escasez de fuentes de financiación / la crisis económica.
Falta de reconocimiento social /capacidad de influencia.
La dispersión geográfica / el “etnocentrismo”.
Algunas de las estrategias que resultaban de cruzar estos elementos:
Campañas de comunicación y marketing para la captación de socios y la visibilización de las asociaciones y su utilidad.
Prestación de servicios como entidades formadoras homologadas y prestadoras de peritajes.
Generar interlocución y alianzas con los nuevos actores políticos.
Crear un consejo de colegios o un colegio profesional a nivel estatal.
Ejemplo británico
Parece que más allá de nuestras fronteras se identifican problemas muy parecidos a los que se vieron en el Taller F3. Desde el Reino Unido, la principal asociación profesional del país, el Chartered Institute of Library and Information Professionals (CILIP), acaba de anunciar el lanzamiento de una campaña “de apoyo y solidaridad con las bibliotecas y los profesionales de la información”, cuyo objetivo es sensibilizar a nivel nacional sobre el valor y el impacto de unas y otros, y demandar “políticas que protejan y promocionen sus intereses”.
La iniciativa incluye algunas acciones muy interesantes:
Una campaña de relaciones públicas, medios de comunicación y actividades promocionales para elevar el perfil público de los profesionales, sus capacidades y las amenazas a las que hacen frente.
Una campaña proactiva (que ya ha empezado) dirigida a los responsables políticos y a sus diputados, a los que les escriben para recordarles “sus deberes legales y cívicos” hacia los servicios bibliotecarios y sus usuarios.
Un paquete de materiales de apoyo, información y estadísticas para que puedan usarla sus asociados para argumentar el valor y el impacto de los servicios bibliotecarios.
Apoyo directo a sus socios que se encuentran en riesgo de ser despedidos, lo que incluye asesoramiento y -atención- apoyo financiero de un fondo especial destinado a ello. Nos recuerda mucho a las antiguas “cajas de resistencia” que tenían los sindicatos para que sus miembros pudieran soportar las pérdidas económicas que suponían hacer una huelga.
La campaña la han lanzado esta semana pasada y continuará durante todo 2016. En su punto de mira preferente están la aprobación de los presupuestos públicos de las distintas administraciones.
Parece claro que está desarrollándose una nueva conciencia sobre la necesidad de defender la profesión bibliotecaria para garantizar la sostenibilidad de las bibliotecas como servicio público esencial. El debate continuará, y desde aquí seguiremos visibilizándolo. De hecho, en el número de la revista Infobibliotecas, que está a punto de salir, incluimos un artículo sobre «advocacy» bibliotecario que os puede interesar. Al menos, eso esperamos. ¡Feliz semana!]]>
Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com
Anuario de Estadísticas Culturales 2015 que reúne una selección de los datos más relevantes del sector de la cultura en España tomados de diferentes fuentes estadísticas. En él se puede encontrar desde información sobre el empleo y el gasto público en cultura, hasta los datos sobre el impacto de la cultura en la economía nacional, pasando por la recaudación en concepto de propiedad intelectual, hábitos culturales y un buen repaso a diferentes sectores, como las artes musicales y escénicas, “los asuntos taurinos” (así de eufemísticamente los denominan), y por supuesto, los archivos y bibliotecas. Repasaremos aquí algunos de los datos económicos que nos parecen más destacados, ¡ya veréis cómo nos lo vamos a pasar! Porque, parafraseando la expresión anglosajona, “el diablo están en las cifras”.
Gasto público y PIB
Es de lo más entretenido estudiar, aunque sólo sea ligeramente, los datos en gasto público en cultura porque son la prueba de cargo– en lenguaje Perry Mason- de lo que de verdad se está haciendo desde las instituciones con la cultura, lo que interesa y lo que no. Para empezar nos encontramos con que los últimos datos cerrados con las cifras aportadas por todas las Administraciones corresponden a 2013: en ese año, el Estado gastó 630 millones de euros en cultura, las Comunidades Autónomas 1.071 millones y las Administraciones Locales (excluidas las de Navarra y el País Vaso, de las que no hay datos) 2.300 millones de euros.
Pero lo interesante es poner esas cifras en contexto. En relación al gasto total de estas Administraciones, los porcentajes dan pena: el gasto en cultura por parte del Estado supone un 0,22% de sus gastos totales, y en las CC.AA es del 0,62%. En relación al PIB, esos pocos millones gastados en cultura representan unos ridículos 0,06% en 2013 y 0,07 en 2012 del PIB en el caso del gasto estatal, y, algo más, un 0,12 en 2012 y 0,10% en 2013 en el autonómico. El escándalo es ya total cuando se compara ese gasto público con lo que las actividades culturales aportan al PIB nacional: en 2012 fueron algo más de 26.000 millones de euros, o, lo que es lo mismo, un 2,5% del PIB. Está claro que se rentabilizan, pero que muy bien, las migajas que se gastan en cultura.
También podemos entretenernos con unas cuantas reglas de tres, comparando cómo se ha ido hundiendo el gasto en el tiempo: a nivel estatal, por ejemplo, ha caído desde los 1.135 millones de euros de 2009 hasta los 679 millones en 2014, un descenso del 34%, aunque es verdad que al pasado año el gasto aumentó ligeramente respecto a los 630 millones de 2013, un 7,7% para ser exactos.
Lo que se llevan las bibliotecas
Precisamente el último desglose del gasto estatal entre diferentes sectores culturales que ofrece el Anuario es del año 2013. Así, vemos que de esos 630 millones que invirtió el Estado, solo 43,7 fueron a parar a las bibliotecas (un 6,9% del total). Una inversión que no llega ni a la mitad de lo que se gastó, por ejemplo, en difusión cultural en el exterior del país, 93,7 millones de euros, es decir, un 14,8% del gasto total. Este dato por sí mismo dice mucho, pero si se compara además con lo que se invierte en patrimonio histórico y artístico está claro que el objetivo principal de los presupuestos de cultura del Estado es alimentar la máquina turística.
En el terreno del gasto autonómico, la situación es algo mejor, pero tampoco se vienen arriba. El gasto en bibliotecas en 2013 fue de 102,6 millones de euros, un 9,5% del gasto total de las CC.AA en cultura. Eso sí, el desequilibrio no es tan grande como en el ámbito estatal, porque aquí está el gasto más repartido entre diferentes sectores y actividades. Diez millones arriba o abajo, las bibliotecas están al nivel de lo que reciben los monumentos históricos, los museos, el teatro y las actividades de promoción y cooperación cultural. Algo es algo.
En las Administraciones Locales, la inversión en bibliotecas fue en 2013 de 264,7 millones de euros, un 11,5 % del gasto total en cultura. Aquí, comparando con otras partidas, se ve claramente que es una de las responsabilidades principales de Ayuntamientos, Diputaciones, Consejos y Cabildos, en materia de cultura. La partida para bibliotecas solo se ve superada por las dedicadas a fiestas populares (433,6 millones de euros) y por las dedicadas a promoción cultural y administración general de Cultura, que superan cada una de ellas -con holgura- los 500 millones de euros.
Por la demás, las estadísticas que refleja el anuario respecto de las bibliotecas no son nada nuevo: se remontan a 2012, año en el que se registraban 6,835 bibliotecas en todo el país (14,6 bibliotecas por cada 100.000 habitantes), de las que el 61,6% son públicas, el 30,5% especializadas y el 4,2% son bibliotecas universitarias. Los usuarios inscritos en ese año alcanzaban los 20,4 millones de personas, y el número de visitas fue de 216,4 millones.
Os animamos a que os entretengáis un rato mirando y comparando cifras, porque seguro que nos aportan más de un argumento para defender la cultura y las bibliotecas. La intención declarada del Anuario de Estadísticas Culturales -que ya va por su undécima edición- es servir como “instrumento para conocer mejor el valor social de la cultura y su carácter como fuente generadora de riqueza y de desarrollo económico en la sociedad española”.
Ahora solo falta que los responsables de decidir presupuestos públicos tomen buena nota del valor de la cultura, y lo demuestren con hechos.]]>
Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com
En verano cierran, lamentablemente, muchas bibliotecas pero la cultura está en la calle y se celebra. A estas fiestas-festivales dedica el tema principal el último número de la revista Infobibliotecas que estará empezando a llegar a vuestras manos. Aquí os adelantamos algunos de los contenidos.
Para hacernos una idea del fenómeno festivales, empezamos con algunas cifras: solo en Cataluña se celebran 360 festivales de música cada año, casi uno por día, con 1,5 millones de espectadores que dejan 300 millones de euros. Con el éxito de los festivales culturales se ha demostrado algo: que la cultura popular puede ser una herramienta de atracción turística de primer nivel, y ya sabemos cómo se anhela desde las administraciones públicas de este país cualquier palanca que pueda hacer llegar visitantes y hablar de forma casi inmediata del dinero que tales visitas han dejado en la ciudad. Lo de que sea cultural, en sí, perece secundario. Lo que importa es el lado crematístico de la historia.
Haciendo un inciso aparte del tema que aborda la revista, esto nos recuerda, en el fondo, a las partidas dedicadas a la cultura en los recién presentados Presupuestos Generales del Estado, con las bibliotecas un año más relegadas a cifras ridículas porque parece ser que ni son Marca España ni los responables políticos son capaces de ver el impacto social, económico y cultural que tienen. En este artículo publicado en Voz Populi lo explica muy bien Karina Sainz Borgo.
Volviendo a lo que nos cuenta la revista, podréis leer cómo están colaborando las bibliotecas en algunos festivales importantes, como el Hay Festival o PhotoEspaña, y podréis degustar un interesantísimo análisis del profesor Héctor Fouce sobre los festivales como casi una representación perfecta de la cultura de hoy, cultura como experiencia social, casi como lo era en las plazas medievales solo que ahora, además, se comparte en las redes antes y después. Por último, y sobre el tema central, seleccionan para nosotros los mejores festivales por temas, y nos guían sobre cómo sobrevivir a ellos.
Relax bibliotecario
Y hablando de sobrevivir, en otro de los reportajes de la revista, esta que escribe este blog os habla de cómo salir indemnes de todo un año de trabajo, es decir, cómo llegar a las semanas previas a las vacaciones con algo más que el último aliento. La profesión de bibliotecario, digan lo que digan los clichés, es estresante, y así lo demuestran algunos estudios de los que os hablamos. Eso de la multitarea, la monotonía, las dificultades del trato con el público, el espacio físico de trabajo, la falta de participación en la toma de decisiones, la necesidad de justificar tu profesión… hay muchos factores que generan ansiedad, pero también muchas formas de sobrevivir a ella.
En la mano de cada uno de nosotros están herramientas como la práctica de técnicas de relajación o el mindfulness, que aunque parezca ahora nada más que una moda, tiene mucho potencial para ayudarnos. Pero también hablamos de formas de organizar el trabajo y las relaciones laborales que ayudan a que todos trabajemos más y seamos más felices haciéndolo.
Entrevistas
Alicia Sellés, presidenta del Col·legi Oficial de Bibliotecaris i Documentalistes de la Comunitat Valenciana (COBDCV) y recién elegida vocal del consejo ejecutivo de EBLIDA, nos cuenta mucho sobre lo que quieren hacer esta institución que da voz a las bibliotecas en Europa, en cuestiones como el acceso a la lectura digital, la propiedad intelectual y el fortalecimiento de las asociaciones, una de las cuestiones en las que más trabaja desde hace tiempo. Y nos plantea un reto: desarrollar el “liderazgo profesional” de bibliotecarios y documentalistas en áreas en las que hasta ahora no están presentes pero en las que tienen mucho que aportar como las relacionadas con la transparencia -tan en el discurso político y mediático en estos tiempos, aunque sea en versión descafeinada-, y el sector educativo, para10.
También hablamos con Íñigo Tejera sobre la impresionante Biblioteca de las Escuelas Pías, situadas en el -antes castizo, ahora multicultural, según los cronistas-, barrio de Lavapiés, de Madrid, una biblioteca con truculenta historia como pocas. Conversamos también con Andreu Jaume, traductor y editor de Clásicos de la editorial Penguin Classics, que acaba de lanzar colección en castellano.
Con la periodista Isabel García-Zarza y la directora de la revista Infobibliotecas, Silvia Oviaño, nos acercamos a una estupenda lectura de verano, «Quién es Patricia Luna«, una novela escrita a cuatro manos por estas dos estupendas mujeres que cuestiona, con mucho humor y mucha acción, el modelo de conducta femenina que nos presentan alguna que otra trilogía erótica para mujeres. Dicen en esta entrevista, clarividentes, que este «mal llamado porno para mamás parece estar escrito por un contubernio conservador«. Amén.
Y para llenarnos de palabra e ideas hermosas, el escritor Manuel Rivas nos habla de los cambios sociales que han empezado a surgir desde la calle, de que la Transición no es el fin de la historia, de cómo los humanos, como los animales, “huimos de los sitios llenos de malas hierbas, de los malvados sitios tristes en busca de lugares mejores”. Nos habla de la conexión de los libros con la naturaleza y recuerda que éstos son “la entrada a una cámara secreta”. De las bibliotecas habla como lugares en movimiento, como talleres, como “un buen lugar para estar frente a tantos no lugares de nuestras ciudades”.
En nuestros refugios en forma de bibliotecas hay muchas puertas a otros mundos. De muchos de ellos seguiremos hablando en éste y otros números de Infobibliotecas. ¡Os esperamos!
(Si aún no recibís la revista, podéis subscribiros llamando al 908 090 806 o escribiéndonos a info@infobibliotecas.com)]]>
Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com
ejemplos de buenas prácticas y recomendaciones para la acción para impulsar la relación entre bibliotecas y desarrollo sostenible. Si la semana pasada os hablábamos en este blog del papel de las bibliotecas públicas, del acceso a la información de las Administraciones Públicas y de la conservación del patrimonio, en esta nueva entrega nos centraremos en otros pilares fundamentales en la aportación de las bibliotecas al desarrollo y el bienestar de las personas: las bibliotecas escolares, y las infantiles y juveniles.
En el capítulo sobre bibliotecas escolares, empezamos con un dato que lo dice casi todo. Dependiendo de los países tan sólo entre el 1 y el 10% de la población puede permitirse llevar a sus hijos a colegios con bibliotecas escolares de calidad. Dadle la vuelta a estos porcentajes (entre el 90 y el 99% no tiene dicho acceso), y se os helará la sangre. La IFLA hace todo un recorrido sobre las aportaciones que las bibliotecas escolares hacen (o deberían hacer) al desarrollo. Resumimos las que nos parecen más interesantes:
Son un espacio físico y digital abierto y accesible a todos y todas, que proporciona acceso a fuentes de información de calidad.
Son un lugar seguro en el que apoyar e impulsar la curiosidad, la creatividad y la orientación hacia el aprendizaje, un lugar en el que explorar todo tipo de materias.
Son un espacio en el que los estudiantes adquieren capacidades y la disposición para gestionar la información y generar conocimiento.
Son un espacio tecnológico que proporciona herramientas, software y asesoramiento para la creación, representación y difusión del conocimiento, y un lugar en el que la comunidad educativa puede aprender a usar de forma ética y segura las herramientas digitales.
Son un centro para la alfabetización en todas sus formas.
Son un espacio abierto para la organización de actividades educativas, culturales y profesionales para toda la comunidad.
Pero para que todo esto sea una realidad se necesitan leyes y financiación estable que garanticen:
La existencia de, al menos, un bibliotecario escolar cualificado adecuadamente para poder ejercer sus funciones de gestión bibliotecaria, alfabetización, colaboración con el profesorado y participación en la comunidad educativa.
Colecciones diversas y de alta calidad en todos los formatos (impreso, multimedia, digital).
Políticas y directrices claras para el desarrollo de los recursos necesarios para apoyar la capacitación de los estudiantes y su desarrollo intelectual.
Servicios de TICs que extiendan el alcance de la biblioteca a todas las áreas de la escuela y al hogar, con acceso a las colecciones, a los recursos comunitarios y a las herramientas para investigar, construir, presentar y compartir el conocimiento.
El informe de la IFLA recuerda algunos estudios que han demostrado lo que parece obvio: el tamaño y la calidad de una biblioteca escolar, y su dotación con personal cualificado, son el mejor indicador para predecir unos buenos resultados académicos, con mayor incidencia, incluso que otros factores como los económicos.
Las bibliotecas como derecho
Cuanto antes comienza una persona a tener acceso a la información, más eficiente y duradero será dicho acceso. Las bibliotecas infantiles y juveniles son claves en algunos aspectos esenciales para el desarrollo social y económico de los países: hacen posible la igualdad de oportunidades en el acceso a la información y la alfabetización, motivan a los niños a convertirse en personas competentes y con confianza en sí mismos, y les facilitan en espacio en el que pueden experimentar por primera vez lo que significa ser un ciudadano de pleno derecho.
Así resume la IFLA el papel esencial que ocupan -o deben ocupar- las bibliotecas infantiles y juveniles en cualquier programa de desarrollo económico sostenible. Su aportación a dicho desarrollo es múltiple:
Como las bibliotecas escolares, proporcionan acceso a una gran variedad de recursos, información y herramientas seleccionados y de alta calidad, en todos tus formatos, incluido el digital.
Tienen profesionales cualificados que ayudan guían y enseñan a los usuarios más jóvenes a acceder y evaluar la información.
Organizan una gran variedad de programas y actividades para el fomento de la lectura, la alfabetización informacional y digital, el desarrollo de la creatividad, el trabajo conjunto con las familias…
Además de recursos y orientación, ofrecen un lugar seguro para niños y niñas en el que pueden hacer sus deberes y desarrollar habilidades sociales en igualdad.
Refuerzan a padres, madres y educadores, y participan en la comunidad, colaborando con escuelas, ONG y otras entidades.
La IFLA aporta una larga lista de ejemplos muy interesantes de trabajo de estas bibliotecas en todo el mundo. Vamos a mencionar solo unos pocos:
En Bulgaria, la biblioteca regional Lyuben Karavelov ha puesto en marcha un proyecto de alfabetización financiera combinando con formación en tecnología móvil para niños y jóvenes en la localidad de Ruse, con el que les enseñan a gastar su dinero con sensatez y a ahorrar para el futuro.
1303, la biblioteca pública de Munich tiene todo un programa con talleres para jóvenes, institutos, profesorado y padres y madres sobre la web 2.0, que incluyen temas como el ciberacoso, los principios éticos en los videojuegos y las formas de hacer política desde la web.
La Sección de Bibliotecas Infantiles y Juveniles de IFLA termina con varias recomendaciones escuetas y directas para apoyar estos servicios bibliotecarios esenciales para el desarrollo:
Garantizar no solo la financiación para las actividades diarias sino también financiación a largo plazo para estas bibliotecas, incluyéndolas como factores clave en las políticas nacionales y locales para el desarrollo.
Construcción de liderazgos.
Puesta en marcha de cursos de formación (inicial y continua) que incluya alfabetización informacional y TICs.
Financiación de equipamientos de TICs para las bibliotecas y de la formación en el uso de esas tecnologías el personal de las bibliotecas.
Apoyo a las redes y asociaciones de bibliotecarios infantiles.
Ahora que soplan vientos de cambio y que, como mínimo, se percibe cierta apertura hacia nuevos enfoques para el desarrollo económico y social en nuestro país después de la terrible crisis que estamos padeciendo, merece la pena que en España tomemos nota de estas reflexiones, recomendaciones y ejemplos. Porque creemos que con liderazgos fuertes desde las bibliotecas, con solo un poco de voluntad política e inversiones nada exuberantes, las bibliotecas pueden devolver unos beneficios exponenciales a las comunidades. Ojalá así sea. ¡Feliz semana!]]>
Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com
Día Internacional de los Archivos, una jornada dedicada a celebrar el valor que tienen y para contar por qué es importante defender a estas instituciones y a los profesionales que las hacen posible. Son, entre otras cosas, la base de la identidad de las comunidades y una garantía para el buen funcionamiento de la democracia, y es necesario que la ciudadanía y los responsables políticos sean conscientes de ello y conozcan los maravillosos documentos útiles, únicos, extraordinarios, raros que en ellos se conservan.
Por el lado de la celebración y la visibilización de los fondos que atesoran los archivos, una de las iniciativas más importantes que se organizan cada año a nivel internacional es la recopilación de imágenes de documentos excepcionales que realiza el Consejo Internacional de Archivos para mostrarlos en esta web. El plazo para enviar imágenes finalizó este fin de semana, pero podréis disfrutar del resultado (y difundirlo) a partir del día 9. Un dato: en la pasada edición, solo en el mes de junio, la página tuvo más de un millón y medio de visualizaciones, así que si no habéis participado aún, apuntad la cita para el próximo año. Es un gran escaparate para vuestros tesoros.
Ya en nuestro país, destacamos algunas iniciativas. En la Comunidad de Madrid, se ha organizado todo un programa de visitas guiadas, conferencias, cine y música para celebrar este día en el Archivo Regional, situado en la antigua fábrica de cerveza “El Águila”, hoy reconvertida para seguir dándonos muchas alegrías ;).
La actividad que más nos gusta de las que organizan tiene que ver con el inicio de la Campaña “Compartiendo memorias”, por la que los madrileños que lo deseen podrán compartir todos aquellos documentos antiguos de valor que conserven en casa, tipo correspondencia de antepasados que se refiera a hechos históricos, salvoconductos, pasaportes, nombramientos, diplomas, cartillas de racionamiento, nóminas, contratos, carnés de sociedades antiguas, autógrafos, fotografías de la Guerra de Cuba… Esos documentos serán digitalizados durante los días 8 y 9 de junio, y las personas que los aporten obtendrán copia de ellos si acuden con una memoria USB, además de poder ver los trabajos que se desarrollan en los talleres de reproducción.
En muchas otras ciudades y pueblos se organizan actos y exposiciones. No importa el tamaño, lo bueno es compartir la riqueza de los archivos, que es mucha. Por ejemplo, en Barbastro (Huesca), el Archivo del Ayuntamiento y el Servicio de Archivos de la Comarca de Somontano organizan una exposición de siete pergaminos medievalescorrespondientes a los reinados de Alfonso III y Jaime II de Aragón, a caballo entre los siglos XIII y XIV, que hablan de fueros y privilegios, obligaciones para costear las deudas de los monarcas, y de justicia en los conflictos entre cristianos y judíos. Podrán disfruarse del 1 al 10 de junio.
Reivindicaciones
Y en el terreno del debate, la reflexión y la reivindicación, una cita ineludible es la Jornada «Archivos en tiempos de crisis» que organizan la Asociación de Archiveros de Andalucía y la Fundación de Estudios Sindicales-Archivo Histórico de CC.OOde Andalucía en la Casa de la Provincia de la Diputación de Sevilla el 8 de junio. De lo que se hablará allí es de la incidencia de la recesión en los archivos, tanto en el ámbito privado como en el público.
La caída de la inversión en el sector ha supuesto la pérdida de puestos de trabajo y la paralización o el aplazamiento sine die de proyectos de reproducción, digitalización y equipamiento, ente otros. En la jornada se pretende cuantificar los efectos de estas medidas y analizar cómo han afectado a la función que cumplen los archivos, es decir, cómo ha afectado a los servicios que deben ofrecer las Administraciones y a los derechos de los usuarios, a la investigación y la recuperación de la memoria histórica. También se abordarán medidas de superación: búsqueda de salidas profesionales para los archiveros, nuevos enfoques de la profesión y la mejora de la formación de los profesionales. Especialmente cuestionados están los estudios de máster que se ofrecen en muchas ocasiones solo para “hacer caja”, porque ofrecen verdaderas salidas profesionales.
En esta página podréis consultar el programa completo y el manifiesto que será leído durante la jornada. Merece la pena resaltar el párrafo con el que comienza, en el que se recuerda la Declaración Universal de los Archivos, aprobada por la UNESCO en 2011:
“Los archivos custodian decisiones, actuaciones y memoria. Los archivos conservan un patrimonio único e irreemplazable que se transmite de generación en generación. Los documentos son gestionados en los archivos desde su origen para preservar su valor y significado. Los documentos son fuentes fiables de información que garantizan la seguridad y la transparencia de las actuaciones administrativas. Juegan un papel esencial en el desarrollo de la sociedad contribuyendo a la constitución y salvaguarda de la memoria individual y colectiva. El libre acceso a los archivos enriquece nuestro conocimiento de la sociedad, promueve la democracia, protege los derechos de los ciudadanos y mejora la calidad de vida”.
La peste de corrupción que estamos padeciendo nos está enseñando lo importante que es la transparencia para garantizar nuestros derechos, el buen gobierno y la sostenibilidad de la democracia. Los archivos son irrenunciables en esa tarea, y todos debemos recordarlo para que sean protegidos adecuadamente. ¡Feliz Día Internacional de los Archivos!]]>
Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com
I Congreso de Periodismo Cultural . La mayoría de los medios escritos establecidos estuvieron allí, junto con algunas radios, pocas televisiones y casi ningún representante de los nuevos canales en los que la cultura se discute y se divulga. Las discusiones brillaron por su ausencia debido a un programa que privilegió las intervenciones cerradas en lugar de los debates; los pocos que hubo fueron cortos y protagonizados por los que antes o después gozarían del derecho a la palabra desde el púlpito.
En todo caso, el concepto de cultura que planeó todo el tiempo, aunque no se definió estrictamente, se basaba bastante en los libros, sobre todo en la literatura. En el fondo, los periodistas culturales saben (y les preocupa) de su dependencia hacia las editoriales, que les proporcionan los libros al tiempo que marcan sus agendas.
El periodista cultural tiene demasiadas veces la incómoda sensación de ser un “promocionero” de las grandes editoriales, que lo acosan exigiendo espacio y atención para sus autores mientras intentan marcar las líneas de opinión y crítica. Los libros son los objetos sobre los que gira el periodismo cultural y las editoriales quienes engrasan la maquinaria. Los lectores de prensa son lectores potenciales, futuribles compradores de libros al tiempo que receptores de la labor de divulgación, contextualización y crítica que mistifica al periodista cultural.
La discusión giró, por tanto, en torno a cuál es la relación del periodista con la venta de libros. La librería es, en el fondo, el espacio de recepción de los resultados de la relación entre editorial, periodista y lector. Sólo la librería. En dos días de congreso no recuerdo una sola vez que alguien haya mencionado la palabra biblioteca.
La idea de cultura que parece haberse impuesto se basa en cosas que se pueden comprar y vender, ignorando que hay un circuito cultural vital y enérgico por el que pasan miles de personas cada año, que capta el interés de muchas generaciones por la cultura y que se esfuerza en dinamizar la lectura para hacer que pierda su tradicional carácter reverencial y se convierta en algo cercano y dinámico.
La cultura y los libros no solo circulan por las ferias editoriales, los premios y las novedades. Si el elemento central del sistema del libro es el lector, ignorar las bibliotecas y todo el caudal de ideas y prácticas que vehiculan es hacer un flaco favor a la cultura. Las bibliotecas también tienen que ser objeto de atención del periodismo cultural.
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Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com
Nos encontramos inmersos (¿o deberíamos decir sometidos?) en la vorágine electoral de un año en el que se sucederán esas “grandes fiestas de la democracia”. En los últimos años ha cundido con razón el desánimo, la desafección y la sospecha respecto a lo que prometen los partidos en época de elecciones, pero, a pesar de todo, lo que dicen y lo que plasman en sus programas electorales son auténticos contratos con la ciudadanía. Así debemos entenderlo si queremos que lo nuestro sea una democracia de verdad. Por eso, el próximo número de la revista Infobibliotecas incluirá un reportaje sobre elecciones y bibliotecas que bucea en las promesas sobre la materia que hacen las fuerzas políticas y lo que en realidad demandan los profesionales del sector. La idea es facilitar el diálogo y favorecer que las propuestas de los bibliotecarios puedan plasmarse en los programas electorales de cara a las elecciones municipales y autonómicas del 24 de mayo.
Con el adelanto de los comicios autonómicos andaluces, vamos a anticipar en este blog cuáles son las promesas de las fuerzas políticas que concurren a las elecciones en Andalucía y qué es lo que le gustaría ver a la Asociación Andaluza de Bibliotecarios (AAB). Esperamos que sirva como herramienta para la mejora de las políticas que se llevarán a cabo en la región en los próximos cuatro años.
Los programas electorales
Hemos rastreado en las páginas web de las principales formaciones que concurren a las elecciones en busca de los contenidos relacionados con las bibliotecas, la lectura y, más en general, su visión de la cultura, y esto es lo que hemos encontrado. Sentimos decir que no hemos encontrado el programa de UpyD específico para las elecciones andaluzas. Si lo encontramos más adelante, lo incluiremos.
El programa del PSOERespecto a la cultura dice: “En un equilibrio entre la cultura como recurso y como derecho, garantizaremos los servicios culturales básicos, especialmente aquellos amenazados de exclusión. La creación y la ciudadanía deben situarse en el centro de las políticas culturales. Promoveremos las políticas públicas para defender la diversidad, frente a las tendencias homogeneizadoras de la cultura basada en la lógica del mercado”.
“Nuestro trabajo se dirigirá a democratizar el acceso a la cultura, impulsando la competitividad y modernización del sector editorial y librero, apoyando la lucha contra la piratería y favoreciendo el acercamiento de la ciudadanía al conocimiento del patrimonio cultural. Asimismo, incrementaremos la oferta cultural con la apertura de nuevos equipamientos culturales y el impulso hacia nuevos retos de los existentes, que además mejoren la demanda turística”.
En cuanto a las medidas concretas que promete en el ámbito de las bibliotecas, o que pueden estar relacionadas con ellas:
Nº 334: Potenciaremos el sistema de Bibliotecas Escolares buscando su compatibilidad con la red de Bibliotecas Públicas Andaluzas.
Nº 486: Dotaremos a la Biblioteca de Andalucía de una sede propia.
Nº 488: Continuaremos con el impulso al Libro y la Lectura, como medio para democratizar el acceso a la cultura e impulsar la competitividad y modernización del sector editorial y librero apoyando la lucha contra la piratería.
Nº 489: Aumentaremos los servicios y la dotación de fondos bibliotecarios y especialmente los e-book.
Nº 494: Abrir nuevos formatos de relación con los sectores privados y el tercer sector para facilitar, canalizar y potenciar el uso de infraestructuras culturales en desuso o en uso parcial con el objetivo de ampliar y mejorarla oferta cultual del territorio y dar respuesta tanto a la ciudadanía como a las expectativas del sector profesional.
El programa del PPEl PP promete incrementar el presupuesto en cultura priorizando “las inversiones en restauración, conservación y difusión del patrimonio histórico. En el apartado “Cultura generadora de empleo” contiene directamente las siguientes medidas concretas en relación con las bibliotecas y la lectura:
Nª 110: Aprobaremos la Ley andaluza del Libro que contemplará, entre otras medidas, planes de lectura para sectores específicos de la población; apoyo a las publicaciones y editoriales; colaboración con los centros educativos y programas de Animación a la Lectura con especial atención a los autores andaluces y con participación de los medios de comunicación públicos.
Nº 111: Pondremos en marcha, en colaboración con otras Administraciones, un Plan de Bibliotecas andaluzas.
Nº 132: Eliminaremos de manera progresiva las barreras arquitectónicas, todavía existentes, en los centros educativos andaluces, en los transportes, viarios y edificios públicos, museos, bibliotecas (…).
Además, en las prioridades en materia de educación, la medida nº 49 promete: Aplicaremos un Plan de Fomento de la Lectura, revisable anualmente que cuente con los recursos humanos y materiales necesarios. Potenciaremos las bibliotecas escolares.
El programa de IUEl programa dice: “La cultura es, para Izquierda Unida, no sólo un bien de consumo, sino sobre todo un instrumento de desarrollo personal y de participación y un elemento fundamental de transformación de la sociedad. Consideramos fundamental promover enérgicamente la creación, así como la difusión del conocimiento y de la cultura para que lleguen al conjunto de la ciudadanía y cumplan así su labor emancipadora. Una sociedad crítica como fundamento de la calidad democrática. El rico patrimonio cultural andaluz es, asimismo, un factor de desarrollo económico que adecuadamente gestionado es fuente de empleo, riqueza y bienestar para los territorios de nuestra comunidad”.
En cuanto a las medidas concretas en el ámbito de bibliotecas y otras en los que podrían estar implicadas:
Elaborar un Plan Estratégico como instrumento que concrete la acción política de la Junta de Andalucía junto con los creadores, trabajadores de la cultura y los ciudadanos que esté acompañado de su concreción en el presupuesto anual.
Una política decidida, continuada e integral de fomento de la lectura y la escritura.
Elaboración de una Ley de Fomento de la Cultura y una Ley de Archivos, Museos y Bibliotecas. Inserción de las Bibliotecas en la vida cultural activa de las ciudades y provincias. Descentralización municipal de bibliotecas, centros culturales y socioculturales.
En el capítulo LGTBI, igualdad de derechos: Dotar las bibliotecas públicas con fondos bibliográficos relacionados con la homosexualidad, la bisexualidad y la transexualidad desde actitudes de respeto y no discriminación.
En políticas de Juventud: incrementar la oferta cultural alternativa, local, tradicional: gastronomía, cultura popular, lectura…
Respecto a las medidas para garantizar la accesibilidad para personas con diversidades funcionales auditivas, visuales e intelectuales (pictogramas, braille, lectura fácil…): Se velará por su obligado cumplimiento.
El programa de PodemosContiene un capítulo dedicado a la “Regeneración social a través de la cultura y la sociedad del conocimiento en Andalucía”, en el que explican así su visión de la cultura: “Desde Podemos entendemos que la cultura y la sociedad del conocimiento son herramientas fundamentales en el camino de transformación social del pueblo andaluz hacia una sociedad más democrática, crítica, próspera, inteligente y autónoma”. (…) “Apostamos por una cultura diversa, participativa, accesible, sostenible y autónoma. Una cultura plural entendida como derecho al pensamiento libre y crítico, al placer, al disfrute y la alegría, que disponga del espacio público como derecho y responsabilidad ciudadana. Una cultura accesible que sea un bien común y patrimonio de todas y todos los andaluces y las andaluzas, no un mero ornamento o un artículo de lujo para unos pocos. Una cultura autónoma cuyo protagonismo sea devuelto a una ciudadanía más participativa y que sea un medio sostenible para que los profesionales del sector puedan vivir de su oficio dignamente
En este capítulo dedicado a la cultura no hay ninguna medida específica respecto a las bibliotecas. Estas otra medida podría afectar al personal:
Nº 18: Regular de una forma más adecuada y, en los casos en los que sea necesario, creación de nuevas categorías profesionales, vinculadas al sector cultural en los cuerpos de la Administración Pública Andaluza que respondan a las demandas y especificidades propias del sector, en lo que respecta a su acceso, cualificación profesional, competencias y responsabilidades.
Sí hay alguna referencia a las bibliotecas y la lectura en el resto del programa, aunque solo se incluye una medida concreta respecto a ellas:
Mención en el capítulo “El territorio andaluz, fuente de reiqueza” al papel de las bibliotecas en la “diversidad” y “heterogeneidad social y económica” del medio rural andaluz.
En el capítulo “Abogar por el bienestar social de las personas”: “La Consejería de Educación se ha concebido como un órgano de propaganda desde el que desarrollar programas educativos con gran repercusión sin atender a su efectividad: escuela TIC, plan de Calidad, bilingüismo, lectura y biblioteca, escuela espacio de paz, fomento del emprendimiento, etc.”
Medida concreta en el capítulo de “Construyamos en Andalucía las Administraciones para el cambio”: (La red de bibliotecas y centros de documentación de la Junta) “podría servir de apoyo al establecimiento de «Oficinas de Cristal», concebidas por su transparencia como red de centros que permitan establecer una mediación constante entre el usuario y la administración pública, en el uso de los derechos asociados a la transparencia y la participación”.
Una cultura libre hace a los ciudadanos más críticos y, por ende, más libres.
Debemos garantizar el acceso de todos a la cultura pues es un derecho fundamental.
La cultura la hacen las personas y no la Administración.
La cultura no puede ser un elemento de conformación de identidades políticas.
La Administración debe incentivar el consumo de los bienes culturales, libremente, sin filtros políticos ni ideológicos. Apoyaremos la creación cultural de calidad sin discriminación ideológica eliminando el clientelismo e introduciendo mecanismos de transparencia y equidad para evitar la dependencia de los creadores del subsidio y la subvención pública.
En cuanto a las medidas específicas:
Consolidaremos las redes de bibliotecas, museos y teatros, así como su accesibilidad al público. En ese sentido, extenderemos los horarios de las bibliotecas públicas, singularmente las universitarias (horarios más amplios, ampliando la oferta de apertura las 24 horas en época de exámenes).
Elaboraremos un nuevo Plan de fomento de la lectura y promoción de la cultura que implique a la Administración, la enseñanza pública y privada y las redes de equipamientos culturales.
La visión de los profesionales
Desde la Asociación Andaluza de Bibliotecarios, en una entrevista con su presidente, Antonio Tomás Bustamante Rodríguez, que podréis leer completa en el próximo número de nuestra revista, se hace balance general de las políticas municipales y autonómicas que se han llevado a cabo en la comunidad en los últimos cuatro años. En él, destaca el “estancamiento en general en las inversiones tanto en fondos, inmuebles y sobre todo personal”, y por eso su reivindicación principal, lo que les gustaría ver en los programas electorales es un incremento de la inversión en esos apartados. “Las inversiones en bibliotecas dan beneficios a la sociedad”, recuerda, como demuestra un estudio reciente de FESABID en el que se calcula que por cada euro invertido en bibliotecas el Retorno de la Inversión (ROI) es de un mínimo de 2,80 y un máximo de 3,83 euros.
Para Bustamante, “el tema del personal es fundamental, ya que han de estar lo suficientemente cualificados y remunerados. La biblioteca no puede ser atendida por cualquier persona, han de estar formadas y preparadas específicamente para desarrollar de manera adecuada su trabajo. Por ello, nos gustaría ver que el tema de los profesionales es una prioridad; y sobre todo con fechas concretas de actuación”. El personal es para la AAB clave para poder ofrecer servicios de calidad, par que las bibliotecas se conviertan en “motor cultural para sus usuarios” y entornos más participativos. Desde la Asociación piden -y es una reivindicación histórica- el desarrollo de una Orden que regule a todo el personal bibliotecario.
Os animamos a sacar vuestra propias conclusiones sobre lo leído en los programas electorales. Por nuestra parte nos llama la atención aspectos como la falta de concreción en las medidas propuestas (sobre todo si se comparan con las de otras áreas de los programas como las relacionadas con el empleo), y cómo se aprecia un modelo de bibliotecas casi exclusivamente ligado a la lectura, sin tener en cuenta su papel en aspectos como la formación a lo largo de toda la vida, el desarrollo económico local o la inclusión de todos y todas en la sociedad digital. Nos da la impresión de que falta conocimiento desde los partidos políticos de la realidad bibliotecaria y de los nuevos modelos de biblioteca como servicio público. ¿Será que desde el sector nos toca ejercer más pedagogía y mejorar la comunicación con los responsables políticos? Las épocas electorales son un buen momento para hacerlo: ellos son todo oídos.]]>
Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com
Congreso Mundial de Bibliotecas e Información de la IFLA celebrado este verano en Lyon, nos llamó la atención la de Jeffrey Scherer, un arquitecto con 40 años de experiencia diseñando bibliotecas que puede poner en su curriculum el haber sido el artífice de más de 125 edificios dedicados a ellas en EEUU. Y nos llamó la atención el artículo porque Scherer no se limita a hablar de bibliotecas verdes que minimizan su impacto medioambiental, sino que va más allá. Desarrolla el concepto de bibliotecas sostenibles, no solo como aquellas que tienen en cuenta el medio ambiente, sino también las que buscan maximizar los impactos positivos en los ámbitos económico, social y cultural de la comunidad. En una época en la que todos damos muchas vueltas al futuro de las bibliotecas, este documento aporta una visión muy enriquecedora. Aquí lo resumimos.
Scherer habla de que las bibliotecas que tienen éxito son las que responden a sus comunidades creando servicios especialmente diseñados para cubrir sus necesidades. Como instituciones, las bibliotecas se están reafirmando como centros clave para el aprendizaje y el intercambio dentro de la comunidad, lo que ayuda a generar vínculos, a vertebrar esa comunidad a través de valores compartidos. Y esto es muy importante, especialmente en el contexto en el que nos encontramos ahora: dice que “al vincular de forma inextricable el comportamiento económico, medioambiental, social y cultural de la biblioteca dentro de la comunidad, aquella contribuye a una nueva forma de administrar que se resiste a limitarse al estrecho marco económico que prevalece en el discurso político” de estos tiempos. Viene muy a cuento, ¿verdad?
La clave está en establecer los equilibrios adecuados entre los cuatro puntos cardinales a la hora de diseñar espacios y servicios. Vamos por partes.
Los aspectos económicos
Para que cualquier institución tenga éxito es clave que cuente con un presupuesto saneado que le permita ofrecer a la ciudadanía lo que ésta demanda con un coste que sea considerado justo. Tener en cuenta los aspectos medioambientales, sociales y culturales permitirá a los responsables de los servicios bibliotecarios definir de forma más precisa un presupuesto adecuado y reforzará la valoración de las bibliotecas por parte de la comunidad porque ésta sentirá que responde con eficiencia a sus necesidades. ¿En qué medidas puede concretarse esto, por ejemplo? En la eliminación duplicidades, una buena gestión del as colecciones, el ahorro de energía energía y cualquier otra forma de ser más eficientes con el gasto. Todo ello permitirá destinar más dinero a nuevos servicios diseñados específicamente para la comunidad.
Además, y como de lo que se trata es de establecer relaciones de ida y vuelta con la comunidad, la biblioteca puede facilitar, en el ámbito económico, asesoramiento a las PYMES o funcionar como enlace entre los negocios locales y los ámbitos culturales y organizaciones sociales de la comunidad.
Los aspectos sociales
Scherer plantea que, en este ámbito, la biblioteca debe dedicarse continuamente a detectar y entender las necesidades cambiantes de los usuarios para conectar siempre con sus expectativas y ajustar su programación, no solo porque sea su obligación sino también porque así la biblioteca demuestra que le preocupa lo que ocurre en su barrio o en su pueblo. “Con el paso del tiempo, el proceso de escucha, ajuste y comunicación genera una historia compartida”, dice el arquitecto, aumenta el número de usuarios, y la economía local del conocimiento crece, y con ella su sostenibilidad.
Los aspectos medioambientales
Las bibliotecas públicas debe aplicarse a sí mismas, y promocionar, un comportamiento medioambiental responsable para ser sostenibles. La ponencia menciona algunos ejemplos de lo que se debería tener en cuenta a la hora de planificarlas y gestionarlas:
Estar situadas estratégicamente en la localidad para minimizar los desplazamientos y ser más eficientes en la prestación de servicios.
Cambiar sus prácticas operacionales y de limpieza.
Ajustar de forma continua sus infraestructuras tecnológicas.
Hacer seguimiento de su consumo y la generación de residuos.
Los aspectos culturales
La oferta de servicios culturales por parte de las bibliotecas es un imperativo ético imprescindible para preservar la identidad y los valores de la comunidad, dice Scherer. La oferta de teatro, arte, literatura, cine y música sirve como escaparate de la memoria colectiva, y, además, contribuye a impulsar la economía local porque conciencia sobre el papel que la cultura juega en la ciudad, el barrio o el pueblo. Además de extender las actividades en asociación con otras organizaciones culturales, es importante pensar en el diseño de la biblioteca para que se convierta en una aportación al patrimonio paisajístico local, y también para que ofrezca espacios para el intercambio y el diálogo entre los ciudadanos.
Si queréis saber más, aquí tenéis el enlace a la ponencia (en inglés). No os perdáis la Matriz para una comunidad sostenible que presenta, en la que vincula muchas de las ideas que aquí os hemos resumido. Sabemos que hay bibliotecas en España que trabajan en esta línea, por ejemplo la Central de Castelldefels, de la que hablamos en el número 6 de nuestra revista, aquella que dedicamos al mecenazgo. Paseando por su web podréis ver todo lo que dan de sí las actividades de esta biblioteca.
Como siempre, los comentarios están abiertos para que compartáis con todos nosotros otras experiencias e ideas que aporten al común. ¡Feliz semana!
(La primera imagen corresponde a una biblioteca «plantada» por el artista Massimo Bartolini al aire libre en un viñedo en Bélgica. Más en la web ecologismos.com).]]>
Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com
revista American Libraries con un titular que me llamó la atención: “La impresión en 3D puede beneficiar a la biblioteca y a sus usuarios”. Puuuffff, se me disparó la imaginación. Ya sabéis, caí víctima de todo ese halo de invento ultrafuturista que tiene esa tecnología, de noticias sobre “impresión” de modelos de casas ecológicas construidas con impresoras 3D, o de prótesis para personas con problemas físicos en países empobrecidos… Esa sensación de que, ahora sí, el límite es la imaginación. ¡Y yo peleándome por averiguar porqué se me enciende la luz de falta de tóner en mi impresora si acabo de cambiarlo!
“Este artículo hay que leerlo a fondo”, me dije. Y la verdad es que, en principio no puso patas arriba mi modo de ver el mundo. El autor, Jason Griffey, bibliotecario y conferenciante que tiene un blog con el sugerente subtítulo “Technology, libraries, and occasionaly zombies”, empieza recordando que, en esencia, las bibliotecas son un motor de la democratización del conocimiento y la información, y que, aunque el papel por el que son más reconocidas es como proveedoras de información, en realidad nunca se han limitado a eso, sino que en muchas ocasiones -como ha pasado con los ordenadores, con internet o con los lectores de libros electrónicos-, han sido la puerta para el acceso de las personas a la tecnología.
Hasta aquí todo bien. Mi decepción llega cuando pasa a hablar del uso práctico de las impresoras 3D en las bibliotecas, y se limita poco más o menos a decir que, además de convertirse simplemente en un punto de acceso a esta tecnología por parte de los usuarios, “un servicio maravilloso”, los bibliotecarios pueden beneficiarse de ello porque podrán imprimir soportes para las estanterías cuando se les rompan o imprimir carteles personalizados. ¡Y yo que me imaginaba que de estas convertíamos a las bibliotecas en poco más o menos que la nave de Star Treck!
Lo que tenía claro es que no me iba a quedar con las ganas de saber más. Esto no podía ser todo. Una búsqueda en Google y ¡zas!. Mis sospechas se ven confirmadas. Hay mucha vida para las impresoras 3D en las bibliotecas. Y, como en muchas ocasiones, los estadounidenses juegan en otra liga (y no me refiero a los de la NBA, que también).
Diseño en la biblioteca
Aquí van algunas experiencias que pueden inspirarnos (para esta o para la siguiente vida, esa en la que no habrá recortes presupuestarios, ya veréis, llegará).
En la Biblioteca Pública de Sacramento han montado The Design Spot con una impresora 3D, ordenadores con los programas AutoCAD y Photoshop, libros y todo un programa de actividades que tienen la sana intención de fomentar el interés por el diseño para los usuarios de todas las edades. Puedes ir allí a ver la impresora en acción, a iniciarte en el mundo del modelado en 3D o a diseñar e imprimir tus creaciones. Si es que Sacramento te pilla de paso, claro.
En la Biblioteca de Westport (Connecticut) le han llamado The Maker Space al área dedicada a estos y otros asuntos del tipo talleres para jóvenes en los que aprender a hacer películas de animación, encuentros para probar nueva aplicaciones, o actividades para apoyar empresas locales creadas por mujeres. A través de su página web o en la propia biblioteca puedes pedir cita para que un formador te guíe en la utilización de la impresora 3D, y acceder a unos cuantos recursos sobre este tipo de impresión. Aquí tenéis un vídeo en el que muestran las instalaciones.
Y la cosa sigue y sigue. En la Biblioteca de Cleveland además de poder acceder a la impresora, organizan constantemente talleres variados en los que puedes aprender desde lo más básico en impresión 3D hasta cómo diseñar y hacer con esta impresora moldes para galletas (que puede parecer una tontería pero no lo es; más de uno habrá hecho una fortuna con estos moldes).
Y en la Biblioteca de la Universidad del Estado de Oregón el servicio de acceso a las ocho impresoras 3D repartidas por el campus está al alcance de todos los estudiantes y el personal de la universidad. A través de su página web puedes conocer los proyectos que se están imprimiendo en cada momento, los que se han imprimido en las últimas semanas, información sobre software, enlaces a modelos en 3D accesibles de forma gratuita, guías y programación de talleres.
Conclusión: que he acabado babeando con todo esto. Porque estos sí que son buenos ejemplos -ambiciosos, imaginativos- de bibliotecas que potencian el acceso de todas las personas al conocimiento y la tecnología. Porque son el tipo de actividades que logran conectar a las bibliotecas con el futuro y con las generaciones de la era digital. Porque demuestran que el valor de las bibliotecas no solo está en lo cultural sino también en lo económico. Porque dan ganas de imprimir estos argumentos en carteles 3D para que algunos representantes políticos dejen de pensar eso de que las bibliotecas no generan riqueza, sino solo gastos.]]>
Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com
El documento hace referencia a la necesidad de abordar el concepto y la organización de estas bibliotecas en un nuevo contexto social y de transición cultural en el que, por un lado, la tecnología digital es ubícua e impregna cualquier ámbito social, y por otro lado la escuela “ha dejado de ser el único lugar de legitimación del conocimiento”. Este último aspecto, en particular, nos parece esencial, porque supone una auténtica revolución en el sistema educativo, y el informe lo dice claramente: antes los saberes se encontraban centralizados y personificados en unas figuras sociales determinadas, pero ahora el conocimiento es más diversificado y difuso. El reto tanto para las escuelas como para sus bibliotecas está servido.
Más allá de las posiciones de los “tecnológicos evangelistas” y de los “bibliófilos románticos”, como ellos califican a los de uno y otro bando en el debate de la adaptación a lo digital, el informe aboga por un proceso de renovación de las bibliotecas escolares que les vincule al mismo tiempo a su esencia y a las nuevas características de la sociedad red. Para ello, parte del análisis de los elementos que están transformando nuestra sociedad, y desde ahí sugiere los caminos por los que tienen que andar las bibliotecas escolares para adaptarse a esas nuevas realidades cumpliendo con sus funciones como centros de recursos para la enseñanza y el aprendizaje (BECREA). Así, identifica tres bloques:
La existencia de un nuevo ecosistema comunicativo e informacional: las bibliotecas necesitan establecer nuevas formas de intermediación entre las personas y la información, filtrando y redistribuyendo contenidos. Además, es necesario que reorganicen los programas formativos vinculados al acceso y uso autónomo de la información teniendo en cuenta el nuevo contexto.
La incorporación de lo digital al universo de la lectura: la función de fomento de la lectura debe ejercerse teniendo en cuenta todo tipo de soportes y realizando acciones específicas de mediación en relación a la calidad de los contenidos. ¿Cómo? Configurando itinerarios de lectura y fomentando la interconexión entre los lectores para facilitar “dinámicas de retroalimentación de la lectura”.
El espacio virtual como entorno social de relación y comunicación: es una oportunidad para que la biblioteca expanda sus acciones “más allá de sus muros”. En el entorno digital puede establecer canales de comunicación múltiples con la comunidad educativa.
Más gráficamente, los ejes de cambio en las bibliotecas escolares pueden verse así:
El elemento transversal en estos tres bloques, y quizás una de las aportaciones más interesantes del informe, es el reconocimiento de que, más allá de ser un espacio físico con una colección, las bibliotecas escolares deben centrarse en las “acciones mediadoras” como la creación de servicios de información y programas específicos de fomento de la lectura, como aparece en este diagrama.
Además, aporta un concepto muy interesante, el de “bibliotecas ubicuas”, preparadas para actuar en cualquier parte. No se trata de repetir en internet lo que ya se hace presencialmente, ni de estar en la red para parecer más modernas, sino de que las acciones presenciales y las digitales se complementen al servicio de los objetivos de la biblioteca. Para ello, debe contar con un entorno virtual propio personalizado, crear plataformas de interacción para fomentar la cultura participativa en la comunidad educativa, y utilizar las redes sociales para el intercambio de información.
Todo esto implica, además de voluntad de cambio y experimentación, un enriquecimiento del perfil de la persona responsable de la biblioteca y la implicación de los profesores y la administración educativa. Y algo que nos parece esencial siguiendo el hilo del reconocimiento de que la escuela ya no es el único entorno de aprendizaje: es necesario reconocer y dar valor a las trayectorias personales de aprendizaje del alumnado, personalizar la enseñanza para adaptarla a esas trayectorias, y diseñar las acciones teniendo en cuenta los entornos colaborativos de aprendizaje en red.
Es un reto de gran envergadura al que hay que hacer frente, en la mayor parte de los casos, con recursos muy escasos. Pero es esencial para la supervivencia de las bibliotecas escolares empezar a andar el camino, un pasito tras otro, para no perderse y desaparecer en un mundo que ya no es el que era.
¿Qué os parecen estas propuestas? ¿Estáis ya lanzando iniciativas en esta línea? ¿Qué dificultades veis? Como siempre, el debate es bienvenido.
Fotografía: Biblioteca escolar del CEIP Cervantes de Cáceres (España).
Vicente Funes, técnico especializado bibliotecas. Gestor de las redes sociales de Infobibliotecas. No dudes en contactar conmigo en: vfunes@infobibliotecas.com